ISSN 2618-5628
 
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Fenomenología hermenéutica  
Posracionalismo, Psicoterapia  
     

 
Psicoterapia cognitiva posracionalista, hacia un modelo fenomenológico-hermenéutico
 
Sánchez, Andrés L.
Serasir
Asociación Argentina de Terapia Cognitiva (AATC)
 

 

Ser cognitivo posracionalista implica una búsqueda permanente por acceder a la experiencia genuina sin filtros ni teorías que limiten su acontecer. Podemos pensar en William James nacido en 1842 como el primero en orientar esta búsqueda de la experiencia humana haciendo hincapié en la experiencia inmediata. En su obra Compendios de Psicología (James, 1892) se refleja su espíritu crítico en relación al estudio de la ciencia sobre la experiencia del ser humano. Crítico y prudente de la construcción de esquemas abstractos "William James quería contagiar a sus semejantes el amor a la libertad...contra fórmulas rígidas que caracterizan a las sistematizaciones del dogmatismo... James pensó que todo hombre expresaba mejor la excelencia del hombre, con ser rigurosamente fiel a sí mismo, cuando pensaba por sí mismo, cuando uno atendía los apremios de su ser, expresaba la esencialidad de lo humano, la divina vocación de todo hombre", "James elude las clasificaciones rígidas. Rehúye a todo criterio mecanizador porque aparejaría el fraccionamiento de la vida psíquica... Frente a la moviente realidad psíquica, más que enunciar teorías se esmera en sugerir al lector la vivacidad de los fenómenos" (Duyovne, 1892)

Fue Vittorio Guidano desde 1980 en adelante que comenzó a articular sus ideas e introdujo el nombre de posracionalista diferenciándose de las teorías racionalistas. En su crítica al cognitivismo clásico colocó el énfasis de la emoción en los procesos de conocimiento en contraposición a los sistemas de información computarizados, donde las ideas y los pensamientos eran el eje principal, (Guidano, 1983). El encuentro con la experiencia inmediata fue la meta y como acceder a ella el gran desafío que hoy nos proponemos todos los posracionalistas. Con un enfoque ontológico de la persona, y orientado a la autoorganización del significado personal, recurre el autor a un procesador ordenador unitario, tomando la noción de persona como un Sistema Complejo Dinámico Autopoiético Cerrado, extrapolado de la biología cuyo estudio fue formulado por la escuela de Santiago (Maturana-Varela, 2003). Sobre la base de emociones nucleares recurrentes, la persona se autoorganiza para lograr coherencia en un ambiente dinámico cuya comprensión ontológica haga viable generar un mundo posible. Es decir un Yo que ordena tácitamente desde mis determinantes afectivos (la experiencia inmediata), un Mí que reordena explícitamente desde mis determinantes semánticos narrativos. Es decir, la experiencia impone un orden de realidad desde mis propios límites. Al intento de escaparse de teorías racionalistas V. Guidano sostiene, "Una Organización del Significado Personal (OSP) no debe interpretarse como una entidad definida por un contenido específico del conocimiento (por ejemplo, una creencia) sino como un proceso ordenador unitario,,," (Guidano, 1994). Fernando González Rey a modo de crítica de las diferentes teorías sostuvo, "tomo distancia de las versiones de psicoterapia que convierten las construcciones del terapeuta como núcleo rector del proceso de cambio" (González Rey, 2009).

Entonces, el anhelo de tener ahí la experiencia inmediata, tal cual y sin filtros se desvanece si lo hacemos desde un sistema que funciona como determinante y cerrado, este modelo por sus características es racional, correspondiente a las Ciencias Naturales, y justificaremos porque es necesario un cambio de paradigma.

Encontrar una fórmula, una teoría, una recurrencia, un siempre lo mismo, la repetición de cómo actuamos nos ha hecho caer en el riesgo de encontrar una explicación y quedar determinados por un sistema o un procesador. Podemos explicarlo muy bien por el apego, por las ideas, por un procesador emocional unitario, por un sistema que puedo racionalizar como soy y porqué. Encontrar este sistema o teoría de cómo funcionamos es lo que llamamos un concepto de orden racional, propio de las Ciencias Naturales. Estas se orientan a encontrar un algoritmo, invariantes, recurrencias, repeticiones, conceptos que en psicología tienden a buscar una teoría general de la personalidad, así se construyen los diagnósticos, los manuales de Salud. Buscan conceptos que hacen a la Identidad de un individuo, con el afán de conocer y reflexionar en su funcionamiento, para encontrar herramientas que nos permitan pensar en la salud de las personas. Aumentar la comprensión de cómo funciona una persona, conceptualizarlo, a modo de explicación de su forma de ser. Así funcionan las Ciencias Naturales, permiten el arribo a ciertas leyes generales siguiendo la tradición galileana. Pero parece que siempre en esa búsqueda de lo singular, quedamos circunscriptos a una acabada definición del funcionamiento de un ser, que es una generalización, que en todo caso si es muy buena la explicación no deja de ser la explicación de alguien que quedó atrapado, acabado, y funcionando como un algoritmo. Así surge el diagnóstico, o el concepto de identidad, un concepto de orden racional, que explica muy bien como las personas devinieron en ese proceso y que hasta el momento no les permite ser de otra manera, quedaron atrapadas en un patrón (Sánchez 2020). Como solución, surgen protocolos terapéuticos específicos y su tratamiento definido, donde se homologa síndromes o procesos de identidad a un self. Uno mismo para ser abordado como paciente, se lo conceptualiza, se capta sus reglas de funcionamiento y se exploran soluciones, se encuentran protocolos específicos y un tratamiento específico. A diferencia de la Medicina, gran cantidad de investigación en Psicología no logró hallar enfermedades, esto es definir claramente la etiología, el curso y la respuesta a un tratamiento de modo concluyente. La comorbilidad y la heterogeneidad de los pacientes es infinita, en consecuencia hacen al diagnóstico carente de sentido para la psicoterapia que no se centre en cada quien. La utilidad de una Ciencia Natural en psicología, se trasluce en los manuales de salud, encontrar un lenguaje en común, generar políticas públicas para la salud en general, para desarrollar óptima psicoeducación, para ayudar a salir de un síntoma. Es decir, el diagnóstico es de mucha utilidad en este marco, pero a la hora de sumergirse en la persona en cada quien deja carencias relevantes, pues no puede encarnar la historia, lo hace pensarse como sujeto aislado, sin los otros y lo que es peor, como una sustancia, sin horizonte de futuro, sin un proyecto. A los pacientes se le brinda muchas veces una etiqueta sin sentido, como explicaciones que si bien pueden ser muy claro y definido en base a un problema, no ayuda a un cambio de posición en la vida, solo lo explicamos bien, hemos intentado que tomen conciencia de su estilo de funcionamiento, pero muchas veces no es suficiente para generar un proceso de cambio.

 

Cognición Encarnada

El cambio que se ha realizado con relación al concepto de cognición es otro de los avances notorios a la psicoterapia cognitiva, y ayuda a pensar en una mayor singularidad, dejar de pensar la cognición desde los dominios de procesamiento de la información a nuevos dominios, donde la cognición es encarnada, situada, abierta, extendida y dinámica, nos ayuda a no pensar de manera causal y por partes, sino se entienden los fenómenos como un todo inseparable. Pensar en cognición con primacía ontológica de la "carne" (cuerpo viviente), y estar situada en el contexto de cada quien, hace que la práctica de la psicoterapia cambie rotundamente como se la venia realizando, o al menos debería cambiar, ya que perdería sentido el concepto o generalización de alguien si no encarna su implicación de esa explicación en los propios acontecimiento de la vida del paciente, sería inapropiado concluir en una reformulación acabada de alguien que sigue en curso y sigue fluyendo en su motilidad de la vida. Posicionarse de un modo recurrente, en la repetición, no significa que sea su manifestación de su ser genuino, justamente ha perdido su brújula y queda adherido, o mejor dicho anclada a una parte de la experiencia, sin movilidad, manteniéndose cerrado en un funcionamiento repetitivo. Estaremos hablando de un Ser que perdió la libertad, perdió su posibilidad de elegir y afrontar sus decisiones desde sí mismo; aquí el diagnóstico suele ser nefasto a los oídos de un paciente, ya que lo termina definiendo como alguien que "es", sin posibilidad de ser y de cambiar; los diagnósticos explican muy bien el modo que quedó atrapado, sin poder orientarse desde otro modo; lo explican desde una teoría en tercera persona, perdiendo su singularidad, y por ende no terminan de apropiarse de "su" responsabilidad en el problema y lo ven como un problema general, lo asignan a una patología que padecen. La cualidad de ser siempre mía la experiencia personal y mi decisión en la vida, no puede reducirse a un enfoque teórico. Necesitamos que pueda encontrarse en los acontecimientos de su vida donde ha perdido su autoría, donde dejó de ser genuino, donde se perdió, sin responsabilizarse de las decisiones que ha tomado, y que lo han perpetuado en el dolor. Este es el camino anhelado para salir de un marco racionalista. Si no se cambia, a las teorías les va a suceder lo mismo que a los pacientes, conocen todo, lo explican bárbaro, pero no encarnan una posición diferente, y por consiguiente no cambia su vida, su praxis del vivir. Parece que no se puede pensar más en un cambio de creencias o cambiar en una mejor reformulación, el acceso a conocerse mejor desde su propio funcionamiento ayuda pero no es suficiente la autoconciencia si no encarnan cada situación específica con la responsabilidad de posicionarse desde la libertad de su ser, dejando ser operado desde su idea, o procesador. Debemos brindarle herramientas a los pacientes, donde puedan autoreferirse su sufrimiento desde la posición que adoptan para no quedar perpetuados en las mismas. Debemos cambiar de paradigma,

 

Cambio de Paradigma

Parece difícil el camino del cambio, pero pensamos que debemos cambiar la pregunta como sostiene Giampiero Arciero (Arciero, Bondolfi, Mazzola, 2018) de ¿Qué es el Sí Mismo? a ¿Quién es el Sí Mismo?, pero para ello se debe salir del estudio de las Ciencias Naturales hacia una Ciencia Humanística-Histórica, debemos cambiar el paradigma, cambiar el foco de la permanencia de sí como objeto para hacer énfasis en el acontecer de la experiencia, posibilitar una psicoterapia más centrada en la persona, en su singularidad y menos en modelos teóricos definidos, pensar en salud en términos más amplio, que involucra bienestar y desarrollo personal, no solo un funcionamiento asintomático.

Evidentemente, se evoluciona desde las distintas líneas teóricas acerca de este problema de cómo atender al "quien" pero nos falta mucho para llegar a tener una base filosófica en común para sustentar cualquier modelo de intervención más genérico. Por ejemplo, Steffan Hofmann como referente del cognitivismo comportamental fue evolucionando hacia la idea de procesos y enfoques transdiagnósticos, como también hacia la concepción de un self que no solo es unitario, sino social (Hoffmann & Doan., 2018); por otro lado Vittorio Guidano hablaba de componentes de una OSP, con un cierre de otra OSP. Es decir, hay un intento de abarcar más para definir mejor, pero intuyo que esto conduce a una proliferación de más y más distinciones y no conduce a la solución del problema de la pluralidad y cómo abordarla. (Pérez Álvarez, 2019, Sánchez, 2019).

Todos los intentos si se buscan desde una ciencia que estudia a las personas como algo que ha caducado, como un ente, como un proceso que perdió su fluir, solo nos conduce a saber explicar el proceso que opera y rige en esa persona, desde un automatismo o la patología en la que quedaron envuelto los pacientes, pero no se aborda en su fluir, en el movimiento, en la vivacidad del punto de acceso de tal o cual experiencia. Es decir, se estudia a un paciente, buscándole una lógica o una objetividad de su subjetividad que conlleva al estudio de un self sin un cuerpo (sustancial), sin un pasado (a-histórico) y sin el otro (aislado). Esa búsqueda nos lleva al retrato de un hombre que ha perdido su proyecto, su devenir, se lo estudia sin la variable tiempo, y sin contexto, es decir, sin considerar el objeto de estudio que somos las personas, y no un ente o producto ya terminado.

 

Ciencia desde cada Quien.

Desde el modelo que propone Giampiero Arciero (Arciero, 2006, 2008, Arciero, Bondolfi, 2009), le ha sido fundamental los aportes de toda la obra de Martín Heidegger como base filosófica. Conceptos como Ser y Tiempo, y Ser en el Mundo (Heidegger, 2008), para poder dar solución a cómo hacer ciencia con cada quien y tener un método psicoterapéutico, apoyado además en la fenomenología y en la hermenéutica para centrarse en la persona (Ricoeur, 2000; Merleau-Ponty, 1975).

El camino hacia la fenomenología hermenéutica de la experiencia humana se distinguen dos modalidades de delinear la identidad en el tiempo; por un lado los aspectos recurrentes del Self (Mismidad o Sameness) y por otro los aspectos situacionales e inmediatos del Self (Ipseidad o Selfhood). Lo importante es que ambos corresponden a la experiencia pre-reflexiva.

El concepto de Ipseidad es un fenómeno, acontecimiento que es encarnado, propio, nuevo, abierto, inacabado, temporal e histórico.

{ver tabla 1}

Nuestro Ser conoce siempre mediatizado por nuestro ser encarnado, entonces el cuerpo aparece como trasfondo de mi existencia, que genera y preserva las posibilidades de apertura y relación con el Mundo. Mi carne que experimenta-acciona-padece, es el centro de mediación concreto de mi ser-en-el-mundo, mi ser cuerpo está siempre implicado a aquello que viene a mi encuentro, a aquello que viene hacia mí, a aquello que me compete.

Desde las neurociencias se plantea la comprensión inmediata del otro está fundada en la activación automática de un mecanismo neuronal compartido por la persona que realiza cierto acto intencional y la persona que lo observa (neuronas espejo) Rizzolatti, 2004; Iacoboni, 2009). Esto nos permite pensar que para acceder al otro no necesariamente de debe hacerlo por las teorías representacionales, la comprensión del otro se postula desde una resonancia inmediata, accediendo a través de habilidades intersubjetivas cotidianas (Intersubjetividad 1ria. y 2ria.), contextos pragmáticos compartidos, habilidades y practicas narrativas.

 

Experiencia Pre-Reflexiva

Pre-reflexivamente, el e-mocionarse es el significado encarnado de la situación en curso, vivida como un modo global de sentirse simultáneamente en un dominio relacional. Estar situado emocionalmente es la manera de orientarse en el mundo. Estar situados emotivamente, es a partir de un modo de percibirse, y de ahí se abren las posibilidades para actuar en relación a la condición en la que se encuentra el individuo y a las alternativas que el mundo le ofrece. Podemos orientarnos desde lo que le ocurre a la carne, bien visceral, u orientarnos en lo que sucede en el mundo, en lo que gatillan las emociones de los otros, las reglas, la ética. Las dos inclinaciones emocionales son necesarias para un mejor equilibrio, pues ambas forman parte de la experiencia.

Las neurociencias con sus avances tecnológicos nos han permitido conseguir un fuerte respaldo empírico a la noción de distintos modos de emocionarse ontológicamente fundados, por ejemplo los resultados de tres estudios sucesivos del equipo de investigadores del IPRA de Roma sugieren que efectivamente estas disposiciones emocionales reclutan distintas áreas cerebrales en el procesamiento de estímulos.

- El primer estudio en fMRI (Bertolino et al, 2005) mostró que el estilo Inward muestra mayor activación de la amígdala, hipocampo y corteza medial pre-frontal. Y que el estilo Outward reclutó mayor actividad en el giro fusiforme, la corteza occipital asociativa y la corteza dorso-lateral pre-frontal. Concluyen los investigadores que el significado del estímulo es diferente para ambos grupos. El grupo Inward activa circuitos relacionados con la experiencia visceral de miedo con una sensibilidad aumentada a estímulos alarmantes. El grupo Outward activa principalmente áreas relacionadas con el reconocimiento de caras, con una mayor sensibilidad a las miradas más frías.

- La siguiente investigación publicada por Rubino (Rubino et al., 2007) evalúa la manera como diferentes estilos de personalidad tienen un procesamiento cerebral diferencial en el reconocimiento de caras asustadas o rabiosas. El grupo Inward mostró mayor activación en la corteza medial pre-frontal que el grupo Outward. Esto implica que el grupo Inward recluto muchos mayores recursos en la rotulación cognitiva de estímulos emocionales.

- Más recientemente el 2010 se publicó un estudio sobre los efectos de la empatía con el dolor (Mazzola et al., 2010) mostró que en los sujetos experimentales se activan los mismos circuitos cerebrales que cuando nosotros experimentamos ese mismo dolor. Se concluyó que el dolor del otro significativo afecta al propio procesamiento cerebral de acuerdo la modalidad personal de organizar la experiencia. Los participantes fueron divididos en dos grupos según su orientación Outward o Inward y sometidos a estímulos visuales con imágenes de dolor o neutrales de sus parejas. En las imágenes de fMRI se confirmó que los dos grupos reaccionaron diferencialmente a los estímulos presentados. El grupo Inward recluto áreas cerebrales relacionadas con el awareness interoceptivo (ínsula posterior y corteza somato-sensorial secundaria). En cambio el grupo Outward activó zonas implicadas en el procesamiento autorreferencial (corteza pre-frontal y precuneus) (Mazzola et al., 2010).

{ver tabla 2}

 

Crítica al Posracionalismo Clásico

Giampiero Arciero (Adasme, Ferrer, Zagmutt, 2013; Adasme, 2016; Zagmutt, 2015; Trujillo, 2015) con el fin de orientarse al encuentro de la experiencia en primera persona, se aleja de los conceptos emitidos por su amigo y maestro, Vittorio Guidano. Generar y conocer las reglas abstractas de un modo de ser conlleva un concepto de interioridad, que mis experiencias se aprehenden desde mi significado, que está separado del mundo y los otros, y conlleva a la dicotomía Sujeto-Objeto, Cuerpo-Mente.

El concepto de Unicidad, unidad de la multiplicidad de experiencias o ser siempre el mismo en las diferentes situaciones que me encuentro en la vida.

El concepto de Continuidad, como experiencias que están unidas en un sentido ininterrumpido de ser uno mismo o ser uno mismo en el tiempo.

Ahora, el significado no nace de la reflexión, o de la explicación, o de la meta-representación tácita afectiva; este modelo no logra distinguir el concepto de identidad diferenciado del Self. No es necesario reflexionar sobre la experiencia inmediata, dejando de poner así, énfasis en la reflexión. La mente representacional o meta-representacional como cuna o sustrato de la subjetividad (Balbi, 2004, 2009), la relación indirecta con el otro y su reducción a la meta-representación (Teoría del Mente). Los objetos y las otras personas nos están presentes, no representados. La experiencia de ser uno mismo, tiene como constitución fundamental el hecho de ser pre-reflexivamente propia y situada. Antes de la reflexión, el significado emerge en el acontecer mismo de un agente que al comportarse en determinada situación, trae consigo y actualiza al mismo tiempo, pre-reflexivamente su propia historia. "Ser-ahí" es ya significativo (Xolocotzi, 2008, Sánchez 2019, 2020). Es la continuidad de relacionarse con el mundo la que nos entrega a todos el sentido del sí mismo. La comprensión hermenéutica es intrínseca en el ser humano.

 

¿Cómo ocurre la experiencia? Ipseidad

La Ipseidad es un fenómeno que se representa frente a las cosas y los otros, en cada situación, "…el proceso de individuación toma forma y se desarrolla como una trayectoria de vida, desde la cuna hasta la tumba, a través de la promulgación del sentido en relación a los acontecimientos que encontramos a medida que nuestro viaje de la vida se desarrolla"... "el significado, por tanto, no es una entidad caracterizada por una existencia mental, sino que consiste en la promulgación de direcciones de existencia, en la relación fáctica entre la vida y las circunstancias en que se encuentra" (Arciero, Bondolf, y Mazzola, 2018).

La Ipseidad, siempre nueva, siempre por hacerse, estructura nuestra existencia, surge inmediatamente en la praxis del vivir, nuestra predisposición emocional en curso, según nuestro horizonte de futuro, que tiene que ver con el proyecto, con el devenir. En cada encuentro aparece también el bagaje de experiencias pasadas, patrones prevalentes, no determinantes, es la referencia (sentido de referencia) de toda nuestra historia que está sedimenta ahí en el encuentro con el mundo; el mundo, los otros, muestran su presencia a partir de las alternativas existentes, están ahí, como un modo de vida, la significancia del mundo (sentido de contenido). Simultáneamente en este encuentro del sentido de referencia, sentido de contenido y en el horizonte de nuestro futuro, la experiencia obliga a una posición (sentido de promulgación) la vida nos exige como la vida misma promulgarnos de una u otra manera, no se puede no vivir en la vida, y es responsabilidad de cada quien asumir una posición. A partir de cómo me promulgo, la motilidad permite que la vida haga su curso haciendo historia, mi propia historia. La psicoterapia consiste desde la orientación fenomenológica hermenéutica, en brindar un marco de libertad tal como William James anhelaba, en "tener" la experiencia en nuestras manos, en aprehender de nuestro ser y del mundo, en facilitar la apropiación de la experiencia personal en cada instante, eso redunda en el beneficio de poseer continuidad en la propia historia personal. Necesitamos hacer psicoterapia con el afán de abrir posibilidades, de posicionar al paciente en un rol activo, participativo, dueño y responsable de su vida (Sánchez, 2020). Con estos conceptos dejamos atrás las buenas conceptualizaciones para ayudarlo a incumbirse en el acontecimiento de la vida que lo demanda. Debemos asegurarle al paciente un campo de manifestación de sí mismo, sin filtros teóricos. La psicoterapia devuelve libertad dentro de las posibilidades del paciente y se ubica en el contexto, frente a las alternativas que el mundo le ofrece. Debemos ayudarlos a que sean autores de su propia vida. Vittorio Guidano decía que no podemos ser autores de nuestra vida como lo hacemos con un libro, a lo sumo, somos co-autores, ya que el mundo aparece en su devenir sin posibilidad de controlarlo. Ser autor de nuestra vida, significa encarnar nuestra condición ontológica, solo podemos desplegarnos en el mundo posible y en la dimensión del tiempo. Lo que se experimenta y, por ende se hace propio, está disponible para ser nuevamente movilizado de diferentes maneras en relación con aquellos contextos factuales, que en todo caso toman forma con la existencia individual. (Arciero, 2018). Estar emocionalmente situado por lo tanto corresponde a una forma de encontrarse en una situación dada y con una manera de afrontar el futuro; por lo tanto, siempre está conectada a una historia personal que la guía y que a su vez es guiada por ella (Arciero y Bondolf, 2009; Arciero, Bondolfi y Mazzola, 2018)

{ver tabla 3}

 

Conclusión

Del Cognitivismo Clásico, al Posracionalismo, a orientarse a la Fenomenología Hermenéutica. La propuesta es seguir la evolución de estar cada vez más centrado en la persona, y será el camino a seguir. El fundamento filosófico pasa a ser crucial en el avance de la ciencia; el paso es haber dejado las Ciencias Naturales para sumergirnos en una Ciencia Humanística-Histórica para el ejercicio de la psicoterapia. La psicopatología y los diagnósticos, son conceptos que al ser descriptivos y definen una forma de funcionamiento a priori, son de orden racional, y por consiguiente ser estudian desde las Ciencias Naturales, pero la psicoterapia no, ya que el objeto de estudio cambia y no está terminado.

Como psicoterapeutas requerimos cambiar, preguntar a través de una indicación formal, que no adhiera a ninguna teoría a priori. Indicar hacia donde explorar sin la tentación de definir y encontrar seguridad en un diagnóstico. La solvencia de nuestra metodología científica debe ser rigurosa, en respetar la experiencia vivida del otro, estar siempre donde el paciente está, en generar la pregunta que interpela, que busca fundamentos de sus dichos en los acontecimientos, no en las explicaciones. Facilitar la apropiación de la experiencia es guiarlo hacia el encuentro de sí, a partir de una indicación que es una pregunta abierta, que nunca termina de definirse, es un acto de vida, es la ipseidad misma en su encuentro genuino con el terapeuta, inacabada, abierta, siempre por hacerse.

 

Referencias

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8va Edición - Junio 2022
 
 
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