Delimitación de objeto
de estudio
Cambios significativos en la forma en la que los psicoterapeutas se
volcaron a realizar las sesiones con sus pacientes, a partir de la
obligatoriedad de la distancia social que se instaló con la
pandemia de COVID 19. Es en estas circunstancias, de manera casi
impuesta muchos profesionales se vieron ante la situación de
tomar decisiones sobre qué camino seguir para poder continuar
con las sesiones de sus pacientes. A partir del inicio del programa
de vacunación, el descenso de la cantidad de casos de
infecciones por COVID 19, la baja en los números de la
ocupación de camas en sanatorios y hospitales, sobrevino la
disposición de ampliar la posibilidad de circulación,
el retorno a las actividades laborales, a la escolaridad. Con
cuidados pertinentes como barbijos, mamparas de acrílico,
pulverizadores de alcohol, distanciamiento de mínimo 2 mts.,
muchos terapeutas volvieron a reunirse en sus consultorios con sus
pacientes, otros profesionales siguen con la atención en
virtualidad. Entonces, ¿La psicoterapia online deja de ser una
herramienta de emergencia para convertirse en una opción
válida y beneficiosa? El interrogante apunta principalmente a
entender y detectar cómo el profesional tiene que estar atento
a determinados factores manejables para favorecer la construcción
de la alianza terapéutica en ese contexto de virtualidad.
Bordin (1976) define a la alianza terapéutica como una
relación entre el paciente y el terapeuta que se entrelaza y
en la cual se actúa de manera colaborativa. Para que esta
relación se construya de manera positiva se identifican tres
pilares que sostienen y conforman esta alianza. Estas bases son: el
vínculo que incorpora los lazos de afecto entre el paciente y
el terapeuta, que incluye aspectos empáticos, de confianza,
simpatía y aceptación. En el segundo pilar implica un
acuerdo en las tareas, y, por último, el acuerdo en relación
a los objetivos por los que se va a encaminar el proceso terapéutico.
Las tareas a que se hace referencia Bordin (1976) son acciones que
llevarán adelante el proceso de la terapia, las cuales tienen
que ser percibidas de forma clara para el establecimiento de la
alianza. El acuerdo entre el terapeuta y el paciente para realizar la
demarcación de los objetivos que se quieren alcanzar en el
proceso, debe estar inmerso en un marco de confianza y aceptación.
El paciente debe sentirse cómodo, comprendido, en un ambiente
amable, empático y colaborativo, para de esta manera poder
sostener un vínculo que lo ayude a exponer sus problemáticas,
lejos de encontrar una mirada juzgadora.
Pese a la relevancia que Bordin (1976) afirmó en cuanto a la
alianza terapéutica, también establece que la misma no
es curativa por sí sola, sino que es parte importante de un
conjunto de elementos fundamental que posibilita la aceptación
y la continuidad del trabajo terapéutico.
En relación a la psicoterapia online, Melchiori et al. (2011)
sostienen que no existe una definición que dé cuenta de
manera clara de que se trata. Este tipo de modalidad se podría
definir como cualquier tipo de interacción profesional, de
atributo terapéutico que toma el uso de Internet como medio de
comunicación para realizar la práctica vinculada a la
salud mental (Rochlen et al., 2004). En palabras de otros autores el
término Psicoterapia online, está tomado desde un
sentido más amplio, y utilizan el término
Telepsicología, para referirse al uso de internet como medio
para realizar la práctica terapéutica (Botella et al.,
2007).
Melchiori et al. (2011) explican que los tratamientos en Psicoterapia
Online están integrados por programas y diversas
intervenciones terapéuticas, que pueden estar regidas por el
contacto sincrónico con el terapeuta, media, u otras donde el
contacto es inexistente y se basan en mensajes vía email,
aplicaciones que ofrecen cuestionarios o técnicas variadas
(Tate y Zabinski, 2004).
Hirsch y Durau (2020) sostienen que cuando se hace referencia a un
tratamiento terapéutico a través de videollamada, hacen
mención a un proceso de videoconferencia bidireccional, que
sucede en tiempo real, y que en este encuentro se produce una serie
de interacciones y de intercambio de un paciente con un profesional
de la salud mental. Situación que se despliega a través
de medios tecnológicos por los que se hace captura de la
información y la transportan, para así visualizarla.
Alianza terapéutica
El concepto de alianza terapéutica fue desarrollado a lo largo
del siglo XX, y es un constructo que hoy sigue siendo relevante para
las investigaciones. Freud (1933) planteó la relevancia de que
el profesional tuviese una actitud que denotara interés y
comprensión hacia el paciente, con esto lograría que se
establezca una relación positiva entre ambos. De esta manera
se crearía una forma positiva de transferencia que ayudaría
a aceptar y creer en las interpretaciones que el analista hiciera.
Luego Freud (1933) consideró que la transferencia positiva
podría distorsionar la relación entre paciente y
analista, y destacó que resultaba importante tener en cuenta
las interpretaciones de la transferencia y las capacidades
conscientes que el paciente decía desarrollar (Safran y Muran,
2005).
A principios de los años 90 se realizan investigaciones que
concluyen que el 15% de las mejoras que presentaban los pacientes
tienen que ver con las técnicas que el profesional aplicaba en
su tratamiento de psicoterapia, mientras que la mejoría que se
explicaba por la relación terapéutica, llegaba a un 30%
(Lambert, 1992).
Por su parte, las investigaciones de Henry y Strupp (1994) también
aportaron conclusiones donde se evidencia una significativa relación
entre la alianza terapéutica y los resultados de procesos
terapéuticos incluso desde diferentes teorías,
psicodinámicas, eclécticas y cognitivas. Resaltando
que la terapia de tipo ecléctica y la cognitiva eran las que
mayor correlación presentaban.
Hatcher (1999) realizó un estudio de los componentes de la
alianza terapéutica, desde la visión del terapeuta y
pudo hacer una identificación de un factor de colaboración
confiada del profesional, que registró la máxima
correlación con las evaluaciones de la mejoría
formuladas por el terapeuta y el paciente. Dentro de los componentes
que desarrollan la alianza terapéutica, el factor de
colaboración y confianza es el que presenta una mayor
correlación con los resultados del proceso terapéutico
(Hatcher, 1999; Stiles et al.,1998).
Orlinsky et al. (1994) publican una investigación, en la cual
realiza una revisión de más de 100 estudios donde
concluye la estrecha relación entre una alianza terapéutica
de calidad y el resultado del proceso psicoterapéutico,
demostrado en un alto porcentaje de los estudios supervisados,
sirviendo como base para numerosas investigaciones sobre este
constructo, en donde se concluye que el cambio que experimenta el
consultante es además de aspectos propios, así como
también del profesional que lo acompaña en su
tratamiento, y la relación que entre ambos se establece.
Además, Botella et al. (2007) destacan que la alianza
terapéutica, es común en cualquier marco teórico
de psicoterapia, independientemente del tipo de intervenciones, o
técnicas que se emplee.
Un aspecto que se ha cuestionado dentro de los estudios y se ha
descartado, es el que un alto nivel de alianza que un paciente tiene
con su terapeuta, depende si la terapia le ha sido útil, pero
se han recolectado datos que infieren que la alianza terapéutica
es anterior al éxito del proceso terapéutico, y no el
resultado del mismo (Lossa et al. 2012).
Corbella y Botella (2003) en un estudio donde describe los aportes
más significativos desde los principales marcos teóricos
psicoterapéuticos, en relación a la alianza
terapéutica, dan cuenta cómo esta relación
paciente-terapeuta ha sido un tema a incorporarse en la mayoría
de los modelos de psicoterapias, pero alejándose de la idea de
transferencia del psicoanálisis. La relación que existe
entre los resultados esperados de la terapia y la alianza conformada
entre paciente y terapeuta, evidencia en diversas investigaciones
como la relación terapéutica cobra un rol casi
fundamental en los lineamientos del proceso terapéutico como
en la concreción de resultados establecidos.
Según Rogers (1957) el modelo humanista desarrolla la alianza
terapéutica a partir de tres pilares que son la empatía,
la congruencia y el aceptar incondicionalmente al paciente, de esta
forma se logra afianzar la relación con el paciente y que esta
sea efectiva para el proceso que se transita (Corbella y Botella,
2003). La investigación de Corbella y Botella establece la
importancia de la construcción de la alianza terapéutica
en el proceso psicoterapéutico y en los resultados que se
obtienen al final del mismo, a pesar de las diferentes miradas que se
tienen sobre este constructo según el marco teórico, la
alianza terapéutica ha sido un instrumento esencial y de gran
importancia para todas las escuelas terapéuticas.
Pattakou Parassiri y Nestoros (2007) realizan un estudio con el
objetivo de identificar algunos factores comunes, desde el punto de
vista del paciente interfieren en su compromiso con el proceso
terapéutico. Para lograr esta descripción, ellos reúnen
20 pacientes que se encontraban bajo tratamiento psicológico
por diversos motivos, hombres y 12 pacientes mujeres, a los que se le
realiza una entrevista semiestructurada, donde las preguntas estaban
focalizadas en revelar los factores que influencian el compromiso del
paciente en la terapia. Todas las entrevistas fueron grabadas y
analizadas. Concluyeron luego de evaluar las respuestas dadas en las
entrevistas, que uno de los factores más importantes para los
pacientes en cuanto a su compromiso con el proceso de terapia era la
conformación de una sólida alianza terapéutica.
Los pacientes también mencionaron importantes para continuar
con la psicoterapia a la comunicación paciente-profesional lo
cual es parte de la conformación del vínculo que se
forma con el terapeuta, la prescripción de medicación,
la motivación para el cambio, las experiencias terapéuticas
previas del paciente, la actitud del terapeuta así como el
ambiente social y familiar del paciente.
Es importante incluir dentro del marco teórico del presente
análisis, un estudio relevante realizado por Lossa et al.
(2012) en el que se propuso analizar el tipo de apego de los
pacientes en relación al vínculo de alianza que
construyen con su terapeuta. Bowlby (1995) conceptualiza al apego
como la conducta que da como resultado la conservación de
proximidad de otra persona identificado como aquel que considera más
capacitado para proveer cuidados. Situación que deviene en
obvia cuando la persona se siente asustada angustiada o enferma, y
ante el cuidado de aquel individuo identificado como cuidador se
siente aliviado y cuidado. Estas conductas de apego, se desarrollan
en la infancia temprana, se relaciona con las interacciones que un
pequeño ha tenido con quienes lo han cuidado.
La forma en la que este niño ha sido acogido y protegido,
frente al dolor, temor, etc. (Bowlby, 1969) es lo que luego determina
el desarrollo psicoemocional y mental de los niños y niñas.
Bowlby (1969) categorizó a estos patrones de conducta como:
apego seguro, apego inseguro ansioso-ambivalente y apego inseguro
evitativo. Luego se incluiría el apego de tipo desorganizado.
Feeney y Noller (2001) estudian las relaciones de apego en los
adultos. Consideran que tanto en las relaciones de parejas, las de
adultos con sus padres, y entre paciente y terapeuta, es probable que
se repita patrones de las relaciones de apego. Por ende, el estilo de
apego del paciente va a influir en los resultados dentro del
tratamiento psicológico. Diversos estudios convergen en que
los pacientes con patrones de apego seguro tienden a tener mejores
resultados dentro del proceso terapéutico y en tratamientos
breves, mientras que los pacientes con patrones de apego inseguros,
son los que responden de manera pobre al tratamiento (Lossa et al.,
2012). Otros estudios donde se asocia al tipo de apego con la alianza
terapéutica, sostienen que el estilo de apego inseguro está
relacionado con desarrollo más pobre de alianza terapéutica,
mientras que personas con patrones de apego seguro tienen mejor nivel
de alianza terapéutica. Asimismo, esta investigación
también aportó datos en cuanto a las rupturas en la
alianza terapéutica, estas están dadas en mayor medida
en personas que tienen apego evitativo (Lossa et al., 2012).
Lossa et al. (2012) conformaron la investigación con una
población de 30 personas adultas, hombres y mujeres que
comenzaron un proceso psicológico entre 2007 y 2009, con
diversos motivos de consulta, depresión, estrés,
problemas vinculares, etc. Se les administró un Cuestionario
de Relaciones Interpersonales y Cuestionario para evaluar la alianza
terapéutica, en determinados momentos del proceso terapéutico.
Se planteó como hipótesis en la investigación
que las personas con un patrón de conductas acordes al apego
seguro, esto quiere decir con una puntuación baja en ansiedad
y evitación en los tests a los que son sometidos, muestran un
nivel más alto en la construcción de la alianza
terapéutico, distinto de aquellos con apegos de tipo inseguro
donde las puntuaciones son más bajas en alianza terapéutica.
En los resultados se evidencia que los pacientes con apego evitativo
podrían haber concienciado antes de iniciar un tratamiento
psicológico y esto los acerque más a la superación
de dificultades dentro de la relación terapéutica. Los
consultantes con apego ansioso denotan dificultades para establecer
objetivos de manera conjunta con el terapeuta a medida que va
avanzando el proceso, esto ocurriría debido a la posibilidad
cercana de que los cambios en su vida se realicen y esto provoca la
activación de un patrón ansioso y esto de lugar a
dificultades, no tanto en el vínculo con el profesional, pero
sí en los objetivos que hayan puesto con su terapeuta. A raíz
de esto, se explica que la proximidad de un cambio en la vida del
paciente con apego ansioso, a medida que avanza el tratamiento, hace
que se éste se retraiga y el objetivo se aleje, es donde la
relación terapéutica se cuestiona y se reflexiona sobre
ella. A su vez, existe otra lectura en estos pacientes con apego
ansioso, y es que ante la no llegada de resultados de manera
inmediata, el consultante comienza a cuestionar y por ende se ve
amenazada la alianza terapéutica (Lossa et al., 2012).
Los resultados coinciden con otros estudios como el de Eames y Roth
(2000) en el que evidencia como pacientes adultos con apego ansioso,
obtienen menor puntaje en alianza terapéutica. A su vez,
concuerdan con los resultados obtenidos por Sauer et al. (2003) quien
analizó cómo los estilos de apego inseguro, ansioso y
evitativo en los pacientes, tienden a dificultar u obstaculizar la
construcción de la alianza terapéutica. Estos datos de
estudios anteriores corroboran la hipótesis de Lossa et al.
(2012) quien refiere que el estilo de apego en un paciente adulto es
un factor influyente en la construcción y el desarrollo de la
alianza terapéutica. El autor recomienda seguir realizando
estudios conformes a lo expuesto, lo que posibilitará la
mejora en los procesos relacionales entre pacientes y terapeuta, y en
consecuencia mejorar los resultados psicoterapéuticos.
Bermúdez y Navia (2013) realizan un estudio donde sostienen
que la alianza terapéutica es una de los factores comunes que
reciben mayor soporte empírico en relación al resultado
de la psicoterapia, considerando que el vínculo terapéutico
donde la empatía y el afecto está presente En los
procesos terapéuticos donde se trabaja con familias y parejas,
resulta más complejo el desarrollo de la alianza terapéutica
que en la terapia de tipo individual, Bermúdez y Navia
realizan un análisis recabando datos de terapeutas como
pacientes que atraviesan o atravesaron procesos de terapia de la
modalidad familiar y/o de pareja. En un estudio exploratorio tipo
cualitativo, consultan mediante entrevistas semiestructuradas, qué
factores consideran que intervienen en el desarrollo de la alianza
terapeuta. A partir del análisis de los datos obtenidos en los
encuentros, expresan como conclusión que tanto la
participación voluntaria y comprometida de los consultantes,
el asumir responsabilidad por el problema, el confiar en la terapia,
el desear cambiar y la congruencia entre intervención y
expectativas hacia la terapia, son los factores más relevantes
que determinan un beneficioso vínculo y un desarrollo óptimo
de la alianza terapéutica.
Desde otra perspectiva Cruzat et al. (2013) toman el contexto de
pacientes con anorexia nerviosa y la relevancia del establecimiento
de la alianza terapéutica, con el objetivo de hacer una
descripción de aspectos señalados como facilitadores de
la obtención de una alianza terapéutica positiva en
estas pacientes. Utilizando un método exploratorio,
descriptivo relacional, realizado con metodología cualitativa,
cuyo análisis de datos se basó en la Grounded Theory,
que incluían a dos pacientes con sus terapeutas. Como
resultado de la investigación documentan que las pacientes y
sus terapeutas valoraron estos parámetros en este orden, el
ambiente emocional: la incondicionalidad, el interés genuino y
la confianza versus el no enjuiciamiento y mayor disponibilidad.
Además, las conductas y actitudes deseables en la terapeuta,
como la flexibilidad, la libertad para poder hablar y la
disponibilidad. Y en las pacientes: la necesidad de cambiar y tener
recursos. En cuanto a las técnicas valoradas: terapia centrada
en recursos, coparticipación con el tratamiento, conocer y
escuchar testimonios de otras pacientes, hablar libremente con
empatía, chequear constantemente el proceso del tratamiento y
responsabilizar a la paciente de su terapia. Consideran la generación
de una óptima alianza terapéutica es un factor
sumamente relevante en el éxito del proceso terapéutico,
donde se establece una relación consciente y una aceptación
recíproca, integrada por las influencias de la díada
terapeuta/paciente.
Asimismo, se incorpora a este trabajo un estudio realizado en España,
donde Balbás Yusta (2015) plantea lo que sucede con la
población inmigrante, el universo intercultural y la
construcción de la alianza terapéutica, sabiendo que
ésta es fundamental para los resultados beneficiosos que se
esperan de un proceso terapéutico. Balbás Yusta
establece un objetivo como primera medida que es la respuesta del
impacto de las diferencias culturales entre psicoterapeutas y
pacientes, en el establecimiento de la alianza terapéutica. El
segundo objetivo, es indagar acerca del posible papel amortiguador de
la competencia intercultural de los psicoterapeutas en dicho impacto.
Para llevar adelante la investigación y poder arribar a los
objetivos planteados Balbás Yusta reunió a 22
pacientes, de los cuales 12 eran españoles y 10 eran
inmigrantes y a 13 terapeutas. Se aplicó un cuestionario para
medir la alianza terapéutica, SOATIF-s (Friedlander et al.,
2009) en su versión para pacientes, y la competencia
intercultural de los psicoterapeutas, con un cuestionario construido
ad hoc para la presente investigación. Balbás Yusta
llega a concluir partiendo de los resultados, que contra de la
hipótesis con la que había iniciado la investigación,
halló que la alianza terapéutica establecida entre
psicoterapeutas españoles y pacientes españoles, no fue
mayor que la establecida entre psicoterapeutas españoles y
pacientes inmigrantes.
Bregman (2009) publica un trabajo en el que propone, enfocar de
manera central a la relación terapéutica como aspecto
relevante en el proceso psicoterapéutico, manifestando que
muchas veces es relegada a un segundo plano en el campo de las
terapias cognitivas a favor del protagonismo de los procedimientos
técnicos. En él documenta la importancia de la alianza
terapéutica en función de los resultados de los
procesos terapéuticos, donde sostiene que no puede
considerarse al margen de la técnica que emplea el
profesional, sino que es constitutiva de ella y, por consiguiente,
determina el grado de eficacia que se conseguirá en las
intervenciones. La alianza terapéutica es un constructo donde
convergen los factores técnicos y los factores interpersonales
que definen la efectividad del proceso de psicoterapia, se influyen
dialécticamente entre sí y abarcan términos más
amplios en el logro de un trabajo con resultado efectivo. Para
construir y armar una alianza terapéutica positiva, se debe
tener en cuenta primero, el prestar atención al objetivo del
paciente es un paso, además considerar las percepciones que el
paciente tiene sobre el tratamiento que está llevando
adelante, como las percepciones sobre el terapeuta y sobre la
relación que el terapeuta le presenta. Bregman (2009) enuncia
que la alianza reformula las intervenciones para alcanzar
determinados resultados y, a su vez, estos impactan en la alianza.
Todo este proceso es seguido de cerca tanto por el terapeuta como por
el paciente, en función del propósito que los convoca.
Este profundo proceso se puede sintetizar explicando que las
intervenciones técnicas que imparte el profesional son la
puesta en acción de la alianza terapéutica.
De la Fuente Zepeda y Cruz del Castillo (2017) llevan adelante una
investigación en la cual analizan los factores asociados al
psicoterapeuta actúan como influyentes sobre la relación
de éste con el paciente, considerando y partiendo de variables
como: personalidad, compromiso, reflexión, experiencia y
formación del terapeuta. De la Fuente reúnen un
muestreo no probabilístico intencional, de 50 participantes,
todos psicoterapeutas que ejercen en la ciudad de México y
para llevar adelante la mediciones de las variables asociadas al
terapeuta, se utilizaron los siguientes instrumentos: la versión
abreviada del cuestionario ept-c (Castañeiras, et al., 2008) y
traducciones adaptadas de la Short Version of the Working Alliance
Inventory (Tracey & Kokotovic, 1989), del 20 Item Mini ipip
(Donnellan, et al., 2006) y de la Short Form of the Marlowe-Crowne
Social Desirability Scale (Strahan & Gerbasi, 1972). Los
resultados observados por De la Fuente Zepeda y Cruz del Castillo
exponen que las variables personalidad, donde están incluidas
el intelecto y la inteligencia, sumada a la experiencia y la
formación del terapeuta, componen de manera significativa el
nivel y la calidad de la alianza terapéutica.
Por su parte, Etchevers
y Helmich (2019) sostienen que la alianza terapéutica es
un factor predictivo de los más importantes de los resultados
en psicoterapia, e indaga la relación que pudiese existir
entre la alianza terapéutica y las características de
los psicoterapeutas. La investigación la realizaron con una
población profesional de la salud mental perteneciente al área
metropolitana de Buenos Aires, mediante un diseño ex post
facto, con el que se evalúa la relación de las
variables de estudio (León y Montero, 2003). El estudio es de
tipo cuantitativo, con un diseño correlacional, transversal,
sobre 200 profesionales, de orientaciones psicoanalíticas,
cognitivo conductual y médicos psiquiatras sin modelo
específico, a los que se les administraron cuestionarios y
escalas. Los hallazgos demuestran que hay diferencia de acuerdo a la
antigüedad del ejercicio de la profesión, donde los más
experimentados hablan de lo "artesanal" de la actividad
del terapeuta, quienes experimentan una reflexión sobre sí
mismo, y obedecen a una posición de humildad, donde hallan
también un beneficio en mostrarse amables con el paciente y a
la vez de manera neutra. Mientras que los terapeutas menos
experimentados consideran que la labor terapéutica es un
número de habilidades que se aprenden de manera racional. La
antigüedad como profesional, ha demostrado en que se manejan con
mayor independencia del marco teórico al que suscriben y
alcanzan mejores niveles de alianza terapéutica, y mejores
resultados. Mientras que aquellos que tienen resultados más
pobres, son aquellos que trabajan de manera más dogmática,
y por ende relacionarse de manera distante y esquemática para
con sus pacientes. Este estudio destaca la importancia en seguir
profundizando sobre investigaciones en la adquisición de
habilidades para el desarrollo de la alianza terapéutica, ya
que como bien se describe en diferentes estudios es de vital
importancia a la hora de contribuir con el paciente a apaciguar su
padecimiento en la consulta psicoterapéutica.
Miguel Álvaro y Panadero (2021) dan cuenta de que existe un
creciente interés por descubrir la relación entre la
calidad de la alianza terapéutica y los resultados de la
psicoterapia. Diversas investigaciones revelan que la alianza
terapéutica es un elemento de suma importancia en la
consecución de resultados positivos dentro del proceso de
psicoterapia y que es uno de los factores que más modula la
relación entre proceso y resultado psicoterapéutico en
diferentes orientaciones teóricas y en diferentes formatos de
terapia (Chen et al., 2019).
Siguiendo a Zuroff y Blatt (2006) se establecen en relación a
la alianza terapéutica cuatro posicionamientos, primero la
mirada de los terapeutas cognitivos conductuales contemporáneos
que afirman que la alianza terapéutica es necesaria para la
efectividad de muchas técnicas en particular, pero no
suficiente para explicar el potencial de éstas. La segunda
postura afirma que la alianza terapéutica afecta directamente
en los resultados de la psicoterapia, pero sus resultados son
independientes de las técnicas que se apliquen. En tercer
lugar, se encuentra un acercamiento que afirma que la alianza
terapéutica depende de la aplicación de un determinado
grupo de técnicas sin las cuales no estará presente. Y,
en cuarto lugar, existe una visión más escéptica,
contraria a la evidencia empírica que afirma que no es
necesaria la existencia de una AT robusta para obrar cambios
psicoterapéuticos positivos (Miguel Álvaro y Panadero,
2021).
Es imprescindible citar el meta-análisis de Flückiger et
al. (2018) a la hora de hablar de la relación entre alianza
terapéutica y el resultado de los procesos psicoterapéuticos
ya que revisa de una manera profunda este aspecto, y los resultados
de este trabajo confirman que la alianza terapéutica es un
elemento de gran importancia para lograr unos resultados
psicoterapéuticos óptimos (Miguel Álvaro y
Panadero, 2021).
Bermúdez Castaño et al. (2021) asegura que, para la
construcción de un vínculo terapéutico, se debe
generar primero una relación entre el terapeuta y el paciente,
es entonces, que desde la relación humana el discurso es una
construcción formada por dos personas, y puede ser positiva o
negativa.
Psicoterapia online
Bermejo Mercader (2001) sostuvo que la psicología clínica
no debe estar ajena a los avances que se dan de manera continua en el
ámbito de la comunicación y las nuevas tecnologías,
advirtiendo que la terapia psicológica por internet comenzaba
a experimentar un notable desarrollo, donde la oferta de
profesionales por internet comenzaba a ser muy extensa, ofreciendo
libros, foros, páginas web, sobre información de
determinados temas sobre psicología. Los mensajes escritos
desde emails eran valorados, con la fuerte presencia de nuevas
orientaciones cognitivas narrativo constructivistas, donde el énfasis
estaba puesto en las construcciones y las historias que relata el
paciente, siendo el lenguaje y su construcción elemento de
diagnóstico y cambio terapéutico. Bermejo Mercader
documenta la relevancia de la combinación de internet y
tratamientos cognitivos fundamentados en e l material escrito del
paciente puede obtener resultados óptimos con posibilidad de
su contrastación empírica dada la capacidad de
almacenamiento de los nuevos dispositivos informáticos. Dado
la novedad de aquel entonces, Bermejo Mercader describe a la
actividad como joven, y para la cual cree necesario incrementar la
cantidad de estudios e investigaciones que puedan trabajar las
problemáticas que puedan generarse, valorar el impacto, la
utilidad, la aplicabilidad, y los límites que puedan tener las
intervenciones psicológicas a distancia.
Dosil Díaz y García Prieto (2004) sostienen que con la
aparición de las nuevas tecnologías ha habido
revolución en el mundo científico, que ha tenido que
adaptarse a nuevos métodos en la investigación y
práctica, asimismo, la psicología no ha estado pasiva
ante estos cambios. Ellos advierten que, si bien en la psicología
del deporte han surgido estudios en esta línea, en ese momento
los mismos eran escasos. Realizan una investigación con el
objetivo de analizar las ventajas de la utilización de la
terapia online aplicada al campo específico de la psicología
del deporte, como así, determinar los inconvenientes que
puedan surgir, también procuraron establecer un protocolo de
actuación para intervenir desde una página Web en el
contexto deportivo. Dentro de la lista de beneficios en la
utilización de la modalidad vía internet, Dosil Díaz
y García Prieto subrayan como ventajas la desaparición
de límites geográficos, ya que Internet permite
mantener contacto con cualquier persona del mundo, la desaparición
de barreras físicas, cuando se trata de deportistas
disminuidos físicamente. Además, sostienen que existe
una mayor comunicación entre profesionales, lo que conlleva a
un acceso a gran cantidad de información, a cursos de
formación que se imparten en otros países, y por último
favorecen el deseo de anonimato, en el caso de deportistas para los
que sea importante preservar su identidad.
Dentro de las desventajas de la modalidad online en psicología
del deporte, Dosil Díaz y García Prieto (2004)
evidenciaron que se hace necesario establecer criterios rigurosos que
garanticen la calidad de la información divulgada, para
acceder así, a datos de relevancia; la necesidad de seguridad
para datos, por lo que es labor del profesional que ofrece servicios
de manera online garantizar la confidencialidad y la privacidad,
también recomiendan que los organismos responsables
establezcan un código ético al respecto. Señalan
como otro aspecto desfaborable la pérdida de la comunicación
no verbal, sin embargo, las nuevas tecnologías no dejan de
ofrecer recursos que tratan de solventar este problema, y por último
el que no toda la población tenga acceso a Internet, por lo
que este tipo de terapia puede quedar restringida a un sector
concreto, con posibilidad de utilizar las nuevas tecnologías.
Datos que corresponden a una época en la cual el internet no
tenía la masividad de acceso con la que se cuenta hoy en día.
Como conclusión estos autores advirtieron que el futuro se
mostraba de manera prometedora en relación a la inclusión
de Internet en la terapia tradicional, sosteniendo que la formulación
de principios éticos y pautas de procedimiento son claves para
que los profesionales realicen su práctica cotidiana con mayor
productividad. Asimismo, enuncian la importancia de continuar
investigando y así poder detallar las distintas ventajas e
inconvenientes encontrados en la práctica on-line.
Rochlen, et al. (2004) definen a la psicoterapia online, como
cualquier interacción que realiza un profesional para ejercer
la terapia, y que por medio de conexión de internet emprende
su práctica en salud mental. Además, otros autores se
refieren a este concepto con el término Telepsicología,
donde el uso de internet es la vía por la cual se realizan las
intervenciones psicoterapéuticas.
En un estudio realizado por Vaimberg Grillo (2012) sostiene que a
nivel mundial los trastornos mentales representan el 12 % de
morbilidad, pero solo una minoría recibe tratamiento básico.
Existen datos aportados por diferentes investigaciones donde se ha
probado que en países industrializados no todas las personas
que padecen trastornos mentales adecuado, en muchos países los
servicios de salud mental son casi inexistentes, por lo tanto, una
gran cantidad de personas que padecen psicopatologías no
cuentan con acceso rápido a las zonas urbanas donde se
encuentran los centros de salud mental. La Organización
Mundial de la Salud realizó el análisis de datos
probatorios para el tratamiento efectivo de los trastornos mentales y
concluyó que un enfoque combinado psicológico y
farmacológico probablemente sea el que dé mejores
resultados (World Health Organization, 2009). En este contexto se
hace indispensable la creación y posterior incorporación
de herramientas psicológicas innovadoras, accesibles y
económicas para poder responder a las necesidades
asistenciales que existen en el campo de la salud mental (Vaimberg
Grillo, 2012). Vaimberg Grillo (2012) sostiene que las intervenciones
en salud mental a través de internet y de nuevas tecnologías
de información y comunicación (TIC) debiera
desarrollarse, y formar un espacio interdisciplinario en donde se
agrupen profesionales de la psicología, de la psiquiatría,
la neurociencia, la sociología, y dar soluciones a los
pacientes y a los profesionales de desarrollo de multimedia, lo que
podría ser beneficioso obtener soluciones tanto para pacientes
como para profesionales. Además, sugiere la importancia de
nuevos aportes investigativos en relación a estos recursos
para contar con una adecuada consistencia teórica y
metodológica, así como la posibilidad de evaluar la
efectividad terapéutica.
La psicoterapia online se considera un beneficio de asistencia
psicológica, ya que, por medio de herramientas tecnológicas
como teléfonos, computadoras de escritorio y portátiles,
se realizan videollamadas, se envían y reciben mails, se
utilizan redes sociales, y se accede a sitios de autoayuda. El
contenido de las sesiones y las interacciones puede estar dado por
medio del habla, la escritura, a través de fotografías,
imágenes y videos (Torio et al., 2017).
González et al. (2017) sostiene que en la atención
virtual se busca que el consultante logre el objetivo que fue
planteado conjuntamente con el terapeuta, por esto la persona busca
adquirir una información directa, una atención
personalizada, inmediata y efectiva en la consulta. De igual manera
evidencian algunas desventajas de la psicoterapia online, la calidad
del vínculo entre el psicólogo y el consultante muchas
veces no es la adecuada, se ve afectada la comunicación no
verbal, se dificulta la aplicación de las técnicas como
las pruebas psicológicas, los problemas técnicos
referente a la calidad de internet o el dispositivo que se encuentra
en uso puede influir en la continuación de la consulta.
González et al. (2017) expresa que son los pacientes y
profesionales los que afirman que la empatía es una de las
características importantes a la hora de querer generar un
vínculo terapéutico, y para esto algunos psicólogos
toman como base de referencia el Rapport, entendida como una técnica
para crear una conexión empática está por medio
de, el contacto visual, la expresión positiva, el equilibrio
emocional, el tono de voz y las preguntas a realizar.
Por su parte, Durao (2017) sostiene que, así como sucede en
otras disciplinas, la psicoterapia no es ajena a los cambios que
ocurren en cuanto a nuevas dinámicas y cambios en las
modalidades de interacción y formas de comunicación. La
forma de psicoterapia online cada vez está más
difundida, y pasa a ser tanto una posibilidad como una necesidad para
aquellas personas que por diferentes circunstancias por las que
atraviesan, como las ocupaciones diarias que hacen que se dificulte
encontrar tiempo para trasladarse al consultorio del terapeuta, como
un viaje al exterior, o el haber emigrado y quieren, por una afinidad
cultural, seguir en contacto con un psicoterapeuta de su país
de origen. Así como también personas con alguna
discapacidad que hace dificultoso su traslado hacia un consultorio.
Macías y Valero (2018) refieren que la tecnología
resulta de considerable utilidad para los profesionales de la salud
mental, permite la atención de pacientes a través de
internet, aún en áreas geográficas alejadas de
centro de atención médica, las distancias dejan de ser
una barrera para brindar atención psicológica. A partir
de la utilización más frecuente de las herramientas
tecnológicas con enlace a internet, es que muchas personas han
comenzado a tener contacto más frecuente con familiares,
amigos y conocidos. Hoy la comunicación vía internet se
encuentra inmersa en la vida diaria de todos, cambiando así el
modo de contacto con nosotros mismos y con la sociedad.
Hirsch y Durao (2020) enuncian como en algunos casos esta modalidad
se vuelve una necesidad, como ocurrió con el inicio de la
pandemia por COVID en 2020, y el aislamiento, la imposibilidad de
circulación y el distanciamiento social obligó a que
muchos terapeutas junto con sus pacientes reorganizaran sus formas
encuentros, y se volcaran a repensar nuevas formas y dispositivos.
Estos nuevos instrumentos y formas de comunicación se
encuentran al alcance de cualquier persona e incluso para utilizarlos
no hace falta mayor conocimiento que el que se necesita para accionar
un teléfono móvil, o una computadora. Diferentes
interrogantes que surgen a partir de estos cambios en la forma de
llevar adelante un proceso terapéutico, tal como los
resultados en cuanto a la efectividad, o si hay determinadas
problemáticas que debieran o no ser abordadas desde la
virtualidad, y como un terapeuta puede realizar la práctica de
manera adecuada. También destacan que la psicoterapia online
tendría ciertas ventajas sobre la terapia presencial, el
paciente al estar frente a una pantalla puede sentir cierta
desinhibición, generada por esta forma de comunicación
(Probst et al., 2019). Lo que podría ser beneficioso a la hora
de revelar determinadas problemáticas que avergüenzan al
consultante.
Ávalos et al. (2020) enfatizan en su investigación que
es fundamental que las personas que padecen problemas de salud
mental, puedan acceder a un continuo tratamiento psicológico.
Presentan entonces, evidencia de pacientes con diferentes
diagnósticos psiquiátricos en un grupo de
telepsico-salud (TPS) en el contexto de la pandemia de COVID-19. Para
el estudio se reunieron 12 pacientes, a quienes se les dieron 10
sesiones de apoyo grupal de manera online, mediante la plataforma
ZOOM-Health. Esta plataforma contiene las garantías de
seguridad las cuales están avaladas por el código de
reglamentación "HIPAA". Al final de las sesiones
el promedio de la escala de satisfacción obtenida en los
participantes fue de 189.5, una satisfacción alta. En el
inicio del apoyo, los pacientes manifestaron sentirse moderadamente
enfermo, y al final de las sesiones remotas refirieron sentirse mucho
mejor. Detallan que durante las sesiones se técnicas de
relajación y respiración, manejo de la irritabilidad,
técnicas de atención plena, psicoeducación en
adicciones, manejo de conflictos en la familia, higiene del sueño,
resiliencia, manejo de pérdidas emocionales, psicoeducación
en depresión, ansiedad y en trastorno de estrés
post-traumático. De acuerdo a estos resultados Ávalos
et al. concluyen que en el trabajo obtuvieron buenos resultados de
satisfacción y buena contención de los pacientes
atendidos durante las 10 semanas de apoyo en psicoterapia de
modalidad online. Los pacientes no tuvieron recaídas en la
sintomatología psiquiátrica, ni abandono en los
tratamientos farmacológicos. Por lo que concluyen que el
balance costo/beneficio de la psicoterapia online en México es
considerada positiva.
El uso de la telepsicoterapia, definida por la American Psychological
Association (2013) como la provisión de servicios de
tratamientos psicológicos con el uso de tecnologías
telecomunicaciones, ha comenzado a afianzarse con el sucesivo avance
tecnológico y la aparición de nuevas técnicas de
acceso a la información y comunicación que facilitan
que dos o más personas puedan interactuar mediante un medio
digital y electrónico. De igual manera, se hizo posible la
expansión de la psicología, habiendo acceso a
conferencias, talleres, cursos, posgrados e incluso los tratamientos
psicológicos por medio de conexión online (Gutiérrez
Mercado, 2020).
Gagliesi (2020) explica la necesidad imperiosa que tienen los
servicios impartidos por los profesionales de la salud mental para
flexibilizar la asistencia a pacientes, aún más
considerando el agravamiento de aquellos que atraviesan la crisis
producto de la pandemia y su sensibilidad se vio fuertemente afectada
por los prolongamientos de los periodos de aislamiento social o el
miedo a un posible contagio y sus consecuencias (Gutiérrez
Mercado, 2020).
Bermúdez Castaño et al. (2021) menciona que la
psicoterapia online surge a partir de la necesidad del ser humano y
del avance de la tecnología que en el mundo se vive de manera
constante. La tele psicoterapia la definen como las acciones de ayuda
a distancia a través de tecnologías de información
y comunicación, que en pocas palabras lo nombran como
intervención psicológica por internet. Asimismo,
refieren que el empleo de los medios tecnológicos puede
tomarse como desafíos que contribuyen al desarrollo de
competencias del psicólogo en áreas principales como la
atención, evaluación e intervención, por lo
tanto, se pueden identificar dificultades o ventajas dentro de la
aplicación de la telepsicología (Olivella et al.,
2020).
Paz Ordoñez (2021) presenta una investigación donde
buscó determinar el efecto del protocolo breve de activación
conductual usado desde la psicoterapia online o telepsicología,
en pacientes con indicadores de depresión que han estado bajo
estado de confinamiento por un largo periodo dado la crisis sanitaria
por pandemia de COVID 19. En el estudio de Paz Ordoñez se
seleccionaron 6 participantes, de edad entre los 19 y los 46 años.
En los resultados se evidenciaron cambios significativos antes y
después de las intervenciones, en el estado de ánimo y
en la conducta depresiva. Los resultados son consistentes con la
teoría del comportamiento, y hay evidencia de que las personas
con depresión tienden a mostrar muchas conductas de evitación,
pocos entornos de interacción y falta de conexiones con las
fuentes de refuerzo. La promoción del comportamiento de
activación, las habilidades sociales y diversas fuentes de
refuerzo serán los componentes clave de la activación
del comportamiento en la depresión. Sin duda, la aplicación
de la entrega virtual del protocolo de activación conductual
es eficaz en el tratamiento de la depresión. La comparación
entre las condiciones muestra que los protocolos estructurados con
menos sesiones son igualmente efectivos (Paz Ordoñez, 2021).
Peralta Zárate (2021) sostiene que uno de los principales
problemas de salud pública en todo el mundo es la violencia,
declarado así por la Organización Mundial de la Salud,
reconocer las graves consecuencias directas y a largo plazo de la
violencia en la salud, el desarrollo psicológico y social de
las personas y las familias (OMS, 2002). En la investigación
Peralta Zárate se utiliza un método cualitativo:
estudio de caso. La paciente que participó del estudio es una
mujer de 20 años que ha sufrido violencia de género e
incesto. Motivo de la consulta: lograr que deje de tener miedo al
interactuar con los demás y siga aprendiendo. En el análisis
de la información se utiliza el mapa genograma. Peralta Zárate
explica que se hizo visible la violencia en la familia de origen, se
hicieron explícitas las desigualdades jerárquicas, se
identificó el manejo del poder y control en la relación
paternofilial, se analizaron los sentimientos de culpa, abandono y
desvalimiento y se confronta el sistema de creencias de género
de la paciente, asimismo, se intervino para fortalecer el vínculo
con su hijo, para ejercer una maternidad más adecuada y
satisfactoria y se buscó grupos de apoyo y contención
familiar y social. Dado la situación de pandemia por COVID-19,
se logró la atención tele psicológica brindando
un clima emocional de comprensión y empatía.
Iacoviello et al. (2021) presentan una investigación sobre el
proceso de virtualización de las Intervenciones Asistidas con
Animales (IAA) en Iberoamérica, intervenciones que surgieron
como recurso de emergencia en el contexto de crisis sanitaria por la
pandemia de COVID-19.
De un relevamiento realizado en dos encuentros virtuales con
profesionales y guías de IAA, Iacoviello et al. sostienen que
las experiencias de virtualización se dieron mayoritariamente
bajo el formato de consultas online de manera individual desde
consultorios privados de psicoterapia, psicopedagogía y
terapia ocupacional asistida con perros. Fueron menos frecuentes las
intervenciones desde centros de salud y educación, debido a
las disposiciones vigentes de distanciamiento preventivo. Iacoviello
et al. (2021) refieren que los participantes se mostraron
favorablemente sorprendidos por los resultados obtenidos de las IAA
realizadas de manera virtual, las cuales habían encarado las
sesiones al inicio con escepticismo. De esta manera, se concluye que
el formato virtual podría seguir vigente como intervención
complementaria para garantizar el acceso a ciertas poblaciones que no
pueden acceder de manera cómoda y fácil a centros donde
se realizan este tipo de tratamientos, o para sortear situaciones
momentáneas que impidan la modalidad presencial.
Se consideró, además, la investigación realizada
en España por Rodríguez Guarin et al. (2021) quienes
también en situación de cuarentena y el distanciamiento
social como resultado de la pandemia de COVID-19, se interesan por
estudiar cómo se llevó adelante la continuidad de
tratamientos de los pacientes que padecen trastornos alimenticios de
manera remota. Rodríguez Guarin et al. determinaron como
objetivo la evaluación de la viabilidad, la aceptación
y la adherencia al tratamiento realizado con la modalidad online,
tomando la visión de pacientes, familias y terapeutas. Se
realizaron encuestas en línea a 14 pacientes, 10 familiares y
8 terapeutas de un programa ambulatorio intensivo para trastornos
alimenticios, y se realizó un análisis FODA con las
respuestas de los participantes. Los resultados obtenidos por
Rodríguez Guarin et al. develan que el tratamiento de manera
virtual durante el confinamiento fue considerado factible y adecuado
por todos los encuestados. Dentro de las fortalezas, se destacan el
miedo al contagio y la presencia de los padres en el hogar. Asimismo,
los padres reportaron que se enfrentaron a problemas con el
cumplimiento del plan nutricional, especialmente en pacientes con
anorexia. Los terapeutas informaron que se necesitan adaptaciones en
las metodologías para encarar las sesiones y de esta manera
mejorar la participación. Se destaca que la adherencia de las
familias al tratamiento en modalidad online fue total y la de los
pacientes, del 90%. Rodríguez Guarin et al. concluyen que la
adaptación virtual del programa es una opción válida
y útil durante el confinamiento obligatorio, la modalidad
mejora la participación familiar, pero no reemplaza el
tratamiento presencial.
Discusión
A partir de lo expuesto, se documenta la importancia de la dimensión
relacional que existe entre el terapeuta y su paciente, la
compatibilidad que puede ser factor facilitador dentro del proceso
terapéutico y conlleva especial protagonismo en el
establecimiento de esta alianza. Diferentes autores, de múltiples
escuelas y orientaciones psicoterapéuticas sostienen la
importancia de la alianza terapéutica para desarrollar y ser
sostén de las intervenciones que el profesional va a utilizar
en terapia. Desde la base humanista, Rogers (1957) expuso tres
pilares desde donde la alianza terapéutica se postula, la
empatía, la congruencia y el aceptar incondicionalmente al
consultante, de esta forma se logra entablar una relación
sólida con el paciente.
Hartley (1985) desde la perspectiva psicodinámica, definió
la alianza psicoterapéutica como una relación compuesta
por la "relación real" y la "alianza de
trabajo". La relación real se refiere al vínculo
entre paciente y terapeuta mientras que la alianza de trabajo se
refiere a las habilidades de ambos para trabajar de manera conjunta
hacia metas establecidas.
Corbella y Botella (2003) basándose en su análisis del
concepto de alianza terapéutica, consideran que es una
construcción que acontece entre paciente y terapeuta, y como
escenario donde las expectativas, las opiniones, las construcciones
que ambos van desarrollando se reflejan en el trabajo que van
realizando. Esta relación, logra que la visión del
terapeuta como del consultante, resulte relevante y tenida en cuenta,
enmarcando en respeto y responsabilidad.
Según Gelso y Carter (1994), la alianza terapéutica es
un concepto que ha causado un gran interés en los
investigadores. La creciente importancia de la alianza dentro del
tratamiento psicoterapéutico ha desencadenado en la creación
de diferentes herramientas para su evaluación, a su vez, ha
contribuido al aumento de publicaciones en esta área.
Siguiendo esta línea de pensamiento, Bermúdez Castaño
et al. (2021) coinciden en lo indispensable de forjar una relación
positiva entre terapeuta y paciente, y recién es en ese
momento es donde el proceso de terapia tiene una base sólida y
así lograr los objetivos planteados. Asimismo, se sostiene que
el terapeuta debe tener determinadas habilidades, como generar
empatía, poder transmitir una actitud cálida y
contenedora, feedback y flexibilidad, escenario que le dará al
consultante la comodidad y confianza necesaria para exponer sus más
profundos miedos y dolores, y entablar una relación donde se
encuentre receptivo de intervenciones en búsqueda de su
bienestar.
Amor, afecto, cercanía, compromiso, escucha, conceptos que
deben entrelazarse y abordarlos desde una alternativa de comunicación
como la psicoterapia online, la cual es considerada de gran utilidad
como documentan Macías y Valero (2018) ya que posibilita la
atención a distancia de personas que, por diferentes
circunstancias, ya sea imposibilidad física o psíquica
o distancia geográfica, no pueden acceder de manera presencial
a un consultorio o a un centro de salud. La frecuencia y la facilidad
de acceso a internet y a herramientas tecnologías para
comunicarse, como un teléfono móvil se ha masificado,
haciendo que la comunicación por videollamada sea una
modalidad y alternativa hoy en día muy frecuente.
Hirsch y Durao (2020) subrayan que existen casos en donde la
necesidad de optar por la modalidad de psicoterapia online se
presenta como una salida obligada como ocurrió en contexto de
pandemia por COVID 19 en el año 2020, donde muchos terapeutas
que nunca habían realizado sus tratamientos de manera remota
debieron comenzar a familiarizarse con esta opción.
Esta alternativa de atención abre diversos debates e
interrogantes sobre la efectividad, en los profesionales de la salud
mental, pero la gran mayoría de los estudios e investigaciones
consultadas sostienen que un proceso psicoterapéutico puede
realizarse de manera remota con éxito. Hacen hincapié
en ventajas que tiene la psicoterapia online por sobre la presencial,
además de la existencia de imposibilidad de realizar en
encuentro de manera presencial por distancia geográfica u
otras dificultades, y la psicoterapia a distancia sea una solución,
se destaca como beneficio el hecho de que la persona puede sentir
cierta inhibición al estar frente a un pantalla y así
poder expresarse de manera cómoda, como también
facilitar la continuidad de tratamiento a un paciente que viaje, ya
sea momentáneamente o se radica en otro país y quiere
mantener un tratamiento con un profesional de su lugar de origen, o
con múltiples actividades diarias que no permiten tener el
tiempo necesario para trasladarse a un consultorio a realizar la
sesión. También sostienen que, en psicoterapia online,
se deben plantear los objetivos de manera temprana, y que el vínculo
terapéutico se establezca en calidad de trabajar por esas
metas a las que se quiere alcanzar, esto es lo que sostiene la
continuidad de conexión por medio remoto, previene
deserciones, y hace que se trabaje positivamente en pos de objetivos.
Se entiende entonces, que más allá del contexto de
pandemia, donde la psicoterapia online ha tomado protagonismo, muchos
estudios e investigaciones han comenzado conjuntamente en esas
circunstancias, donde la las miradas sobre las opciones posibles de
comunicación comienzan a ser estudiadas y evaluadas,
diferentes profesionales de la salud mental, preocupados y ocupados,
supieron poder reconectarse con sus pacientes mediante un monitor y
la pantalla de un celular, pacientes que desde baños, autos,
buscaban privacidad para poder continuar con su tratamiento, en ese
momento donde la situación nueva que generaba incertidumbre y
miedo.
Por tanto, como menciona Durao (2017) en una investigación
que, en la variable analizada, preocupación empática,
denota mayor resultado en aquellos terapeutas que realizan sesiones a
través de videollamadas, dado que se muestran más
cercanos, compensando de esa forma la distancia que propone,
enfatizando así en el cuidado del vínculo.
Como bien sostiene Suazo Villeda (2021) el terapeuta debe ser
cuidadoso de la construcción de una alianza terapéutica
beneficiosa con el paciente, y lograr un conocimiento tal, que le
pueda ser fácil reconocer emociones y gestos a través
de la pantalla. Asimismo, el profesional debe poder diferenciar qué
pacientes son adecuados y cuáles no para la atención de
manera online, idea que abre una puerta para posibles futuras
investigaciones.
Es significativo destacar la importancia de la actitud y habilidad
del terapeuta a la hora de desarrollar su trabajo con la modalidad
remota, así como explican Mercadal y Cabré (2021) no se
debe suponer que la modalidad de psicoterapia online es lo mismo que
la terapia de forma presencial, pero solo a través de una
plataforma y una pantalla. Es por esta razón que el
profesional debe adquirir un conocimiento reflexivo sobre las pautas
necesarias para llevar adelante el tratamiento, sea en favor de la
tecnología, como también en el cuidado y la
construcción de una alianza terapéutica beneficiosa que
se perpetúe a lo largo del tratamiento, sabiendo que será
el soporte para alcanzar los objetivos planteados.
Hace años la psicoterapia online era desarrollada por
diferentes terapeutas, la pandemia declarada en el 2020 desorganizó
la agenda de muchos profesionales de la salud y de muchos
consultantes, que debieron modificar su manera de encontrarse para
continuar con sus tratamientos. Luego muchos volvieron a la
presencialidad y a verse frente a frente en los consultorios, otros
continuaron de manera online, y otros conservan las dos opciones. Si
se debe tener en cuenta, es que la alianza terapeuta bajo la
modalidad online existe, es posible, debe ser construida como en la
presencialidad pero atendiendo a otros factores, sabiendo que existen
si, posibles dificultades como sugieren Dosil Díaz y García
Prieto (2004) en cuanto a garantizar confidencialidad y la
privacidad, estar atento a lo que el terapeuta pueda perder en cuanto
a comunicación no verbal, y las posibles dificultades que
puedan presentarse con la inestabilidad en la conexión a
internet.
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