Los trastornos de la conducta alimentaria y la obesidad, como así
los cuadros Dismórfico corporales presentan un nivel de
gravedad significativo que encarna un elevado grado de preocupación
en profesionales y familiares de quienes lo padecen. En este sentido,
adquiere una particular relevancia la detección de las
Distorsiones Cognitivas Alimentarias (DCA), prototípicas
de las patologías alimentarias. La identificación de
estas alteraciones permite realizar un abordaje terapéutico
especifico focalizado.
Distorsiones cognitivas
A partir de la definición, operacionalización e
identificación del constructo Distorsión Cognitiva
llevado adelante por Beck se trazaron descriptivamente procesos
cognitivos que conmutan, por lo que podrían ser eventos
congruentemente inofensivos, conferidos con otros que se pueden
advertir como hostiles y, por lo tanto pueden acarrear en sí
emociones, comportamientos y corolarios motivacionales negativos. Se
puntean como Distorsiones Cognitivas la generalización
excesiva, magnificación y minimización, personalización
y pensamiento absolutista dicotómico, entre otras (Beck,
Rush, Shaw y Emery, 1979). Estas interpretaciones erráticas de
la realidad han sido asociadas a múltiples afecciones y entre
sus consecuencias acarrean una percepción del mundo
disfuncional, sufriente y rígida.
Camacho (2003) explicita las alteraciones de los patrones cognitivos
que soliviantan una visión negativa de sí mismo,
visión negativa de sus experiencias y visión
negativa del futuro. Camacho destaca entre las distorsiones
cognitivas cardinales la Inferencia arbitraria, la
Maximización, la Minimización, la
Abstracción selectiva, la Generalización
Excesiva o Sobre generalización, la Personalización
y el Pensamiento Dicotómico.
Objetivo
El objetivo del presente escrito es dar cuenta y explicitar aquellas
Distorsiones Cognitivas Alimentarias (DCA) que con frecuencia se
manifiestan en quienes atraviesan trastornos de la conducta
alimentaria u obesidad.
Trastornos de la Conducta Alimentaria
Los trastornos alimentarios han sido un tema de estudio en términos
de prevalencia etiología, rol y participación del grupo
familiar. En las últimas décadas se ha relevado y
publicado sobre el estudio de la efectividad de la psicoterapia, el
sostenimiento de la cronicidad, el grado de incidencia de las redes
sociales y de factores antropológicos y sociológicos
intervinientes, se han relevado y escrito y publicado sobre ello. Así
mismo se diseñaron instrumentos de evaluación e
identificación, aplicándose también otras
técnicas existentes, analizando concurrencias y recurrencias
(Losada, 2011; Marmo y Losada, 2013; Rutsztein,
Leonardelli, Scappatura, Murawski, Elizathe y Maglio, 2013; Marmo y
Losada, 2014; Kirszman y del Carmen Salgueiro, 2015;
Leonardeli,
Losada y Violante, 2017; Losada y Bidau, 2017;
Cruzat-Mandich,
Díaz-Castrillón, Kirszman, Arroyo, Hesse y Astudillo;
2017; Losada,
Leonardelli y Magliola, 2017; Losada y Marmo, 2017; Losada y Vicente,
2018, Losada y Charro 2018;
Losada y Biskupovich, 2019; Fernández
Álvarez, del Pilar Grazioso y Kirszman, 2019;
Losada y
Zavalia, 2019).
Obesidad
Los valores ligados a la prevalencia de la obesidad dan cuenta de
este fenómeno de gravedad global. La obesidad es apreciada
como un padecimiento crónico no transmisible, que se
identifica por la estampa de mayor contenido de grasa
corporal, la misma que al extender su dimensión y
ubicación topográfica, implica riesgo para la salud y
restringe la calidad de vida. En los estudios epidemiológicos
y clínicos son dos los enfoques principales utilizados: el
cómputo del Índice de Masa Corporal (IMC) y la medición
de la adiposidad central (Coronel,
Méndez y Vázquez, 2020).
Distorsiones Cognitivas
Alimentarias (DCA)
La Fusión Pensamiento Forma, como DCA encarna que pensar en
forjar una acción o evento posee similares consecuencias y
derivaciones que realizarlo ciertamente. En los trastornos de la
conducta alimentaria la Fusión Pensamiento Forma abarca
componentes concernientes a las creencias acerca de las consecuencias
que pueden asumir el pensar en comer alimentos de carácter
prohibido (Jáuregui
Lobera y Prieto, 2012). Quienes padecen trastornos alimentarios
refieren sentimientos de culpa por solo pensar en estos comestibles
vedados soslayados por su modalidad híper restrictiva. Esta
unión de apariencia indisoluble entre pensamiento y acción
se constituye prototípica de la rigidez manifiesta de la
anorexia nerviosa.
Coelho,
Baeyens, Purdon, Pitet y Bouvard (2012) ligaron los trastornos de la
conducta alimentaria a la distorsión cognitiva de
Fusión Pensamiento-Forma,
ubicándola como una distorsión cognitiva congruente
con la patología alimentaria. Comparando tres muestras, un
primer grupo conformado por personas con patologías
alimentarias, un segundo agrupamiento por quienes padecían
trastornos obsesivos compulsivos y el tercero el grupo control,
reportaron que los individuos con trastornos de la alimentación
eran más susceptibles a la
fusión pensamiento forma, que los
participantes con trastorno obsesivo compulsivo y los del grupo de
control. Los resultados dan cuenta de niveles elevados de esta
distorsión cognitiva, y el acrecentamiento de la angustia y
obstáculos autoinformados para imaginar un escenario
relacionado con los alimentos.
Rachman y
Shafran (1999) canalizan por dos
posibles vías, plausibles de presentarse individualmente o en
simultaneidad, la Fusión de
Pensamiento Acción como una
distorsión cognitiva en términos de probabilidad y en
condicionamientos de moralidad. La Fusión de Pensamiento
Acción en la definición de corte probabilística
se sostiene en la creencia de que el pensamiento intrusivo amplifica
la contingencia de la ocurrencia de un evento maligno concreto. La
moralidad en la Fusión de Pensamiento Acción da cuenta
de que el experimentar los pensamientos intrusivos es moralmente
semejante a consumar una acción prohibida. Esta
distorsión se postula substancialmente prominente en las
obsesiones, estrechamente congruente con sentimientos de culpa
coligada con tentativas ulteriores de neutralización. La
idea de comer es susceptible a los sentimientos de haber engordado,
de haber realizado algo inaceptable moralmente y la probabilidad de
haber aumentado de peso. Colocando a la idea en idéntico
nivel que el acto.
Según
Coelho, Jansen y Bouvard (2012) es significativo el
alcance de las
distorsiones cognitivas en torno a la alimentación. Una
distorsión prototípica en la patología
alimentaria es la Fusión Pensamiento-Forma en la que
escuetamente imaginar el consumir provisiones con elevado contenido
calórico hace que las personas se conciban más gruesas
y se divisen bajo aumento de peso.
En el axioma clínico y psicométrico sobre la
coexistencia de distorsiones cognitivas en los trastornos
alimentarios, Shafran y Robinson (2004, en Jáuregui
Lobera y Prieto, 2012), postularon la existencia de una
distorsión similar a la Fusión Pensamiento Acción
a la que designaron Fusión Pensamiento Forma,
postulando al menos, tres componentes:
- Fusión Pensamiento Forma Probabilidad donde la
creencia de que rumiar un determinado pensamiento de comer alimentos
prohibidos hace más factible que la persona incremente su peso
o cambie su figura de manera desvalorizante.
- Fusión Pensamiento Forma Moral representa la
creencia de que deliberar mentalmente en comer víveres auto
prohibidos es tan malo moralmente como comerlos realmente.
- Fusión Pensamiento Forma Sentimiento, distorsión
en la cual la creencia de que pensar en consumir alimentos auto
prohibidos hace sentirse gorda a la persona. En este sentido
simboliza el hecho de que pensar en realizar algo asume las análogas
secuelas que el realizarlo efectivamente (Bersh, 2006).
Los avances
de Dritschel, Williams
y Cooper (1991) incluyen
el diseño
de un cuestionario autoadministrable donde los pacientes informaban
temores y desasosiegos ampliamente confederados a las ingestas, los
alimentos, la imagen corporal y el peso, bajo el objetivo de
justipreciar las distorsiones cognitivas que pudieran manifestarse.
El instrumento se condujo a tres conjuntos delimitados mediante una
entrevista, enmarcados como primer grupo quienes no reportaron
episodios de conductas compensatorias inadecuadas características
primordialmente de padecientes con cuadros de Bulimia Nerviosa, un
segundo conjunto de individuos que comunicaron incidentes de
conductas compensatorias inadecuadas y un grupo control. Los
resultantes dan cuenta de que el grupo que se distinguía por
la presencia de episodios bulímicos difería de los
otros en cuanto a la traza de hallazgos de distorsiones cognitivas
del tipo de Personalización,
Sobregeneralización,
Catastrofización y Abstracción Selectiva
en las temáticas inherentes y específicamente a la
comida, la alimentación, la corporalidad y el peso.
La investigación de De la Vega Morales y Cruz Hernández
(2018) identificó ideas irracionales concernientes a la imagen
corporal, a la socialización, percepción de sus
capacidades y vínculo con su grupo familiar. Trabajaron con
una paciente de 62 años con obesidad, brindándole
información sobre las tipologías de las distorsiones
cognitivas y cómo identificarlas y modificarlas, abordando en
profundidad la distorsión del Deber Ser. Presentándose
expresiones como: "Soy una ballena"; "Estoy
hecha una vaca"; "Con este cuerpo no le puedo gustar a
nadie"; "Nunca voy a poder tener un peso normal";
"Si no bajo 30 kilos no salgo a la calle"; "En el
futuro seguiré aumentando seguro", evidencian
visiones negativas que durante el procesamiento de la información
alcanzan ciertas alteraciones que acarrean la obtención de
conclusiones arbitrarias, manifestando: "Seguramente aumente
dos kilos por eso no voy a ir hoy a la consulta con la
nutricionista"; "Ni me lo pruebo porque seguro me
queda mal y no me entra"; "con los laxantes unos
kilos bajo"; "el agua me engorda", donde
se arriban a conclusiones sin evidencia a favor que la propugne o más
aún, se sustentan ciertas afirmaciones inclusive con evidencia
antagónica: " Tuve un atracón con dos hojas de
lechuga y una gelatina diet"; "Comí como un
cerdo", especialmente en la anorexia nerviosa expandiendo
ciertas cantidades y estimando el peso o cantidad dada en la ingesta.
Por el contrario en la obesidad se presentan distorsiones de
minimización, del tipo: "Era un choricito, unos
sandwichitos y un vasito de cerveza"; "estoy a
pura agua sola y no paro de engordar"; "una docena de
facturas un domingo es un permitido, más si son de crema
pastelera", expresadas en diminutivos refiriendo a
alimentos como pequeños o en cantidades mínimas, que
resultan contradictorias cuando los nutricionistas solicitan imágenes
de los platos y las porciones. En los trastornos de la Conducta
Alimentaria se ensoberbecen o aminoran ciertos aspectos o cualidades
minimizando los logros, los éxitos, las buenas cualidades, los
aciertos, como: "pero eso no es nada, cualquiera se recibe
de arquitecta" "como me voy a poner contenta de no
vomitar más si nunca tendría que haber vomitado".
La Abstracción Selectiva gravita en el centramiento en
un talante o atributo, como del mismo modo un detalle separándolo
contextualmente, abandonando características relevantes de la
situación y elaborando conclusiones particulares: "no
me puso una nota mejor porque estoy gorda"; "le caigo mal
por los rollos que tengo". La Generalización
Excesiva representa a una o varias vicisitudes o situaciones
señeras de las que pareciera que se obtienen datos plausibles
de generalizar a otras situaciones: "si esta semana no bajé
de peso nunca voy a bajar"; "con la comida que se
vende en los supermercados no se puede tener un peso normal".
Los Pensamientos Dicotómicos Polarizados se
representan en las oscilaciones frecuentes de las dietas híper
restrictivas versus episodios de atracones e ingestas de corte
compulsivo, en idéntico sentido de actividades físicas
auto lesivas a conductas altamente sedentarias. También
llamado pensamiento absolutista, todo o nada, o blanco o negro.
Rubrica Camacho (2003) que en las patologías alimentarias
precisamente existe una marcada dicotomización del
pensamiento, realizando atribuciones causales del tipo de confederar
a las personas delgadas en un encadenamiento de particularidades
tales como ser feliz, aceptada y exitosa. Por el contrario en
el otro polo se sitúa a aquellos individuos que acarrean
inconvenientes con el peso sin pensar en grados intermedios, o se
está flaca o absolutamente obesa, a las cuales se les imputa
infelicidad, fracasos y desprecios. El trabajo en los procesos
de autorregulación
después de la exposición a la comida contribuye
notablemente en el tratamiento.
Discusión
Las identificaciones de distorsiones cognitivas alimentarias permiten
un abordaje de las mismas en patologías de alta prevalencia,
como lo son los trastornos de la conducta alimentaria y la obesidad.
Si bien puede darse a conocer al paciente el listado completo, pueden
seleccionarse una o dos para trabajarlas en profundidad en el marco
de la sesión. Del mismo modo es plausible ofrecerlo como auto
terapia ampliada, a modo de tarea entre un encuentro y el próximo.
Estos hallazgos pueden compartirse con el equipo terapéutico
interdisciplinario interviniente, resultando de valioso provecho para
nutricionistas y médicos. La comprensión de las
distorsiones cognitivas alimentarias entre otros beneficios posee
alcances clínicos que contienen florecimientos en la
comprensión de la naturaleza del trastorno y su tratamiento.
Coincidentemente
con los postulados de Rutsztein, Lievendag, Custodio, Elizathe,
Murawski y Scappatura (2019) se postula el elevado interés por
el área de la prevención y de la promoción de
prácticas saludables, un espacio poco desarrollado por los
psicólogos en la Argentina y en Latinoamérica. En
idéntico sentido De Roia, Labrit y Losada (2020) postulan la
relevancia de la promoción de la salud promoviendo una vida
saludable, que incluya la comprensión y el tener en cuenta los
determinantes sociales de la salud.
Bersh (2006) señaló que los tratamientos exitosos son
aquellos en los que se alcanzan transformaciones permanentes en el
estilo de vida. Bajo este objetivo se suman los esfuerzos y se
sugiere dar continuidad al tema que aporte eficacia terapéutica
en el abordaje de estos trastornos.
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