Introducción
El
cambio climático es reconocido como una de las mayores
amenazas para la vida humana (United Nations Statistics Division,
2021; CDC, 2021; WHO, 2018; Mora et al., 2018; Hoegh-Guldberg et al.,
2019, Caminade et al., 2019; IPCC, 2018). Sus efectos negativos,
tanto actuales como potenciales, se extienden en todo el espectro de
la salud humana, y las consecuencias que presenta sobre la salud
mental han sido claramente registradas (Goshua et al., 2021; Cianconi
et al., 2020; Hrabok et al., 2020; Obradovich et al., 2018; Clayton,
Manning, Krygsman & Speiser, 2017; Berry et al., 2010), siendo un
tema de fundamental relevancia para la investigación en la
actualidad.
La
población más joven ha sido objeto de especial atención
con relación a las consecuencias del cambio climático.
Por un lado, se ha resaltado que esta franja etaria sería más
vulnerable a los efectos negativos del cambio climático,
teniendo una probabilidad más elevada que los adultos, de
sufrir por la crisis ambiental (Majeed & Lee, 2017; Taylor &
Murray, 2020; Sanson, Burke & Van Hoorn, 2018; Wu, Snell &
Sami, 2020; Singh, Xue & Poukhovski-Sheremetyev, 2022). Por
también, se han destacado las capacidades de resiliencia y
adaptabilidad presentes en los más jóvenes, las cuales
pueden ser fortalecidas y promovidas a través de su
involucramiento en la comunidad y ser así, parte activa en
los problemas que les incumben (Haynes & Tanner 2015, Sharp 2014,
Brown & Westaway 2011). En relación a esto, se resalta el
sentimiento de falta de control por parte de los jóvenes
respecto a las acciones necesarias para mitigar el impacto climático,
las cuales dependen de agentes sociales en posición de poder
(Ojala, 2012).
Nuevos
conceptos fueron acuñados en los últimos años
para poder comprender e identificar, con mayor precisión, la
interrelación entre el cambio climático y la salud
mental. Entre estos nuevos términos, los conceptos de Ansiedad
por el Cambio Climático o CCA – Climate
Anxiety
– y la Eco-Ansiedad o EA– Eco-Anxiety
– han ganado una mayor atención en la sociedad, en los
medios de comunicación (Hickman et al., 2021; Panu, 2020) y en
el ámbito de investigación académica (Cunsolo et
al., 2018), como resultado de una mayor concientización a
nivel mundial de las amenazas globales actuales y futuras asociadas
con el calentamiento global.
En
cuanto a la EA, ésta ha sido definida en el año 2017
por la Asociación Americana de Psicología, como el
miedo crónico a la fatalidad ambiental (Clayton, Manning,
Krygsman & Speiser, 2017). De acuerdo con Kelly (2017), ésta
se refiere a la respuesta psicológica frente a diversas
situaciones ambientales, que van desde el calentamiento global y
cambio climático, hasta la pérdida de la biodiversidad
y la degradación del medio ambiente. Puede incluir una gama de
comportamientos, entre los cuales se enumeran la ansiedad, la
preocupación, el estrés, la desesperanza, la alteración
del sueño y la irritabilidad, entre otras (Lawrence, Thompson,
Fontana & Jennings, 2021). La EA no es considerada una categoría
diagnóstica psicopatológica o trastorno mental, sino
una respuesta racional ante la crisis climática.
La
CCA, por otro lado, es un tipo de ansiedad compleja, parte del
fenómeno de la EA (Pihkala, 2019), la cual se asocia
normalmente a diferentes emociones experimentadas por las amenazas y
peligros derivadas del cambio climático. Asimismo, se la
reconoce como basada en la ansiedad constructiva o práctica.
Esto último significa que la CCA es racional respecto al
objeto de amenaza y, si bien no implica un trastorno mental (Hickman
et al., 2021), puede llegar a ser abrumadora para los individuos que
la experimentan. De hecho, Clayton (2020) argumenta a favor de que la
CCA no debiera ser reducida a su faceta problemática, sino
abordarla como un signo de que el individuo se preocupa por el estado
actual del medioambiente.
Estos
términos se encuentran, asimismo, relacionados con otros, que
han sido acuñados con el afán de identificar la
interrelación entre salud mental y crisis ecológica.
Entre ellos, la Preocupación por el Cambio Climático o
Climate
Change Worry
(CCW), puede entenderse como una preocupación que parte de una
cadena de pensamientos e imágenes, asociada con afectos
negativos, y que puede presentarse de manera incontrolable (Borkovec,
Robinson, Pruzinsky & DePree 1983). El constructo de CCW, implica
la presencia de pensamientos verbal-lingüísticos, que
pueden ser repetitivos, persistentes y difíciles de controlar,
respecto de los cambios y efectos que pueden producirse en el medio
ambiente. La CCW puede interferir con la capacidad para adaptarse y
resolver problemas, provocar tensión y contribuir a otros
problemas emocionales como la ansiedad o la depresión
(Stewart, 2021).
Relacionado
a la CCW, la Preocupación Ambiental o Environmental
Worry (EW),
si bien reúne las mismas definiciones de preocupación
expresadas por Borkovec, Robinson, Pruzinsky & DePree (1983) y
empleadas para la CCW, el área de alcance de la preocupación
incluye, pero excede, al cambio climático. En sí, la
EW, de acuerdo con Gago & Sá (2021), y basados en MacLeod,
Williams & Bekerian (1991), es un "fenómeno
cognitivo, con repercusiones afectivas, desencadenado por un estresor
proveniente del ambiente, que también puede perturbar otros
ámbitos de la vida" (Gago & Sá, 2021, p.2).
La preocupación, si bien puede interferir en la vida cotidiana
de las personas, tiene como función principal, la preparación
del individuo para una futura amenaza, por lo que en su origen es una
función adaptativa del ser humano.
Tanto
la EW, la CCA, la CCW y la EA, debido a su consideración por
fuera de la patología, carecen de categorías
diagnósticas específicas en los manuales de diagnóstico
más reconocidos (American Psychiatric Association, 2013; World
Health Organization, 2018, 2019). Sin embargo, pese al hecho de ser
fenómenos abordados como respuestas racionales y, por ende,
como no patológicas, esto no significa que no puedan derivar
en complicaciones para la salud y el bienestar de las personas. Al
respecto, Lawrence, Thompson, Fontana & Jennings (2021), prevén
por un lado, las consecuencias hasta ahora ignoradas que la crisis
ecológica producirá sobre la economía mundial y
sobre la salud mental de la población; y, por otro lado,
alertan sobre la importancia de entrenar a los trabajadores de la
salud en la identificación de problemas en salud mental
derivados del cambio climático – tales como ansiedad,
depresión, aumento de la tasa de suicido, trauma, trastorno
por estrés postraumático, entre otros –, así
como en el manejo y abordaje de ellos. En línea con esto
último, resulta de vital importancia, para el correcto
abordaje de esta problemática, contar con instrumentos
confiables y válidos, diseñados para la detección
e identificación de la EW, CCA, la CCW y la EA.
El
cambio climático, por lo tanto, plantea dos desafíos
ineludibles para los clínicos y trabajadores en salud mental:
la inclusión del contexto de la crisis climática en el
texto de la sesión y el diseño de intervenciones de
mayor alcance para prevenir y amortiguar los efectos de ésta
sobre la salud mental.
En
cuanto al primer desafío, la teoría y técnica
psicoanalítica ha abordado la dualidad texto-contexto
estableciendo, tradicionalmente, un "adentro" y un
"afuera" de la sesión, volviéndose ajeno el
contexto en el marco del trabajo terapéutico. El contexto,
caracterizado por la pertenencia sociocultural de paciente y
terapeuta, suele manifestarse no obstante en el discurso de la pareja
terapéutica, tal como describen Rodríguez Quiroga &
Roussos (2020). Por consiguiente, y contrarios a la postura
tradicional, varios desarrollos desde el psicoanálisis (como
por ejemplo Thomä & Kächele, 1985/1989; Jones &
Korchin, 1982; Samuels, 1993; Dimen, 2006; Layton, Hollander &
Gutwill, 2006; Berenstein & Puget, 1997; Zuckerfeld, 1999, 2004;
Westen, 2001) se han propuesto abordar el estudio de las variables
contextuales y sus influencias en el proceso terapéutico (para
revisar el desarrollo de antecedentes sobre la temática, ver
Rodriguez Quiroga & Roussos, 2020).
En
relación al segundo desafío, ya Kazdin y Barkham
advirtieron sobre la necesidad general de implementar intervenciones
de mayor alcance y menor intensidad, que incluyan en su diseño
y aplicación, a las tecnologías de la información
(Kazdin, 2018, Barkham et al. 2021). Es posible pensar que las
intervenciones en mentalización, habida cuenta de la
importancia que durante el tratamiento psicoanalítico tienen
la transmisión de los aprendizajes y re-aprendizajes
socio-culturales entre paciente y terapeuta, pueden ofrecer una
oportunidad para considerar el contexto en relación al cambio
climático.
Para
poder diseñar estrategias y modos de abordaje efectivos para
las consecuencias previstas por la crisis climática en la
salud mental, resulta de especial importancia la identificación
previa de dichas consecuencias en la población afectada. Los
conceptos de CCA, CCW y EA describen, de manera clara y sucinta, los
efectos psicológicos no patológicos y de importancia
para los sujetos que las sufren causados por el cambio climático.
Dichas respuestas frente a la crisis ecológica, están
comenzando a expresarse en el contexto terapéutico (Seaman,
2016). Esto último urge a los trabajadores en salud mental a
formarse y entrenarse para su abordaje, ya que, a diferencia del
tratamiento de los trastornos del estado de ánimo clásicos
(para los cuales el foco está puesto en la reducción
sintomática), en este caso el abordaje debería
centrarse en canalizar las emociones y sentimientos hacia la acción
adaptativa para la mitigación del cambio climático
(Lewis, 2018). En este sentido, es necesario contar con instrumentos
basados en la evidencia que permitan medir estos constructos, para
luego facilitar el diseño de intervenciones efectivas
orientadas a contrarrestar los efectos en la salud mental del cambio
climático y promover el involucramiento en acciones
pro-ecológicas.
El
presente estudio, se propone explorar el estado del arte relativo a
las escalas e instrumentos disponibles para la medición de los
constructos de Ansiedad por el Cambio Climático, Preocupación
por el Cambio Climático y Eco-Ansiedad.
Método
Criterios
de selección
Para
la elaboración del presente artículo, se llevó a
cabo una revisión no sistemática de artículos
científicos en bases de datos online.
Este
artículo se puede considerar una revisión no
sistemática ya que el objetivo es informativo y no una
búsqueda comprensiva de todo lo disponible sobre la temática.
Se realizaron búsquedas dentro y fuera del marco de la
psicología (Cook, 2019). A pesar de ser una revisión
no sistemática, se siguió una estrategia de búsqueda
y selección de artículos, apuntando a artículos
de calidad sobre la temática de interés.
El
criterio de selección de artículos científicos
consistió en el uso, adaptación o validación de
escalas diseñadas para la medición de los constructos
de EA, EW, CCA y/o CCW. Dada la variedad de constructos que estudian
el tema, se decidió realizar una revisión no
sistemática, a fin de explorar el estado del arte en relación
a los mismos. Se excluyeron tesis y libros. Asimismo, la revisión
fue llevada a cabo en los idiomas inglés y español, en
artículos sin límite de antigüedad de publicación.
Fuentes
de información
Se
consultaron las siguientes bases de datos: PubMed, Science Direct,
Research Gate, Redalyc, SciELO, Base-Search y Google Scholar. Los
criterios de búsqueda se adaptaron a las bases de datos
consultadas. La última revisión se realizó el 23
de mayo de 2022.
En
cuanto a las estrategias de búsqueda, los términos
considerados fueron: Mental Health (Salud Mental), Anxiety
(Ansiedad), Depression (Depresión), Mental Disorder (Trastorno
Mental), Climate Change (Cambio Climático), Climate Anxiety
(Ansiedad por el Cambio Climático), Eco-Anxiety (EA), Scale
(Escala), Psychological Test (Test Psicológico), Psychometric
(Psicométrico), Test (Test), Questionnaire (Cuestionario),
Survey (Encuesta), y Assessment (Evaluación). La búsqueda
se realizó en inglés y en español, utilizando
términos booleanos – OR y AND – para el diseño
de la estrategia. Algunas
de las combinaciones de términos empleadas como estrategias de
búsqueda fueron: (('Climate Change'[Mesh] OR
'Climate Change'[tiab]) AND ('Anxiety'[Mesh] OR
'Anxiety'[tiab])) AND ('scale*'[tiab] OR
'Statistics as Topic'[mesh] OR 'Surveys and
Questionnaires'[mesh]); climate change AND anxiety AND (scales
OR questionnaires).
Selección
de artículos
Se
realizó el fichaje de todos los artículos recuperados
en cada una de las bases de datos utilizando Google Sheets. Luego, se
procedió a eliminar los artículos duplicados/no
pertinentes a la búsqueda.
Se
utilizó una plantilla de Google Sheets para la extracción
de los datos. Las siguientes variables fueron consideradas para el
relevamiento de datos: tipo de estudio (empírico), tipo de
instrumento empleado (escalas), país en el que fue
desarrollado (de acuerdo a la afiliación académica de
los autores), población a la que fue dirigida, tipo de
disciplina científica (de acuerdo a la revista científica
en la que el artículo fue publicado), criterios de validación
de la escala y resultados de los estudios analizados.
Resultados
Se
encontraron 59 artículos, de los cuales 30 fueron eliminados
por repetición y 13 por no corresponder con el criterio de
búsqueda. El total de artículos analizados fue de 16
{ver figura 1}. Para la selección final de los artículos
para la revisión, se realizaron los siguientes pasos: en
primer lugar, uno de los investigadores reunió los artículos
registrados de las búsquedas efectuadas por otros
investigadores; en segundo lugar, el mismo investigador eliminó
los artículos repetidos, es decir, que hubieran aparecido en
el registro más de una vez; en tercer lugar, excluyó
los artículos no coincidentes con el criterio de revisión;
y por último, otro de los investigadores realizó el
mismo proceso de recolección y eliminación de
artículos, hasta llegar a un consenso sobre los artículos
finales a revisar.
Se
revisaron los artículos resultantes de la selección
consensuada. Del análisis de los mismos, se extrajeron las
siguientes variables para su análisis: tipo de constructo
medido (CCW, CCA, EW o EA), tipo de escala empleada para su medición,
validación de esta escala, características de la
muestra, objetivo de investigación, uso/empleo de otros
instrumentos de medición, resultados de la investigación,
región en la que el artículo fue llevado a cabo y
antigüedad de la publicación.
Constructos
y escalas de medición
Se
consideraron las siguientes escalas, de acuerdo a los constructos
medidos: para la medición del CCA, se identificaron las
escalas de Climate Change Anxiety Scale (CCAS) y la Escala basada en
el State-Trait Anxiety Inventory (STAI Y1); para la EA, se encontró
la Hogg Eco-Anxiety Scale (HEAS-13); para la CCW, se consideró
la Climate Change Worry Scale (CCWS); y para la EW, se consideraron
la Environmental Worry Scale (EWS) y el Environmental Worry
Questionnaire (EWQ) {ver tabla 1}
Climate
Change Anxiety Scale (CCAS)
Diseñada
por Clayton & Karaszia (2020) para medir las respuestas
emocionales al cambio climático, particularmente la Ansiedad
por el Cambio Climático – Climate
Change Anxiety
–.
La
escala consta de 13 ítems, los cuales se responden mediante
una escala Likert de 5 puntos (1 = Nunca, 2= Raramente, 3= A veces,
4= A menudo, y 5= Casi siempre). Asimismo, la CCAS se divide en las
subescalas de Deterioro Cognitivo-Emocional (ítems 1 a 8) y de
Deterioro Funcional (ítems 9 a 13). Si bien se encontró
inicialmente una estructura de 4 factores (Deterioro
Cognitivo-Emocional, Deterioro Funcional, Conductas de participación
y Experiencia frente al cambio climático), las dos subescalas
de Deterioro fueron consideradas constitutivas de la CCA.
El
factor 1 representa el deterioro cognitivo y emocional en respuesta
al cambio climático, reflejado en la rumiación y en la
dificultad para dormir o concentrarse, por ejemplo (Clayton &
Karaszia, 2020). En la subescala de Deterioro Cognitivo-Emocional,
los ítems 1 a 4 miden el impacto del cambio climático
en la concentración y emoción, mientras que los ítems
5 a 8 miden si el grado de pensamiento sobre el cambio climático
es o no poco saludable, basados estos últimos en la Escala de
Respuesta Rumiativa de Treynor et. al. (2003). La puntuación
de esta subescala se obtiene a partir del promedio de los ítems
1 a 8.
La
subescala de Deterioro Funcional, por otro lado, se basa en la Escala
de Valoración del Deterioro Funcional de Weiss (2000), y mide
si las emociones de la persona relacionadas con el cambio climático
interfieren en sus actividades cotidianas. La puntuación para
esta subescala se obtiene a partir del promedio de los ítems 9
a 13. Asimismo, las puntuaciones altas en este factor indican que la
preocupación por el cambio climático interfiere en la
capacidad de la persona para trabajar o socializar (Clayton &
Karaszia, 2020).
El
puntaje total de la CCAS se obtiene a partir del promedio de todos
los ítems. Las puntuaciones más altas indican la
presencia de un mayor nivel de ansiedad por el cambio climático.
Originalmente,
la CCAS fue diseñada para administrarse en la población
estadounidense, específicamente en dos muestras de hombres y
mujeres, la primera de 197 y la segunda de 199 personas, entre 18 y
84 años (Clayton & Karaszia, 2020). Se encontraron 9
artículos que incluyeron la CCAS como escala de medición
de la CCA para otras poblaciones, con diferentes objetivos de
investigación y resultados {ver tabla 2}
Escala
basada en el State-Trait Anxiety Inventory (STAI Y1)
La
ansiedad por el cambio climático se investigó mediante
una escala basada en el State-Trait Anxiety Inventory (STAI Y1), la
cual fue administrada como parte del cuestionario de MECAMH (Media
Exposure, Climate Anxiety and Mental Health){ver nota de autor 1}.
La escala incluye 7 ítems que evalúan los sentimientos
actuales en torno al cambio climático e introduce la
evaluación mediante la siguiente consigna: "Tómate
un momento para ordenar tus pensamientos y centrarte en lo que
sientes sobre el cambio climático. Lee cada uno de los puntos
que aparecen a continuación y utiliza las escalas de
valoración que se ofrecen para indicar cómo te sientes
sobre el cambio climático en este momento"
(Ogunbode et. al., 2019).
Los
sentimientos incluidos en la escala son: calma, tensión,
relajación, ansiedad, tranquilidad, preocupación y
terror. Las respuestas posibles van desde Nada (codificado como 1),
Algo (codificado como 2), Moderadamente (codificado como 3), Mucho
(codificado como 4) y Extremadamente (codificado como 5) {ver nota de autor 2}.
El
cuestionario completo con la escala de medición de la CCA, fue
administrado a 312 estudiantes italianos de grado y postgrado, entre
18 y 25 años, en un estudio llevado a cabo por Maran &
Begotti (2021). En cuanto a la confiabilidad, la escala basada en el
State-Trait Anxiety Inventory o STAI, obtuvo en esta investigación
un alfa de Cronbach de 0.89. Entre los resultados, se halló
que la atención prestada a la información sobre el
cambio climático se relaciona positivamente con la CCA y con
la autoeficacia individual y colectiva {ver tabla 3}
Hogg
Eco-Anxiety Scale (HEAS-13)
La
Hogg Eco-Anxiety Scale (HEAS-13) (Hogg et. al., 2021) consiste en una
escala multidimensional, de 13 ítems, que evalúa la
severidad de la EA a lo largo de cuatro dimensiones: síntomas
emocionales, síntomas conductuales, rumiación y
preocupación por el propio impacto en el medio ambiente. A
partir de la consigna general – "Durante
las últimas 2 semanas, ¿con qué frecuencia te
has sentido preocupado/a al pensar en el cambio climático y
otras condiciones medioambientales globales (por ejemplo,
calentamiento global, degradación ecológica,
agotamiento de recursos, extinción de especies, agujero de
ozono, contaminación de los océanos, deforestación)"
–, se evalúan las respuestas a través de una
escala Likert de 4 opciones (0= En ningún momento; 1= Algunos
días ; 2= Más de la mitad de los días; 3= Casi
todos los días).
La
escala fue desarrollada en dos fases. La primera etapa consistió
en la aplicación, en una muestra representativa de estudiantes
australianos universitarios, de una escala de 7 ítems,
modelada sobre la base de la escala para el Trastorno de Ansiedad
Generalizado o GAD (Spitzer et al., 2006) y modificada para captar el
grado en que los participantes experimentaban cada síntoma al
pensar en los problemas del medioambiente. Junto a esta escala, se
implementaron otras medidas en esta etapa para identificar y medir
otras variables, tales como el foco de EA en la gente, la EA
auto-percibida o la satisfacción con la vida, entre otras
(para más información, ver Hogg et. al., 2021). Para la
segunda etapa, se amplió la primera escala de 7 ítems,
integrando las dimensiones de deterioro social y conductual,
rumiación y preocupación por el propio impacto en el
medio ambiente. Asimismo, se midieron otras variables, tales como la
creencia en el cambio climático o síntomas depresivos,
de ansiedad o de estrés.
La
escala fue empleada, en primer lugar, en una muestra representativa
de estudiantes universitarios de la Universidad de Canberra,
Australia, con edades comprendidas entre los 17 y los 65 años;
y, en segundo lugar, con estudiantes de la Universidad Victoria de
Wellington, Nueva Zelanda. Los resultados de las investigaciones
apoyan la EA como una experiencia psicológica cuantificable
susceptible de ser medida de forma fiable mediante la HEAS-13 {ver tabla 4}.
Climate
Change Worry Scale (CCWS)
Climate
Change Worry Scale (CCWS) (Stewart, 2021) es una escala
autoinformada, compuesta por 10 ítems que evalúan la
Preocupación por el Cambio Climático – Climate
Change Worry
–. El constructo Climate
Change Worry
está basado en la definición de Borkovec et. al. (1983)
que considera a la preocupación como una cadena pensamientos e
imágenes, cargada de afectos negativos, relativamente
incontrolable. Evalúa por tanto el nivel de pensamientos
preocupantes y perturbadores que la gente experimenta sobre el cambio
climático. Los ítems son evaluados en función de
una escala Likert de 5 puntos (1 = Nunca; 2 = Rara vez; 3 = A veces;
4 = A menudo; 5 = Siempre).
Cada
ítem evalúa diferentes aspectos en relación a la
preocupación por el cambio climático. Por ejemplo, los
ítems 1, 2 y 8 consideran la experiencia fenomenológica
del constructo por parte del encuestado, el 2, 4 y 10, hacen
referencia a la preocupación por lo que pueda ocurrir por el
cambio climático; el ítem 5 evalúa la
preocupación por los fenómenos meteorológicos
más inmediatos o próximos en el tiempo; los ítems
3, 6 y 7 se refieren a diferentes intentos de responder o hacer
frente a la preocupación por el cambio climático.
La
escala fue validada originalmente en una muestra de 600 estudiantes
de grado y postgrado estadounidenses, de edades entre los 18 y los 51
años, reclutados de manera online. Asimismo, se compararon las
puntuaciones obtenidas por los participantes del estudio en la escala
de CWS, con los puntajes de las siguientes medidas: el Penn State
Worry Questionnaire o PSWQ (Meyer et al., 1990), para medir el rasgo
de preocupación; el Storm Fear Questionnaire o SFQ (Nelson,
Vorstenbosch & Antony, 2014), para evaluar los aspectos
cognitivos, afectivos y conductuales en adultos asociados a eventos
climáticos extremos; el Fear of Weather Scale o FOWS
(Stewart, 2015), para medir el nivel de miedo frente a diferentes
tipos de climas; y el Depression, Anxiety, and Stress Scale o DASS
(Lovibond & Lovibond, 1995); con el fin de evaluar los estados
emocionales de los participantes. Entre los resultados de la
investigación, se destacan: la escala CCWS de un único
factor demostró ser válida para la medición de
la CCW, presentando una alta consistencia interna en cuanto a sus
ítems; la CCW se correlaciona con sentimientos de estrés,
miedo a condiciones meteorológicas graves y a una orientación
política democrática/liberal; y que la CCWS se
encuentra correlacionada, en menor medida, con el rasgo de
preocupación (PSWQ) y con experiencias de ansiedad o
depresión.
Recientemente,
Innocenti et. al. (2022) llevaron a cabo un estudio para la
validación de la versión italiana de la escala. Se
evaluaron las propiedades psicométricas de la escala en una
muestra de 130 adultos italianos, empleando en simultáneo
otros instrumentos de medida, tales como la CCAS, las escalas de
Depression Anxiety Stress (DASS), el Cuestionario Penn State Worry
(PSWQ), el New Ecological Paradigm (NEP) y la Escala
Pro-Environmental Behaviours (PEBS), en dos tomas separadas por el
período de tres meses. En términos de validez, se
analizó la consistencia interna, la fiabilidad test-retest y
la validez discriminante. Los resultados del estudio indicaron, por
un lado, una excelente consistencia interna de los ítems y,
por el otro lado, asociaciones entre la CCW y la preocupación,
la CCA, los comportamientos pro-ambientales y la orientación
política. Finalmente, se estima que la versión italiana
de la CCWS es válida para medir la CCW en la población
italiana {ver tabla 5}.
Environmental
Worry Scale (EWS)
La
escala Environmental Worry Scale (EWS) es un instrumento validado por
Bowler & Schwarzer (1991), consta de 17 ítems que se
evalúan mediante una escala Likert de 4 puntos. Ha sido
empleada para la medición de la EW en una muestra de
trabajadores y en otra de estudiantes universitarios. Los ítems
reflejan la preocupación de las personas a circunstancias
amenazantes específicas, que podrían hacerles daño.
La EWS fue utilizada en una muestra de estudiantes universitarios y
trabajadores estadounidenses para evaluar y validar tanto las
propiedades psicométricas de la escala, como así
también, para medir si la EW podía ser un requisito
previo para transformar posibles amenazas en una preparación
para la acción (en este caso, la amenaza refería a la
presencia de químicos tóxicos en el ambiente laboral).
También hay que señalar que Rethage et al. (2008)
realizaron una re-evaluación y validación de la EWS
elaborada por Hodapp et al. (1996), que es coincidente con la
diseñada por Bowler & Scharzer (1991), con la excepción
de contar sólo con 16 ítems. Para ello, emplearon la
escala en 227 pacientes en Alemania con o sin sensibilidad química
múltiple autodeclarada (MCS). Los resultados obtenidos
derivaron en una reducción de la escala de 16 ítems a
10 {ver tabla 6}.
Environmental
Worry Questionnaire (EWQ)
El
cuestionario Environmental Worry Questionnaire (EWQ) (Gago & Sá,
2021), por su parte, enumera diferentes preocupaciones relacionadas
con el medio ambiente sobre un total de 25 ítems. Estos, son
evaluados por los encuestados de acuerdo al nivel de preocupación
subjetiva, mediante una escala tipo Likert que va de 1 (nada
preocupado) a 5 (extremadamente preocupado). Los ítems se
dividen en dos subescalas, la primera de ellas es en relación
con el impacto que cada problema puede tener en ellos mismos y en su
grupo de pertenencia (subescala de micro preocupación), y la
segunda es en relación al impacto en la sociedad y el mundo en
general (subescala de macro preocupación). La puntuación
de cada subescala se calcula promediando los diferentes ítems
que la componen, promediando todos los ítems, por lo que los
resultados más altos son indicativos de una mayor EW.
El
cuestionario fue diseñado y validado en una muestra de jóvenes
adultos universitarios de Portugal. Entre los resultados de la
investigación, se destacan la presencia de un nivel de EW
entre alto y moderado en la muestra, asociado a afectos negativos
típicos, como la irritabilidad o el miedo. El aumento de EW,
se correlacionó a su vez, positivamente con la presencia de
estrategias de afrontamiento. La micro-preocupación ambiental
presentó mayores asociaciones positivas con la frecuencia e
intensidad de síntomas psicopatológicos que la macro
preocupación. {ver tabla 7}.
Distribución
de los artículos por país y artículos según
año de publicación
En
relación a la región en la que los estudios fueron
llevados a cabo, los resultados revelan una elevada presencia de
artículos científicos en países europeos
(predominantemente de Europa Occidental), norteamericanos y de
Oceanía. En otras palabras, la mayor parte de los estudios en
los que se diseñaron, validaron y/o adaptaron escalas para la
medición de la Ansiedad por el Cambio Climático,
Preocupación por el Cambio Climático y/o de la EA,
pertenecen a los denominados países WEIRD (occidentales,
educados, industrializados, ricos y democráticos, por sus
siglas en inglés) (Fonagy & Campbell, 2019; Henrich, Heine
& Norenzayan, 2010) {ver figura 2}.
Al
agrupar los artículos por año de publicación se
observa que la mayoría son de años recientes, siendo
que sólo dos son anteriores al año 2020. En orden
temporal, la cantidad de artículos por año es de 1
(1991), 1 (2008), 1 (2020), 7(2021) y 6 (2022) {ver figura 3}.
Discusión
Este
estudio pretende llenar un vacío de conocimiento en la
literatura, mediante la revisión de artículos que
presentan escalas para la medición de constructos que
identifican la interrelación entre salud mental y crisis
ecológica, tales como Eco-Ansiedad, Ansiedad por el Cambio
Climático, Preocupación Ambiental y Preocupación
por el Cambio Climático.
Se
revisaron 16 artículos, todos ellos en inglés, que
emplearon escalas para la medición de los constructos
previamente mencionados. Dado que la bibliografía respecto a
la evaluación de estos constructos es mayoritariamente
reciente (sólo 2 artículos eran previos al 2020), las
escalas encontradas suelen tener pocas validaciones. Sólo una
de las escalas, la Climate Change Anxiety Scale, tiene más de
3 publicaciones que estudian sus propiedades psicométricas.
Esto denota la novedad de los constructos que interrelacionan salud
mental y crisis ecológica, y pone en evidencia la necesidad de
realizar una mayor cantidad de validaciones y adaptaciones que
exploren la adecuación de dichas escalas.
Correlaciones
entre los constructos y sintomatología psicopatológica
Si
bien los constructos evaluados no fueron concebidos como fenómenos
patológicos per
se,
en la bibliografía revisada se han observado medidas de
correlación entre estas variables y sintomatología
ansiosa y depresiva. Por ejemplo, 6 de los 9 artículos que
emplearon la escala CCAS realizaron pruebas de correlación
entre la CCA y sintomatología depresiva y ansiosa, presentando
resultados diferentes en relación a la asociación –
o no – de los factores de deterioro cognitivo-emocional y
deterioro funcional de la escala con los puntajes para la
sintomatología descripta, medidos a través del uso de
diferentes escalas. Los estudios de Clayton & Karaszia (2020) y
Wullenkord et al. (2021) fueron los únicos que han encontrado
correlaciones entre los dos factores y la sintomatología
ansiosa y depresiva, coincidiendo con la PHQ-4 como escala de medida
unificada para ambas sintomatologías. Larionow et al. (2022),
por su parte, emplearon la misma escala para evaluar los niveles de
ansiedad y depresión, encontrando correlaciones solamente
entre las dos subescalas y la sintomatología depresiva. Por el
contrario, Schwarzt et al. (2022) encontraron, empleando los
instrumentos de GAD-7 para ansiedad y el PHQ-8 para depresión,
que los dos factores se asociaban con sintomatología del
Trastorno de Ansiedad Generalizado, pero que solo la de deterioro
funcional se correlacionó con mayores síntomas
correspondientes al Trastorno Depresivo Mayor. Mouguiama-Daouda,
Blanchard, Coussement & Heeren (2022) identificaron la
sintomatología depresiva a través del BDI-II y la
ansiosa empleando el GAD-7, hallando correlaciones positivas entre
ambos factores y la depresión, pero no así con la
ansiedad. Esto último, de acuerdo a los autores, podría
deberse a que el uso del GAD-7 solo recoge fenómenos en el
espectro de la ansiedad que se corresponden con los del trastorno de
ansiedad generalizada, y por ende no incluye otro tipo de síntoma
o experiencia ansiógena que sí podría
correlacionarse con la CCA. Por último, Innocenti et. al.
(2022) hallaron, en la validación de la escala en una muestra
italiana, asociaciones entre el factor de deterioro
cognitivo-emocional y niveles de ansiedad y depresión, y entre
el deterioro funcional y sintomatología ansiosa. Para ello,
emplearon las escalas del GAD-7 y K-10, para evaluar ambas
sintomatologías. En relación al constructo de EW, Gago
& Sá (2021) encontraron que sólo el factor de
micro-preocupación respecto al cambio climático, esto
es, la preocupación del efecto que este último pueda
tener individualmente y en el grupo de pertenencia, presenta
asociaciones positivas con la frecuencia e intensidad de
sintomatología psicopatológica, la cual se correlaciona
a su vez negativamente con la satisfacción vital.
Las
correlaciones entre estos constructos y la sintomatología
psicopatológica reviste un especial interés para el
trabajo en el área de salud mental, ya que la identificación
de los primeros permitiría predecir la probabilidad de
aparición de la segunda y, en este sentido, colaborar con la
labor de prevención. No obstante, y de acuerdo a los artículos
revisados, las asociaciones entre estas variables no presentan
uniformidad. Se sugiere continuar en esta línea de
investigación para profundizar el conocimiento sobre la
asociación entre los constructos medidos y la sintomatología
ansiosa y depresiva.
Correlaciones
entre los constructos y otras variables
No
sólo se han encontrado asociaciones entre los constructos
listados y sintomatología ansiosa y depresiva, sino asimismo
con otras variables de interés. Por ejemplo, en el marco de
los artículos que emplearon la CCAS, se hallaron diferencias
respecto a las correlaciones de los factores de la escala y los
constructos de experiencia personal del cambio climático,
identidad ambiental (EID) y compromiso con el comportamiento
proambiental. En relación a la experiencia personal del cambio
climático, existe consenso entre las investigaciones de
Clayton & Karaszia (2020), Mouguiama-Daouda, Blanchard,
Coussement & Heeren (2022) y Larionow et al. (2022) de la
presencia de correlaciones entre ésta y ambos factores. En
cuanto a la EID, si bien estos tres autores coinciden en la
existencia de asociaciones con el factor de deterioro
cognitivo-emocional, Clayton & Karaszia (2020) afirman no haber
encontrado la misma asociación con la subescala de deterioro
funcional. Por último, estos mismos autores refieren no haber
hallado correlaciones entre los factores y el compromiso con el
comportamiento proambiental, lo cual difiere con los resultados de
Wullenkord et al. (2021), Mouguiama-Daouda, Blanchard, Coussement &
Heeren (2022) y Larionow et al. (2022).
En el
caso de la EWQ, por ejemplo, se encontró que una mayor EW se
asocia a una mayor presencia de estrategias de afrontamiento. Estas
últimas se hallaron como mediadoras entre la sintomatología
y el sentimiento de preocupación, correlacionando
positivamente a su vez con ambas variables. Las estrategias empleadas
por los participantes fueron la resolución de problemas –
problem
solving
–, el placer – pleasure
– y el pensamiento desiderativo – wishful
thinking
– (Gago & Sá, 2021).
Las
asociaciones entre los constructos de las escalas estudiadas y el
comportamiento pro-ambiental revisten especial importancia, ya que el
abordaje de los primeros debiera orientarse hacia la construcción
de respuestas activas, marcadas por un sentimiento de agencia, que
contribuyan a la mitigación de la crisis ecológica
(Lewis, 2018). Al respecto, Schwartz et al. (2021) sugieren la
importancia de crear oportunidades para la acción colectiva,
con el objetivo de crear un sentido de agencia para abordar el cambio
climático. En este sentido, se sugiere plantear intervenciones
orientadas al aumento del agenciamiento individual y colectivo,
frente a la presentación de la EW, CCA, CCW y/o EA.
Críticas
a la CCAS
Wullenkord
et al. (2021) mencionan que la escala no captura la experiencia o
núcleo emocional de la CCA – que la distingue de otras
emociones – sino que resume los diferentes perjuicios posibles
derivados de la crisis climática. Esto puede deberse, según
los autores, a que la construcción de gran parte de los ítems
está basada en una medida de rumiación, que es un
síntoma más bien característico de la depresión.
Por este motivo, estiman que sería engañoso hablar de
CCA, y que por el contrario habría que emplear el término
de deterioro emocional climático – climate-related
emotional impairment
– derivado del distrés asociado al clima –
climate-related
distress
–. Esto último implicaría, por lo tanto, que la
escala no mide lo que dice medir, y que por ello se debería
revisar o bien el constructo medido, o bien los ítems con los
que se evalúa la CCA para adecuarlos al constructo. Por este
motivo, los autores sugieren que sería necesaria una
ampliación de la escala mediante la inclusión de
ingredientes clásicos de la ansiedad (incertidumbre,
imprevisibilidad e incontrolabilidad asociadas al cambio climático),
un factor emocional para evaluar sentimientos asociados a la ansiedad
(como la preocupación, el miedo y la angustia) y ampliar el
factor cognitivo para comprender mejor la definición de CCA.
Conclusión
y futuras direcciones
El
cambio climático y la crisis ecológica son
problemáticas urgentes, cuyo alcance se extiende de manera
global, independientemente del grado en el que cada país
contribuya o no a su agravamiento o a su solución. Los efectos
de éstos en la salud mental han llevado a la creación
de nuevos conceptos, tales como Eco-Ansiedad, Ansiedad y la
Preocupación por el Cambio Climático y Preocupación
Ambiental. La preocupación y la ansiedad son respuestas
comunes y adaptativas, cuya función es preparar al individuo
frente a las amenazas. Se puede considerar que, frente al
empeoramiento de la crisis ecológica y del avance del cambio
climático, y en función de las amenazas potenciales y
futuras que éstos presentan para la vida humana, los niveles
de preocupación frente a estos fenómenos aumenten
considerablemente (Gago & Sá, 2021).
No
obstante su carácter de emergencia mundial, y de acuerdo a la
presente revisión, la mayoría de los estudios que
diseñaron, validaron y/o emplearon escalas para medir estos
constructos, se corresponden con los denominados países WEIRD.
Esto coincide con lo mencionado por (Fonagy & Campbell, 2019;
Henrich, Heine & Norenzayan, 2010), respecto a la predominancia
de investigaciones provenientes de países WEIRD, donde los
estudios y, en este caso, las escalas, se encuentran adaptadas a las
poblaciones de estos países. En este sentido, se evidencia una
falta significativa de investigaciones e instrumentos para
poblaciones por fuera de la esfera WEIRD, como por ejemplo en países
latinoamericanos.
Disponer
de escalas confiables y validadas para identificar y medir estos
fenómenos, es un paso necesario para el diseño de
estrategias e intervenciones orientadas a la atención de las
consecuencias de la crisis ecológica sobre la salud mental. En
este sentido, se sugiere la adaptación de instrumentos de
medida ya existentes y presentados en esta revisión para
poblaciones de países que no entran en la categoría
mencionada arriba, como los países latinoamericanos. Asimismo,
se considera que se necesitan estudios cualitativos para poder
ahondar en las perspectivas personales acerca de estos fenómenos
en profundidad.
Limitaciones
de la presente revisión
Como
se había comentado previamente, una revisión no
sistemática brinda la posibilidad de abordar una temática
de una manera exploratoria e informativa. Sin embargo, no se puede
concluir con este estudio que se realizó una búsqueda
exhaustiva ni representativa de las herramientas disponibles para
evaluar las variables de interés (Cook, 2019). El objetivo fue
el de integrar información sobre la temática para la
población de habla hispana, donde hay una falta significativa
de conocimiento sobre esta temática, y no generar conclusiones
representativas sobre las escalas disponibles.
Notas
de autor
1.
El proyecto
MECAMH busca investigar los vínculos entre la exposición
a los medios de comunicación, la ansiedad por el cambio
climático y la salud mental, utilizando datos recogidos en 32
países a través del cuestionario Media Exposure,
Climate Anxiety and Mental Health. Para más información:
https://www.neel-lab.com/mecamh
2.
Para más información sobre la escala, ver:
https://osf.io/xwg2b/?view_only=d708efc61e6945a1bc02e037a3ccac96
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