El presente trabajo expone
algunos resultados de
un proyecto de
investigación, que se
propone el
estudio psicopatológico de una población clínica
y no-clínica de niños y niñas entre los 6 y 11
años de edad, diferenciándolo por género. En
esta oportunidad se presentan los resultados del "perfil
psicopatológico" realizado específicamente con
las niñas pertenecientes a la
población
clínica, quienes reciben psicoterapia psicoanalítica
grupal de
frecuencia
semanal.
El proyecto de
investigación
en curso aborda los interrogantes que
surgen de la
práctica
clínica en el Servicio de Psicología Clínica de
Niños
(SPCN) creado hace 30 años por la
asignatura
Psicoanálisis: Escuela Inglesa, Cátedra II, de la
Facultad de
Psicología
de la
Universidad de
Buenos Aires. El SPCN está ubicado en la zona sur del área
metropolitana de Buenos Aires y brinda asistencia psicológica
gratuita a niños y niñas entre 3 y 12 años que
no poseen cobertura de
salud y se
encuentran en
condiciones de
extrema vulnerabilidad
psicosocial.
El "perfil
psicopatológico" consiste en
una
caracterización a partir del estudio de las actitudes,
comportamientos, modos de relación con pares y adultos, como
así
también las características y especificidades de las
producciones lúdicas, gráficas y verbales de los niños
y niñas en el contexto de psicoterapia psicoanalítica
grupal. La finalidad del perfil psicopatológico es la
construcción de
indicadores de
posible
psicopatología infantil que podrán ser utilizados como
estrategias de prevención en salud mental. Para este trabajo
se seleccionaron sólo las integrantes niñas de los
grupos
psicoterapéuticos.
Dicha selección está
motivada por la
notable escasez
de estudios específicos sobre psicopatología de la
niñez que
cuenten con una perspectiva de género; numerosos estudios
señalan a las niñas como un grupo con características
específicas, que constituye un segmento de la población
infantil con mayor vulnerabilidad que los niños varones y que
son escasamente
estudiadas.
La consideración de
una perspectiva
de
género,
al momento de analizar las manifestaciones clínicas, resulta
de
importancia ya
que se observa
que ciertos estereotipos de género se convierten en verdaderos
obstáculos para el acceso a los servicios de
salud mental.
Sáenz Herrero (2017), señala
que ciertos
prejuicios o estereotipos sobre el género condicionan la
manera en que
determinado problema es percibido como tal y jerarquizado entre
otros; esto por lo
tanto tendrá
una incidencia directa en la manera de abordarlo. Podríamos
agregar que esta situación se profundiza en la
niñez puesto
que, en estos casos, son los adultos quienes, por regla
general,
perciben o
detectan dichas problemáticas en los niños y niñas
para su
posterior
consulta. Es decir que las expectativas de los adultos sobre lo
que
se considera un
problema de
salud mental para un niño o para una niña, será
determinante para el acceso a los servicios de
salud.
En este sentido, algunos
estudios comenzaron a visibilizar la
escasa cantidad
de niñas que eran derivadas o llegaban a la
consulta por
salud mental (López-Soler, Castro Sáez, Alcántara
López, Fernández Fernández y López Pina,
2009). Esta situación no debe ser interpretada como que las
niñas
presentan menores problemas psicopatológicos o padecimientos
subjetivos. Los escasos estudios epidemiológicos que se
realizaron con
población infantil arrojan como resultado que las niñas
presentan padecimientos subjetivos
que
se
manifiestan
de
manera
diferente
a
las
manifestadas
por
los
varones.
Generalmente, las niñas
suelen presentar problemáticas ligadas a la
inhibición
y sentimientos depresivos o somatizaciones, entre otros síntomas
"internalizantes" (Luzzi y Slapak, 2013; Navarro-Pardo,
Moral, Galán y Beitia, 2012; Ocampo y Palos, 2008; Rescorla y
otros, 2007; Samaniego,
2008).
Puede decirse entonces que los
padecimientos psicológicos de
las niñas,
muchas veces, suelen pasar "desapercibidos" para los
adultos de
su
entorno y que
por ende son escasamente detectados precozmente para su
consulta. Esta
situación trae aparejado que las consultas se realicen recién
cuando el padecimiento se agrava en
edades
posteriores.
Resulta de
interés
un estudio sobre problemas comportamentales realizado con población
infantil cuyo promedio de edad era de siete años (Sibel
Halfon, Ayşenur Coşkun, Özlem Bekar & Howard
Steele, 2020); se
comprobó
una relación estadísticamente significativa entre la
presencia de
problemas "externalizantes" y dificultades en la
"mentalización". Los problemas "internalizantes"
por su parte, se asociaron a las dificultades en el registro de
las
propias
emociones y a la tendencia a "mentalizar" a los demás
a expensas de
los propios
estados mentales. Merece destacarse que la
dificultad para
registrar las propias emociones y estado mental podrían ser
predictores de síntomas "internalizantes",
mientras que las dificultades para la
"mentalización"
podrían serlo de
la presencia de
síntomas "externalizantes". La triangulación
con los análisis cualitativos han respaldado estos
resultados, lo
que sugiere que
los niños y niñas con
problemas
"internalizantes" suelen subestimarse a sí
mismos y tienen
mayores dificultades para el registro de sus
emociones.
Método
Para la construcción de
un perfil psicopatológico, desde la perspectiva psicoanalítica
de la población clínica, se estableció una
muestra compuesta por el material clínico de sesiones de
psicoterapia psicoanalítica grupal correspondiente a 50 niños
y niñas entre 6 y 11 años de edad que reciben en forma
simultánea asistencia psicoterapéutica grupal en el
SPCN. Esa muestra (N= 50) está conformada por 39 varones y 11
niñas.
En este trabajo se estudian
solamente las producciones de
las niñas,
la
cual quedó
conformada del siguiente modo:
todas las niñas
entre 6 y 11 años que asisten a grupos psicoterapéuticos
en forma simultánea.
N=11.
Instrumentos: 1) Historia
Clínica; 2) Una
encuesta sobre
datos sociodemográficos construida por el equipo en
investigaciones anteriores (Sautu, R.; Slapak, S.; Di Virgilio, M.;
Luzzi, A.M.; Martínez Mendoza, R, 1999). Se recaban: sexo y
edad de
los niños;
año
de
escolaridad.
Datos de los adultos responsables del
niño, se
indica quién responde el cuestionario (padre, madre, familiar
u otro), edad, ocupación, estado civil y nivel de
instrucción
de ambos padres; se indaga en quién recae principalmente el
sostén económico del hogar. Características de
los hogares: número de integrantes; cantidad de habitaciones,
cantidad de niños en la
familia o en el
hogar (índice de hacinamiento). Se administra a los padres o
adultos responsables; 3)
Registros
observacionales textuales de
sesiones de
psicoterapia
grupal de niños y
niñas.
Procedimiento: Los grupos
psicoterapéuticos psicoanalíticos están
conformados por un máximo de ocho integrantes, compuestos
tanto por niños como por niñas, que poseen una
diferencia etaria entre sí no mayor a dos años.
Asimismo, son grupos heterogéneos en cuanto a la
psicopatología
y los motivos de consulta. Se utiliza la
técnica
de juego para su
análisis
(Klein, 1926); cada grupo psicoterapéutico cuenta con una caja
propia con
diversos materiales que
se ofrecen para
que los integrantes puedan iniciar y desarrollar juegos, dibujos o
verbalizaciones
espontáneamente.
Las psicoterapias estuvieron a
cargo de cuatro equipos psicoterapéuticos, externos al equipo
de investigación, conformados por un psicoterapeuta y un
observador no
participante, cuya función es construir un registro escrito
generado en simultáneo con el transcurrir de la sesión,
incluyendo las intervenciones del psicoterapeuta, las respuestas de
los pacientes y los gestos y acciones de ambos.
Los psicoterapeutas tienen el
mismo nivel de
entrenamiento y experiencia clínica; recibieron seis años
de entrenamiento específico en psicoterapia psicoanalítica
grupal. Los
observadores
fueron entrenados durante dos años en la
capacidad de
observación,
con criterios derivados de aquellos utilizados en la Tavistock Clinic
para la
capacitación
de
los
psicoterapeutas (Bick,
1964).
Se seleccionaron 12 registros
observacionales de
las sesiones de
cada uno de los grupos, elegidas sistemáticamente la
tercera sesión
de
cada mes durante
un año, resultando un total de 48 registros observacionales.
Las
producciones de
las niñas, su comportamiento, actitudes y los modos de
interacción en
las sesiones de
psicoterapia fueron analizados por medio de la
aplicación
del MAPPP-N/ (Derechos de
Autor, Nº
5117227), método construido por el equipo de
investigadores
para el estudio de
sesiones de
psicoterapia, el cual incluye códigos analíticos y sus
definiciones agrupadas en Manuales de Códigos y los criterios
de
aplicación
y análisis que conforman el Manual de Procedimientos (Luzzi,
A; Bardi, D; Ramos, L & Slapak, S., 2015). Este método
obtuvo como resultado de la
prueba de
confiabilidad un
Valor de K
Fuerza de
concordancia:
0,711 (confiabilidad muy buena). El MAPPP-N es apto para su
aplicación
a sesiones de psicoterapia psicoanalítica individual y
psicoterapia psicoanalítica grupal. Este método permite
hacer un seguimiento individual de cada paciente y apreciar la
interacción
entre los pares y con el psicoterapeuta. A pacientes y
psicoterapeutas se les asignan códigos, para diferenciar e
identificar a cada paciente y a cada psicoterapeuta, en preservación
de normas éticas y de confidencialidad.
Las producciones de las niñas
se codificaron según su tipo: actividades, juegos, expresión
gráfica, verbalizaciones, actuaciones, expresiones no
verbales, entre otras. Se consignaron asimismo las dificultades de
expresión,
los instrumentos o medios de
las respuestas,
los temas manifiestos, los participantes, los destinatarios y los
tipos de
interacción
con el psicoterapeuta y con
los pares.
Además, se estudió la frecuencia y tipo de
intervención
del psicoterapeuta en relación con el género del
paciente. Los datos obtenidos de
la
aplicación
de los códigos, se relacionaron con los problemas
comportamentales y emocionales registrados en el motivo de
consulta y con
datos de las historias clínicas y de las encuestas sobre datos
sociodemográficos.
Resultados
Los motivos que originaron la
consulta psicológica de las niñas de la muestra fueron:
bajo rendimiento académico y
dificultades de
concentración (8 niñas); trastornos de alimentación,
de
la
eliminación
y manifestaciones psicosomáticas (4 niñas);
dificultades de integración social (2 niñas);
accidentes reiterados y conductas violentas (2
niñas).
Como
se
observa,
algunas
niñas
presentaron
más
de
un
motivo
de
consulta.
Del análisis
cualitativo de las sesiones, se advierten dos modalidades en el
funcionamiento de
las
niñas
durante las sesiones, bastante diferenciadas, que podrían
denominarse del siguiente modo: "niñas introvertidas"
y "niñas
extrovertidas".
Niñas "introvertidas"
N= 7.
Principales características
reflejadas en la asignación de códigos (los códigos
están en cursiva; las definiciones están en el
Apéndice).
Respecto de la relación
con sus pares, estas niñas mayoritariamente interactúan
con una sola compañera del grupo, estableciendo una relación
de dependencia,
adhesión y
colaboración.
Con sus compañeros
varones, manifiestan predominantemente temor,
y al
finalizar
el
período
estudiado,
rivalidad.
Suelen
estar
muy
atentas
a
las
actividades
y
juegos de
los varones, que
son objeto de
su
observación.
El vínculo con el psicoterapeuta se caracteriza por la
dependencia,
aplacamiento y en
menor medida, colaboración.
Se observa en estas
niñas un
predominio de
expresiones no verbales por
sobre las
verbalizaciones: silencio,
retraimiento, gestos y observación. Respecto
de las verbalizaciones, prevalecen los monosílabos
y las onomatopeyas
-por lo
general como
respuestas a preguntas del psicoterapeuta- y ante nuevas
intervenciones del
psicoterapeuta,
logran realizar descripciones
y manifestaciones
de
fantasías.
En los últimos meses del período estudiado comienzan a
observarse llamados
y consultas
al psicoterapeuta.
Las producciones lúdicas
se caracterizan por su
escaso
desarrollo, bajo la
modalidad de
juego dramático,
de moldeado o
de
construcción,
por lo
general
referidos al tema de
la
alimentación.
Los temas expresados en
las producciones
estuvieron referidos a la
alimentación,
los peligros, las muertes y las enfermedades. El uso del espacio se
caracteriza por la
restricción.
En estas niñas
no se registraron actuaciones
en todo el período
estudiado.
Niñas "extrovertidas"
N= 4.
Principales características
reflejadas en los códigos (los códigos están en
cursiva; en el Apéndice se presentan las definiciones).
En la vinculación con
sus pares, las niñas "extrovertidas" se
caracterizan por mantener una relación más estrecha con
otra niña, con la que establecen una relación que
oscila entre la hostilidad
y rechazo,
rivalidad,
complicidad y por
momentos colaboración.
Se relacionan
activamente con sus compañeros varones con quienes suelen
competir, estableciendo una relación que se caracteriza por la
rivalidad,
competencia y en
menor medida colaboración.
Con el
psicoterapeuta el vínculo se caracteriza por la ambivalencia;
la relación oscila entre la oposición
y desafío,
la colaboración,
la
hostilidad y
en menor medida el temor.
Las verbalizaciones
son en
su mayoría
llamados al
psicoterapeuta reclamando atención o expresando quejas. En
ocasiones pueden efectuar manifestación
de sus fantasías en
relación con sus producciones, aunque con escasa fluidez en la
expresión
verbal. Cuando se dirigen a sus compañeros varones, son
frecuentes los llamados
y las expresiones
hostiles. Manifiestan
expresiones no
verbales en las
que
abundan los
gritos, risas,
gestos, y en menor
medida el
silencio.
Las producciones lúdicas
suelen tener escaso desarrollo, predominando los juegos de
competencia
en los que
rivalizan con los varones y también juegos dramáticos
y de
moldeado
realizados junto
con otra niña, que tienen un incipiente desarrollo y se
interrumpen pasando a otra actividad o por actuaciones
con el cuerpo, el consultorio o los
materiales.
En todo el período
estudiado se registran numerosas actuaciones
con el cuerpo,
los materiales y
el consultorio y
un uso del espacio con expansión.
Si bien en su modalidad de
expresión las niñas "introvertidas" y las
"extrovertidas" se diferencian, es pertinente destacar
los rasgos en común. En las niñas "introvertidas"
y aquellas que se caracterizan por su "extroversión",
encontramos dificultades para tramitar la ansiedad de separación
con sus objetos y habría aspectos depresivos subyacentes.
En las Historias Clínicas
y en las encuestas sociodemográficas se registra que todas las
niñas han padecido situaciones de pérdida relacionadas
con la muerte de un familiar cercano, o con la brusca "desaparición"
de uno de los progenitores por conflictos de pareja o con la ley,
además de haber sufrido situaciones de violencia
intrafamiliar.
La dificultad de concentración
se
evidencia en
las sesiones en
las dificultades manifestadas en
el desarrollo de
las actividades
lúdicas; las niñas "introvertidas"
comienzan un juego - ya
sea dramático,
de
construcción
o de moldeado-, no
lo
pueden sostener
en
el tiempo y su
desarrollo declina o se corta. La actividad se interrumpe y las niñas
se quedan observando lo que hacen sus compañeros o se retraen
ensimismadas con objetos que trajeron de
su
casa, actitudes
que denotan una retirada del interés libidinal en la actividad
comenzada. Las niñas "extrovertidas" comienzan
juegos de
competencia o
dramáticos que tampoco tienen un desarrollo en el tiempo, ya
que pasan
rápidamente a otra actividad, saltando de
"un objeto
a otro" con un contacto superficial, de un
modo exaltado y
a través de actuaciones con
el cuerpo. Las
producciones lúdicas de estas niñas representan
fielmente el
estilo festivo
descripto por Liberman (1962): tienen un ritmo acelerado, no
siguen un
hilo conductor,
se diversifican y se expanden por todo el consultorio. Las
actuaciones de
estas niñas,
muy frecuentes, no tienen una finalidad destructiva, constituyen una
descarga impulsiva y un
reclamo activo
al psicoterapeuta, pedido de
atención
que también se manifiesta en la
alta frecuencia
de los llamados.
Si bien no tienen una finalidad destructiva, en muchas oportunidades
se ponen en riesgo o lastiman a terceros. Dentro de este grupo hay
niñas que padecieron accidentes a
repetición.
Las niñas de la
muestra han
manifestado
estar pendientes de
la
aprobación
o de la
atención
de sus terapeutas. En los primeros meses de
la
psicoterapia,
las
niñas
"introvertidas" parecían estar atentas a los
gestos de aprobación o rechazo de
su terapeuta,
contestando con gestos o monosílabos; esta actitud se
fue modificando
en el curso de la
psicoterapia y
en los últimos meses se advirtió un cambio terapéutico
expresado en la posibilidad de
efectuar
consultas y
participar más activamente. Las niñas
"extrovertidas"
reclamaban
constantemente
la
atención
de
sus
terapeutas
con
llamados reiterados,
de modo exigente e imperioso. Cuando no lo
obtenían
-o lo
obtenían
pero no
era suficiente
para ellas, ya que
pareciera que
nada era suficiente para estas niñas- aparecía el
desborde emocional y las actuaciones
-golpearse la
cabeza contra la pared, lastimar a sus compañeros, entre
otras-. Esta actitud fue declinando al final del período
estudiado sólo en una niña, quien pudo manifestar sus
aspectos depresivos a través de manifestación
de fantasías. En
ambos grupos, con
modalidades
diferentes, el vínculo con el terapeuta se caracterizó
por la necesidad de una cercanía extrema, que les convalidara
si eran queridas o rechazadas, vínculo de extrema dependencia
y ambivalencia
objetal.
Los observables registrados en
las sesiones, junto al predominio en los motivos de consulta de
un bajo
rendimiento académico y dificultades de
concentración,
nos lleva a inferir en ambos grupos de
niñas la
presencia de
estados depresivos en la niñez (Sandler y Joffe, 1965), como
así
también la
manifestación
de
defensas
maníacas que enmascaran sentimientos depresivos (Wasserman,
2008).
Respecto de las intervenciones
de
los
psicoterapeutas, es notoria la
mayor frecuencia
de señalamientos,
interpretaciones, preguntas -entre
otras intervenciones- dirigidas a los integrantes varones y a las
niñas "extrovertidas", respecto de
aquellas
destinadas a las niñas "introvertidas". Algo
similar sucede en los registros observacionales, en los que abundan
las descripciones de
las actitudes,
producciones y acciones de los varones y de las niñas
"extrovertidas". Las niñas "introvertidas"
parecieran no
ser
registradas
suficientemente por
el equipo
terapéutico. Esta situación debe comprenderse en el
contexto de
la
dinámica
transferencia/contratransferencia. El dispositivo psicoterapéutico
genera las condiciones necesarias para que se produzcan fenómenos
de repetición: las manifestaciones sintomáticas de los
pacientes comienzan a desarrollarse
ahora
en
el
vínculo
transferencial
con
el
terapeuta.
De
tal
manera
que
se actualizan en
el
tratamiento los
patrones vinculares establecidos con los objetos, generando a su vez,
una resonancia contratransferencial en
el terapeuta. En
la
literatura
psicoanalítica se
han descrito las
dificultades de
los terapeutas
para "hacer contacto" con los niños que cursan un
período depresivo (Liberman, 1983). A partir de los
registros observacionales se vislumbra que se reitera en la dinámica
transferencia/contratransferencia el mismo patrón vincular que
evidencia el padecimiento de las niñas "introvertidas",
quienes no
son tenidas en
cuenta o
registradas suficientemente por
su entorno. En
este punto debe
subrayarse que
los terapeutas
se ven afectados por respuestas contratransferenciales que resultan
resistenciales para el tratamiento, debido a que replican los fallos
ambientales de
descuido y
desatención de
dichas niñas.
Este observable debe convertirse en
un aporte
clínico fundamental, cuya finalidad consistiría en
detectar estas respuestas contratransferenciales con el objetivo de
rectificarlas y reconducir las intervenciones
terapéuticas.
Algunas Consideraciones
Finales
La sintomatología por
la cual los niños y las niñas son derivados a la
consulta
psicológica suele ser variada y, en
el curso de las
psicoterapias, no
siempre se
identifican de
modo pertinente los sentimientos depresivos subyacentes (Campo,
1993). La depresión en la infancia, solo algunas veces, se
manifiesta explícitamente en las actitudes y en el estado
anímico de
los niños
ya
que tiende a
expresarse de modo enmascarado, dificultando su detección.
Los datos que surgen de las
historias clínicas y de las encuestas sociodemográficas
informan que las niñas estudiadas han registrado reiteradas
situaciones de pérdida en su corta vida y han crecido en un
contexto familiar violento. Los adultos a cargo no cuentan con las
herramientas necesarias para sostenerlas emocionalmente, ya sea por
estar atravesados por urgencias de la supervivencia –
desempleo, falta de alimentos, hábitats con alto nivel de
hacinamiento-, o porque carecen de la estabilidad emocional
necesaria.
El análisis de los
datos permite especificar dos modos de
presentación
de sentimientos depresivos en las niñas en las sesiones de
psicoterapia
grupal, que a primera vista
impresionan como
opuestos: niñas "introvertidas" y niñas
"extrovertidas".
Si bien su perfil
psicopatológico es disímil, se infiere que son modos
diversos de manifestación clínica de procesos
depresivos incipientes en niñas
prepuberales.
En general, la depresión
es asociada a la
inhibición,
la
tristeza y el
desgano, por ello las
niñas
"inhibidas" responden de forma más acabada a la
concepción de esta afección emocional; en cambio, las
niñas "extrovertidas" quedan ubicadas como
"oposicionistas" o "negativistas-desafiantes",
lo que conlleva al
riesgo de
un tratamiento
inadecuado en tanto se
dejan de
lado los
aspectos
asociados a la
pérdida y
a duelos no
elaborados.
Melanie Klein (1940) retoma
las ideas freudianas de Duelo y Melancolía (Freud, 1915), y
propone una teoría del desarrollo mental en la que incluye al
duelo como un proceso "normal" en la primera infancia que
ubica en la "posición depresiva infantil".
En esta posición
acontece el
primer duelo que
atraviesa el niño: el destete, y con ello todos los
sentimientos, mecanismos, ansiedades y fantasías en
relación
a la
pérdida.
Klein supone procesos depresivos en
la
primera infancia
y ubica a la
"manía"
como una defensa frente a la
ansiedad
depresiva. El modo en que el niño atraviesa la
posición
depresiva, esto es, el duelo por la
pérdida
del primer objeto de
amor,
determinará –junto a otros factores- la
elaboración
de
futuras
situaciones de
pérdida.
Las situaciones de pérdida
generan efectos que, en los niños, dependen de
diversas
variables: la
edad del
niño al
momento de la pérdida, la
situación
del contexto familiar
y
la
capacidad
de
los
adultos
a
cargo
para
tolerar
las
emociones
que
la
pérdida
ocasiona en los niños. Tramitar un duelo implica una gran
sobrecarga de trabajo para el psiquismo infantil, en el cual incidirá
el
modo en que el
niño haya
podido transitar
la
posición
depresiva infantil, y la
adquisición
de ciertas categorías como "posible- imposible",
constancia objetal y las
nociones
témporo-espaciales. La capacidad de contención
emocional y de
mentalización
(Luyten, Nijssens, Fonagy & Mayes, 2017) que los adultos puedan
ofrecerle al niño, tolerando sus posibles desbordes
emocionales y pulsionales y la oscilación en sus recursos
defensivos – negación, expresiones maníacas,
desplazamientos-, así como las alteraciones en su estado de
ánimo y
de
su conducta
–irritabilidad, inquietud, temores, manifestaciones
psicosomáticas- serán decisivos para que esas
categorías no se derrumben (Casanova, Merea, Morici, Pelento,
Popiloff y Waine,
2014).
El estudio del vínculo
transferencial con el terapeuta de las niñas estudiadas,
evidencia dificultades en la
tramitación
de la
angustia de
separación; la
extrema
dependencia es la contracara del enojo y rencor que no se permiten
sentir por temor a la
pérdida
irremediable del objeto. La temática realista de
sus juegos y
verbalizaciones incluye referencias abundantes al vínculo
materno, vínculo absorbente que les dificulta el pasaje
objetal. Tal como se plantea en
las
investigaciones de
Sibel Halfon
(2020), estas niñas tienen dificultades en el registro de
sus propias emociones por estar más atentas al estado de
ánimo de
sus personas significativas, en particular la
madre; tienden a
mentalizar a los demás a expensas de sus propios estados
mentales.
Los resultados provisionales
de este estudio revelan la importancia de construir indicadores
basados en evidencia empírica, con el fin de detectar con
mayor precisión el padecimiento subjetivo que subyace a la
variedad de los motivos de consulta que presentan las niñas
derivadas al SPCN. Puede pensarse que si estos motivos de consulta
fueran tomados "superficialmente" podrían
extraviar la estrategia clínica implementada.
Resulta de
importancia
subrayar el hallazgo de dos modalidades de manifestación
clínica de los procesos depresivos en las niñas
estudiadas: una modalidad ligada a la
introversión,
la
dependencia y la
inhibición;
y otra modalidad ligada a defensas maníacas que se
presentan como
desafío, omnipotencia, expansión emocional y
actuaciones.
Detectar la
presencia de
sentimientos depresivos en las niñas, junto a los mecanismos
de
defensa
utilizados, contribuye a reorientar el foco terapéutico hacia
la problemática de
las pérdidas
y los duelos; como asimismo poner en marcha estrategias terapéuticas
que contemplen al
entorno familiar
de las niñas, dada la
importancia para
su sostén
emocional.
Comprender las diferentes
modalidades de
manifestación
clínica de procesos depresivos en niñas, permitirá
que los adultos del entorno, tales como docentes, profesores de
deporte, profesionales de la
salud, entre
otros, puedan detectar tempranamente signos de
padecimiento
psicológico que anteriormente no
constituían
una alarma, con el fin de realizar una consulta oportuna. De
tal modo, la
detección
temprana del padecimiento subjetivo se convierte en una herramienta
insoslayable para el diseño de
estrategias de
prevención
en salud mental en
la
niñez.
Nota del autor
Proyecto 20020170100212BA
"Estudio de los problemas comportamentales y emocionales de una
población infantil del conurbano bonaerense desde la
perspectiva epidemiológica y construcción de un perfil
psicopatológico y sociodemográfico, diferenciando por
género" Programación UBACyT 2018. Directora: Ana
M. Luzzi. Investigación aprobada y financiada por la
Universidad de Buenos Aires, Argentina.
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Ed. Novedades Educativas.
Apéndice
Se presentan las definiciones
de los códigos utilizados.
TIPOS DE
INTERVENCIONES
INTERVENCIONES
Señalamiento:
Descripción
por parte del terapeuta de una situación, individual o grupal
actual, que explicita aspectos manifiestos u observables en el aquí
y ahora de
la
sesión,
principalmente referidos a funciones yoicas y a aspectos emocionales
de los pacientes. Interpretación:
Intervención
verbal del terapeuta respecto de
contenidos
latentes de
las
manifestaciones del paciente. Refiere a la
actualización
en el aquí
y ahora con el
terapeuta de las relaciones de objeto originarias. Incluye tipo de
relación
de
objeto,
ansiedades, defensas y
fantasías.
Pregunta: Intervención
del terapeuta que tiene como objetivo ampliar o recabar información.
RESPUESTAS
A
INTERVENCIONES
VERBALIZACIONES:
Expresión
oral de ideas, fantasías o pensamientos que pueden o no
acompañar, actividades, juegos o expresiones gráficas.
Monosílabo:
Verbalizaciones
asertivas, negativas o dubitativas: "sí", "no"
o "no sé". Llamados:
Verbalizaciones
destinadas a concitar la atención, reclamos, pedidos y quejas.
Manifestación
de fantasías: Verbalizaciones
que ponen de manifiesto el vínculo activo entre los objetos
internos (Escenificación)
Descripción:
Verbalizaciones que
narran situaciones o acciones.
Reflexión:
Verbalizaciones que
expresan pensamientos sobre las propias acciones y emociones.
Consultas: Verbalizaciones
que recaban información.
Onomatopeyas: Expresión
oral que reproduce el sonido de
una cosa o
animal.
EXPRESIONES NO VERBALES:
Fenómenos de
descarga que pueden o
no
acompañar
expresiones simbólicas.
Risa Llanto
Expresiones hostiles:
Incluye
expresiones, (por ej.: interjecciones y "malas palabras")
y acciones corporales (por ej.: dar patadas o
escupir)
Gestos: Todas
las acciones físicas efectuadas con la cara, con partes del
cuerpo o con todo el cuerpo.
Expresión de júbilo:
Incluye expresiones
(Por ejemplo: ¡Aleluya!, ¡Iupiii!, ¡Vamos todavía!,
¡Hurra!) y acciones corporales (Por ejemplo: agitar los brazos
expresando alegría, saltar)
Ruidos: Descargas
sonoras inespecíficas.
JUEGO: Expresión
simbólica de
fantasías.
Juego de construcción:
Juego que consiste
en la construcción o armado de un objeto.
Juego de competencia: Juego
que implica una competencia entre los participantes. Juego
dramático: Juego
en el cual el/los pacientes/s interpretan personajes o roles; pueden
o no utilizar materiales en cuyo caso deben ser pertinentes.
Juego reglado: Juego
que se desarrolla en el marco de reglas o normas.
Juego de moldeado: Juego
realizado con plastilina (material que forma parte de la caja de
juegos)
ACTUACIONES:
(Acting): Son
acciones intempestivas e inesperadas, ponen de manifiesto de manera
no simbólica fantasías e impulsos y están
destinadas a evitar el dolor psíquico, incluye las llegadas
tarde, entre otras acciones.
OBSERVACIÓN:
Actitud que
demuestra atención frente a lo que ocurre en la sesión.
RETRAIMIENTO:
Actitud personal de
reserva y poca comunicación.
SILENCIO:
Registro de
ausencia de manifestaciones orales cuando se espera una respuesta.
Puede tener varios orígenes: oposición, retraimiento,
reflexión, entre otros.
INSTRUMENTOS:
Materiales: Material
de la caja de juegos.
Cuerpo: Acciones
de pacientes realizadas con su cuerpo (saltar, correr, etc.)
USOS
DEL ESPACIO:
Expansión: Uso
abarcativo y extensivo del espacio del consultorio.
Restricción: Uso
limitado y reducido del espacio del consultorio.
TIPOS DE INTERACCIÓN:
Refiere a la
interacción de los integrantes entre sí, con el
terapeuta y con el observador. Son términos descriptivos, no
conceptos teóricos. Colaboración:
El paciente ayuda o
coopera con el terapeuta, observador o par en la realización
de los fines del tratamiento.
Aplacamiento: El
paciente realiza acciones destinadas a agradar, satisfacer, apaciguar
al terapeuta, observador o
par.
Complicidad: Se
refiere a la relación entre dos o más pacientes en la
que se actúa de modo encubridor respecto de alguna
trasgresión.
Oposición, desafío:
El paciente reta,
provoca o compite, con el objetivo de contrariar el trabajo del
terapeuta, observador o par.
Temor: El
paciente realiza intentos de huida o rechazo de aquello que él
considera dañino, arriesgado o peligroso proveniente del
terapeuta, observador o par, mediante distintos recursos (verbales,
corporales, gestuales).
Dependencia: El
paciente manifiesta la necesidad de recibir atención y
cuidados por parte del terapeuta, observador o par.
Hostilidad, rechazo: El
paciente contradice con enojo lo que el terapeuta, observador o par
expresa y no admite propuesta u ofrecimiento alguno.
Adhesión: Se
refiere a la relación entre dos o más pacientes en la
que se produce una unión o enlace de acciones sin
diferenciación entre ellos.
Rivalidad: El
paciente pone de manifiesto emociones vinculadas a los celos con el
terapeuta, el observador o los pares del grupo.