ISSN 2618-5628
 
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Reproducción asistida  
Bioética  
     

 
Aproximaciones bioéticas a la reproducción asistida en Argentina
 
Lima, Natacha Salomé
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
Universidad de Buenos Aires
 

 

A casi una década de la sanción de la Ley de acceso a los tratamientos de reproducción medicamente asistida (Ley 26.862/2013) y la inclusión de una nueva fuente de filiación en el Código Civil y Comercial (2015) a partir de la voluntad procreacional, este trabajo revisa los cambios y transiciones en el contexto de la medicina reproductiva en Argentina. Se abordarán tres ejes: desde el nivel de las políticas públicas, se revisa el cambio de paradigma de la infertilidad como "un problema" al derecho a formar una familia. El segundo punto analiza los cambios registrados en la práctica biomédica de la provisión de gametos (óvulos y espermatozoides) desde la perspectiva de los profesionales de la salud reproductiva. En el último punto se señala la importancia del equipo interdisciplinario y del rol del/a profesional de la salud mental en este contexto.


1. Introducción

La salud sexual, reproductiva, y no reproductiva es un terreno de disputas desde la perspectiva de derechos, los activismos, las luchas feministas, y las prácticas cotidianas de los equipos de salud. Este trabajo se focaliza en las transiciones ocurridas en el ámbito de la medicina reproductiva desde una perspectiva bioética que resignifica el aporte de las epistemologías feministas al reconocer situacionalidades, límites, historias y consecuencias. Esta elección está motivada por entender, junto con Sarah Franklin (2013), que la fecundación in vitro es una "plataforma tecnológica global" (p. 1); por ende, uno de los ejes que transversalmente acompaña este recorrido es el de las relaciones global-local {ver nota de autor 1}.

El trabajo señala tres cambios o transformaciones que han impactado fuertemente en la forma de entender a las familias, a las relaciones familiares, y a las prácticas profesionales. En el primero caso, se describe el cambio de paradigma que a nivel regulatorio {ver nota de autor 2} democratizó el acceso de las tecnologías reproductivas, ganando mayor visibilidad y acceso a las diversas formas de ser familia. En el segundo punto se analizan una serie de entrevistas realizadas a profesionales de la salud reproductiva para mostrar los cambios que se constatan en la provisión de gametos (óvulos y espermatozoides) en un contexto desregulado {ver nota de autor 3}. Por último, se señala la necesidad de la formación interdisciplinaria, y se demuestra la importancia de que el agente de salud mental participe activamente en este ámbito.

1. De la infertilidad al derecho a formar una familia

Los tratamientos de reproducción humana asistida se realizan en Argentina desde los años 80; una fecha muy próxima al nacimiento de la primera beba por medio de la fecundación in vitro que ocurrió en el Reino Unido en 1978. Como Franklin (2013) notaba, contamos ya con una cantidad significativa de evidencia empírica para pesquisar que las tecnologías de reproducción asistida y el entorno cultural del cual forman parte reproducen mucho más que niños/as.

A nivel del Norte Global, la medicina reproductiva se ha transformado en una de las industrias más pujantes de los últimos tiempos con ganancias millonarias para las empresas que se organizan en grandes consorcios y filiales en diferentes partes del mundo {ver nota de autor 4}. El contexto argentino, en cambio, se presenta más fragmentado y desarticulado en cuanto a los tres subsistemas de salud {ver nota de autor 5} - la seguridad social/obras sociales, y los sectores público y privado - lo cual presenta varios problemas y desafíos pendientes.

Al comienzo, en la década de los 80, el acceso a los tratamientos de reproducción asistida estaba limitado a las personas que podían pagarlos, presentando costos muy elevados y baja efectividad, lo que hacía necesario la repetición de múltiples ciclos de tratamiento {ver nota de autor 6}. En el año 2010 se sanciona la primera Ley de Fertilización Asistida de la Provincia de Buenos Aires (Ley 14.208) destinada al tratamiento de la infertilidad cuyos destinatarios eran las parejas heterosexuales con dificultades reproductivas. La ley tenía algunas restricciones como la edad de la mujer, que en ese momento se estipulaba cercano a los 40 años.

El límite de la edad reproductiva es relevante por varios motivos. Primero, por los procesos políticos, sociales, culturales y de subjetivación que han llevado a las mujeres y varones de clase media y media-alta a retrasar, cada vez más, el momento de planificar la búsqueda del primer hijo/a {ver nota de autor 7}.

El retraso en la maternidad/paternidad es un indicador que permite situar la necesidad de abordajes interdisciplinarios que no se reduzcan a la "solución" de los aspectos biológicos de la reproducción, sin problematizar las determinaciones sociales, políticas y subjetivas, de mayor expectativa de vida, y de peores condiciones materiales, algo que impacta especialmente en las "nuevas generaciones". Se trata de dilemas que no se resuelven con la oferta tecnológica por más "avanzada" que esta sea {ver nota de autor 8}.

Mirando un poco más de cerca al Cono Sur {ver nota de autor 9}, el último reporte de la RedLARA (Zegers-Hochschild et al., 2021) analiza las tendencias de la reproducción asistida durante los últimos 30 años, y da cuenta de la magnitud del fenómeno con cerca de un millón de ciclos de tratamientos reproductivos y 238.045 nacidos vivos en América Latina. El estudio retrospectivo incluyó una recolección de datos de 1990 a 2018 y mostró el aumento progresivo en la edad de las mujeres que recurren a fecundación in vitro (FIV). Mientras que en 1990 el 8.7% de las mujeres que iniciaban un tratamiento de reproducción tenían más de 40 años, en 2018 esta cifra asciende al 32% (Zegers-Hochschild et al., 2021). Una tendencia que, como ya se señaló, se registra también en otros contextos.

Las transformaciones y el crecimiento de la industria de la reproducción asistida a nivel local {ver nota de autor 10} deben poder ser analizados a luz de otros procesos como el cambio de paradigma en torno a la definición y alcance de los derechos sexuales y (no) reproductivos {ver nota de autor 11}; y la transición que supuso utilizar a los tratamientos de reproducción asistida como un medio para enfrentar "la infertilidad" a pensarlos como la posibilidad de acceder a la salud sexual y (no) reproductiva y al derecho de formar un familia como un derecho humano básico, para cualquier persona, independientemente de su condición civil o de su orientación sexual. Conquistas que se materializaron respectivamente en las leyes de Matrimonio Civil (Ley 26.618/2010) y en la Ley de Identidad de género (Ley 26.743/2012) que precedieron a la Ley de acceso a los tratamientos de fertilización asistida (Ley 26.862/2013) y le dieron un marco al acceso integral para la atención reproductiva de todas y todos los argentinos (Herrera y Salituri Amezcua, 2018).

2. Elecciones y decisiones reproductivas en el contexto de la donación de gametos

La incorporación de una nueva fuente de filiación con particularidades que la hacen objeto de un régimen jurídico propio, supuso un avance rupturista para un hecho inédito en las relaciones de parentesco: la posibilidad de disociar los componentes biológicos, genéticos y volitivos de la reproducción (Bestard, 1998). Cada uno de los elementos intervinientes en la procreación puede ser técnicamente sometido a separación, descomposición y recomposición en términos de tecnología biológica lo que puede sacudir nuestras referencias simbólicas a la manera de las heridas narcisistas evocadas por Freud (Tort, 1992). Esta disociación produce un distanciamiento del modelo biogenético de parentesco hacia otros modelos donde se impone la autonomía de la voluntad como elemento fundamental para la construcción familiar (Straw, 2018).

Así, el dispositivo de la medicina reproductiva se convierte en una oportunidad para analizar procesos mucho más amplios a través de los cuales la biología no solo se desnaturaliza sino que también se "culturaliza" (Franklin, 2013). La posibilidad de elegir y decidir ante el evento procreativo posiciona a los sujetos frente a nuevos desafíos y dilemas que este estudio se propuso explorar.

En el contexto argentino, la práctica de la provisión de gametos forma parte de una realidad biomédica que supuso cambios, no solo a nivel regulatorio como se señaló en el punto anterior, sino también al interior de los mismos dispositivos de atención. Entendiendo que, como sostiene Ariza (2019) no se trata solo de discursos, sino de "prácticas intensamente involucradas con dispositivos, instalaciones y espacios científico-técnicos." (p. 673).

En nuestro país, la donación de gametos se organiza por medio de un sistema de anonimato relativo o equilibrado (Herrera y Lamm, 2014) lo que supone el resguardo de la privacidad de los/as donantes que proveen sus gametos de un modo anónimo, y también la protección del derecho de los/as nacidos/as al acceso a la información sobre sus orígenes genéticos, por medio de la interposición de una autorización judicial. Sin embargo, como todavía no existe un Registro de donantes de gametos y embriones que asegure la permanencia y disponibilidad de esa información en el tiempo, lo que puede ocurrir en el futuro es incierto. En la actualidad, los datos relativos a los y las donantes permanecen en los centros de fertilidad y en los bancos de gametos. La ley no prohíbe otros sistemas, como por ejemplo recurrir a un banco con «identidad abierta» (Regalado, 2020) —en el que los/as donantes entregan voluntariamente la información relativa a su persona, la cual podrá ser facilitada al solicitante, es decir, la persona concebida con sus gametos una vez que alcance la mayoría de edad y sin necesidad de iniciar un procedimiento judicial {ver nota de autor 12}.

En la experiencia de los bancos de gametos locales (Regalado & Rawe, 2020), uno de cada tres pacientes que realizan tratamientos con donación de gametos elige el programa de identidad abierta (PIA). A su vez, cerca de la mitad de los y las donantes están dispuestos a formar parte de este tipo de programas. El estudio también revela que: 1 de cada 10 parejas heterosexuales elige PIA; en parejas de mujeres ascienden a 3 de cada 10, y en mujeres solteras la mitad (Regalado & Rawe, 2020). La posibilidad de ver un perfil y seleccionar puede brindar a los/as usuarios una sensación de mayor control sobre el proceso reproductivo, a diferencia de lo que ocurre cuando la asignación del/a donante está a cargo de los equipos profesionales:

"Yo selecciono: que implica que quiero ver y quiero decidir. Dentro del decidir (…) si hemos visto un gran cambio… en cuanto a… de bueno: "bien, tiene que ver conmigo" a… "quiero seleccionar algo que me guste." Y no hablo necesariamente de cuestiones superficiales. Puede ser para alguien superficial, pero para otras personas no. (…) Entonces, conforme más hay acceso, más se empieza a pedir refinar una búsqueda. Más se quiere saber." (Responsable del banco de gametos, Ciudad de Buenos Aires)

Si bien el anonimato de los/as donantes es, por el momento, la práctica más habitual y la opción elegida por las parejas heterosexuales, hemos visto que presenta una variación significativa según el tipo de familia. ¿Qué es lo que las personas quieren saber?

"Y en general tiene que ver con: ¿quién donó? En general con cómo eran… de personalidad, porqué donó y cómo es (…) Acá llegó a la ficha el signo del zodiaco. ¿Por qué? Porque nos lo preguntaban ocho de cada diez. ¡Vamos a ver el signo del zodiaco! Y como podemos… Entonces, bueno, se pone el signo del zodiaco." (Responsable del banco de gametos, Ciudad de Buenos Aires).

Lo que se quiere saber no supone únicamente características que podrían ser heredadas "genéticamente", sino rasgos que buscan la afinidad y la "conexión". Como analizó Laura Mamo (2005) a partir de estas elecciones se construye un espacio liminal entre los lazos biogenéticos y los sociales que son marcas para las relaciones futuras. Mamo (2005) utiliza el concepto de 'lazos de afinidad' ['affinity-ties'] para señalar aquellos rasgos que se priorizan en la selección. Así, esas semejanzas que establecen la conexión futura no se forjan por la sangre, sino por la afinidad. Son estos lazos de afinidad que define Mamo lo que permite situar un dispositivo de parentesco co-construido por las mujeres receptoras, que imaginan características sociales y culturales compartidas con sus potenciales hijo/as, pero también por la infraestructura biomédica, los formularios de registro, las fichas de perfil, y el esperma que —como también analiza Ariza (2014) para el contexto argentino— organiza regímenes de parentesco que son producidos materialmente a través del uso de estos dispositivos sociotécnicos.

Poder seleccionar y decidir brinda a los/as receptores una sensación de mayor control sobre el proceso de co-construcción del parentesco, pero también mayor exigencia hacia los equipos médicos:

"Yo en ese sentido soy… bastante frontal con los pacientes. Yo te podría mostrar una foto y mentirte si quiero. Entiendo que este procedimiento que vos vas a hacer y este tratamiento implica mucha confianza de tu parte, en confiar en el centro, en una persona que no conoces que soy yo, porque habitualmente a mí me ven una sola vez… eso lo entiendo. Pero por el otro lado, vos no tendrías tanta certeza al ver una imagen… porque si vos no confías en la base de lo que se va a hacer… yo te podría mentir, te puedo decir: este es tu ovocito… y no es…. este es tu semen, y no es… esta es tu donante…. y no es, parte todo de que vos tengas la confianza en el lugar donde te estás atendiendo. Pero es verdad es que la gente hoy exige un poco más." (Responsable del programa de donación en centro de Ciudad de Buenos Aires).

Los equipos médicos tienen a cargo no solo la asignación de los donantes o el asesoramiento en base a los perfiles, sino que también deben registrar y administrar las muestras en función de la cantidad de nacidos logrados por donante. Ese control, que sería una de las funciones principales de un Registro, queda a cargo de los profesionales. En poblaciones pequeñas, la pregunta por la consanguinidad es un tema frecuente de preocupación tanto en usuarios/as como en profesionales:

"Justo hoy estaba hablando de ese tema también a la mañana temprano, con una paciente que mandé a Buenos Aires a que se haga [el tratamiento]. Porque la donante… bueno tiene que tener no más de cuatro o cinco embarazos. ¿Si? En una población de cerca de un millón de personas, un millón doscientos, el total de la provincia, pero digamos, vos calcula que, de ese millón, tenemos un 30% de pacientes que van a hacer tratamiento y de ese 30% cerca del 45% van a ser receptores. Entonces, no tanto de espermatozoides, te estoy hablando sino de óvulos, y las donantes cada vez son más escasas. Entonces es como que controlo mucho el tema de los embarazos de las donantes y les doy de baja a muchas donantes cuando ya he logrado cuatro o cinco ¿Por qué? Porque en poblaciones chicas puede empezar a haber un efecto de consanguinidad. No sé, dentro de 15 años como eso puede llegar a repercutir. Es lo que me da cierta inseguridad a mí. Por eso prefiero buscar donantes nuevas, renovar permanentemente el pull de donantes, a que una sola donante te dé siete u ocho embarazos. Me parece que ahí es donde tenés que tener mucho cuidado." (Director de Laboratorio de embriología en Salta).

El manejo del riesgo de consanguinidad parte de un análisis que involucra a los porcentajes relativos en torno a la cantidad de personas que podrían recurrir a gametos donados en poblaciones pequeñas donde las donantes de óvulos son escasas, y la incertidumbre acerca del futuro.

No existe por el momento una regulación que límite la cantidad de donaciones. Las normativas elaboradas por la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR) establecen que los gametos provenientes de un mismo donante deben ser utilizados en un número limitado de procedimientos, y sugieren utilizar un criterio geográfico de un máximo de 25 embarazos por cada 800.000 habitantes {ver nota de autor 13} (Branzini y Osés, 2020). La auto-regulación hace que "el control" lo realice cada establecimiento, aunque los mecanismos para disminuir el riesgo de consanguinidad como por ejemplo renovar el pull de donantes no sean siempre posibles, lo que hace que algunas personas deban desplazarse de sus lugares de residencia para el acceso a los tratamientos.

3. Interdisciplina y el rol del agente de salud mental

Los procesos de transformación legislativa ocurridos en el contexto de la reproducción asistida han sido claves para democratizar el acceso a las tecnologías y legitimar la diversidad familiar. Se trata de un piso necesario más no suficiente. Como señala Diana Maffia (2020) "un Estado puede tener restricciones económicas o de otro tipo que imposibiliten el cumplimiento de todos los derechos. El cumplimiento del derecho a la salud, por ejemplo, requiere más que la aprobación de una ley: requiere recursos económicos, personal capacitado, infraestructura, insumos. Se procura que haya un logro progresivo en su cumplimiento, y que se incorporen estándares de derechos para fortalecer las prácticas." (p. 4).

A nivel de las prácticas, el paradigma de la medicina de precisión ha llevado a un renovado interés por el conocimiento genético lo cual genera nuevos desafíos en la articulación profesional. Desde el marco de las competencias profesionales (Lima, 2020) se buscó definir los contenidos específicos para una formación de posgrado que articule los conocimientos biomédicos y legales específicos, junto con el análisis de las trayectorias (no) reproductivas y los posicionamientos subjetivos, comprendiendo a las dificultades para concebir desde la idea de la salud integral. Esto supone poder escuchar la singularidad en situación, las maneras en que se formulan las demandas, las trayectorias reproductivas de las personas que consultan

{ver nota de autor 14}, y el deseo que los mueve a emprender o continuar la búsqueda de esta manera o de otras.

En estudios anteriores (Lima, 2022) se problematizó la hegemonía de la noción del "duelo genético" como estrategia de abordaje, marcando la polisemia de lo que supone "lo genético" en cada caso. Ciertamente hay una dimensión de la pérdida que impone allí una elaboración: la pérdida de no poder concebir espontáneamente; la pérdida del placer por encontrarse las relaciones sexuales mediadas por el acto procreativo; la pérdida del control sobre el propio cuerpo, entre otras. Pero la discontinuidad genética no siempre completa la serie de misma manera, al menos no para todos los casos. En ese sentido, Kirkman-Brown y Martins (2020) se preguntan: si el objetivo es la parentalidad ¿utilizamos un abordaje adecuado? ¿Qué es más importante tener un hijo vinculado genéticamente aún a costa de los riesgos que esto puede suponer o concretar el deseo de ser padres? En contextos donde los/as usuarios/as de TRHA son personas de edades cada vez más avanzadas, el anhelo de "probar el último tratamiento" con los propios gametos aún a costa de asumir mayores riesgos o incluso ante una contraindicación médica, hace necesario revisar de qué modo se orienta a los pacientes en las diferentes instancias de los ciclos reproductivos. Kirkman-Brown y Martins (2020) concluyen que el énfasis dado en entender a estos procesos bajo las coordenadas del duelo, y más específicamente como un duelo genético, generó, en el imaginario colectivo, una sobrevaloración de las vinculaciones genéticas por sobre la crianza en detrimento muchas veces de las condiciones de salud y de un mayor bienestar que podrían alcanzarse al considerar otros enfoques. En esta misma línea, Crawshaw y Daniels (2019) sostienen que las transformaciones que se han registrado en la práctica de la donación de gametos requieren un cambio en la atención psicológica desde el paradigma de "la evaluación o el apto" de los futuros padres, hacia enfoques que, desde la psicoeducación, promuevan alcanzar las mejores condiciones afectivas y emocionales a partir de brindar información precisa, adecuada y actualizada. Así, el/la psicólogo/a que se desempeña en este ámbito se constituye en un/a articulador/a clave entre las necesidades de los pacientes y de los/as donantes o proveedores de gametos, y los requerimientos de los equipos de salud con el objetivo de lograr las mejores condiciones para todos los involucrados. Bajo la premisa de advertir que esas condiciones pueden cambiar, porque también cambian los modos de pensar qué implica, en cada caso, la concepción con donante en los diferentes momentos de la vida de las personas.

Otro aspecto clave del rol del agente de salud mental es el de la concientización acerca del cuidado de la fertilidad. El desconocimiento sobre los ciclos reproductivos, los factores que pueden disminuir la fertilidad, los mitos y presuposiciones sobre la reproducción fueron recientemente objeto de un estudio sistematizado (Jurkowski et al., 2021), donde se registran, en población universitaria, un menor conocimiento sobre los ciclos reproductivos de las mujeres, el cuidado de la fertilidad en varones y la sobreestimación de las tasas de éxito de las tecnologías reproductivas. Los resultados del estudio resaltan la necesidad de concientizar acerca de los diferentes factores vinculados con la salud reproductiva, los cuales no deberían limitarse a la prevención del embarazo, sino a compartir, reconocer y realizar acciones concretas para el cuidado y la preservación de la fertilidad.

4. Palabras de cierre

En este trabajo se abordaron tres ejes: el primero ubicó la transición del paradigma de la infertilidad hacia una concepción del derecho a la salud reproductiva en el marco del acceso integral a las técnicas de reproducción humana asistida. Este cambio estuvo motivado por las transformaciones sociales, políticas y los modos de subjetivación que contribuyeron en la visibilización de la diversidad familiar y a las nuevas formas de hacer familias. El segundo eje analizó los cambios que se registran ante una mayor posibilidad de acceder a mayor cantidad de información y selección de los donantes de gametos. Estas elecciones y decisiones resignifican las dinámicas de responsabilidades, generan mayor exigencia, una sensación de mayor control sobre un riesgo "individual", un enfoque que desde la propuesta de la "medicina de presión" va ganando cada vez más fuerza y tiene a ubicar en el usuario la responsabilidad última por sus elecciones reproductivas. Por último, se señaló que, en este contexto dinámico, el agente de salud mental funciona como un operador entre las demandas de los equipos de salud, y los/as usuarios/as y donantes, pero también cumple un rol central en el ámbito de la formación profesional y de la concientización acerca del cuidado y preservación de la fertilidad.

 

Notas de autor

1. Esta referencia es fundamental para entender que lo que está en juego no es la presunción de objetividad universal, sino más bien de objetividad fuerte —término que se recupera del trabajo de Sandra Harding (1995)—, el cual supone que tanto los objetos como los sujetos de las prácticas de la construcción del conocimiento deban estar localizados.

2. En el año 2015, a partir de la reforma del Código Civil y Comercial, las tecnologías de reproducción humana asistida (TRHA) han sido incorporadas como tercera fuente de filiación. A diferencia de la adopción o la filiación por naturaleza, en las TRHA el elemento jurídico central es la voluntad procreacional, es decir el deseo de ma/paternar, independientemente de quién/es hayan aportado los gametos (Rodríguez Iturburu, 2015).

3. Este segundo punto es parte de una investigación en curso en el marco del proyecto de investigación Repro-flujos en Europa, África del Norte y América Latina: la movilidad de personas y gametos en el contexto fragmentado de la regulación transnacional en adopción y reproducción asistida (PID2020-112692RB-C21 / AEI / 10.13039/501100011033) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España.

4. Un ejemplo del auge de estos mercados reproductivos está en la posibilidad de congelar los óvulos de mujeres en edad reproductiva fértil, principalmente en los países centrales. Este adelanto biotecnológico se presenta como una "solución" o un "reaseguro" que permitiría aplazar el momento de la maternidad, y no depender del "reloj biológico". Así lo muestra el documental Freezing Fertility: https://www.youtube.com/watch?v=SkP2r0zK_2k&t=409s

5. Como señala Luzuariaga y col. (2021): "la fragmentación y la complejidad de nuestro sistema de salud es producto de la convivencia de estos tres subsistemas. Esta convivencia de subsistemas desarticulados no solo falla en alcanzar una cobertura y extensión de las prestaciones médico-asistenciales adecuadas, sino que genera grandes inequidades en salud." (p. 109)

6. Se recomienda el documental Vientre que muestra, en primera persona, el derrotero de las trayectorias (no) reproductivas, la angustia y la lucha organizada junto con organizaciones de la sociedad civil para impulsar activamente el reclamo por la cobertura de los tratamientos de reproducción asistida: https://www.youtube.com/watch?v=y8k1U2bCeEo

7. En España, por ejemplo, el aumento en la edad reproductiva se registra como una tendencia desde 1970, y además se combina con otro fenómeno: uno de los descensos más pronunciados en la tasa de natalidad desde 1941 (Álvarez y Marre 2021). Este caso es paradigmático porque estas tendencias demográficas que ponen en riesgo la tasa de recambio poblacional, suceden en un contexto donde también han aumentado la cantidad de ciclos de tratamiento de reproducción asistida con ovocitos donados, un hecho que ubica a España en la vanguardia de los rankings mundiales de reproducción asistida (Rivas Rivas y Álvarez Plaza, 2020; Lima, Álvarez Plaza y Cubillos Vega, 2019).

8. "Creo que tener un reloj biológico tenía mucho sentido cuando la gente moría a los 35 años, hace solo 150 años. Ahora tenemos la primera generación de mujeres que pasarán más tiempo en la menopausia que en la fertilidad. Entonces… ¿por qué las mujeres deberían tener a todos sus hijos muy temprano en una vida tan larga?" Esta pregunta ha llevado a Martin Varsavsky a crear uno de los negocios más redituables en la industria de la fertilización asistida: la criopreservación de ovocitos. Este extracto forma parte de una entrevista para el documental Freezing Fertility que retrata el auge y la expansión de una bioeconomía que crece a partir de los deseos reproductivos de varones y mujeres de clase media-alta en un momento de sus vidas cuando la fertilidad comienza a declinar -especialmente para las mujeres ya que la edad es el factor pronóstico más importantes para el logro del embarazo - y presenta a la congelación de óvulos como una posible solución tecnocientífica a un problema social.

9. En nuestra región, de acuerdo al último reporte publicado por la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (RedLARA), los países con mayor cantidad de ciclos de tratamiento de reproducción asistida son: Brasil, seguido de México y Argentina. De un total de 104.169 ciclos iniciados durante 2018, 47.635 corresponden a tratamientos de alta complejidad realizados mediante fecundación in vitro (FIV) e inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) (45,7 %) y 18.884 a tratamientos con óvulos donados (18,1 %). Tanto Argentina como Uruguay, dos países que cuentan con legislación que provee acceso integral a las tecnologías reproductivas, tienen los índices de utilización más altos, con 539 y 481 ciclos por millón de habitantes respectivamente (Zegers-Hochschild et al., 2020).

10. En Argentina existen actualmente 67 centros de reproducción de los cuales 30 se encuentran ubicados en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Del total, solo seis son públicos. Desde 1997 la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR) desarrolla la acreditación de los centros que cumplen con los estándares de calidad. En la actualidad se registran activos en el sistema de acreditación de SAMeR: veinte centros de reproducción de alta complejidad, dos bancos de gametos y un laboratorio de andrología. Para ampliar la información se puede consultar: http://www.samer.org.ar/centros_acreditados.asp

11. Los derechos sexuales y (no) reproductivos son un conjunto de prácticas ligadas al cuerpo y a la sexualidad que antes eran consideradas privadas, y se han transformado en objeto de demanda por parte de actores sociales relevantes que los reclaman como derechos inherentes a la condición ciudadana. La cuestión de la ciudadanía de las mujeres se anuda en torno a los derechos ligados a los cuerpos, las sexualidades y la (no) reproducción (Brown, 2014) algo que, en el pasado reciente, encontró muchas dificultades para instalarse en los debates públicos justamente por ser temas considerados parte de la "esfera íntima y privada de las personas" y por ende parte de un espacio considerado ajeno a la política. La conquista de los nuevos derechos sexuales y (no) reproductivos es el resultado de la lucha y el trabajo de los movimientos organizados de mujeres, con un ejemplo concreto en la recientemente sancionada Ley de interrupción voluntaria del embarazo (Ley Nº 27.610/2021).

12. Esta distinción es importante porque de acuerdo a lo que establece el Código Civil y Comercial reformado en sus artículos 563 y 564, las y los nacidos de procedimientos de fecundación heteróloga podrían acceder a los datos relativos a su origen genético si realizan una petición en una instancia judicial y se brindan razones fundadas para conocer al/la donante, quien donó bajo un sistema anónimo. Sin embargo, si la/los receptores recurren a un banco que ofrece un programa de identidad abierta, la información relativa al/la donante estará disponible para el/la nacido/a al alcanzar la mayoría de edad. La coexistencia de los dos sistemas hace que, en una misma generación, algunas personas puedan acceder más fácilmente a datos relativos a su bagaje genético, mientras que otras personas pueden encontrar mayores dificultades, lo que pone en jaque el principio de igualdad y resguardo de la identidad. Para una ampliación se puede consultar el texto de Estela Chardon y Iara Zlotogwiazda: Reproducción asistida y representación de las receptoras del donante: un estudio observacional de esta Enciclopedia.

13. En el acápite «Consanguinidad» del capítulo «Banco de semen» se especifica que «el reclutamiento y manejo de donantes de semen es una situación cada vez más compleja y requiere un abordaje interdisciplinario y un registro unificado. Si bien el riesgo de consanguinidad es bajo, se sugiere tener en cuenta el criterio geográfico para la adjudicación de las muestras seminales al paciente receptor para disminuir este riesgo» (Branzini y Osés, 2020, p. 509).

14. En Argentina, desde 2004, las mujeres que buscan procrear después de los 40 años constituyen un subgrupo en ascenso dentro de las usuarias de reproducción asistida (TRHA), convirtiendo a la edad en la primera causa para recurrir a óvulos donados (Mackey et al., 2020).

 

Referencias

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9na Edición - Diciembre 2022
 
 
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