Introducción
Las
actividades del Sistema Sociotécnico Aeroespacial (SSA), en
los ámbitos civil, militar y espacial, tienen una influencia
importante en la sociedad por las acciones que posibilitan y generan,
y por los riesgos que de ellas se derivan. La concepción
central en la organización del SSA es la de privilegiar el
mantenimiento de la Seguridad Operacional (SO), que el vuelo cumpla
con su objetivo cuidando a la gente y los bienes (OACI, 1998, 2006).
Para lograr operaciones seguras, civiles, militares o espaciales, se
necesitan operadores sanos en el sentido integral de salud, pues
además de su buen estado físico y de su capacidad,
habilidades y conocimientos técnicos, se requiere que tengan
una adecuada gestión de habilidades 'no técnicas',
cognitivas y sociales. O sea que además de saber operar las
aeronaves, es decisivo para que las actividades sean más
seguras, que las personas sepan comunicarse, vincularse, trabajar en
equipo, liderar, gerenciar estrés, fatiga y carga de trabajo,
mantener adecuada conciencia situacional, gestionar errores y
amenazas, tomar decisiones, etc. Estos son temas sensibles a las
condiciones de la salud mental, y en tal sentido los parámetros
de salud mental son requisitos que deben cumplirse según
normativas internacionales que se aplican en: la selección de
personal aeronáutico y astronáutico, el estudio de su
aptitud psicofisiológica para asignar y renovar su licencia,
su entrenamiento regular, el mantenimiento de la aptitud y el
seguimiento de su performance. Esto es válido y se aplica
tanto a pilotos como a tripulantes de cabina de pasajeros,
controladores de tránsito aéreo, despachantes,
mecánicos, etc. Con las diferencias específicas de
estándares entre profesiones y según pertenezcan al
ámbito civil, militar o espacial. Para facilitar la exposición
nos referiremos predominantemente a los pilotos pero las
consideraciones que se hacen son válidas para todas las
personas del SSA ajustando las variables diferenciales de roles.
La
pandemia de Covid-19 impactó al SSA de manera masiva, pero la
gestión de las nuevas amenazas y problemas, va permitiendo
reiniciar lentamente las operaciones. Para esto han debido
identificarse los nuevos estresores y su incidencia en la salud
mental de los operadores, y así poder incorporar en los planes
preventivos de seguridad, nuevas normativas de los organismos
internacionales de aviación, para resguardar la calidad de
vida de la gente y la seguridad de la tarea.
Sistema
Sociotécnico Aeroespacial (SSA)
El
SSA es un sistema sociotécnico complejo, un sistema de
sistemas que abarca la aviación civil y militar, y la
actividad espacial. El sector industrial produce las aeronaves,
estaciones espaciales, cohetes, plantas de poder, componentes y
equipos auxiliares necesarios para la actividad civil, militar,
deportiva o espacial. La ergonomía cognitiva del diseño
incluye considerar los temas de salud. El sector de servicios se
encarga de la operación del transporte aéreo comercial,
ya sea regular, no regular, taxi o carga, la operación de los
aeropuertos, los servicios de navegación aérea, de
mantenimiento, asistencia en tierra, instrucción, simuladores,
comunicaciones, seguimiento de vuelos, etc. La aviación
general, privada, deportiva, recreativa, tiene sus centros de
formación y se rige por la normativa general de la actividad
aérea. Muchas otras actividades involucran aeronaves, ya sea
patrullaje, búsqueda y rescate, relevamiento, vigilancia,
actividad de bomberos, de fuerzas de seguridad, publicidad, turismo,
aviación ejecutiva, etc. En el ámbito militar la
industria y los servicios tienen su modalidad específica y sus
diferencias operacionales, con otro equipamiento y otras misiones. La
actividad espacial también tiene una singular especificidad de
equipamientos y servicios, para los vuelos orbitales, la Estación
Espacial Internacional y los desarrollos actuales para el proyectado
viaje a Marte.
En
todos estos ámbitos los seres humanos, pasan por las
circunstancias psicosociales de cualquier persona, pero también
reciben en su tarea la acción de estresores específicos
que atentan contra su SM y deben ser estudiados, cuidados, seguidos,
y generar las defensas y barreras adecuadas, ya desde el diseño
no sólo de los equipos sino de los procedimientos y la
organización de las relaciones personales en contexto de
tarea.
Desde
el punto de vista organizacional se busca que la modalidad
organizativa, la cultura organizacional, el clima organizacional y su
dinámica de funcionamiento se mantengan dentro de los
requisitos de la Cultura de Seguridad, de manera proactiva y
generativa. El Clima de Seguridad en la organización es
explorado para conocer como son las percepciones, creencias y
actitudes de los operadores, sobre los riesgos y la seguridad que hay
en la organización, tratando de conocer cómo mejorar la
Cultura de Seguridad (CS), los valores estables, normas, supuestos,
expectativas, y el compromiso dado a la seguridad, por cada persona y
cada grupo en todos los niveles de una organización. Esto
incluye la necesidad de estudiar las conductas individuales y
grupales relevantes para mantener una adecuada SO. Esta Cultura de
Seguridad que se intenta lograr y sostener en el mejor nivel posible,
es una cultura informada, que comparte información sobre
seguridad, que tiene comunicación abierta sobre los errores,
que propone un tratamiento justo a los operadores que se equivocan,
que busca un aprendizaje para una mejora continua, que intenta
capacitarse para ser adaptable a situaciones inesperadas, que busca
un compromiso genuino en la gestión con la SO, fomentando
conductas relevantes como responsabilidad, involucramiento, trabajo
en equipo, y enriquecimiento de la percepción del riesgo y
alerta sobre las amenazas operacionales. Que todo esto se sostenga y
avance, requiere que más allá del conocimiento y
experiencia técnica de la persona, predomine una adecuada
salud mental en los diversos niveles pues influye directamente en la
performance individual, grupal y organizacional (Tsang y Vidulich,
2003).
Para
esbozar algunos trazos sobre las modalidades de funcionamiento, y
cómo la salud mental es necesaria para una adecuada gestión,
puede ser útil ver algo sobre modelos de funcionamiento del
SSA:
Modelos
de Seguridad en Sistemas Complejos. Pueden distinguirse en el SSA,
como en otras áreas de industria y servicios, distintos
modelos de seguridad. En el Modelo de Resiliencia, por ej. En la
aviación de combate, necesariamente hay búsqueda de
exposición al riesgo, la seguridad es ganar, lograr
sobrevivir, hay alta autonomía del operador, los accidentes
son frecuentes, el aprendizaje de maestros es necesario, la
experiencia pesa, hay culto al héroe, y como es esperable que
haya desenlaces fatales hay poca presión mediática ante
ellos. En el Modelo de Organizaciones de Alta Confiabilidad (HRO) se
puede ilustrar con la actividad aérea en portaviones, donde se
gestionan los riesgos, se intenta controlarlos, se lucha contra la
adversidad, la seguridad requiere estrictos factores
organizacionales, grupales, competencias, reglas, busca mejorar las
barreras de detección de riesgos, de recuperación y
prevención. Hay accidentes frecuentes, hay un culto a la
inteligencia del grupo y a la adaptación a los cambios, al
entrenamiento en equipo. Hay fuertes consecuencias mediáticas
de su acción ante eventos adversos. Mientras que la aviación
comercial es ubicada en el Modelo de Sistema Ultraseguro: en ella se
busca eliminar los riesgos lo más posible, hay un culto a los
procedimientos y a la buena supervisión, los accidentes son
muy escasos, prevención basada en minimizar causas de error,
se busca que los operadores no corran riesgos y apliquen los
protocolos de gestión de riesgos y amenazas, el entrenamiento
apunta al equipo. La presión mediática es mayor.
Estas
modalidades de funcionamiento ilustran sobre los estresores que
potencialmente pueden generar patologías, y cómo las
patologías pueden vulnerar la seguridad. A la vez, para
funcionar en esos distintos ámbitos se requieren
predominantemente perfiles de personalidad distintos.
Ya
desde los primeros viajes en globo, se observaba la importancia que
tenía para el vuelo seguro la amenaza de actitudes y
personalidades temerarias e imprudentes. La aparición de los
aviones hacia 1903 y luego progresivamente a lo largo de la primera y
segunda guerras mundiales, se estimuló una continua atención
a temas de salud mental por tener claro que eran decisivos tanto para
el combate, como para la actividad comercial, general o deportiva.
Seguridad
Operacional
La
Seguridad Operacional (SO), 'es un estado de situación
tendiente a minimizar el riesgo utilizando normas y procedimientos
correctivos con buen criterio operativo a fin de evitar el error
humano y preservar los recursos operativos y materiales' (OACI,
2006). Para lograr ese estado dinámico en forma aceptable, se
busca minimizar los riesgos evaluados según probabilidad y
gravedad, y evitar y corregir en lo posible los errores (Höllnagel,
2014). Ni el riesgo ni el error se pueden eliminar, pero las buenas
condiciones psicofisiológicas permiten gestionarlos mejor, y
las patologías degradan la performance, alteran esa gestión
y favorecen los problemas. De allí la necesidad de cuidar en
forma adecuada la salud mental.
Para
intentar lograr y mantener la SO se trabaja con enfoques basados en
Factores Humanos (FH), (OACI., 1998; Wise et al, 2010; Salas &
Mauriño, 2010) un abordaje multidisciplinario centrado en
cuidar la performance individual y de equipo, generando barreras y
defensas ante el inevitable error humano (Höllnagel, 2009,
2014). Para esa meta continua es central la participación de
la medicina y la psicología, generando y cuidando condiciones
de salud integral. Con una concepción sistémica y
organizacional en aviación comercial se aplica el Sistema de
Gestión de la Seguridad (SMS) (OACI, 2006), cuya organización
y dinámica permite también a disminuir estresores y
generar información que permita detectar actitudes
disfuncionales a la tarea. Las personas responsables de las
operaciones, paradigmáticamente piloto o astronauta, pero
válido para todos los demás, incluidos gerentes o
directivos, quienes pueden tener un alto nivel de conocimientos y
experiencia, -sus habilidades técnicas-, pero eso no garantiza
una buena performance, sino que esta depende además de las
habilidades 'no técnicas' (NT), cognitivas y
sociales. Lo que incluye mantener una comunicación efectiva y
adecuadas actitudes, liderazgo, cooperación, trabajo en
equipo, conciencia situacional, toma de decisiones, regulación
del estrés, fatiga y carga de trabajo, etc. Estas habilidades
NT tienen naturalmente relación con las estructuras y estados
de salud mental que posibilitan, potencian o impiden su razonable
funcionamiento.
La
industria en general aplica Sistemas de Gestión de Seguridad y
Salud en el Trabajo, (OIT, 2012), en la norma en estudio ISO 45001,
donde adquiere más presencia la temática de cuidar el
bienestar de la persona por su rol en la seguridad y performance.
En
el ámbito aeronáutico y espacial, para capacitar
preventivamente a la gente se aplica obligatoriamente el
entrenamiento en habilidades NT, basado en el enfoque de los Factores
Humanos, llamado CRM, centrado en aprender a aprovechar todos los
recursos disponibles para lograr una tarea segura que cuide a la
gente y los materiales (Harris, 2011; Kanki, Helmreich & Anca,
2010). El CRM y los FH son prioritarios también en la
formación de los médicos que hacen tareas de aero
evacuación, transporte aéreo sanitario, o traslado de
órganos, pues deben integrarse al sistema aeronáutico
(Alonso, 2017). Los astronautas también reciben esta formación
como un modo de gestionar mejor las amenazas específicas y tan
límites que pueden tener en su trabajo.
Las
personas en el medio aeronáutico y espacial
En
los distintos niveles y fases de la actividad aeroespacial están
involucrados millones de personas, que influyen con su tarea en
muchos millones más. Se requiere tener en cuenta la influencia
de la SM en la adecuada realización de la tarea, y a la vez la
influencia de la tarea en la salud mental de los operadores y de la
población usuaria y no usuaria de servicios.
Los
pilotos, tripulantes de cabina de pasajeros (TCP), controladores de
tránsito aéreo (ATC), mecánicos, ingenieros,
despachantes, operadores de diversos sistemas, etc., deben cumplir
exigentes requisitos no sólo de idoneidad técnica sino
también de un estado de salud adecuado. Esto se explora
mediante estudios médico psicológicos de distinto grado
de exigencia y periodicidad. A su vez, aun cuando alguien sea apto,
las organizaciones civiles o militares se reservan el derecho de
explorar el perfil psicológico de la persona para seleccionar
el que resulte más apropiado a la especificidad de la función
y el contexto. Y la capacitación permanente de los operadores
incluye en forma obligatoria,- algo que no sucede en la mayoría
de las profesiones-, que además de la formación
técnica, reciba formación en habilidades cognitivas y
sociales.
En
cuanto al pasajero, en la aviación comercial puede haber
amenaza a la seguridad derivada de la conducta del pasajero
disruptivo, quién por su personalidad, estado emocional,
efectos de consumo de sustancias legales e ilegales,
automedicaciones, u otras circunstancias como su reacción a
estresores del vuelo, puede actuar de un modo violento, o
perturbador, que afecte la acción del personal de vuelo, ponga
en peligro a otros pasajeros o a la aeronave. Por eso se los trata de
detectar y el personal es entrenado en los procedimientos a seguir.
En el vuelo comercial hay estresores vinculados con el hecho de no
ser una actividad natural, se vuela en condiciones de menor presión,
con aceleraciones inusuales, movimientos por turbulencia, baja
humedad, encierro, jet lag, etc. Todo lo cual puede generar
reacciones biológicas molestas o acentuación de
problemáticas o síntomas de patologías orgánicas
preexistentes, con su correlato de ansiedad, que a su vez se
potenciará según los rasgos y estado psicológico
de la persona. Si la epidemiología indica que la prevalencia
de problemáticas de salud mental a lo largo de la vida puede
estar entre el 12% y el 40% (OMS, 2000), esa población sufre
estresores a bordo que ponen en juego sus defensas ante sus
ansiedades. Además, el uso de sustancias legales e ilegales
con influencia psicotrópica, alcohol, etc., algunas
medicaciones y automedicaciones, predispone y posibilita problemas.
Especialmente perturbador para la seguridad es el pasajero que
presenta un ataque de furia y requiere su reducción. Los TCP
tienen entrenamiento y protocolos de acción para las conductas
inapropiadas, coordinados con los pilotos, buscando preservar la
seguridad. Cuando se presenta una urgencia médica en vuelo,
aumentan los estresores con influencia sobre todo el contexto.
La
problemática del temor a volar, trae mucha pérdida
vital y sufrimiento a quien la padece, y que en función de su
intensidad y tipo puede perturbar el desarrollo normal de las
operaciones. (Bor y Hubbard 2006; Alonso et al. 2010). Su intensidad
puede variar desde un leve temor que puede pasar desapercibido, hasta
severas fobias específicas inhabilitantes, combinadas a veces
con claustrofobia, exagerada necesidad de control, etc. Este temor
está presente en diverso grado en muchos de los pasajeros.
También puede desarrollarse como disfunción laboral en
personal de vuelo. La acción del terrorismo en diversos
momentos y en especial desde el 9/11 en NY, han complejizado y
ajustado las medidas de seguridad a bordo también.
Salud
Mental, Sistema Sociotécnico Aeroespacial y Seguridad
Operacional
Como
la finalidad de preservar la SO con un enfoque sistémico,
proactivo y preventivo, en el SSA es central, se intenta detectar si
es adecuada la SM de la persona desde los procesos de selección,
de determinación y seguimiento de su aptitud psicofisiológica,
en su entrenamiento y en la supervisión de su tarea. Esto se
enmarca en el enfoque de consenso (OMS, 2001, 2004), sobre la salud
como 'un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades',
y la salud mental, definida como 'un estado de bienestar en el
cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede
afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma
productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución
a su comunidad'. La normativa vigente establece cuáles
son los indicadores de problemáticas de salud mental no
aceptables para la licencia de vuelo, temporaria o definitivamente en
términos de detección, diagnóstico y pronóstico.
Metodológica y legalmente se requiere un continuo afinar de
los marcos e instrumentos aplicables para optimizar estos procesos.
El Jefe de la Sección de Medicina Aeronáutica OACI
(Evans, 2012) sostuvo que 'la salud mental es cada vez más
reconocida como importante en la sociedad, también es un
problema médico fundamental en la aeronáutica que
requiere la participación y el liderazgo de la OACI'. Y
el Manual de Medicina Aeronáutica (OACI, 2012) puso mayor
énfasis en contenidos sobre salud mental. En contraste, en el
Manual, en el apartado sobre Evaluación Psicológica y
su rol en el estudio de la aptitud y del estado psicológico de
la gente, se hacen afirmaciones y se establecen criterios que
implican errores y desconocimientos sobre el status científico
de la validez y confiabilidad de las técnicas de exploración
psicológica (Meyer et al, 2001). Los agentes de salud mental,
sus abordajes y sus instrumentos suelen recibir en el SSA los efectos
de prejuicios y temores que obstaculizan su trabajo. La aparente
intangibilidad de su tarea lleva a que las inversiones económicas
necesarias sean a menudo cuestionadas. Para profesionales del vuelo,
pragmáticos, asertivos, de predominio masculino, es difícil
aceptar sus vulnerabilidades y si son de nivel psicológico
pueden ser vividas como estigma o ser estigmatizados despiadadamente
por el contexto. En un sistema de sofisticada tecnología y
automatización intensiva, el lugar asignado a la subjetividad
y su rol inevitable en la tarea, consciente o inconscientemente,
tiende a ser subestimado e influye en la relación con los
agentes de salud mental. (Alonso, 2020)
Cada
país establece criterios para el otorgamiento de la
certificación de aptitud psicofisiológica. Aunque
tienden a seguir las pautas de OACI, en las que el rol central está
asignado al médico aeronáutico, quien sería el
encargado de detectar problemas de salud mental, que eventualmente a
su criterio requerirían ser derivados al psicólogo
aeronáutico para su estudio.
Cuando
un piloto de Germanwings en 2015 estrelló el avión
contra los Alpes, generó una revisión crítica de
la problemática de exploración y seguimiento de la
salud mental, con atención a las severas fallas sistémicas
observadas. De allí se han derivado grupos de trabajo que han
generado recomendaciones preventivas sobre las necesidades de la
formación profesional y los servicios preventivos (BPS, 2017;
Bor et al. 2017).
En
Argentina la normativa que regula los criterios para certificar la
aptitud psicofisiológica del personal con funciones
operativas, está dada por la Administración Nacional de
Aviación Civil (ANAC), que respecto a los temas de salud
mentalestablece en las Regulaciones Argentinas de Aviación
Civil (RAAC) (2012) - Parte 67- Certificación Médica
Aeronáutica, Subparte B – Disposiciones Médicas
Aplicables al Otorgamiento de la Certificación Médica
Aeronáutica Clase I - 67.107 Psiquismo: (a) El solicitante
deberá estar libre de afecciones mentales. Se exigirá
capacidad intelectual y emotividad acorde a la actividad que se
pretenda desempeñar. Deberá haber ausencia de vicios
inveterados, de uso de sustancias psicoactivas, de uso problemático
de ciertas sustancias y de toda otra alteración capaz de
afectar su equilibrio psíquico y comprometer la seguridad de
vuelo. (b) El examen deberá estar basado en el cuestionario
psiquiátrico que consta de antecedentes relacionados con la
especialidad, y en base al cual deberá confeccionarse una
prolija anamnesis. (c) Serán consideradas causas de ineptitud:
(1) Toda afección congénita o adquirida, aguda o
crónica, activa o latente del psiquismo, que pueda significar
un riesgo para el desempeño de la actividad aeronáutica.
(2) Las toxicomanías de cualquier forma o tipo: alcoholismo,
drogodependencia, o proclividad habitual y/o uso problemático
de toda sustancia psicoactiva, con excepción del tabaco y
cafeína. (3) Los trastornos de la personalidad (enfermos
psicopáticos) y de conducta, manifiestos o encubiertos. (4)
Los trastornos del desarrollo, las demencias y otros trastornos
mentales orgánicos. (5) Las esquizofrenias, delirios y otros
trastornos psicóticos. (6) Los trastornos afectivos o de
adaptación. (7) Las neurosis de ansiedad, fóbicas,
histeria, obsesivo-compulsiva y somatoforme (hipocondría y
somatización). (8) Las reacciones psíquicas puestas de
manifiesto durante la actividad, examen psicofisiológico y/o
vida de relación no acordes con las situaciones referidas. (9)
Los antecedentes psiquiátricos de episodios, conductas o
manifestaciones de fallas en los mecanismos de defensa consecuentes o
emergentes de patologías no psiquiátricas. (10) El
resultado no satisfactorio de las pruebas complementarias que a
criterio del médico examinador y/o evaluador se implementen.
En la RAAC 67 están especificados también los problemas
de salud que evalúan los médicos de las distintas
especialidades y que determinan que alguien pueda no ser apto,
temporaria o definitivamente. Los requisitos varían en su
especificidad y en el tiempo de validez de los pilotos en sus
distintas categorías, tripulantes de cabina de pasajeros,
controladores de tránsito aéreo, despachantes,
mecánicos, paracaidistas y otras profesiones de apoyo y
participantes de actividades deportivas.
La
evaluación de la aptitud psicofisiológica a personal
civil y militar en Argentina, históricamente la ha realizado
en especial el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y
Espacial (INMAE), de la Fuerza Aérea Argentina, creado en
1945, en Buenos Aires y en sus dependencias del interior del país.
El procedimiento se realiza por ejemplo para pilotos de línea
aérea una vez por año hasta los 40 años, o una
vez cada 6 meses si son mayores a esa edad. El equipo de
profesionales médicos en sus distintas especialidades, de
bioquímicos, psicólogos, enfermeros y técnicos
varios, examinan a la persona y toda la información se integra
para ser evaluada en su determinación de Apto o No Apto. Este
proceso a su vez seguirá distintos tipos de gestión en
función de los resultados. En cuanto a Salud Mental, la
persona informa bajo declaración jurada en un formulario que
explora hábitos, rasgos y situaciones de valor complementario
para el diagnóstico psicológico. El equipo de
psicólogos no hace inicialmente un proceso psicodiagnóstico,
sino que administra técnicas de screening psicológico
buscando indicadores básicos, que en caso de ser problemáticos
son informados al psiquiatra, quien verá a la persona en la
entrevista posterior. En caso de duda diagnóstica consensuada,
se deriva a la persona a una exploración psicológica
más profunda y completa con tests específicos para
competencias de la tarea y eventualmente técnicas más
complejas para confirmar o descartar las problemáticas
psicopatológicas en estudio (Gómez Kodela, 2013). En
INMAE por su actividad propia, más la realizada en conjunto
con las Facultades de Psicología y de Medicina de la
Universidad de Buenos Aires, se realizan intensivamente cursos y
capacitaciones que incluyen herramientas para el cuidado de la salud
mental y la seguridad.
Además
de la opción INMAE, hay en todo el país Centros Médicos
Aeronáuticos Examinadores (CEMAE) y Médicos
Examinadores Aeronáuticos (MAE), que poseen los estándares
médicos para otorgar la Certificación Médica
Aeronáutica. Ellos realizan en el ámbito privado el
estudio integral de las personas que lo solicitan, y derivan a
distintos especialistas para hacer los estudios complementarios que
sean necesarios. ANAC regula los procedimientos a seguir en función
de los resultados obtenidos y en función del cumplimiento de
las normas reglamentarias.
En
el ámbito militar los médicos y psicólogos
realizan su tarea en SM según los requerimientos específicos
del medio y la tarea, por ej. en un escuadrón aéreo
trabajan compartiendo la tarea en cercanía y con seguimiento
de contención y preventivo.
Los
pilotos o TCP aptos para el vuelo, además de estar sujetos a
las vicisitudes vitales de cualquier persona, están expuestos
a estresores específicos de la tarea, que pueden llevarlos a
síndromes de desadaptación secundaria al vuelo, por lo
que pueden perder la motivación para el vuelo, desarrollar
temor a volar, o cuadros de estrés post traumático,
fatiga crónica de vuelo, y otros cuadros clínicos, no
siempre reversibles. Se busca que la persona no pierda su motivación
para volar, pues si el desbalance entre sus ansiedades y sus
defensas, y su equilibrio emocional se ve vulnerado, es complejo que
mantenga la capacidad de afrontar la tarea.
Los
pilotos comerciales reciben los estresores del vuelo ya mencionados y
los derivados de cuidar la seguridad y la supervivencia, regular
carga de trabajo y fatiga, gestionar influencia del clima
organizacional, el cuidado de su licencia de vuelo (INMAE, 2013;
Leimann Patt et al, 1988). Se requiere estar atentos e insistir en la
detección precoz de temas de salud mental en esta población
profesional predominantemente sana, pero con tendencia a la acción,
a la práctica, poco proclives a la introspección,
evitadores de la revisión de la complejidad emocional de los
conflictos internos, por lo cual naturalmente rechazan y desconfían
de los profesionales de la SM. Por ello es necesario trabajar en
cercanía y confianza para que cuenten con aliados de trabajo,
y no favorecer la lucha de ocultamientos. La seguridad requiere
cumplimiento de normas, gestión de errores y amenazas, y
exclusión de la mentira. Aunque cuando está en juego la
carrera profesional, el ocultamiento consciente e inconsciente forma
parte de la realidad en estudio. Un buen seguimiento, con actitudes y
técnicas adecuadas permite cuidar mejor al piloto diferenciado
lo que son reacciones normales y reversibles ante circunstancias
anormales, de lo que son desórdenes adaptativos o desarrollo
de trastornos de ansiedad o del ánimo (King, 1999). También
se requiere del profesional de SM que tampoco subestime o niegue
problemas. Y se debe tener cuidado con los reduccionismos biologistas
que hagan el juego a la evitación del análisis y
resolución de conflictos a nivel de salud mental.
En
los abordajes terapéuticos del personal, o post accidente con
los involucrados, se usan los dispositivos habituales de asistencia
médica y psicológica, con psicoterapias, técnicas
de relajación, de respiración, biofeedback, counseling,
mindfulness, etc. También se entrena al personal en las
técnicas de primeros auxilios psicológicos (PAP), y en
muchas organizaciones en el Critical Incident Stress Management
(CISM). El rol de los pares es muy útil en las primeras
instancias y momentos post evento.
Cuando
el personal operativo presenta un cuadro incompatible con la
seguridad de vuelo, además de los recursos mencionados puede
requerir medicación psiquiátrica, lo que implica
efectos secundarios no aceptables para la SO. La vuelta a la tarea
dependerá de la evaluación del resultado del trabajo
médico y psicoterapéutico indicado, y la seguridad que
si se le indicó dejar la medicación psicotrópica
ya no se encuentra bajo los efectos específicos o secundarios.
La
problemática más dramática, referida a la
posibilidad del suicidio del piloto, es extremadamente poco frecuente
en aviación comercial, algo más significativa en
aviación general, mientras que en la militar está
vinculada además con el desarrollo de procesos post
traumáticos (INMAE, 2013).
En
cuanto a las tareas en el espacio exterior, el cuidado de la SM de
los astronautas abarca la selección, la composición de
las tripulaciones, el entrenamiento, el monitoreo, el soporte en
vuelo y la readaptación post misión. La selección
es muy exigente pues hay que agudizar la prevención de
problemas de SM, dadas las dificultades extremas para operar sobre
ellos durante la misión. Se presentan miles de candidatos pero
sólo unas pocas decenas de ellos son seleccionados como
astronautas por tener los requisitos psicológicos favorables a
su adaptación. El astronauta es elegido por su perfil de
personalidad, su alta tolerancia a la tensión, su equilibrio
emocional estable (Bor & Hubbard, 2006), y aunque apruebe los
requisitos de la selección y el entrenamiento, tiene un
continuo desafío sin garantías, también para su
SM. En las misiones espaciales los astronautas se ven sometidos a
múltiples estresores, específicos de los ámbitos
ICE: aislados, confinados y extremos, que se agudizan con la duración
de las misiones. (Kanas & Manzey, 2008) Además de
estresores físicos como la microgravedad, la radiación,
la aceleración; de habitabilidad: por la vibración el
ruido, la temperatura, la luminosidad, etc., están los
psicológicos: por el aislamiento, estar confinados, la
monotonía, la carga de trabajo, los peligros; y los
interpersonales a bordo. Como consecuencias, además de temas
biológicos como pérdida de masa corporal, mareos;
pueden desorientarse, tender al error, sufrir ilusiones visuales, y
conflictos emocionales y en sus vínculos (Kanas y Manzey,
2008). En un contexto operativo y cognitivo tan peculiar, se
desarrollan los vínculos personales de los tripulantes,
quienes en medio de tantos estresores físicos y ambientales, a
la vez son muy distintos entre sí, por su género, las
diferencias culturales, la motivación, las experiencias
previas, el tipo de personalidad, los lenguajes y dialectos, la
cantidad de tripulantes, los roles, los liderazgos, y todo el
complejo campo de la relación entre los tripulantes y su gente
en la tierra, los del control de misión, los familiares, los
amigos. Temas vinculados con el apego y el efecto de desprendimiento
por distancia influyen. Esto a veces evoluciona patológicamente
hacia la presencia de desórdenes adaptativos, o somatoformes,
astenia, depresión o ideación suicida, como más
frecuentes. Los astronautas con experiencia advierten que más
allá del desafío tecnológico, el obstáculo
principal de las misiones está en el nivel psicológico.
El personal de apoyo en tierra tiene que mantener su desempeño,
ser empáticos, organizados, cuidar la autonomía de la
tripulación, dar cercanía psicológica y tratar
de resolver las tensiones. Las consecuencias psicológicas de
las experiencias espaciales de los astronautas, son contrastantes,
además de positivas en muchos sentidos. El esfuerzo de
readaptación a la Tierra suele ser muy complejo, se han visto
intensos problemas maritales y de readaptación a su familia o
entorno íntimo Se encontró que hubo patrones culturales
diferenciales en el manejo de las emociones, por ej. que los rusos
reaccionaron más con depresión con fatiga (astenia),
mientras que los americanos mostraron más tendencia a la
depresión con ansiedad (depresión neurótica)
(Kanas y Manzey, 2008). Ayuda mucho a las tripulaciones dar contacto
asiduo y rico con familiares y amigos, y se requiere que siempre se
encuentre disponible un canal privado para entrevistas con los grupos
de apoyo psicológico en tierra, que no sólo pueden
asesorar y ayudar sino también prevenir problemas monitoreando
el estado emocional.
Las
consideraciones sobre SM sufren exigencia extrema ante la
planificación del viaje a Marte.
Se
trabaja en realidad virtual, para poder recrear imágenes y
ambientes familiares, contenedores de ansiedades, que ayuden ante la
angustia por la distancia, y en software que ayudan al astronauta y a
su equipo de apoyo en la Tierra, a diagnosticar situaciones de
ansiedad, conflictos interpersonales o dificultades de ánimo
que puedan afectarlo. Para esto se han preparado grupos de soporte
psicológico y una programación que mediante realidad
virtual, música, libros, films, informativos regulares,
contactos e intercambios con familias y amigos, software con juegos,
y en paralelo soporte para sus familiares en tierra. Como las
tripulaciones deben ser preparadas para tratar con los problemas
psicológicos que se producen durante las misiones espaciales
de larga duración, ya se usan y simulan métodos
psicoterapéuticos, e incluso el empleo medicación
psicoactiva, cuya farmacocinética es estudiada también
en sus posibles variaciones debidas a la microgravedad. Los equipos
del control de misión trabajan en tratar de entender lo que es
estar en la situación de las tripulaciones y poder manejar los
conflictos inevitables. El monitoreo del estado psicológico de
las tripulaciones es importante, para darles más bienestar, y
asistirlos ante problemas, y para prevenir malestares, pues una
performance positiva guarda relación directa con la SM.
En
cuanto a los accidentes, la prevención es tarea central en el
SSA, y una fuente de ayuda es la investigación de accidentes
sistémica, desde el nivel organizacional al individual, que
incluye estudiar los temas de FH, que influyen en forma predominante
y decisiva. Además de abordajes de la ingeniería y la
medicina, se aplican técnicamente para investigar todos los
recursos de las especialidades de la psicología disponibles, y
esto incluye la autopsia psicológica.
Los
accidentes en la aviación comercial se han reducido a tasa de
sistema ultraseguro, es decir a menos de un accidente por millón
de vuelos. Sin embargo suceden y sucederán. Por esta realidad
hay protocolos a aplicar ante desastres para asistir y prevenir en
cuestiones de SM, a los distintos niveles de víctimas: las
personas a bordo de la aeronave; sus parientes y amigos; el personal
de búsqueda, rescate y asistencia; la gente de las
organizaciones vinculadas con el hecho; y otras personas de la
comunidad afectadas.
Es
necesario ampliar e intensificar programas de prevención y
promoción de salud y calidad de vida como favorecedores del
estado de salud, por su incidencia directa en la performance y la SO.
El conocimiento existente sobre programas de prevención de
enfermedades, promoción de la salud y optimización de
la calidad de vida, no se ve reflejado todavía con suficiente
amplitud e intensidad en su implementación dentro del SSA. El
obstáculo económico es visto como significativo, a
pesar de que se ha estudiado que el retorno de la inversión es
favorable. Pero el mayor obstáculo está en la cultura
de las organizaciones, civiles o militares, los prejuicios, la
dificultad para comprender y confiar en la utilidad de estos
programas para la SO (Alonso, 2018). Las normativas obligatorias,
existen también como defensa ante las actitudes de resistencia
al cambio individual, grupal y organizacional. Dada la importancia de
los problemas de salud mental para la SO en el SSA, además de
intensificar las investigaciones sobre identificación de lo
que atenta contra la SM, se debe acentuar la especialización
de los médicos aeronáuticos. En cuanto a los
psicólogos, generar acceso a la especialización en
aeronáutica, para que pueden desarrollar adecuadamente su rol
en las tareas terapéuticas cuando sea necesario, y en las de
exploración psicológica con fines de selección,
determinación de aptitud, seguimiento y readaptación a
la vida laboral, aplicando las técnicas de mayor cientificidad
(Meyer et al, 2001; BPS, 2017). Los pilotos y el personal operativo
en general, en todos los ámbitos, además de su
formación en Factores Humanos y CRM (Kanki et al, 2010),
deberían contar con asesoramiento sobre cómo mantener
su SM en buenas condiciones, y la posibilidad de ser evaluados y
tratados si fuera necesario, sin tabúes ni estigmatizaciones.
En los próximos veinte años se estima que se
necesitarán alrededor de seiscientos mil pilotos, y además
los otros profesionales. Se requiere intensificar las investigaciones
en el SSA acerca de los factores que afectan la SM negativamente y
los que la fortalecen, los cambios en estresores y en recursos según
avances tecnológicos, las prácticas más
adecuadas aplicables en el contexto del SSA para generar más
bienestar y calidad de vida. Esto requiere de políticas
diseñadas para asegurar más apoyo en términos de
prevención de enfermedades y promoción de salud
integral.
Pandemia
de Covid-19, Salud Mental y Aviación
Las
consideraciones anteriores han quedado sorpresivamente desafiadas por
la pandemia de Covid-19 que obligó traumáticamente a
rediseñar las operaciones aeronáuticas, siempre
priorizando la seguridad operacional.
Las
personas que trabajan dentro del SSA obviamente ante la acción
de la pandemia de Covid-19, padecen las consecuencias y los efectos
sobre su salud mental que son comunes a la población general.
Pero
a esto se suman los estresores específicos derivados del
impacto masivo, inédito, imprevisto y prolongado, de la
pandemia sobre la actividad aeronáutica tal como la
conocíamos. (Alonso, 2020). El impacto de la pandemia tuvo y
tiene gran magnitud y duración, con pérdidas masivas de
puestos de trabajo, incertidumbre sobre el futuro laboral, lapsos
prolongados sin volar, con desactualización de la práctica
que puede favorecer el error, así como nuevos estresores en
las condiciones del vuelo, que complejizan las operaciones y que
generan nuevas amenazas a la seguridad que requieren ser gestionadas.
Centrándonos
en la actividad aerocomercial. para EEPSI (2020), la crisis por la
pandemia de COVID-19 tiene expuestas a las tripulaciones de vuelo,
los demás operadores y personal de apoyo, sus familiares y los
pasajeros a factores de estrés psicológico
particularmente altos, tales como: "Mayor carga de trabajo
debido a operaciones intensivas de carga, operaciones de emergencia o
debido a situaciones de crisis en las operaciones de vuelo; Cambio de
cooperación y clima de equipo debido a medidas preventivas;
Mayor riesgo de infección debido al contacto con pasajeros
potencialmente infectados, con el vuelo o desde superficies en la
cabina de vuelo / en la cabina, en el aeropuerto; Flujos de trabajo y
procesos de trabajo adicionales mediante el manejo de pasajeros o
tripulación infectados; Horas de trabajo largas e irregulares,
oportunidades de descanso reducidas y fatiga potencial, combinados
con una situación de cuidado infantil difícil en el
hogar; Cuarentena domiciliaria para los infectados o bajo fuerte
sospecha; o Inseguridad laboral, pérdida de ingresos y
potencial pérdida de empleo".
En
otros organismos internacionales de aviación (OACI, SRCVSO,
2020), se propone: "Orientar la implementación de
acciones con enfoque en la seguridad operacional, que permitan
mitigar riesgos de deterioro del desempeño humano derivados de
la afectación de la salud mental en el personal aeronáutico,
como consecuencia de la aparición de la pandemia por
SARS-CoV-2 (COVID-19), durante la reactivación de la operación
aérea".
Con
tal fin se propone (OACI DOC 10144, 2020) un plan de trabajo de
gestión de riesgos de la SO basado en tres pasos:
1.-Planificar:
evaluando prioridades y el reinicio de operaciones;
2.-Hacer:
determinar riesgos, tomar medidas, cuestiones de factores humanos,
etc.
3.-Chequear
y Actuar: monitoreo de factores vinculados con Covid-19, exenciones y
mitigaciones, sucesos y tendencias, supervisión y vigilancia,
información y documentación, etc.
Se
reconoce la necesidad de estudiar y tener en cuenta las diversas
fuentes de estresores psicológicos para el personal
aeronáutico vinculados con la pandemia, entre otros:
-Factores
Individuales: desactualización, aislamiento, confinamiento,
hábitos, des acondicionamiento, economía familiar, etc.
-Factores
Sociales: barreras de comunicación, conflictos, uso de
herramientas virtuales, riesgos de relación laboral, etc.
-Factores
Operacionales: incertidumbre laboral, aumento de carga laboral,
fatiga, pérdida de proficiencia, nuevos roles, equipos y
protocolos de cuidado, distracciones por preocupaciones, etc.
-Factores
Asociados al Contagio por Covid-19: temor a contagio propio, de
familia, de amigos, aislamiento y distanciamiento, infodemia, uso de
elementos de protección personal, evolución de la
pandemia, etc.
Se
entiende que las condiciones en salud mental que más se
evidenciaron, que aparecieron, o se acentuaron por la pandemia
COVID-19 requieren las acciones necesarias para prevenir y cuidar el
deterioro en funciones psicológicas ejecutivas, y en lo que
pueda generar la obstaculización al trabajo en equipo. Las
llamadas Habilidades No Técnicas, cognitivas y psicosociales.
Se
toman como ejemplos centrales de afecciones vinculadas con la
pandemia, la depresión, la ansiedad, las adicciones y, se
considera a la fatiga como una condición de riesgo particular
del personal aeronáutico en la operación.
En
función de esta situación se establecen planes de
gestión e implementación de herramientas para la
mitigación del riesgo, y todo lo que tienda a la conservación
de la seguridad operacional.
Se
aconseja a las organizaciones aéreas la aplicación de
todo tipo de medidas que contribuyan al bienestar, desde el estilo de
vida, de actividades sociales, de alimentación, gestión
del estrés, descanso, etc.
Distintas
organizaciones son invitadas a proveer, o ya proveen, formas de
buscar fortalecer o brindar sistemas de primeros auxilios
psicológicos y ayuda de pares, así como todo lo
vinculado a salud ocupacional en general, y los servicios de apoyo en
salud mental que puedan disponer.
Se
requiere estar atentos a toda medida que contribuya a cuidar de la
fatiga y también de la posible aparición o
intensificación del consumo problemático de sustancias.
Para
todos los miembros del personal aeronáutico y los examinadores
de salud, se difunden formas de identificación y gestión
de alarmas en condiciones de salud mental, centrados al menos en esos
cuatro temas: ansiedad, depresión, adicciones y fatiga.
Por
todo lo visto la situación enciende alarmas y requiere
acciones definidas y sostenidas para cuidar la salud mental de los
operadores en las nuevas condiciones de tarea y vida, y favorecer que
toleren la espera, vuelen, o vuelvan a volar en condiciones de cuidar
su calidad de vida y por ende la seguridad de las operaciones.
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