"...pensar,
analizar, inventar, no son anómalos, son la normal respiración
de la inteligencia...''
El
jardín de los senderos que se bifurcan
Ficciones J
L Borges
Dedicada
a DM ("...cuando nada funciona...")
El
cuidador de un paciente con deterioro cognitivo tendrá que
contar con información que ayude a comprender la conducta del
paciente. Brindaremos una breve descripción de conceptos que
colaboren a comprender.
Desde
una experiencia muy rica e importante aquella que surgió desde
la experiencia clínica un volver a pensar, analizar e inventar
intervenciones funcionales y aplicables para los cuidadores con la
intención de replicarlas para poder predecir que la misma
practica es efectiva en si misma ya que genera un mejor estar,
calidad de vida. Al decir de un paciente "...me hace bien
...".
Un
desafío se presenta al intentar detenernos y por un momento
mantener nuestro foco atencional en la respiración.
Intentaremos brindar información suficiente para iniciar esta
nueva práctica, fuente de permanente analices. Reducir la
velocidad y la ansiedad de la vida diaria cambiando rutinas, hábitos
de riesgos será de ayuda y colaboración aprendiendo
como pequeños cambios conscientes pueden generar una gran
diferencia en el modo de vivir. Tanto al paciente, familiares y
agentes de salud. Una meta herramienta. Una práctica que
beneficia a quien la acepta desde la comprensión.
La
expectativa de vida aumento, síntomas que afectan lo cognitivo
se manifiestan y se necesitan implementar prácticas que
colaboren en la calidad de vida.
La
función de atención determinante para poder priorizar
que información necesitamos brindar.
Pensamos
en esta temática para ser presentada ya que el sufrimiento por
parte de las personas no se reduce en tiempos de postmodernidad.
La
cuantificación de diversos inventarios, escalas, etc.
cuantifican cada vez altos valores
reflejando
valores que expresan depresión, ansiedad, estrés y
deterioro cognitivo.
Rediseñar
desde la práctica clínica una nueva etapa, innovando
con nuevas prácticas conscientes un nuevo modo de seguir
adelante con una vida que nos confronta con retos y desafíos
altamente significativos tanto para pacientes, cuidadores y equipo de
salud.,
Al
hablar del equipo de salud muchas veces con claras manifestaciones de
burnout y cuidadores familiares o no con florida sintomatología
de distrés (estrés crónico).
Se
dan las condiciones más que nunca de presentar este tipo de
temática en contextos académicos. Analizando la
posibilidad de implementar estas prácticas éticas y
adecuadamente brindadas.
Planificar
en cada etapa de vida acciones, actitudes activas protectoras que
beneficien a las funciones cerebrales superiores permitiendo
funcionalidad y autonomía con el paso del tiempo. Estar
integrados, conectarse con un plan de vida que mantenga interés
y propósito, con actitud creativa sobre los
efectos positivos que tiene la meditación sobre nuestro
cerebro es el desafío.
Estudios
encabezados por Richard Davidson (2003) que los egresados de un curso
de ocho semanas de mindfulness presentaban una mayor activación
de la zona pre frontal izquierda del cerebro, la cual está
relacionada con la generación de emociones positivas. También
demostraron un aumento en la respuesta del sistema inmunológico
de los participantes, produciendo más evidencia sobre las
conexiones e influencias entre el cuerpo y la mente. (Ver más
detalles en Davidson y Kabat-Zinn, 2003).
Características
de los pacientes con deterioro cognitivo
Las
funciones cerebrales superiores
Con
este nombre tratamos de englobar todas y cada una de las áreas
de la cognición que permiten al individuo relacionarse con el
medio y actuar de una manera adecuada, es decir, incluye aquellas
capacidades relacionadas con la adquisición, retención
y/o manipulación de la información.
¿Qué
es el deterioro cognitivo?
Denominamos
deterioro cognitivo a toda alteración de las funciones
mentales que cursa con un descenso del rendimiento cognitivo, en una
persona con un nivel previo normal, más allá de lo que
se puede atribuir a la edad. El deterioro cognitivo puede evolucionar
desde las fases iniciales o leves (deterioro cognitivo leve) hacia
las fases avanzadas (demencia), en donde la capacidad del sujeto para
vivir independientemente se altera. En el deterioro cognitivo leve se
constata pérdida de memoria, pero no está afectada la
capacidad del sujeto para realizar las actividades de la vida diaria;
además, el cuadro que presenta el sujeto no cumple los
criterios diagnósticos de la demencia, aunque un porcentaje
importante de los casos evolucionarán a demencia.
¿Qué
es la demencia?
La
demencia es una enfermedad adquirida (no se nace con ella), crónica
o de larga evolución que afecta a varias funciones
intelectuales de manera global y persistente y que va a interferir en
las capacidades del sujeto para realizar las actividades de la vida
diaria y de relacionarse. Las variables intelectuales están
impactadas .Interfiere en la autonomía , en la funcionalidad.
¿Expectativa
de curación?
Las
demencias primarias, entre las que se encuentra la enfermedad de
Alzheimer, son enfermedades crónicas e irreversibles, por lo
que no pueden curarse, aunque en los últimos años se
han producido avances, tanto en las técnicas de intervención
no farmacológicas como en los fármacos disponibles, que
de alguna manera permiten retrasar la evolución de la
enfermedad, mejorando la calidad de vida del enfermo y sus allegados.
¿Podemos
hablar de futuro, pronóstico de la enfermedad?
El
pronóstico, referido al futuro del enfermo, es variable de
acuerdo al tipo de demencia que padezca, así como al momento
de realizar el diagnóstico (diagnóstico precoz) y la
instauración de las medidas terapéuticas. En este
sentido, no todas las demencias son iguales, requiriendo diferentes
formas de afrontamiento terapéutico, por lo que de un buen
diagnóstico e instauración de las pautas terapéuticas
apropiadas va a depender de la evolución de la enfermedad.
¿Se
puede prevenir la enfermedad?
En
el momento actual, aunque sabemos mucho sobre la enfermedad, no
conocemos su mecanismo etiológico exacto, por lo que las
demencias, en general, no se pueden prevenir.
Sabemos
que ciertos factores de riesgo, como la hipertensión arterial
o la hipercolesterolemia, van a favorecer formas vasculares de
demencia, mientras que en otros casos se habla de los traumatismos
craneales, los tumores o incluso las infecciones como factores que
influyen en su aparición. En todo caso, la evitación de
factores de riesgo y el seguimiento de los denominados hábitos
saludables favorecerán el envejecimiento con éxito.
Ejercitarse, seguir entrenamiento es la actitud a seguir.
Hábitos
protectores , rutinas protectoras, su rol
Aunque
todavía no se ha demostrado la relación directa entre
los hábitos de vida no saludables y la aparición de
demencia, sabemos que
en la medida en que afrontemos el envejecimiento en mejores
condiciones, la manera de vivir la enfermedad será diferente.
Por ello, son recomendables actividades físicas y mentales
como elementos protectores de la demencia. Estar atentos en el estado
de ánimo y conducta. Sumar prácticas conscientes de
meditación buscando formas de vivir más satisfactorias.
Llevando esta herramientas para reducir el impacto que genera el
estrés continuo.
¿Cuáles
son las primeras manifestaciones de la enfermedad?
En
general, los cuadros de demencia tienen un inicio progresivo lento,
excepto las formas de inicio precoz que evolucionan más
rápido. En todo caso, el síntoma más evidente
será la pérdida de memoria para los hechos recientes, a
los que paulatinamente se van incorporando otras manifestaciones como
los fallos en la orientación espacial, dificultad para nombrar
objetos (afasia nominativa), trastornos afectivos y tendencia a la
depresión.
La
desorientación
La
desorientación es una de las primeras manifestaciones que va a
mostrar el paciente con demencia y se refiere a la capacidad para
reconocer el tiempo, el espacio o la persona. En general, en primer
lugar aparece la desorientación temporal (la persona no sabe
qué día es, ni qué mes, ni qué año
y en muchos casos ni siquiera en qué momento del día se
encuentra). Posteriormente, se produce la desorientación
espacial (el paciente no
sabe dónde se encuentra) y, finalmente, se
produce la desorientación personal (la persona no reconoce a
los miembros de su familia y en determinados casos no se reconoce.
¿Qué
son la afasia, la apraxia y la agnosia?
Afasia,
apraxia y agnosia, las tres AAA forman parte de las manifestaciones
que frecuentemente van a presentar los enfermos con demencia. La
afasia es la pérdida de la capacidad para producir o
comprender el lenguaje ocasionada por la lesión de áreas
cerebrales específicas. En la apraxia se pierde la capacidad
para realizar movimientos coordinados (manipular objetos) previamente
aprendidos y, por último, en la agnosia, hay dificultad para
reconocer objetos, que previamente conocíamos a través
de la vista (visual), el oído (auditiva), el tacto (táctiles).
¿A
que llamamos funciones ejecutivas?
Con
este término hacemos referencia a la capacidad del sujeto para
planificar y llevar a cabo actividades de manera eficaz,
permitiéndole adaptarse a situaciones nuevas y/o complejas. En
este sentido, las funciones ejecutivas necesitan de la integridad de
todas las áreas cerebrales, ya que todas ellas participan de
este constructo. En los sujetos con demencia, una de las primeras
manifestaciones va a ser precisamente la pérdida de su
capacidad para realizar dichas funciones.
¿Cuáles
son trastornos conductuales?
Algunos
pacientes, dentro de la evolución de la demencia, pueden
presentar los denominados síntomas conductuales, es decir,
conductas inadecuadas que pueden alterar su vida normal.
Estas
conductas inadecuadas se denominan
trastornos de conducta. Los más
comunes son: agitación, agresividad física o verbal,
irritabilidad, apatía, desinhibición, conducta motriz
anómala (vagabundeo), trastornos del sueño y de la
alimentación.
¿Cuáles
son los trastornos psicológicos?
En
las primeras fases de las demencias suelen aparecer determinados
trastornos que influyen en el estado psicológico del paciente,
como la depresión, que surge cuando el paciente es consciente
de los cambios que se están produciendo en él (pérdida
de memoria, pérdida de atención, desorientación,
etc.) y no sabe a qué son debidos dichos cambios. En la
mayoría de las ocasiones, la en las primeras fases de las
demencias suelen aparecer determinados trastornos que influyen en el
estado psicológico del paciente, como la depresión, que
surge cuando el paciente es consciente de los cambios que se están
produciendo en él (pérdida de memoria, pérdida
de atención, desorientación, etc.) y no sabe a qué
son debidos dichos cambios. En la mayoría de las ocasiones, la
depresión está acompañada de la ansiedad (estado
de preocupación excesiva o nerviosismo), generada por los
cambios anteriormente citados.
En
fases más avanzadas de la enfermedad, estos trastornos
desaparecen, ya que el paciente no llega a ser consciente de lo que
le está sucediendo. Otros síntomas psicológicos
son las ideas delirantes, las alucinaciones, las falsas percepciones.
¿Se
pueden controlar los trastornos psicológicos y conductuales?
Los
trastornos o síntomas psicológicos y conductuales (SPC)
son la principal causa
de
sobrecarga del cuidador de personas con demencia, ya que exigen una
constante supervisión, pudiendo llegar a desbordar al cuidador
en relación con el estrés
que
le producen. También son la principal causa de
institucionalización de estos pacientes.
Su
control es posible a través de medidas de intervención
no farmacológica, generalmente, llevadas a cabo por los
psicólogos. En aquellos casos, en que los trastornos, por su
gravedad, no pueden ser controlados con otras medidas, se recurre al
tratamiento farmacológico, siempre pautado por el médico
especialista, ya que con este tipo de fármacos hay que buscar
la dosis mínima efectiva para no generar efectos secundarios
en el enfermo. Los antipsicóticos, ansiolíticos,
antiepilépticos y antidepresivos son los fármacos más
utilizados.
¿Cómo
evoluciona la enfermedad?
Aunque
existen multitud de clasificaciones de acuerdo a la evolución
del paciente, por
su
sencillez, hablaremos de demencia leve, caracterizada por la pérdida
de memoria inmediata, los fallos de orientación espacial,
la afasia nominativa y los trastornos
afectivos; demencia moderada, con amnesia global, desorientación
témporo-espacial, agnosia, apraxia y afasia y, por último,
demencia grave, en la que existe un deterioro Intelectual grave, con
imposibilidad para la comunicación y tendencia a la invalidez.
¿Todas
las demencias evolucionan de la misma manera?
No.
En general, las formas preseniles o de aparición precoz suelen
evolucionar de manera más rápida; habiéndose
observado que cuanto más tardíamente aparece la
enfermedad, más lenta es su evolución.
¿Debo
registrar las manifestaciones que presenta el paciente?
Aunque
la convivencia con el paciente, en caso de que los cuidadores sean
familiares, va a hacer que
lo conozcamos perfectamente, a efectos de
su seguimiento por parte del especialista, es importante ir apuntando
aquellas situaciones que se escapen de la 'normalidad'. Por
ejemplo, si el paciente se ha mostrado agresivo o si ha salido
de
casa solo y se desorientó, también lo que se refiere a
su alimentación, hábitos intestinales y miccionales,
etc.
En
definitiva, cuantos más datos hayamos registrado, más
fácil va a ser contárselos después al
especialista, a fin de que establezca el tratamiento adecuado.
¿Cuáles
son los trastornos del sueño?
Con
los años, la calidad y cantidad del sueño van a verse
modificados, siendo frecuentes los despertares nocturnos la tendencia
a dormir siestas o que el sueño no sea enteramente reparador.
En las personas con demencia, en muchas ocasiones, los trastornos del
sueño nocturno van a tener que ver con que duermen durante el
día o realizan poca actividad física. Por ello es
recomendable el tratar de animar al paciente o acompañarle a
dar paseos al aire libre y evitar las horas de sueño diurno,
así como tener un horario regular para acostarse y levantarse.
¿Y
los trastornos del apetito?
La
demencia y, concretamente, la enfermedad de
Alzheimer se relaciona con la pérdida de peso, posiblemente,
debida a la incapacidad del paciente para alimentarse manejando los
cubiertos, la imposibilidad de digerir alimentos consistentes o,
incluso, el no reconocimiento de la comida o incluso, el no
reconocimiento de la comida o los cubiertos. Los alimentos a ingerir
no varían de los que constituyen una dieta normal; es decir,
variados y ricos en nutrientes.
Los
trastornos del comportamiento más frecuentes en el momento de
comer serían los trastornos de memoria (puede no recordar si
ha comido), los problemas de identificación de objetos
cuchillo, tenedor) y la pérdida de normas sociales. Es
importante en estos pacientes establecer un horario fijo para las
comidas y simplificar lo más posible el acto de comer, así
como dejar fuera de su alcance alimentos no permitidos. En todo caso,
cuando la demencia está en un estado avanzado, se supervisará
tanto el alimento que ponemos a su disposición como las reglas
del acto de comer, buscando la posibilidad de facilitarle el acto de
comer con las ayudas técnicas oportunas.
Es
importante controlar el peso del paciente y no dejar a su alcance
productos
Peligrosos
que pudiera llevarse a la boca.
La
desinhibición
Aunque
los pacientes suelen tener una disminución del interés
sexual, en algunas ocasiones se producen las conductas que
denominamos de desinhibición y que suelen estar en relación
con la búsqueda de la comodidad. Por ejemplo, si tienen calor,
quitarse la ropa o si quieren hacer pis, bajarse los pantalones. En
general, estas conductas son el resultado de lesiones cerebrales, por
lo que no podemos reaccionar contra el paciente, ya que ello podría
dar lugar a ansiedad o agresividad. Es recomendable orientar al
paciente a la realidad, recordándole dónde se
encuentra, con quién y hacerle ver que no es momento de
realizar esas conductas, todo esto con un tono de voz
tranquilizador y afectuoso. En ocasiones están indicadas
prendas de ropa especiales que impiden quitárselas fácilmente.
La
deambulación errante o vagabundeo
La
deambulación es un trastorno conductual muy frecuente en la
demencia , es debido a múltiples causas, algunas en relación
a hábitos , rutinas del pasado, por ejemplo, ir al trabajo,
otras con la necesidad de realizar actividad con impacto emocional.
Para actuar frente a este problema, en primer lugar, se recomienda
adaptar el medio en donde vive para hacerlo más seguro, en
segundo lugar, aprovechar en la medida de los posible la necesidad de
realizar actividad para acompañarlo a dar paseos o realizar
visitas y, por último, el dotar al paciente de algún
tipo de identificación, que en caso de desorientarse permita a
los que lo encuentren solicitar ayuda.
¿Cómo debo actuar ante la agitación/agresividad?
Cuando
un paciente presenta agitación o agresividad es porque algo no
va bien y fruto de su ansiedad se agita. Las principales causas que
le pueden llevar a ello pueden incluir que no sea capaz de expresar
algún sentimiento negativo que pueda tener, por ejemplo,
dolor, y como consecuencia de la frustración, se agita. En
otras ocasiones, la agitación puede provenir de presentar
delirios o alucinaciones o, incluso, de la supresión brusca de
un medicamento. Se recomienda mantener la calma, tratar de establecer
comunicación con el enfermo para ver si podemos descubrir la
causa, ver si esta agitación se mantiene en el tiempo y, por
último, consultar con el especialista para que valore los
medicamentos que está tomando. El cambio de ambiente o de
actividad puede disminuir la agitación.
Ideación
delirante
Las
ideas delirantes surgen de la percepción errónea de la
realidad, siendo muy frecuentes en la demencia, sobre todo, en la
enfermedad de Alzheimer. Suelen causar temor a familiares y a
cuidadores. Si son poco Importantes e infrecuentes, simplemente, hay
que observar su evolución, pero si estos delirios afectan al
paciente causándole conductas anómalas, agresividad o
agitación debe intervenirse farmacológicamente.
El
paciente puede tener delirios con muy diferentes contenidos, desde
que le están robando hasta que le persiguen o que la gente no
es la que dice ser. Está desaconsejado rebatir al paciente
cuando presenta delirios, ya que se provocarán conflictos
innecesarios. Hay que distraerlo para que centre su atención
en temas reales proporcionándole tranquilidad.
Las
alucinaciones
Las
alucinaciones son percepciones anómalas sin que exista el
estímulo que la provoque. Las alucinaciones más
frecuentes son las visuales, seguidas de las auditivas y, finalmente,
las olfativas. Por ejemplo, oír voces sin que nadie hable o
ver imágenes sin que existan. Las alucinaciones visuales son
frecuentes en un tipo de demencia denominada por cuerpos de Lewy.
Como ante cualquier trastorno psicológico o conductual, es
importante mantener la calma a fin de no generar mayor ansiedad en el
paciente. Trate de distraerle si la alucinación no
le genera demasiada ansiedad. En casos que generen
graves problemas de conducta, el especialista indicará el
fármaco más adecuado.
La
ansiedad
La
ansiedad grave puede generar episodios de agitación. Para
encontrar solucionar en primer lugar tenemos que tratar de averiguar
las posibles causas que la generan (ambiente familiar tenso,
reacciones psicológicas ante la pérdida de memoria,
etc.), intentando establecer un espacio de tranquilidad, en donde se
sienta seguro, con certezas en armonía con el entorno.
Evidentemente,
y de acuerdo al tema que estamos tratando y sabiendo que el paciente
va a generar un ambiente de estrés, el esfuerzo para lograr un
ambiente agradable.
Deberá
ser todavía mayor. Por otro lado, se tratará de evitar
que el paciente
consuma bebidas estimulantes o com alcohol.
La
apatía o indiferencia
Fruto
de la enfermedad, en algunos pacientes se produce un estado de apatía
e indiferencia, permaneciendo siempre sentados y callados y
participando poco de la vida familiar, quizás por asumir que
la propia familia lo ha ido separando de las decisiones o quizás
por buscar un espacio de relax. La apatía suele ser una
reacción ante las dificultades que el paciente se va
encontrando al realizar las actividades del día a día.
En todo caso, aunque se tolera más a una persona apática
que agitada, no debemos caer en la tentación de aislar al
paciente, ya que eso le conduciría rápidamente a un
estado de mayor deterioro. Deberemos, por tanto, intentar despertar
en él interés por cosas que fueron sus aficiones en sus
etapas anteriores o incluso tratando de encontrar nuevas actividades
que le sirvan de estímulo, como paseos, visitas culturales, u
otras. Los refuerzos positivos son motivadores, incluso aunque las
metas que se consigan sean pequeñas.
La
capacidad funcional
Es
un término que se refiere a la capacidad de realizar de manera
autónoma las actividades, más o menos complejas, que
permiten al sujeto vivir de manera independiente. En general, dentro
de estas actividades se incluyen las básicas, las
instrumentales, la capacidad para tomar decisiones y para cuidar de
la salud propia. Si el sujeto no es capaz de realizarlas por sí
mismo y necesita de una tercera persona, entonces hablamos de
Dependencia.
Las
actividades básicas de la vida diaria
El
concepto de actividades básicas de la vida diaria ha ido
evolucionando desde considerar como tales a las denominadas
'intrínsecas' o realizadas sobre uno mismo
(alimentarse, bañarse, asearse, continencia de esfínteres,
desplazarse, vestirse) hasta el concepto actual que establece que son
las necesarias para mantener una vida independiente; en este caso, se
incluiría la capacidad de cuidar de la propia salud o de tomar
decisiones, además de ser capaz de realizar algunas de las
instrumentales.
Las
actividades instrumentales de la vida diaria
Las
actividades instrumentales de la vida diaria son más complejas
que las básicas, por lo que se necesita una mayor capacidad
para realizarlas. Generalmente, los pacientes pierden antes la
capacidad
para realizarlas que las
básicas. Se incluyen entre ellas las siguientes: telefonear,
comprar, cocinar, cuidar la casa, utilizar transportes, manejar la
medicación o manejar el dinero. Pudiendo sostener por un
tiempo cierta autonomía yes parcialmente la asistencia hasta
pasar a dependencia en las actividades de la vida diaria.
¿Alguna
de las actividades se considera peligrosa?
Las
actividades peligrosas serían las referidas a los aspectos
laborales, caso de que la enfermedad sea diagnosticada durante la
vida laboral del sujeto, o el conducir; mientras que en la casa los
lugares considerados como peligrosos serían espacialmente la
cocina (gas, electricidad, fuego, objetos cortantes, etc.) y el
cuarto de baño (caídas, quemaduras por agua muy
caliente, cortarse al afeitarse). La actitud sería el tratar
de convencer al paciente del peligro que encierran algunas
actividades y supervisarlo, en caso de que las realice aun a pesar
del peligro inherente a las mismas. En cuanto a la actividad laboral,
si es de riesgo, debe evitarse.
Con
respecto al coche, tratar de no dejarle las llaves y con respecto a
la cocina, utilizar dispositivos de segundad para evitar fugas de gas
o termostatos para controlar la temperatura del agua.
¿Cómo
puedo evitar que haga actividades peligrosas?
En
las fases iniciales de la demencia, cuando el paciente todavía
es consciente
de algunas cosas puede ser posible
sugerirle hacer otras actividades que resulten seguras la conducta a
seguir es continuar comunicándose, basarse en la búsqueda
de argumentos que le permitan alejarse del riesgo. Ocasionalmente hay
que ser inflexible, colocando límites necesarios para evitar
daños evitables.
¿Qué
se debe hacer ante el diagnóstico de la enfermedad?
Lo
primero informarse sobre la enfermedad, ya que, posiblemente, la
información que nos ha dado el médico de cabecera o el
especialista no sea suficiente para despejar todas las dudas que nos
van a surgir. Para informarse, un primer paso sería acudir a
la asociación de familiares más cercana a nuestra
residencia, ellos nos darán las primeras pautas de actuación,
basadas sobre todo en su experiencia de cuidadores. Pero, además,
tenemos que planificar el futuro, ya que algo ha cambiado y debemos
tratar de resolver algunas preguntas obvias, pero que no podemos
dejar para más tarde, que son las siguientes ¿Cómo
va a vivir el enfermo?, ¿Con quién va a vivir?, ¿Quién
le va a cuidar?, ¿Está adaptada la vivienda? y ¿Con
qué recursos económicos contamos?
¿En
qué puede perturbarse la convivencia?
Cuando
una persona es diagnosticada de demencia, posiblemente, la familia ya
ha pasado una larga temporada observando algunos cambios
conductuales. Además, si el paciente presenta síntomas
psicológicos y/o conductuales, el impacto será mayor,
generando tirantez, conflictos en las relaciones familiares y
repercusiones sobre la salud de los cuidadores, presentarán
trastornos físicos, psíquicos y por supuesto sociales.
La familia recibe el diagnóstico como la pérdida
inevitable de un ser querido, la cotidianidad, muy afectada.
Un
paciente con demencia no puede vivir solo, ya que su autonomía
se afecta y no le permitirá cuidar de sí mismo, por lo
que deberá de ser supervisado.
¿Se
le puede beneficiar realizando actividades?
El
apoyo a los enfermos con demencia ha de establecerse únicamente
cuando es estrictamente necesario, evitando la sobreprotección.
Poder ayudarle con efectividad, construir un vínculo seguro.
Es
necesario que los cuidadores realicen programas de formación
que les permitan afrontar el futuro desde lazos cuidados. Aprender a
cuidarse es el primer paso en este proceso arduo y complejo.
¿En
qué puede verse impactada la vida laboral?
La
evolución del deterioro cognitivo conlleva la pérdida
de capacidad para realizar las funciones ejecutivas. En este sentido,
aunque la enfermedad suele aparecer en edades avanzadas de la vida,
no se descarta que los primeros síntomas, en algunos
pacientes, aparezcan en plena vida laboral, con lo cual se añade
un problema más, sobre todo, si la persona realiza una
actividad de riesgo, en donde un error pueda ocasionar daños a
sí mismos o a un tercero. El especialista cargo determinará
el riesgo de la actividad y asesorará al paciente y a la red
de apoyo acerca de las estrategias a tomar. La incapacidad laboral
será el paso previo a la desvinculación laboral.
¿En
qué puede verse impactada la vida social?
En
pacientes con impacto conductual y en estado de ánimo puede
ser frecuentes pasar por situaciones extrañas. Si el enfermo
muestra una conducta tranquila, sin sobresaltos, no habría
ningún inconveniente en que participe de actividades sociales
(cine, teatro, espectáculos), sobre todo, si le gustan. Otro
tipo de actos sociales (fiestas), es conveniente valorarlas antes de
decidirnos a que participe, sobre todo, si le van a generar malestar
o ansiedad. Evaluar el tiempo del evento y si percibe la reunión
como presión social. O sentirse de alguna manera evaluado.
Midfulness
para el cuidador
La
práctica de Midfulness se presenta y se suma como una
intervención no farmacológica necesaria para los
cuidadores y pacientes según estadio de su enfermedad.
En
trabajos de investigación se podrá objetivar los datos
una vez obtenidas las correlaciones entre por ejemplo calidad
de vida y prácticas de atención plena
en
los cuidadores principales.
Práctica
de Mindfulness sugerida al cuidador
El mindfulness es
un tipo de meditación que no está asociado a ninguna
religión. Mindfulness significa "atención plena".
Su objetivo es centrar la atención en el presente para que la
mente deje de darle vueltas al pasado y de preocuparse por el futuro.
Cuando tu atención está en el presente, en el aquí
y el ahora, sientes más serenidad y también más
seguridad.
Está
basada en técnicas de respiración, visualización,
observación y relajación. Al inicio es recomendable que
las meditaciones sean más breves y a medida que lo practiques
progresivamente podrás alargar la duración de estas
meditaciones.
En
el mindfulness para principiantes es muy importante contar con
meditaciones guiadas. Aunque las personas que ya llevan mucho tiempo
meditando pueden hacerlo solas, si eres principiante necesitas
aprender una serie de técnicas para conectar contigo mismo y
no dejarte llevar por tus pensamientos. Más adelante en el
artículo te recomendaré vídeos de meditaciones
guiadas y cursos de mindfulness.
¿Cuánto
tiempo tengo que meditar?
En
el mindfulness para principiantes es mucho más importante
meditar cada día o casi cada día que meditar mucho
tiempo. Es fundamental que te fijes un momento del día para
meditar y que seas constante. Puedes empezar con meditaciones guiadas
cortas de 5 a 10 minutos. Poco a poco, tú mismo notarás
que te ha sabido a poco y necesitarás meditar más
tiempo.
¿Cuál
es el mejor momento para meditar?
El
mejor momento para meditar es aquel en el que estés tranquilo
y puedas comprometerte a hacerlo. Pueden ser esos minutos en los que
te quedas solo en casa, cuando viajas en transporte público o
durante la pausa del mediodía en el trabajo. Pero si puedes
elegir yo te recomiendo muchísimo que medites
por la mañana,
justo después de levantarte o al final de tu rutina de yoga
matutino. Es el Es
el momento en el que la mente está más despejada.
Cuando
empezamos a hacer algo, intentamos hacerlo lo mejor posible y no
siempre resultara igual la experiencia. El mindfulness consiste en
observar y aceptar lo que sentimos, así que no hay dos
prácticas iguales. Puede que un día te sientas sereno y
concentrado, pero que al siguiente te cueste mucho centrar tu
atención. Las dos prácticas son igual de válidas,
porque cada día necesitarás observar sensaciones
distintas.
Lo
único que te recomiendo es que intentes no moverte. Al
principio, tu mente no va a entender por qué tu cuerpo está
tan quieto, y va a reaccionar de muchas maneras. Notarás
picores, dolor y nervios. Oirás todos los ruidos posibles.
Pasará una mosca por tu lado y te despistarás. Haz un
esfuerzo por concentrarte en el ejercicio y verás que poco a
poco todo esto deja de molestarte.
Comenzar
a practicar mindfulness de forma metódica y disciplinada, te
recomiendo construir tú programa y crearás tu
propia rutina de meditación.
Hay muchos y variados estrategias
para empezar en la meditación mindfulness, es de señalar
que el iniciar y tomar esta práctica consciente en la vida
diaria puede ayudar con calidad de vida para afrontar con
efectividad el proceso que lleve el acto de cuidar.
Referencias
Davidson
RJ, Kabat-Zinn J, Schumacher J, Rosenkranz M, Muller D, Santorelli
SF, Urbanowski F, Harrington A, Bonus K, Sheridan JF. Alterations in
brain and immune function produced by mindfulness meditation.
Psychosom Med. 2003 Jul-Aug;65(4):564-70. doi:
10.1097/01.psy.0000077505.67574.e3. PMID: 12883106.
Iturry,
M., Leis, A., Allegri, R. (2019). Abordaje neurocognitivo del adulto
mayor: un modelo integrador. En Enciclopedia Argentina de Salud
Mental. Recuperado en:
http://www.enciclopediasaludmental.org.ar/trabajo.php?idt=60&idtt=46
Kabat‐Zinn,
J. (2003). Mindfulness-Based Interventions in Context: Past, Present,
and Future. Clinical Psychology-science and Practice, 10, 144-156.