Los
orígenes
El
Instituto Frenopático fue creado hace 141 años en un
contexto en el cual el país se vio asolado por la cuarta ola
de propagación de la fiebre amarilla, con epicentro en la zona
sur de la Ciudad de Buenos Aires.
A
través de la obra de pioneros como Herrera Vegas, Pastor Sosa
y Eduardo Pérez, el I.F.S.A. presentó desde sus inicios
unidad de propósito y un sentido misional que, sin desatender
los fines lucrativos, buscaba encarnar en su acción valores
universales propios de su tiempo.
Sus
pioneros se destacaban por una impronta de compromiso médico y
humano que incluían la participación en campañas
médicas de atención a los "males sociales de la
época": tuberculosis, alcoholismo, patologías
transmisibles, retardo mental y locura.
Como
concepción dominante en la Salud pública se imponían
las corrientes higienistas, que proyectaban importantes iniciativas
de saneamiento y protección ambiental en lugares públicos
y, sobre todo, en las urbes en crecimiento y prontas a convertirse,
como Buenos Aires, en una gran megalópolis.
El
higienismo influyó también en la construcción de
establecimientos para la atención de patologías
transmisibles y en la realización de campañas
educativas para proteger la salud al interior de las unidades
domésticas, así como en dar respuesta a las nuevas
cuestiones sociales que portaron las oleadas inmigratorias: el
hacinamiento en inquilinatos, la exposición a agentes tóxicos
tanto en los lugares de trabajo como en los ámbitos de
residencia.
Dichas
preocupaciones e iniciativas higienistas serían recobradas por
los referentes de la psiquiatría, contribuyendo a fortalecer
los aportes que, en muchas partes del mundo, comenzaron a asociarse a
la higiene mental.
En
la Institución, edificada con la participación de
destacados arquitectos y paisajistas se reflejan no sólo los
importantes recursos volcados a la atención de la
vulnerabilidad social sino también la adhesión a
patrones estéticos dominantes de la época,
reconociéndose aquí también el influjo de los
criterios higienistas proveniente de la tradición francesa en
las cuestiones ambientales y también en el diseño
edilicio.
Destinada
a las clases más acomodadas y distinguidas de la época,
la Institución brindaba atención en un ambiente
apacible y confortable, en el cual se privilegiaba el sosiego y un
cuidado personalizado que apartaba al sujeto de las tensiones propias
de sus quehaceres cotidianos.
Se
emplazó en una zona de la Ciudad en la que se concentró
la oferta de servicios hospitalarios, ya que se hallaban a poca
distancia el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital
Interdisciplinario J.T. Borda), el Hospital de Infecciosas Muñiz
y uno de los más importantes emprendimientos hospitalarios de
comunidad: el Hospital Británico, creado en el año
1844.
Los
pabellones para residir alojaban separadamente a hombres y mujeres, y
se empleaban los procedimientos clínicos aceptados en la época
para el tratamiento de la enfermedad mental que incluían,
entre otras modalidades, la hidroterapia y la clinoterapia.
Los
profesionales basaban sus prácticas en una deontología
que trataba la cuestión del deber profesional desde un modelo
centrado en la beneficencia, el humanismo y el tratamiento moral, que
históricamente se inspiró en la figura de Pinel y en
otros médicos benefactores provenientes de Gran Bretaña
y del continente europeo.
El
Instituto Frenopático segmentó en su atención a
mujeres y hombres de clase alta, pertenecientes a la élite
ilustrada y dirigente en los cuales se planteaban, a propósito
de los diagnósticos de enfermedad mental, cuestiones de alta
litigiosidad por disputas patrimoniales.
Pero
en un contexto urbano en el cual crecían los problemas
sociales y sanitarios asociados a la pauperización, en parte
causados por la primera oleada inmigratoria que por entonces arribaba
al país existía entonces una gran confianza en la
virtud reparadora de las instituciones destinadas a educar, curar,
rehabilitar y/o asistir.
Al
ser baja la profesionalización, gran parte del trabajo de los
agentes se sostenía en la idea de vocación, término
de origen religioso que connota aún la idea de llamado. El
trabajador – médico, enfermero, asistente social - debía
"estar hecho para esto" y, consecuentemente, incluía
una ética muy fuerte de la entrega, aunque las condiciones
reales de trabajo pudieran hallarse muy distantes de las expectativas
por entonces dominantes en amplios segmentos sociales.
El
perfil de la oferta institucional se concentraba en la atención
de la psicosis y otros diagnósticos de trastornos mentales
severos que incluían las toxicomanías, las neurosis
depresivas y los trastornos orgánico-funcionales.
Entre
los directores y jefes médicos que han tenido protagonismo en
su dilatada vida institucional, se destacan importantes referentes de
la psiquiatría de la época: Meléndez, Ramos
Mejía, Ingenieros, Bosch, Cabred y Balado.
Un
relevamiento de las prescripciones efectuadas por los facultativos de
la institución refleja el modelo dominante de atención:
el 38,70% indicaba la reclusión, el 22,5 el aislamiento,
idéntico
porcentaje para el nosocomio, el 12,9% secuestración y apenas
un 3,2% alojamiento.
El
IFSA atravesó 141 años de existencia afrontando
relevantes desafíos y transformaciones, tanto económicas
como sociales, que impactaron sobre los procesos de atención
de la salud, y que se sintetizan a continuación:
1870-1900
Durante
el año 1871 la cuarta oleada epidémica de fiebre
amarilla produjo desplazamientos migratorios de la zona sur a la zona
norte de la ciudad y dejó un saldo infrecuente de víctimas
y sufrimiento social. En este período las clases dirigentes
encarnaron un modelo liberal, que orientó la edificación
de importantes obras públicas en todo el país. La
psiquiatría comienza a adquirir mayor especialización
técnica y profesional merced al trabajo de referentes de la
escuela francesa y alemana, a las grandes clasificaciones de
nosologías psiquiátricas y a las corrientes
predominantes del positivismo asilar y criminológico.
1900-1930
La
generación del centenario emprende obras públicas
monumentales, que dan idea de la riqueza producida y de un proyecto
de país en el cual las élites dirigentes recién
comienzan a dar signos de apertura a la participación política
tras la sanción de la Ley Sáenz Peña. Crecen en
Argentina las formas de aseguramiento mutual por comunidad de origen
y se asiste a una incipiente organización gremial, con impacto
en la atención de la salud. El paradigma asilar-tutelar
alcanza su cenit con la obra monumental de Domingo Cabred, pero entra
en crisis desde fines de la década del ´20, tras la
discontinuidad política e institucional que afectó
desde entonces al país y que conspiró, durante décadas,
contra la posibilidad de un régimen democrático y
republicano que a la par asegure gobernabilidad.
1930-1945
En
este contexto ce crecimiento económico y pleno empleo se
fortalece
la
sociedad salarial, con crecientes grados de protección social,
que se plantean por la vía del trabajo. Comienza a
verificarse la crisis del programa institucional de los Asilos y
Colonias, así como la tutela jurídica que acompañaba
los procesos de tratamiento. Propiciados por la naciente Liga
Argentina de Higiene Mental liderada por Gonzalo Bosch, se habilitan
los primeros servicios médicos ambulatorios y dispensarios
abiertos a la comunidad en distintas ciudades del país para el
tratamiento de problemáticas más leves de salud mental.
1945-1976
Se
constituyen nuevas
modalidades
de aseguramiento privado y semipúblico que segmentan a la
población por nivel de ingreso y profundizan la fragmentación
del sistema. Se asiste a una creciente proletarización de
profesionales y técnicos de la salud que deben emplearse a
"terceros pagadores" o dependen salarialmente del empleo
público en el hospital. Fomentado por la oleada de innovación
que produce el nuevo Movimiento de Salud Mental, se desarrollan
modalidades terapéuticas interdisciplinarias que toman en
cuenta el problema de las nuevas morbilidades psiquiátricas y
la discapacidad mental. Los prestadores y financiadores, tanto
privados como semipúblicos, profundizan sus relaciones de
competencia, y comienza a hablarse de la puja corporativa en salud.
Los avances de la psicofarmacología, tras el descubrimiento y
difusión de la clorpromazina, irradian prontamente en todas
las prácticas asistenciales en salud mental.
1976-2012
En
un
contexto
de grave crisis socioeconómica política e
institucional, la persecución de la Dictadura amenaza
fuertemente al campo
psi.
El sistema de atención registra el problema de los
desafiliados, la profunda inequidad social, la cronificación
de población excluida y segmentada según el/los
recursos de que se dispone. Comienza a hablarse en todos los foros
académicos y sociales del problema de la vulnerabilidad
social. Se desarrollan importantes corrientes de pensamiento en salud
pública, que ponen en el centro de la escena cuestiones clave
como calidad, seguridad y protección ante el riesgo, salud y
seguridad de los trabajadores. En el campo de la investigación
básica y en el campo de la atención clínica se
despliegan de forma potente los avances de las neurociencias, que
impactarán velozmente sobre las instituciones especializadas
cuyos planteles refieren mayor actualización científica
y conexión internacional.
2013-2019.
Proceso
de transformación y adecuación a las prácticas
en el marco de la Ley Nacional de Salud Mental
Durante
el mes de diciembre de 2010 se sanciona la Ley Nacional de Salud
Mental, basada en antecedentes tales como: a) La Declaración
de Caracas; b) Los Principios para la protección de los
enfermos mentales para el mejoramiento de la atención de la
salud mental promulgados por la ONU en su Asamblea General del año
1991; c) Los Principios rectores de Brasilia; d) el Consenso de
Panamá: e) Las Directivas para la Promoción de los
Derechos Humanos de las personas con desórdenes mentales
aprobada por la Asamblea de la OMS, f) La Declaración de
Montreal sobre la discapacidad intelectual; g) Un abigarrado conjunto
de normativas éticas y deontológicas universales que se
han abocado específicamente a proteger los derechos de los
pacientes mentales, a cargo de diversas organizaciones científicas,
gubernamentales, no gubernamentales y supranacionales, recogidas por
ejemplo en los Principios de Ética Médica aplicables al
personal de salud que están contenidos en la Resolución
Nª 37/194 de las Naciones Unidas.
Dada
su cualidad de institución monovalente, se plantea como
prioridad la necesaria adecuación del I.F.S.A. a la Ley
Nacional de Salud Mental, ya que esta norma impone exigencias
directas para la adecuación institucional, así como
también medidas que garanticen la protección de los
derechos de las personas con padecimientos mentales severos.
Esta
instancia normativa fue asumida, desde los inicios, como una
oportunidad relevante para reorientar los procesos institucionales
basándose en principios rectores de carácter ético,
jurídico y sanitario; y para dar cumplimiento a las metas de
mejoramiento de la accesibilidad, equidad y calidad en el proceso de
atención.
En
total acuerdo con lo planteado en la Ley, el I.F.S.A. sustenta la
iniciativa de orientar un proceso de adecuación progresiva que
permita lograr la sustitución definitiva de las instituciones
con internación monovalente hacia dispositivos ambulatorios,
habitacionales y socio-laborales en vistas a la necesaria inclusión
social de las personas con padecimiento mental.
Siguiendo
las recomendaciones de lo dispuesto por el Ministerio de Salud y de
acuerdo a lo normado en la Ley Nacional de Salud Mental Nº
26.657 y su decreto reglamentario 603/2013 en el cual se hace alusión
al rol del Sector Privado, se propone un modelo de gestión
asociativa supervisada, detallada como "la
articulación mediante convenios con instituciones que aseguren
prestaciones clínico-asistenciales diversificadas. En este
caso, la institución en proceso de adecuación deberá
garantizar una atención integral e integrada a la institución
polivalente".
Sustentándose
teórica y técnicamente en un Modelo Integral y
Comunitario de Atención en Salud Mental, se ha procurado
integrar a la institución en una red de servicios sanitarios y
sociales que comprenda la ampliación y diversificación
de servicios ambulatorios con la finalidad de adaptarse lo mejor
posible a los objetivos y principios expuestos en la LNSM.
En
este proceso el I.F.S.A. ha ido incorporando servicios innovadores de
asistencia psiquiátrica y psicológica, así como
otros servicios especializados en neurología, cuidados
paliativos.
La
recomposición del staff directivo y el ingreso de nuevos
profesionales ha contribuido a unificar la práctica en favor
de un cambio del paradigma de atención, en el cual sobresale,
por ejemplo, la incorporación en el tratamiento de actividades
contextuales que propician la autonomía e integración
social, con el objeto de fomentar la adquisición de
habilidades básicas necesarias para transitar el proceso de
externación.
Desde
una perspectiva interdisciplinaria, se ha tratado de recobrar los
avances más importantes desarrollados en los campos de la
psicología clínica, la pedagogía, la
toxicología, la neurología, la inmunología, el
derecho, las ciencias de la rehabilitación, así como
todas las instancias de desarrollo científico-técnico
que permiten integrar a los servicios especializados que actúan
en un establecimiento general de salud. Tales disciplinas se
coordinan de manera eficaz a la hora de establecer un diagnóstico
y un programa de tratamiento y recuperación para cada
paciente, cumpliendo así con el Artículo 8º de la
LNSM.
Para
acompasar tales cambios cabe señalar que han realizado en la
institución reformas edilicias de carácter estructural,
como el rediseño de las habitaciones cuyo objetivo es
preservar la intimidad de los residentes y la disposición de
un espacio físico destinado a las actividades recreativas y
contextuales que facilitan, al mismo tiempo, la recreación y
el mejor empleo del tiempo libre.
Por
último, es de destacar, que la institución basa su
accionar en lo dispuesto en el artículo 4º de la LNSM, el
cual manifiesta que las adicciones deben ser abordadas como parte
integrante de las políticas y servicios de salud mental. Así
es como la Institución se ha propuesto impulsar y coordinar,
todos aquellos servicios destinados al tratamiento y recuperación
de sujetos con padecimientos mentales y de aquellos otros servicios
cuyo objetivo está centrado, más específicamente,
en la atención de consumos problemáticos de sustancias
psicoactivas.
2020-2021:
Reestructuración de servicios en el contexto del aislamiento y
la pandemia por covid-19
A
comienzos del 2020 estalla en todo el mundo la pandemia por COVID 19,
que no sólo amenazó con desplomar todos los valores e
instituciones sociales, sino que ha incidido fuertemente sobre la
accesibilidad, la calidad y la equidad en el proceso de atención
de todos los servicios de salud, que obligaron a una reestructuración
organizativa capaz de atender a las nuevas demandas institucionales.
Si
bien la humanidad ha vivido antes muchas epidemias, algunas tan
devastadoras como ha sido la gripe española, la actual
pandemia presenta un acelerado e inédito nivel de
globalización.
La
amenaza que conlleva para la salud pública mundial ha obligado
a muchos Estados a declarar situaciones de Emergencia Sanitaria e
imponer medidas de aislamiento cuyo objetivo ha sido contener la
propagación del virus, y mitigar sus nocivos efectos sobre la
salud colectiva.
Crisis
es una palabra que designa una situación grave y disruptiva,
que usualmente se asocia a "peligro" o a situaciones de
cambio negativas, incontrolables, difíciles e inestables;
asociados a la carencia o escasez. Algunos sinónimos de crisis
podemos encontrar en términos tales como adversidad, ruptura,
problema y desorden.
Este
nuevo escenario de crisis que se conjuga y potencia con la necesaria
adecuación a la ley de salud mental en un mismo contexto
social e histórico ha generado nuevas amenazas, pero también
oportunidades para incluir transformaciones profundas y actuar con la
mayor rapidez, precisión, iniciativa e inventiva para resolver
problemas preexistentes que se agudizaron aún más en el
contexto de pandemia.
¿Cuáles
son aquellas transformaciones que precipitó o catalizó
la situación pandémica y que pueden incorporarse a la
oferta permanente de servicios institucionales?
Evaluación
y admisión
Uno
de los aspectos relevantes a considerar es que, dado que el
incremento de contactos interpersonales en instituciones cerradas
recrudecen los riesgos de transmisión del virus, y esto puede
afectar los propios objetivos de cuidado y tratamiento que debe
asegurar la institución, es indispensable el rediseño
de los procesos de admisión, así como el
establecimiento de criterios normativos y protocolarizados para
evaluar el ingreso de nuevos pacientes.
Los
procesos de evaluación y admisión deberían
evaluar el mejor tratamiento para cada caso priorizando las
psicoterapias breves, y sustentándose en un modelo
interdisciplinario, conformado por especialistas del área
médica, psicológica y social.
Modalidades
de asistencia y comunicación remota
En
tiempo de pandemia por coronavirus COVID-19, el uso de las distintas
comunicaciones virtuales aumenta de modo exponencial por razones
obvias vinculadas al confinamiento y al aislamiento social.
El
vacío legislativo que existe hasta la fecha no es un
impedimento para la utilización de estas tecnologías en
la gestión asistencial, pero es necesario establecer cuáles
son las responsabilidades, obligaciones y derechos de cada parte a
los fines de brindar comunicaciones seguras, de calidad y efectivas.
El
empleo de tecnologías de comunicación a distancia que
faciliten la atención remota puede convertirse en una
alternativa real ante la ausencia de camas disponibles y las
dificultades para realizar los controles ambulatorios en servicios
alejados del domicilio.
Desde
estos dispositivos virtuales pueden llevarse, al mismo tiempo,
distintas actividades para la estimulación cognitiva del
grupo, la realización de encuentros grupales diarios,
terapéuticos, de rehabilitación y recreativos, en los
que participan distintos integrantes de la guardia sanitaria y el
equipo asistencial.
En
función de que el equipo tratante y el personal en general,
sostengan el contacto y los lazos con las familias, a fin de mitigar
el marco de incertidumbre generalizado, sumado al objetivo de
reflejar el mismo compromiso tanto con pacientes como con su entorno
más próximo, se han ofrecido también encuentros
virtuales de carácter multifamiliar, para llevar tranquilidad
e información y brindar resguardo a quienes se encuentran en
la Institución.
Respuesta
específica al contagio por COVID 19 y su potencial contagio
epidémico
El
contexto de Pandemia y crisis sanitaria actual generó que las
internaciones agudas y crónicas o bien las residencias con
internación prolongada fueran un foco de contagio severo ya
que tanto la proximidad de las personas, como que estas sean personas
con comorbilidades clínicas y añosa (más de 60
años), son factores considerados como de mayor riesgo.
En
virtud del escenario de alarma generado en el país por la
difusión del coronavirus en el país y la sanción
del Decreto Presidencial Nº 260/2020 se han extremado las
medidas de control riguroso a potenciales focos epidémicos y
se ha efectuado la vigilancia continua mediante testeos a la
población internada, a fin de evitar la exposición a
contagios que amenacen su vulnerabilidad.
Tales
controles, de carácter continuo y sistemático, se han
implementado a través de especialistas infectólogos,
convocados para asegurar que no se propaguen situaciones epidémicas
en las instituciones que forman parte de la Red, a fin de gestionar
medidas adecuadas para el manejo institucional en el contexto de la
pandemia de COVID-19, y con el objetivo de preservar tanto al
personal de salud como a los pacientes de la institución.
El
proceso adoptado ha sido sistematizado en una serie de pasos o etapas
subsecuentes:
Relevamiento
de área utilizando la epidemiologia descriptiva y analítica,
considerando los siguientes aspectos: Recursos materiales o Planta
física; Equipamiento; Recursos humanos; Normas y
procedimientos; Equipo de protección personal
Seguimiento
activo de las reuniones de pases de sala entre los médicos
clínicos de la institución, con especial interés
en el manejo clínico de los pacientes con sospecha o
confirmación de COVID-19.
Vigilancia
epidemiológica, mediante serología, muestreo y
tratamiento oportuno. Ingreso y monitoreo de personas a la
institución (Control Sanitario Obligatorio) Manejo casos
sospechosos y confirmados de coronavirus (covid-19) - manejo de
contingencia.
Medidas
de aislamiento y reubicación de pacientes en áreas
para atender casos compatibles con COVID-19, garantizando adecuadas
pautas de higiene y cuidado para evitar propagación del
virus.
Medidas
planificadas para orientar la circulación del personal, de
las visitas y de los pacientes destinatarios de la atención,
ya sea provista bajo modalidades de carácter ambulatoria como
de internación.
Sectorización
de diversos espacios en la estructura de la Institución,
creando un área de aislamiento para pacientes COVID + y dos
sectores para pacientes con sospecha o ingresantes a la institución
para cumplir con la cuarentena correspondiente.
Distribución
de insumos, incluyendo la provisión de Elementos de
higiene/seguridad personal; el manejo de ropa; el empleo de
Antisépticos y desinfectantes; el Manejo de residuos y/ o la
adopción de prácticas de bioseguridad.
Medidas
para asegurar la protección y Seguridad del Trabajador,
incluyendo la provisión al personal de EPP (barbijos Q y N95,
máscaras faciales, antiparras, camisolines y guantes)
Capacitación
incidental y programada sobre uso de EPP, higiene de manos y
precauciones basadas en la transmisión (aislamientos)
dirigida a mucamas; Personal de cocina; Personal de enfermería
y Personal médico.
Restricción
de las reuniones presenciales y contactos personales entre el equipo
de salud.
Seguimiento
continuo de la curva infectológica intrainstitucional.
Lecciones
de la pandemia y desafíos futuros
Entre
las lecciones fundamentales que dejó la pandemia podemos
destacar la necesidad de fortalecer los siguientes aspectos:
Enlace
de la salud mental con los restantes servicios de salud
En
la medida que ya no se acepta como válida la antigua dualidad
mente-cuerpo, que separaba instancias que hoy resultan totalmente
interdependientes se requiere el desarrollo de propuestas técnicas
como la denominada psiquiatría de enlace, rama asistencial
especializada que actúa en la interfaz entre las profesiones
de salud mental (psicología, psiquiatría, neurología)
con otras especialidades médicas, por lo general en un
hospital o en establecimientos generales de salud.
Las
estrategias de 'enlace', surgidas como respuestas adecuadas
para afrontar las complejas situaciones y conflictos que hoy se
plantean en el campo general de la asistencia sanitaria, son aún
más necesarias ante la variedad e intensidad de problemas que
se han agudizado en la situación de pandemia por dos razones
fundamentales:
a)
Los establecimientos generales de salud deben afrontar los emergentes
emocionales y psicosociales asociados a situaciones de pandemia que
afectan tanto a los pacientes internados como a todos aquellos
trabajadores de salud que deben abocarse a su tratamiento y cuidado;
b)
Porque los servicios especializados de Salud Mental y Adicciones
deben adoptar medidas relacionadas con el control de brotes
infecciosos, así como pautas de higiene, cuidado y autocuidado
que forman parte de las medidas generales de protección
universal de la salud.
Otro
de los problemas, que se ha planteado con frecuencia y que ha
requerido respuestas protocolizadas ha sido la elaboración de
las pérdidas de seres queridos que, acontecidas durante la
pandemia, no han podido ser afrontadas mediante los necesarios
rituales de duelo, y que pueden constituirse en situaciones
traumáticas si no se proponen instancias de adecuada
elaboración psicológica.
Calidad,
seguridad y gestión del riesgo
La
pandemia incrementa los riesgos colectivos de contagio y transmisión
del virus, y aumenta la demanda de atención de casos con
síntomas compatibles por COVID-19 que impactan sobre la
necesidad de garantizar prácticas seguras en los
Establecimientos de Salud.
Los
principales impactos sobre el problema de la seguridad son los
siguientes:
a) Se
requiere una vigilancia mucho más estricta de los procesos
asistenciales, y la aplicación de medidas de seguridad que
comprenden pautas de higiene, esterilización, aislamiento de
enfermos y protecciones personales para los trabajadores de la salud.
b) Aumenta
la sobrecarga laboral del personal, porque existe una menor
disponibilidad de recursos humanos y técnicos para atender la
mayor demanda, lo cual puede incrementar la ocurrencia de eventos
adversos para la salud, definidos como aquellos acontecimientos
producidos durante la asistencia que suponen consecuencias negativas
para los pacientes, como ser las lesiones, la prolongación de
la estancia hospitalaria o el incremento del consumo de recursos
asistenciales.
c) El
personal está más expuesto a situaciones que provocan
ansiedad, estrés y mayores tensiones interpersonales; por el
riesgo mayor de contagio, por el desgaste que implica no poder
atender satisfactoriamente la demanda de casos que llegan a consulta
d) Se
aplazan medidas de calidad (que supone una previsión y
anticiparse a los hechos) por la situación de excepción,
que obliga muchas veces a correr detrás de los hechos, sino
anticiparse proactivamente a su ocurrencia.
e) Porque
en una situación de emergencia deben aplicarse criterios de
triagge que pueden afectar la estabilidad emocional de quienes toman
las decisiones, y otorgan baja prioridad a los problemas de salud
mental y adicciones, incrementando aún más las barreras
a la accesibilidad.
f) Porque
se afectan las pautas de comunicación habituales con el
paciente y sus familiares, y deben imponerse medidas de restricción
que afectan la salud emocional y el vínculo con quienes
demandan atención.
g)
Los procesos asistenciales requieren mayor complejidad, porque
involucran una mayor cantidad de situaciones problemáticas y
la necesidad de recombinar interacciones humanas, relacionadas con
profesiones diversas, y de tecnologías, significando un riesgo
creciente de EA.
Algunos
atributos culturales tales como la comunicación abierta y
basada en la confianza mutua, la gestión del riesgo, el
liderazgo, las percepciones acerca de la seguridad y el aprendizaje
organizacional, que contribuyen a la mejora asistencial, son
particularmente indicadas para ser tomadas en cuenta en el contexto
pandémico.
Procedimientos
institucionales ante la emergencia
En
la experiencia desarrollada por el I.F.S.A durante la pandemia, el
Comité
de Crisis resultó
una
instancia institucional capaz de resolver de forma consensuada las
decisiones a adoptar en contexto de emergencia y garantizar el
seguimiento de situaciones específicas.
Esta
instancia institucional se complementó con la creación
de otros comités especializados según la temática
específica: Comité de Infecciones, Comité de
Bioética, Comité de Calidad y Seguridad.
El
comité de Crisis, constituido Ad-Hoc, ha sido integrado con
especialistas con diversa responsabilidad asistencial y cuya
formación procede de varias ramas de la salud, epidemiólogos,
expertos en calidad y bioética.
Son
estos equipos los que, articuladamente y con un concienzudo trabajo,
instituyen las normas que tienen un carácter iniciático
y temporal, dada la naturaleza cambiante de las situaciones
epidemiológicas, en función de medidas ajenas a nuestra
institución, de acatamiento obligatorio, sumado todas aquellas
que otorguen mejor protección para los pacientes y
trabajadores de esta institución.
El
objetivo del
Comité
de Crisis ha
sido lograr una convocatoria representativa y continua de los
responsables de servicios y la conducción general y
administrativa, para debatir temas de la estrategia de la
Institución, su impacto en las decisiones internas y, en
particular, los de la seguridad del Paciente, de los Trabajadores y
Profesionales que brindan servicios en la Institución.
Entre
las principales acciones para afrontar la crisis que fueron tratadas
y fortalecidas por decisiones adoptadas en el seno del comité
pueden mencionarse: a) Fortalecimiento del trabajo en equipo, b)
Aceleración de procesos para incorporar tecnología; c)
Mejora del sistema de comunicación; d) Sostenimiento del clima
laboral, a fin de incrementar la tolerancia y evitar situaciones
conflictivas.
Síntesis
y reflexiones finales
La
pandemia aceleró los cambios en los que estábamos
empeñados desde el inicio de la gestión institucional y
que nos coloca a la vanguardia de los dispositivos asistenciales
polivalentes, buscando como meta la creación de una
articulación en red con otras instituciones que puedan sumarse
en las transformaciones necesarias para el campo de la salud mental.
En
el proceso de cambio resulta fundamental el estímulo a la
plasticidad reconversiva, el empeño de los cuadros tratantes y
la multiplicidad de asesoramientos y acciones desde distintos
sectores del quehacer médico-asistencial en una situación
de generalizada inestabilidad e incertidumbre.
Las
respuestas ante la emergencia, gestadas con consenso, y apoyadas en
experiencias externas e internas que siguen los lineamientos de la
Ley de Salud Mental, introducen además la necesidad de
desarrollar iniciativas en el campo de los servicios de salud mental,
que implica reconvertir a la institución desde un modelo
asilar a un modelo integral y de base comunitaria.
Y
en relación con la práctica de los servicios en el
contexto pandémico se ha puesto aún más de
manifiesto la necesidad de dar una respuesta integral ante los
problemas emergentes reconvirtiendo, ampliando y/ diversificando
servicios, para afrontar un objetivo común: atender la
urgencia, acompañar, sostener y cuidar.
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http://www.mpd.gov.ar/area/index/titulo/unidad-de-letrados-art-22-de-la-ley-26-657-274
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https://www.ppn.gov.ar/index.php/documentos/legislacion/constitucion-nacional-y-tratados-internacionales/1892-principios-para-la-proteccion-de-los-enfermos-mentales-y-el-mejoramiento-de-la-atencion-de-la-salud-mental
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de la Nación Argentina. (2020). Decreto DNU 260/2020 Poder
Ejecutivo Nacional (P.E.N.) 12-mar-2020. Emergencia sanitaria
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disposiciones. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/decreto-260-2020-335423/texto