HOME
INDICE
AUTORES
LEGISLACIONES VIGENTES
BUSQUEDA
CONTACTO
 
HOME
INDICE
AUTORES
BUSQUEDA
CONTACTO
 
 
Evaluación
Alianza terapéutica, Diseño de tratamientos, Eficacia, Objetivos
 

 
Objetivos en psicoterapia:investigación, práctica y ética
 
Santangelo, Pablo R.
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Mar del Plata
CAPsi, Centro de Asistencia Psicológica, Mar del Plata
 
Bustamante, Nadia E.
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Mar del Plata
 

 

Introducción

La psicoterapia es una relación interpersonal entre dos o más personas donde una o varias demandan ayuda, y otra es un agente de salud. Esta relación está mediada por recursos psicológicos, con el fin de mejorar la calidad de vida del o los consultantes. Todo proceso psicoterapéutico está basado en la alianza terapéutica. Bordin (1976) definió este concepto como la colaboración entre el consultante y el terapeuta e identificó tres componentes: (a) calidad del vínculo, (b) acuerdo de objetivos y (c) acuerdo en metas.

El componente central en la definición que articula los tres elementos de la alianza terapéutica es la colaboración. Esta es un proceso activo mediante el cual el consultante y el terapeuta participan en un diálogo sobre qué objetivos trabajar en psicoterapia y cómo alcanzarlos. Los consultantes generalmente acuden a terapia con problemas que les han dificultado la vida y que han intentado resolver, sin éxito. Los terapeutas aportan habilidades adquiridas en su formación y experiencia que pueden utilizarse para ayudar a abordar los problemas con éxito. Este proceso de colaboración comienza con la exploración del motivo de consulta y la búsqueda del consultante en la terapia. Es decir, el consultante necesita explicitar qué lo llevó a la terapia y qué espera lograr. Algunos consultantes tienen objetivos concisos y específicos, como poder volar en avión sin sentir ansiedad. Otros, tienen objetivos más generales que es necesario especificar, cómo el deseo de "sentirse mejor" (Tryon, 2018). La colaboración en el proceso psicoterapéutico implica, por un lado, la reflexión y comunicación del consultante sobre lo que le gustaría del espacio, y, por otro, la escucha activa del terapeuta aclarando lo que aquél quiere lograr.

El propósito de este trabajo es categorizar los distintos objetivos terapéuticos, desarrollar las razones por las cuales debemos trabajar con objetivos consensuados con los consultantes, describir sintéticamente distintas escalas utilizadas para la evaluación de los mismos y brindar argumentos éticos que sostienen una práctica de la psicoterapia basada en objetivos.

 

Tipos de objetivos

En el campo de la investigación en psicoterapia un elemento fundamental son los objetivos terapéuticos, ya que se evalúa la misma en función del logro de estos. Cuijpers (2019) describe seis tipos de objetivos abordados en la investigación en psicoterapia. A continuación, se desarrollan los mismos:

Reducción de síntomas. La literatura indica que la reducción de los síntomas puede verse como el objetivo central de la psicoterapia. Centenares de estudios han examinado los efectos de las mismas para los trastornos mentales centrándose en la reducción de los síntomas como resultado primario (Cuijpers, 2019). Además, los estudios cualitativos también muestran que la reducción de síntomas es uno de los resultados más importantes desde el punto de vista de los pacientes (Binder et al., 2010). El interés de la investigación sobre la reducción de los síntomas está relacionado en parte con la amplia aceptación del DSM y la CIE, que han estado dominando el campo de la investigación en salud mental en los últimos 50 años (Lilienfeld & Treadway, 2016).

Esta perspectiva, sin embargo, presenta algunas dificultades. Al examinar los efectos de la psicoterapia sobre los síntomas, surgen ciertas dificultades al observar una variabilidad considerable en los instrumentos utilizados para medir el cambio. Otro problema es si los síntomas deben evaluarse a través de instrumentos de autoinforme o por los profesionales. Los resultados evaluados por los pacientes son más realistas que los calificados por los terapeutas. Ya que estos últimos sobrevalúan los resultados de la psicoterapia (Walfish et al., 2012). Además, no hay consenso sobre si la reducción de los síntomas debe considerarse o no como el resultado central de la psicoterapia (Cuijpers, 2019).

Objetivos definidos por los consultantes. Por lo general, los pacientes no solo acuden a terapia para obtener alivio de los síntomas, sino también para abordar otros problemas como, por ejemplo, llevarse mejor con la pareja, con los padres, problemas laborales y otros. Desde el metamodelo contextual de Wampold (2015) abordar los problemas del paciente puede considerarse como uno de los principales objetivos de la terapia.

Existe una larga tradición de investigación centrada en problemas personales que se remonta a la década de 1960. Se han desarrollado varias medidas estandarizadas para examinar los objetivos que son relevantes desde la perspectiva del paciente. En este contexto, la diferencia entre las medidas de resultado nomotéticas e idiográficas es relevante. Por un lado, la mayoría de las medidas de resultado basadas en síntomas son nomotéticas y por otro, las medidas idiográficas se basan en las características y puntos de vista únicos del paciente (Cuijpers, 2019).

La iniciativa del paciente de trabajar con objetivos trae aparejado ventajas para la práctica clínica, como centrar la atención del terapeuta en los temas propuestos y aumentar la influencia de los pacientes en la configuración de la planificación terapéutica (McLeod, 2011).

Calidad de vida. Existe un consenso cada vez mayor de que la investigación en psicoterapia y los tratamientos deberían considerar como uno de los objetivos mejorar la calidad de vida (Saarni et al., 2007). Esta es definida como una construcción que implica dimensiones física, psicológica y social de la salud; y subdimensiones como las relaciones sociales, las capacidades físicas, el funcionamiento de la salud mental, el desempeño de roles y la participación en las actividades diarias (Urzúa, 2010). La calidad de vida también abarca áreas más concretas, como el nivel de ingresos, el empleo y la situación de la vivienda (Cuijpers, 2019).

Mediadores. Aunque la mayor parte de la investigación en psicoterapias se ha centrado en los síntomas de los trastornos como resultado, los psicoterapeutas de diferentes escuelas tienen puntos de vista muy diversos sobre cómo se realizan estas mejoras. Así, la terapia cognitivo conductual se enfoca en cambiar sesgos; las terapias psicodinámicas asumen que la psicopatología está relacionada con la calidad de las relaciones de apego tempranas de la persona y con experiencias significativas de la infancia; y desde modelos integrativos se piensa en factores comunes como principios activos del cambio (Bowlby, 2005; Wampold, 2015).

Resultados negativos. Los efectos negativos son un tipo específico de objetivos, en el sentido de que deben evitarse en lugar de realizarse. Existe un consenso en el campo de la investigación en psicoterapia que los efectos negativos deben examinarse mejor y que en su mayoría han sido descuidados en gran parte de la investigación hasta ahora (Barlow, 2010).

Dentro de los resultados negativos se han incluido un mayor riesgo de deterioro durante la terapia y eventos adversos graves, falta de respuesta y el abandono prematuro, entre otros (Cuijpers, 2019; Cuijpers et al., 2018). La investigación sistemática sobre los efectos negativos de las psicoterapias es bastante reciente.

Resultados costo/utilidad. En estos estudios los resultados de las terapias a menudo se miden mediante análisis de costo-utilidad o análisis de costo-efectividad (Ophuis et al., 2017). Por ejemplo, en reciente estudio en contexto estadounidense, en un periodo temporal de cinco años, la terapia cognitivo-conductual fue rentable en comparación con los antidepresivos de segunda generación (Dobrescu et al., 2023).

Actualmente, la mayor parte de la investigación se centra en la sintomatología de los trastornos mentales, pero se podría argumentar fácilmente que los pacientes deberían tener una voz más fuerte para decidir cuáles son los resultados más importantes. Los pacientes son los que padecen trastornos mentales y, mientras no sepamos exactamente cuáles son estos trastornos o cuáles pueden ser sus causas, debemos confiar en quienes los padecen para decidir qué resultados deben tener prioridad (Cuijpers, 2019).

 

La importancia de los objetivos

La evidencia sugiere cinco formas particulares en las que los sentimientos placenteros o displacenteros tienden a estar relacionados con sus objetivos.

1.La conciencia de que uno tiene objetivos y la creencia de que son significativos e importantes está asociada con el bienestar (Little, Salmela-Aro, & Phillips, 2007).

2.Las personas tienden a experimentar afecto positivo cuando sienten que sus objetivos son alcanzables. Se sienten mejor si creen que tendrán éxito en el logro de metas importantes; y si sienten tener control, apoyo y oportunidades para trabajar hacia su realización (Brunstein, 1993).

3.El progreso hacia los objetivos, es decir, la percepción subjetiva de avanzar hacia ellos, también tiende a mejorar los sentimientos de bienestar y afecto positivo (Wiese, 2007).

4.El afecto positivo puede estar relacionado con la tasa de progreso hacia las metas. Carver y Scheier (2012) han planteado la hipótesis de que las personas experimentarán afecto positivo cuando se mueven hacia sus objetivos a un ritmo superior al estándar, afecto negativo cuando el ritmo es inferior al estándar.

5.Las personas tienden a sentirse bien cuando logran sus metas (Wiese, 2007).

En síntesis, las personas tienden a experimentar afecto positivo cuando están orientadas hacia metas, las ven como realizables, sienten que están progresando hacia ellas (preferiblemente a un ritmo más rápido de lo esperado) y, finalmente, las alcanzan.

 

Evidencia sobre el acuerdo de objetivos en psicoterapia

Duncan y Reese (2015) enfatizan la importancia del establecimiento colaborativo de objetivos en psicoterapia entre consultante y psicoterapeuta. La colaboración involucra al paciente a participar activamente en la elección de los objetivos de la psicoterapia, lo que lo moviliza a trabajar hacia lo que ha elegido, aumentando así su motivación para el tratamiento (Tryon, 2018). Goldman y colaboradores (2013) descubrieron que los consultantes tienen más confianza en el proceso terapéutico cuando los terapeutas colaboran con ellos para establecer los objetivos en la terapia y para definir su curso.

El acuerdo de objetivos se asocia con sesiones de psicoterapia más profundas, significativas, fluidas y positivas. El desacuerdo entre el consultante y el terapeuta sobre los objetivos hará más difícil el trabajo para lograr un resultado positivo, porque hay dudas por parte del consultante, del terapeuta o de ambos sobre la dirección que debería tomar la sesión (Tryon, 2018).

Cooper y McLeod (2007) han enfatizado la importancia de una revisión y evaluación continua y colaborativa de los objetivos a lo largo de la psicoterapia. La evidencia sugiere que cuando los psicoterapeutas cambian sus objetivos durante el curso de la psicoterapia sin el acuerdo de los consultantes, el resultado del tratamiento se ve afectado negativamente (Schulte-Bahrenberg & Schulte, 1993).

Tryon y Winograd (2011) examinaron la relación entre el consenso de objetivos consultante-psicoterapeuta y el resultado de la psicoterapia mediante un metanálisis. Encontraron que el acuerdo de objetivos del psicoterapeuta con el consultante está relacionado con mejores resultados. Otro estudio metaanalítico que examinó la relación entre el seguimiento del progreso de los objetivos y el resultado de la psicoterapia, sugiere que los tratamientos que incluyen el seguimiento de objetivos se asocian con mejores resultados para una variedad de problemáticas (Harkin et al., 2016).

Una de las principales razones para participar en el establecimiento colaborativo de objetivos es establecer un punto final del proceso terapéutico (Tryon, 2018). Este punto final es establecido una vez finalizado el proceso de evaluación inicial, permitiéndole al consultante pensar el costo beneficio del mismo.

En síntesis, el acuerdo de objetivos al inicio de la psicoterapia involucra más al consultante en el proceso, hace que las sesiones sean más profundas, le permite pensar al paciente desde el inicio que el proceso tendrá un final y mejora los resultados. Además, el seguimiento rutinario de los mismos a lo largo del proceso favorece la consecución de los mismos. Acuerdo de objetivos y seguimiento de los mismos son dos principios a tener en cuenta en una psicoterapia basada en evidencia.

 

Evaluación de Objetivos en Psicoterapia

Existen dos maneras de evaluar la búsqueda de objetivos en psicoterapia. El método idiográfico que obtiene descripciones individuales de los consultantes sobre su comportamiento o experiencias internas; y el enfoque nomotético que utiliza cuestionarios estandarizados en el que los consultantes ponderan ítems determinados. Las respuestas idiográficas proporcionan información rica e individualizada, pero dificultan las comparaciones entre diferentes individuos. Por el contrario, el enfoque nomotético pierde información individualizada valiosa, pero se presta fácilmente a comparaciones entre individuos (Cox & Klinger, 2023).

Hasta la fecha, los sistemas de monitorización sistemática de resultados (ROM por sus siglas en inglés) se han basado casi exclusivamente en medidas nomotéticas de resultado informadas por el paciente (Cooper & Xu, 2023). ROM tiene el potencial de cumplir funciones claves: primero, puede proporcionar evidencia sobre los resultados de diferentes servicios y tratamientos; segundo, tiene el potencial de mejorar el progreso de la terapia. La evidencia sugiere que proporcionar a los terapeutas retroalimentación sobre el progreso del consultante usando medidas específicas produce mejoras positivas en los resultados, particularmente para los consultantes que "no están encaminados" (De Jong et al., 2021; Lutz et al., 2021). Además puede mejorar las experiencias de los pacientes en el proceso terapéutico: ayudándolos, por ejemplo, a sentirse más conscientes de sus problemas u objetivos (Di Malta et al., 2019). Sin embargo, es posible que este tipo de evaluación no capture los cambios específicos que son de mayor importancia para pacientes individuales, o las diferencias en cómo se interpretan los elementos particulares de las escalas (Krause et al., 2019; Sales et al., 2022). Un enfoque alternativo, por lo tanto, es el uso de una monitorización sistemática de resultados ideográficos. Aquí, los pacientes construyen y califican el progreso en función de sus propios objetivos, dentro de un formato de cuestionario estandarizado (Di Malta et al., 2019; Sales et al., 2022).

 

Objetivos y retroalimentación

El enfoque 'centrado en el consultante' para la medición de resultados captura los procesos de cambio complejos que son de mayor relevancia para los individuos, y es más consistente con la realidad clínica del trabajo psicoterapéutico (Sales & Alves, 2016). Esto puede ser importante ya que la investigación indica que los consultantes con diagnósticos similares pueden querer cosas muy diferentes de la psicoterapia (Rajkarnikar, 2009).

Las medidas de resultado idiográficas toman una de dos formas: centradas en el problema y centradas en el objetivo. Las medidas centradas en problemas invitan a los consultantes a identificar los problemas, las dificultades o las preocupaciones que desean superar y luego calificar la magnitud de estos problemas. Por el contrario, las medidas centradas en objetivos invitan a los consultantes a identificar los objetivos por los que les gustaría esforzarse y luego evaluar el grado en que los han logrado. Las herramientas idiográficas proporcionan un enfoque complementario a las escalas nomotéticas, combinando establecer resultados individualmente con calificaciones de progreso estandarizadas. La evidencia sugiere que las medidas ideográficas centradas en objetivos pueden facilitar particularmente el progreso del paciente (Lloyd et al., 2019).

Lloyd y colaboradores (2019) realizaron una revisión sistemática sobre escalas ideográficas centradas en objetivos, utilizadas en la psicoterapia. Como resultado identificaron nueve escalas que clasificaron en herramientas multidimensionales, formularios de calificación breves y escalas de logro de objetivos. A continuación, se describen brevemente.

Escala de logro de objetivos (Kiresuk & Sherman, 1968). Esta escala implica el establecimiento y la calificación de los niveles esperados de resultados. Se estima que toma 20 minutos, con un tiempo similar para la evaluación posterior al tratamiento y de seguimiento. El procedimiento debe ser dirigido por un profesional capacitado en colaboración con el consultante. Se comienza con la identificación de temas focales para el tratamiento. Luego se identifican al menos tres objetivos y se elige un título breve para cada objetivo (por ejemplo, mejorar las relaciones). A esto le sigue la selección de un indicador para esa meta: "el comportamiento, estado afectivo, habilidad o proceso que más claramente representa la meta y puede usarse para indicar el progreso en el cumplimiento de la meta". La siguiente etapa es establecer un resultado posterior al tratamiento esperado para ese objetivo. A continuación, se establecen dos niveles de resultado adicionales: "Mucho más de lo esperado" y "Mucho menos de lo esperado". Todo este proceso se repite con cada uno de los objetivos restantes.

Análisis de proyectos personales (PPA, por sus siglas en inglés) (Little, 1983). En la etapa inicial de obtención del PPA, se invita a los consultantes a enumerar alrededor de 15 de sus 'proyectos' actuales. Luego se les pide que tomen alrededor de 10 de los proyectos más significativos y que evalúen cada uno individualmente en escalas que van del 0 al 10. La matriz de evaluación inicial tiene 17 escalas que se relacionan con las calificaciones cognitivas, incluida la 'probabilidad de éxito' de cada proyecto personal, y 10 escalas adicionales para las calificaciones afectivas. El progreso del objetivo se puede capturar específicamente con dimensiones de: 'probabilidad de éxito', 'adecuación del tiempo' y 'progreso'.

Cuestionario de entrevista (IntQ por sus siglas en inglés) (Klinger, 1987). Los consultantes deben enumerar y describir sus preocupaciones actuales en un formulario en papel (p. ej., "Me siento solo"), luego tienen que escribir una oración en cada una que incluya una palabra de acción antes de cada preocupación (p. ej. "Quiero tener más amigos'). El formulario se divide en áreas básicas de la vida para garantizar que se genere una amplia gama de preocupaciones de la vida, y los consultantes clasifiquen posteriormente cada acción en relación con nueve construcciones de objetivos (por ejemplo, 'compromiso', 'tiempo disponible'). Se evalúa el progreso hacia la meta con 'probabilidad de éxito' y 'cercanía al logro de la meta'.

Cuestionario de Estructura Motivacional (MSQ, por sus siglas en inglés) (Klinger y Cox, 1986). Al igual que el IntQ, el MSQ mide las motivaciones de los consultantes para cambiar con respecto a objetivos particulares. El MSQ se completa de manera similar al IntQ. Las estimaciones sugieren que el MSQ puede tardar más de una hora en completarse. Se crea un perfil motivacional para cada consultante. El MSQ se puede calificar electrónicamente y puede requerir menos capacitación profesional que el IntQ.

Inventario de preocupaciones personales (PCI, por sus siglas en inglés) (Cox & Klinger, 2000)No está en referencias. El PCI es una versión más sencilla y fácil de usar del MSQ. El PCI se administra y completa de manera similar a IntQ y MSQ. Se tarda aproximadamente una hora en completarse. Todas las inquietudes y objetivos generados a través del PCI se califican en escalas de 0 a 10.

Inventario de Aspiraciones e Inquietudes Personales (PACI, por sus siglas en inglés) (Cox y Klinger, 2011). El PACI es una versión modificada del PCI, con varios cambios que hacen que la medida esté más explícitamente orientada hacia metas positivas de "aproximación". Al comienzo del proceso se pide a los encuestados que consideren aspiraciones y metas positivas, así como preocupaciones, que escriban 'metas importantes' en cada área de la vida y luego califiquen específicamente sus 'metas' en 14 dimensiones.

Escala de evaluación de esfuerzos (SAS, por sus siglas en inglés) (Emmons, 1986). El consultante genera hasta 15 esfuerzos personales. Cada esfuerzo se puede calificar hasta en 15 dimensiones utilizando las escalas de evaluación de esfuerzos.

Herramienta de resultados basados ​​en objetivos (GBO, por sus siglas en inglés) (Law, 2011). La herramienta GBO es una escala de 11 puntos para calificar el progreso del consultante en sus objetivos terapéuticos. Una vez que se han establecido y registrado los objetivos en la hoja de registro de GBO, su progreso se califica en una escala de 0 (no se cumplió en absoluto) a 10 (se cumplió por completo). Se puede utilizar la herramienta GBO para capturar el progreso de los objetivos en dos puntos temporales distintos: el comienzo (T1) y el final de la terapia (T2), o sesión por sesión.

Formulario de objetivos (Cooper, 2014). Se pide a los consultantes, en colaboración con su psicoterapeuta, que identifiquen hasta siete metas para la terapia, generalmente en una primera sesión de evaluación, y que luego califique en una escala tipo Likert de 1 (no lograda en absoluto) a 7 (completamente lograda). Luego, los objetivos acordados se escriben en una copia digital del formulario y se imprimen, de modo que los consultantes puedan calificar los mismos objetivos a intervalos regulares, idealmente en cada sesión. En el transcurso de la psicoterapia, los consultantes tienen la oportunidad de eliminar, agregar o modificar objetivos; y la copia electrónica del Formulario de objetivos se revisa en consecuencia.

Se recomienda que las medidas de objetivos solo deben usarse en asociación con una o más escalas nomotéticas, en particular cuando existe el deseo de evaluar los resultados a nivel de la población. A nivel individual, dicha combinación también ayudaría a compensar algunas otras limitaciones importantes actuales de las medidas de objetivos: la ausencia de límites clínicos, la falta de normas de población a las cuales se pueden comparar las puntuaciones de los consultantes y las dificultades para contextualizar los problemas de los consultantes a lo largo de los límites establecidos. Las medidas nomotéticas también ayudarían a garantizar que los problemas fuera del conocimiento de los consultantes puedan identificarse y, cuando corresponda, abordarse. Combinar el uso de estas medidas ayudaría a acumular evidencia sobre la validez convergente de las medidas de objetivos (Jacob et al., 2023; Lloyd et al., 2019).

 

A tener en cuenta en la formulación de objetivos

Cooper (2018), en función de la evidencia disponible menciona varias características que deberían tener los objetivos para estar bien formulados:

-Intrínseco: clara y directamente relacionado con necesidades de orden superior, como conectividad, autonomía o sentido de comunidad, en lugar de depender de las actitudes o acciones de los demás.

-Efectivo: implica la existencia de un medio creíble para lograr los objetivos.

-Sinergético: Relacionado a otros objetivos terapéuticos o, al menos, que no haya conflicto con ellos.

-Aproximación: búsqueda del logro de algo positivo, en lugar de evitar algo negativo.

-Difícil: desafiante para el consultante.

-Realista: Alcanzable dentro del marco del tiempo terapéutico.

-Importante: Es probable que los pacientes experimenten una mayor sensación de logro si pueden trabajar para lograr metas importantes.

-Específico: los pacientes pueden ser más capaces de lograr objetivos específicos, concretos y simples (p. ej., 'actuar de manera distinta con un amigo') en lugar de objetivos ambiguos, abstractos y complejos (p. ej., 'Ser asertivo').

-Apoyado en el contraste mental y las intenciones de implementación: Hay evidencia de que ambos procesos pueden facilitar el logro de las metas. Se debe alentar a los pacientes a pensar en lo que buscan, contrastar esto con su situación actual; y desarrollar planes concretos para progresar de 'A' a 'B'.

-Retroalimentación: El monitoreo regular del logro de objetivos, ya sea de manera informal o mediante medidas de logro de objetivos más estructuradas, parece ser beneficioso.

-Consciente del contexto social: Es probable que las metas de los pacientes y su capacidad para realizarlas dependan de su contexto social, cultural, interpersonal y político. Estos factores deben tenerse en cuenta en términos de lo que podría hacer que los objetivos sean alcanzables, y también dónde pueden estar los puntos de influencia para lograrlos.

 

Objetivos terapéuticos y Ética

Partimos del principio de que todo proceso psicoterapéutico debe basarse en la transparencia y colaboración de las personas que participan del mismo. La transparencia implica que el profesional debe informar al consultante sobre cómo trabaja y sobre los tratamientos disponibles para la problemática que lo trae a la consulta. La colaboración implica el acuerdo de objetivos y medios. Es así que existen argumentos éticos para trabajar con objetivos. En Argentina, el reglamento de los derechos del paciente 26.529 (2009), en el artículo 5 define el Consentimiento Informado como la declaración de voluntad suficiente efectuada por el paciente o por sus representantes legales en su caso, emitida luego de recibir, por parte del profesional interviniente, información clara, precisa y adecuada con respecto a:

-Su estado de salud

-El procedimiento propuesto, con especificación de los objetivos perseguidos

-Los beneficios esperados del procedimiento

-Los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles

-La especificación de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y perjuicios en relación con el procedimiento propuesto

-Consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto o de los alternativos especificados.

Así mismo, la Ley de Salud Mental 26.657 (2010) en el artículo 7 describe los derechos de las personas con padecimiento mental, incluyendo el derecho de recibir atención basado en fundamentos científicos. Para que el consentimiento cumpla con la característica de ser informado se debe explicitar los objetivos de trabajo, cómo los recursos a implementar. El acuerdo de objetivos conjuntamente con el consultante, como la elección de los recursos disponibles por parte de ambos, posibilita que el consultante decida voluntariamente. Esto lo posiciona en el lugar de un agente activo en el proceso. Como sostienen Cooper y Law (2018) No está en referencias, en un enfoque orientado por objetivos los deseos, esperanzas y expectativas del consultante están en el centro del proceso terapéutico. Convirtiéndose en agentes que toman decisiones acerca de la dirección y el plan del tratamiento y en la consecución de un futuro buscado.

 

Conclusión

Todo ejercicio de la psicoterapia debe basarse en evidencia. En este trabajo se abordó uno de los elementos de la alianza terapéutica, el acuerdo de objetivos. Se intentó brindar información basada en evidencia sobre la necesidad de acordar los objetivos de la psicoterapia con los consultantes. Este acuerdo permite empoderar al consultante, focalizar la atención en los mismos, poder hacer un seguimiento del progreso de la terapia y, por sobre todo, que el paciente pueda visualizar un final del proceso al inicio del mismo. Acordar objetivos permite pensar en las alternativas para su logro. Estas alternativas, medios y técnicas, también deben ser consensuadas. Este acuerdo implica que el paciente esté informado y pueda dar su consentimiento respecto de lo que se busca y cómo lograrlo. Ningún consentimiento es informado sin este acuerdo previo.

 

Referencias

Barlow, D. H. (2010). Negative effects from psychological treatments: a perspective. American psychologist65(1), 13.

Binder, P. E., Holgersen, H., & Nielsen, G. H. S. (2010). What is a "good outcome" in psychotherapy? A qualitative exploration of former patients' point of view. Psychotherapy Research20(3), 285-294.

Bordin, E. S. (1976). The generalization of the psychoanalytic concept of the working alliance. Psychotherapy: Theory, Reseach and Practice, 16, 252-260.

Bowlby, J. (2005). A secure base: Clinical applications of attachment theory (Vol. 393). Taylor & Francis.

Brunstein, J. C. (1993). Personal goals and subjective well- being: A longitudinal study. Journal of Personality and Social Psychology, 65(5), 1061– 70. doi: 10.1037/0022- 3514.65.5.1061

Carver, C. S., & Scheier, M. F. (2012). Cybernetic control processes and the self- regulation of behavior. In R. M. Ryan (Ed.), The Oxford handbook of human motivation (pp. 28– 42). Oxford University Press.

Cooper, M. (2014). Strathclyde pluralistic protocol. University of Strathclyde.

Cooper, M. (2018). The psychology of goals: A practice-friendly review. Working with goals in counselling and psychotherapy, 35-71.

Cooper, M., & Law, D. (Eds.). (2018). Working with goals in psychotherapy and counselling. Oxford University Press.

Cooper, M. & McLeod, J. (2007). A pluralistic framework for counselling and psychotherapy: Implications for research. Counselling and Psychotherapy Research, 7, 135– 43. doi: 10.1080/ 14733140701566282

Cooper, M., & Xu, D. (2023). Goals Form: Reliability, validity, and clinical utility of an idiographic goal‐focused measure for routine outcome monitoring in psychotherapy. Journal of Clinical Psychology79(3), 641-666.

Cox, W. M., & Klinger, E. (2000). Personal Concerns Inventory. Unpublished questionnaire. Bangor University

Cox, W. M., & Klinger, E. (2011). Measuring motivation: The motivational structure questionnaire and personal concerns inventory and their variants. In W. M. Cox, & E. Klinger (Eds.), Handbook of motivational counseling (2nd ed., pp. 159–204). Wiley.

Cox, W. M., & Klinger, E. (2023). Assessing current concerns and goals idiographically: A review of the Motivational Structure Questionnaire family of instruments. Journal of Clinical Psychology79(3), 667-682.

Cuijpers, P. (2019). Targets and outcomes of psychotherapies for mental disorders: an overview. World Psychiatry, 18(3), 276-285.

Cuijpers, P., Reijnders, M., & Huibers, M. J. (2019). The role of common factors in psychotherapy outcomes. Annual review of clinical psychology15, 207-231.

Cuijpers, P., Reijnders, M., Karyotaki, E., de Wit, L., & Ebert, D. D. (2018). Negative effects of psychotherapies for adult depression: A meta-analysis of deterioration rates. Journal of Affective Disorders239, 138-145.

De Jong, K., Conijn, J. M., Gallagher, R., Reshetnikova, A. S., Heij, M., & Lutz, M. C. (2021). Using progress feedback to improve outcomes and reduce drop-out, treatment duration, and deterioration: A multilevel meta-analysis. Clinical Psychology Review, 85, 102002. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2021.102002

Di Malta, G. S., Oddli, H. W., & Cooper, M. (2019). From intention to action: A mixed methods study of clients' experiences of goal‐oriented practices. Journal of Clinical Psychology, 75(10), 1770–1789. https://doi.org/10.1002/jclp.22821

Dobrescu, A., Chapman, A., Affengruber, L., Persad, E., Toromanova, A., Wagner, G., ... & Gartlehner, G. (2023). Cost-Effectiveness of First-and Second-Step Treatment Strategies for Major Depressive Disorder: A Rapid Review. Annals of Internal Medicine176(2), 212-216.

Duncan, B. L., & Reese, R. J. (2015). The Partners for Change Outcome Management System: Revisiting the client's frame of reference. Psychotherapy, 52, 391- 401.doi: 10.1037/ pst0000026

Emmons, R. A. (1986). Personal strivings: An approach to personality andsubjective well‐being. Journal of Personality and Social Psychology, 51(5), 1058–1068. https://doi.org/10.1037/0022-3514.51.5.1058

Goldman, R. E., Hilsenroth, M. E., Owen, J. J., & Gold, J. R. (2013). Psychotherapy and alliance: Use of cognitive- behavioral techniques within a short- term psychodynamic treatment model. Journal of Psychotherapy Integration, 23, 373– 85. doi: 10.1037/a0034363

Harkin, B., Webb, T. L., Chang, B. P. I., Prestwich, A., Conner, M., Kellar, I., Benn, Y., & Sheeran, P. (2016). Does monitoring goal progress promote goal attainment? A metanalysis of the experimental evidence. Psychological Bulletin, 142, 198– 229. doi: 10.1037/bul0000025

Jacob, J., Edbrooke‐Childs, J., Costa da Silva, L., & Law, D. (2023). Notes from the youth mental health field: Using movement towards goals as a potential indicator of service change and quality improvement. Journal of Clinical Psychology79(3), 697-710.

Kiresuk, T. J., & Sherman, R. E. (1968). Goal attainment scaling: A general method for evaluating comprehensive community mental health programs. Community Mental Health Journal, 4(6), 443–453. https://doi.org/10.1007/bf01530764

Klinger, E. (1987). The interview questionnaire technique: Reliabilityand validity of a mixed idiographic‐nomothetic measure of motivation. In J. N. Butcher, & C. D. Spielberger (Eds.), Advances in personality assessment (Vol. 6, pp. 31–48). Lawrence Erlbaum Associates Inc.

Klinger, E., & Cox, W. M. (1986). Motivational predictors of alcoholics' responses to inpatient treatment. Advances in Alcohol and Substance Abuse, 6(1), 35–44. https://doi.org/10.1300/J251v06n01_03

Krause, K. R., Bear, H. A., Edbrooke‐Childs, J., & Wolpert, M. (2019). Review: What outcomes count? Outcomes measured for adolescent depression between 2007 and 2017. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 58(1), 61–71. https://doi.org/10.1016/j.jaac.2018.07.893

Law, D. (2011). Goals and goal based outcomes (GBOs): Some useful information. CAMHS Press. Retrieved from https://www.ucl.ac.uk/ebpu/docs/publication_files/GBOs_Booklet

Ley 26.529 (2009). Derechos del paciente en su relación con los profesionales e instituciones de salud.

Ley de Salud Mental No. 26.657. (2010). Diario Oficial de la República Argentina.

Lilienfeld, S. O., & Treadway, M. T. (2016). Clashing diagnostic approaches: DSM-ICD versus RDoC. Annual review of clinical psychology, 12, 435-463.

Little, B. R. (1983). Personal projects: A rationale and method for investigation. Environment and Behavior, 15(3), 273–309. https://doi.org/10.1177/0013916583153002

B. R. Little, B.R., Salmela- Aro, K. & Phillips, S.D. (Eds.), Personal project pursuit: Goals, action, and human flourishing. (pp. 301– 28). Lawrence Erlbaum Associates Publishers.

Lloyd, C. E., Duncan, C., & Cooper, M. (2019). Goal measures for psychotherapy: A systematic review of self‐report, idiographic instruments. Clinical Psychology: Science and Practice26(3).

Lutz, W., De Jong, K., Rubel, J. A., & Delgadillo, J. (2021). Measuring, predicting, and tracking change in psychotherapy. In M. Barkham, W. Lutz, & L. G. Castonguay (Eds.), Bergin and Garfield's handbook of psychotherapy and behavior change (7th ed., pp. 89–133). Wiley.

McLeod, J. (2011). Qualitative research in counselling and psychotherapy. Qualitative research in counselling and psychotherapy, 1-352.

Ophuis, R. H., Lokkerbol, J., Heemskerk, S. C., van Balkom, A. J., Hiligsmann, M., & Evers, S. M. (2017). Cost-effectiveness of interventions for treating anxiety disorders: A systematic review. Journal of affective disorders210, 1-13.

Rajkarnikar, K. (2009). Assessment of social anxiety clients' symptoms: What do they really represent? University of Strathclyde/Glasgow Caledonian University.

Saarni, S. I., Suvisaari, J., Sintonen, H., Pirkola, S., Koskinen, S., Aromaa, A., & Lönnqvist, J. (2007). Impact of psychiatric disorders on health-related quality of life: general population survey. The British journal of psychiatry190(4), 326-332.

Sales, C., & Alves, P. C. (2016). Patient‐centered assessment in psychotherapy: A review of individualized tools. Clinical Psychology: Science and Practice, 23(3), 265–283.https://doi.org/10.1111/ cpsp.12162

Sales, C., Ashworth, M., Ayis, S., Barkham, M., Edbrooke-Childs, J., Faísca, L., Jacob, J., Xu, D., & Cooper, M. (2022). Idiographic patient reported outcome measures (IPROMs) for routine outcome monitoring in psychological therapies: Position paper. Journal of Clinical Psychology, 79(3), 596–621. https://doi.org/10.1002/jclp.23319

Schulte- Bahrenberg, T., & Schulte, D. (1993). Change of psychotherapy goals as a process of resignation. Psychotherapy Research, 3, 153– 65. doi: 10.1080/ 10503309312331333759

Tryon, G. S. (2018). Goals and psychotherapy research. In Working with goals in counselling and psychotherapy, 87-109.

Tryon, G. S., & Winograd, G. (2011). Goal consensus and collaboration. Psychotherapy, 48, 50– 7. doi: 10.1037/ a0022061

Urzúa A. (2010) Calidad de vida relacionada con la salud: Elementos conceptuales. Rev Med Chile;138(3): 358-365. http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872010000300017

Walfish, S., McAlister, B., O'Donnell, P., & Lambert, M. J. (2012). An investigation of self-assessment bias in mental health providers. Psychological Reports, 110(2), 639–644.https://doi.org/10.2466/02.07.17

Wampold, B. E. (2015). How important are the common factors in psychotherapy? An update. World psychiatry14(3), 270-277.

Wiese, B. S. (2007). Successful pursuit of personal goals and subjective well- being. In B. R. Little, K. Salmela- Aro & S. D. Phillips (Eds.), Personal project pursuit: Goals, action, and human flourishing. (pp. 301– 28). Lawrence Erlbaum Associates Publishers.

 

 
11ma Edición - Diciembre 2023
 

 
©2024 FUNDACION AIGLE
TODOS LOS DERECHO RESERVADOS
ENCICLOPEDIA@AIGLE.ORG.AR
DEVELOPED BY