ISSN 2618-5628
 
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Mindfulness  
     

 
Estrés del cuidador: Mindfulness en la práctica del cuidador
 
Allegri, Ricardo
FLENI
 
Cornejo, Mauricio
 
Iturry, Mónica
Hospital de Agudos Dr. Abel Zubizarreta
 

 

"...pensar, analizar, inventar, no son anómalos, son la normal respiración de la inteligencia...''

El jardín de los senderos que se bifurcan Ficciones J L Borges

Dedicada a DM ("...cuando nada funciona...")

 

El cuidador de un paciente con deterioro cognitivo tendrá que contar con información que ayude a comprender la conducta del paciente. Brindaremos una breve descripción de conceptos que colaboren a comprender.

Desde una experiencia muy rica e importante aquella que surgió desde la experiencia clínica un volver a pensar, analizar e inventar intervenciones funcionales y aplicables para los cuidadores con la intención de replicarlas para poder predecir que la misma practica es efectiva en si misma ya que genera un mejor estar, calidad de vida. Al decir de un paciente "...me hace bien ...".

Un desafío se presenta al intentar detenernos y por un momento mantener nuestro foco atencional en la respiración. Intentaremos brindar información suficiente para iniciar esta nueva práctica, fuente de permanente analices. Reducir la velocidad y la ansiedad de la vida diaria cambiando rutinas, hábitos de riesgos será de ayuda y colaboración aprendiendo como pequeños cambios conscientes pueden generar una gran diferencia en el modo de vivir. Tanto al paciente, familiares y agentes de salud. Una meta herramienta. Una práctica que beneficia a quien la acepta desde la comprensión.

La expectativa de vida aumento, síntomas que afectan lo cognitivo se manifiestan y se necesitan implementar prácticas que colaboren en la calidad de vida.

La función de atención determinante para poder priorizar que información necesitamos brindar.

Pensamos en esta temática para ser presentada ya que el sufrimiento por parte de las personas no se reduce en tiempos de postmodernidad.

La cuantificación de diversos inventarios, escalas, etc. cuantifican cada vez altos valores

reflejando valores que expresan depresión, ansiedad, estrés y deterioro cognitivo.

Rediseñar desde la práctica clínica una nueva etapa, innovando con nuevas prácticas conscientes un nuevo modo de seguir adelante con una vida que nos confronta con retos y desafíos altamente significativos tanto para pacientes, cuidadores y equipo de salud.,

Al hablar del equipo de salud muchas veces con claras manifestaciones de burnout y cuidadores familiares o no con florida sintomatología de distrés (estrés crónico).

Se dan las condiciones más que nunca de presentar este tipo de temática en contextos académicos. Analizando la posibilidad de implementar estas prácticas éticas y adecuadamente brindadas.

Planificar en cada etapa de vida acciones, actitudes activas protectoras que beneficien a las funciones cerebrales superiores permitiendo funcionalidad y autonomía con el paso del tiempo. Estar integrados, conectarse con un plan de vida que mantenga interés y propósito, con actitud creativa sobre los efectos positivos que tiene la meditación sobre nuestro cerebro es el desafío.

Estudios encabezados por Richard Davidson (2003) que los egresados de un curso de ocho semanas de mindfulness presentaban una mayor activación de la zona pre frontal izquierda del cerebro, la cual está relacionada con la generación de emociones positivas. También demostraron un aumento en la respuesta del sistema inmunológico de los participantes, produciendo más evidencia sobre las conexiones e influencias entre el cuerpo y la mente. (Ver más detalles en Davidson y Kabat-Zinn, 2003).

 

Características de los pacientes con deterioro cognitivo

Las funciones cerebrales superiores

Con este nombre tratamos de englobar todas y cada una de las áreas de la cognición que permiten al individuo relacionarse con el medio y actuar de una manera adecuada, es decir, incluye aquellas capacidades relacionadas con la adquisición, retención y/o manipulación de la información.

¿Qué es el deterioro cognitivo?

Denominamos deterioro cognitivo a toda alteración de las funciones mentales que cursa con un descenso del rendimiento cognitivo, en una persona con un nivel previo normal, más allá de lo que se puede atribuir a la edad. El deterioro cognitivo puede evolucionar desde las fases iniciales o leves (deterioro cognitivo leve) hacia las fases avanzadas (demencia), en donde la capacidad del sujeto para vivir independientemente se altera. En el deterioro cognitivo leve se constata pérdida de memoria, pero no está afectada la capacidad del sujeto para realizar las actividades de la vida diaria; además, el cuadro que presenta el sujeto no cumple los criterios diagnósticos de la demencia, aunque un porcentaje importante de los casos evolucionarán a demencia.

¿Qué es la demencia?

La demencia es una enfermedad adquirida (no se nace con ella), crónica o de larga evolución que afecta a varias funciones intelectuales de manera global y persistente y que va a interferir en las capacidades del sujeto para realizar las actividades de la vida diaria y de relacionarse. Las variables intelectuales están impactadas .Interfiere en la autonomía , en la funcionalidad.

¿Expectativa de curación?

Las demencias primarias, entre las que se encuentra la enfermedad de Alzheimer, son enfermedades crónicas e irreversibles, por lo que no pueden curarse, aunque en los últimos años se han producido avances, tanto en las técnicas de intervención no farmacológicas como en los fármacos disponibles, que de alguna manera permiten retrasar la evolución de la enfermedad, mejorando la calidad de vida del enfermo y sus allegados.

¿Podemos hablar de futuro, pronóstico de la enfermedad?

El pronóstico, referido al futuro del enfermo, es variable de acuerdo al tipo de demencia que padezca, así como al momento de realizar el diagnóstico (diagnóstico precoz) y la instauración de las medidas terapéuticas. En este sentido, no todas las demencias son iguales, requiriendo diferentes formas de afrontamiento terapéutico, por lo que de un buen diagnóstico e instauración de las pautas terapéuticas apropiadas va a depender de la evolución de la enfermedad.

¿Se puede prevenir la enfermedad?

En el momento actual, aunque sabemos mucho sobre la enfermedad, no conocemos su mecanismo etiológico exacto, por lo que las demencias, en general, no se pueden prevenir.

Sabemos que ciertos factores de riesgo, como la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia, van a favorecer formas vasculares de demencia, mientras que en otros casos se habla de los traumatismos craneales, los tumores o incluso las infecciones como factores que influyen en su aparición. En todo caso, la evitación de factores de riesgo y el seguimiento de los denominados hábitos saludables favorecerán el envejecimiento con éxito. Ejercitarse, seguir entrenamiento es la actitud a seguir.

Hábitos protectores , rutinas protectoras, su rol

Aunque todavía no se ha demostrado la relación directa entre los hábitos de vida no saludables y la aparición de demencia, sabemos que en la medida en que afrontemos el envejecimiento en mejores condiciones, la manera de vivir la enfermedad será diferente. Por ello, son recomendables actividades físicas y mentales como elementos protectores de la demencia. Estar atentos en el estado de ánimo y conducta. Sumar prácticas conscientes de meditación buscando formas de vivir más satisfactorias. Llevando esta herramientas para reducir el impacto que genera el estrés continuo.

¿Cuáles son las primeras manifestaciones de la enfermedad?

En general, los cuadros de demencia tienen un inicio progresivo lento, excepto las formas de inicio precoz que evolucionan más rápido. En todo caso, el síntoma más evidente será la pérdida de memoria para los hechos recientes, a los que paulatinamente se van incorporando otras manifestaciones como los fallos en la orientación espacial, dificultad para nombrar objetos (afasia nominativa), trastornos afectivos y tendencia a la depresión.

La desorientación

La desorientación es una de las primeras manifestaciones que va a mostrar el paciente con demencia y se refiere a la capacidad para reconocer el tiempo, el espacio o la persona. En general, en primer lugar aparece la desorientación temporal (la persona no sabe qué día es, ni qué mes, ni qué año y en muchos casos ni siquiera en qué momento del día se encuentra). Posteriormente, se produce la desorientación espacial (el paciente no sabe dónde se encuentra) y, finalmente, se produce la desorientación personal (la persona no reconoce a los miembros de su familia y en determinados casos no se reconoce.

¿Qué son la afasia, la apraxia y la agnosia?

Afasia, apraxia y agnosia, las tres AAA forman parte de las manifestaciones que frecuentemente van a presentar los enfermos con demencia. La afasia es la pérdida de la capacidad para producir o comprender el lenguaje ocasionada por la lesión de áreas cerebrales específicas. En la apraxia se pierde la capacidad para realizar movimientos coordinados (manipular objetos) previamente aprendidos y, por último, en la agnosia, hay dificultad para reconocer objetos, que previamente conocíamos a través de la vista (visual), el oído (auditiva), el tacto (táctiles).

¿A que llamamos funciones ejecutivas?

Con este término hacemos referencia a la capacidad del sujeto para planificar y llevar a cabo actividades de manera eficaz, permitiéndole adaptarse a situaciones nuevas y/o complejas. En este sentido, las funciones ejecutivas necesitan de la integridad de todas las áreas cerebrales, ya que todas ellas participan de este constructo. En los sujetos con demencia, una de las primeras manifestaciones va a ser precisamente la pérdida de su capacidad para realizar dichas funciones.

¿Cuáles son trastornos conductuales?

Algunos pacientes, dentro de la evolución de la demencia, pueden presentar los denominados síntomas conductuales, es decir, conductas inadecuadas que pueden alterar su vida normal.

Estas conductas inadecuadas se denominan trastornos de conducta. Los más comunes son: agitación, agresividad física o verbal, irritabilidad, apatía, desinhibición, conducta motriz anómala (vagabundeo), trastornos del sueño y de la alimentación.

¿Cuáles son los trastornos psicológicos?

En las primeras fases de las demencias suelen aparecer determinados trastornos que influyen en el estado psicológico del paciente, como la depresión, que surge cuando el paciente es consciente de los cambios que se están produciendo en él (pérdida de memoria, pérdida de atención, desorientación, etc.) y no sabe a qué son debidos dichos cambios. En la mayoría de las ocasiones, la en las primeras fases de las demencias suelen aparecer determinados trastornos que influyen en el estado psicológico del paciente, como la depresión, que surge cuando el paciente es consciente de los cambios que se están produciendo en él (pérdida de memoria, pérdida de atención, desorientación, etc.) y no sabe a qué son debidos dichos cambios. En la mayoría de las ocasiones, la depresión está acompañada de la ansiedad (estado de preocupación excesiva o nerviosismo), generada por los cambios anteriormente citados.

En fases más avanzadas de la enfermedad, estos trastornos desaparecen, ya que el paciente no llega a ser consciente de lo que le está sucediendo. Otros síntomas psicológicos son las ideas delirantes, las alucinaciones, las falsas percepciones.

¿Se pueden controlar los trastornos psicológicos y conductuales?

Los trastornos o síntomas psicológicos y conductuales (SPC) son la principal causa

de sobrecarga del cuidador de personas con demencia, ya que exigen una constante supervisión, pudiendo llegar a desbordar al cuidador en relación con el estrés que le producen. También son la principal causa de institucionalización de estos pacientes.

Su control es posible a través de medidas de intervención no farmacológica, generalmente, llevadas a cabo por los psicólogos. En aquellos casos, en que los trastornos, por su gravedad, no pueden ser controlados con otras medidas, se recurre al tratamiento farmacológico, siempre pautado por el médico especialista, ya que con este tipo de fármacos hay que buscar la dosis mínima efectiva para no generar efectos secundarios en el enfermo. Los antipsicóticos, ansiolíticos, antiepilépticos y antidepresivos son los fármacos más utilizados.

¿Cómo evoluciona la enfermedad?

Aunque existen multitud de clasificaciones de acuerdo a la evolución del paciente, por

su sencillez, hablaremos de demencia leve, caracterizada por la pérdida de memoria inmediata, los fallos de orientación espacial, la afasia nominativa y los trastornos afectivos; demencia moderada, con amnesia global, desorientación témporo-espacial, agnosia, apraxia y afasia y, por último, demencia grave, en la que existe un deterioro Intelectual grave, con imposibilidad para la comunicación y tendencia a la invalidez.

¿Todas las demencias evolucionan de la misma manera?

No. En general, las formas preseniles o de aparición precoz suelen evolucionar de manera más rápida; habiéndose observado que cuanto más tardíamente aparece la enfermedad, más lenta es su evolución.

¿Debo registrar las manifestaciones que presenta el paciente?

Aunque la convivencia con el paciente, en caso de que los cuidadores sean familiares, va a hacer que lo conozcamos perfectamente, a efectos de su seguimiento por parte del especialista, es importante ir apuntando aquellas situaciones que se escapen de la 'normalidad'. Por ejemplo, si el paciente se ha mostrado agresivo o si ha salido

de casa solo y se desorientó, también lo que se refiere a su alimentación, hábitos intestinales y miccionales, etc.

En definitiva, cuantos más datos hayamos registrado, más fácil va a ser contárselos después al especialista, a fin de que establezca el tratamiento adecuado.

¿Cuáles son los trastornos del sueño?

Con los años, la calidad y cantidad del sueño van a verse modificados, siendo frecuentes los despertares nocturnos la tendencia a dormir siestas o que el sueño no sea enteramente reparador. En las personas con demencia, en muchas ocasiones, los trastornos del sueño nocturno van a tener que ver con que duermen durante el día o realizan poca actividad física. Por ello es recomendable el tratar de animar al paciente o acompañarle a dar paseos al aire libre y evitar las horas de sueño diurno, así como tener un horario regular para acostarse y levantarse.

¿Y los trastornos del apetito?

La demencia y, concretamente, la enfermedad de Alzheimer se relaciona con la pérdida de peso, posiblemente, debida a la incapacidad del paciente para alimentarse manejando los cubiertos, la imposibilidad de digerir alimentos consistentes o, incluso, el no reconocimiento de la comida o incluso, el no reconocimiento de la comida o los cubiertos. Los alimentos a ingerir no varían de los que constituyen una dieta normal; es decir, variados y ricos en nutrientes.

Los trastornos del comportamiento más frecuentes en el momento de comer serían los trastornos de memoria (puede no recordar si ha comido), los problemas de identificación de objetos cuchillo, tenedor) y la pérdida de normas sociales. Es importante en estos pacientes establecer un horario fijo para las comidas y simplificar lo más posible el acto de comer, así como dejar fuera de su alcance alimentos no permitidos. En todo caso, cuando la demencia está en un estado avanzado, se supervisará tanto el alimento que ponemos a su disposición como las reglas del acto de comer, buscando la posibilidad de facilitarle el acto de comer con las ayudas técnicas oportunas.

Es importante controlar el peso del paciente y no dejar a su alcance productos

Peligrosos que pudiera llevarse a la boca.

La desinhibición

Aunque los pacientes suelen tener una disminución del interés sexual, en algunas ocasiones se producen las conductas que denominamos de desinhibición y que suelen estar en relación con la búsqueda de la comodidad. Por ejemplo, si tienen calor, quitarse la ropa o si quieren hacer pis, bajarse los pantalones. En general, estas conductas son el resultado de lesiones cerebrales, por lo que no podemos reaccionar contra el paciente, ya que ello podría dar lugar a ansiedad o agresividad. Es recomendable orientar al paciente a la realidad, recordándole dónde se encuentra, con quién y hacerle ver que no es momento de realizar esas conductas, todo esto con un tono de voz tranquilizador y afectuoso. En ocasiones están indicadas prendas de ropa especiales que impiden quitárselas fácilmente.

La deambulación errante o vagabundeo

La deambulación es un trastorno conductual muy frecuente en la demencia , es debido a múltiples causas, algunas en relación a hábitos , rutinas del pasado, por ejemplo, ir al trabajo, otras con la necesidad de realizar actividad con impacto emocional. Para actuar frente a este problema, en primer lugar, se recomienda adaptar el medio en donde vive para hacerlo más seguro, en segundo lugar, aprovechar en la medida de los posible la necesidad de realizar actividad para acompañarlo a dar paseos o realizar visitas y, por último, el dotar al paciente de algún tipo de identificación, que en caso de desorientarse permita a los que lo encuentren solicitar ayuda. ¿Cómo debo actuar ante la agitación/agresividad?

Cuando un paciente presenta agitación o agresividad es porque algo no va bien y fruto de su ansiedad se agita. Las principales causas que le pueden llevar a ello pueden incluir que no sea capaz de expresar algún sentimiento negativo que pueda tener, por ejemplo, dolor, y como consecuencia de la frustración, se agita. En otras ocasiones, la agitación puede provenir de presentar delirios o alucinaciones o, incluso, de la supresión brusca de un medicamento. Se recomienda mantener la calma, tratar de establecer comunicación con el enfermo para ver si podemos descubrir la causa, ver si esta agitación se mantiene en el tiempo y, por último, consultar con el especialista para que valore los medicamentos que está tomando. El cambio de ambiente o de actividad puede disminuir la agitación.

Ideación delirante

Las ideas delirantes surgen de la percepción errónea de la realidad, siendo muy frecuentes en la demencia, sobre todo, en la enfermedad de Alzheimer. Suelen causar temor a familiares y a cuidadores. Si son poco Importantes e infrecuentes, simplemente, hay que observar su evolución, pero si estos delirios afectan al paciente causándole conductas anómalas, agresividad o agitación debe intervenirse farmacológicamente.

El paciente puede tener delirios con muy diferentes contenidos, desde que le están robando hasta que le persiguen o que la gente no es la que dice ser. Está desaconsejado rebatir al paciente cuando presenta delirios, ya que se provocarán conflictos innecesarios. Hay que distraerlo para que centre su atención en temas reales proporcionándole tranquilidad.

Las alucinaciones

Las alucinaciones son percepciones anómalas sin que exista el estímulo que la provoque. Las alucinaciones más frecuentes son las visuales, seguidas de las auditivas y, finalmente, las olfativas. Por ejemplo, oír voces sin que nadie hable o ver imágenes sin que existan. Las alucinaciones visuales son frecuentes en un tipo de demencia denominada por cuerpos de Lewy. Como ante cualquier trastorno psicológico o conductual, es importante mantener la calma a fin de no generar mayor ansiedad en el paciente. Trate de distraerle si la alucinación no le genera demasiada ansiedad. En casos que generen graves problemas de conducta, el especialista indicará el fármaco más adecuado.

La ansiedad

La ansiedad grave puede generar episodios de agitación. Para encontrar solucionar en primer lugar tenemos que tratar de averiguar las posibles causas que la generan (ambiente familiar tenso, reacciones psicológicas ante la pérdida de memoria, etc.), intentando establecer un espacio de tranquilidad, en donde se sienta seguro, con certezas en armonía con el entorno.

Evidentemente, y de acuerdo al tema que estamos tratando y sabiendo que el paciente va a generar un ambiente de estrés, el esfuerzo para lograr un ambiente agradable.

Deberá ser todavía mayor. Por otro lado, se tratará de evitar que el paciente consuma bebidas estimulantes o com alcohol.

La apatía o indiferencia

Fruto de la enfermedad, en algunos pacientes se produce un estado de apatía e indiferencia, permaneciendo siempre sentados y callados y participando poco de la vida familiar, quizás por asumir que la propia familia lo ha ido separando de las decisiones o quizás por buscar un espacio de relax. La apatía suele ser una reacción ante las dificultades que el paciente se va encontrando al realizar las actividades del día a día. En todo caso, aunque se tolera más a una persona apática que agitada, no debemos caer en la tentación de aislar al paciente, ya que eso le conduciría rápidamente a un estado de mayor deterioro. Deberemos, por tanto, intentar despertar en él interés por cosas que fueron sus aficiones en sus etapas anteriores o incluso tratando de encontrar nuevas actividades que le sirvan de estímulo, como paseos, visitas culturales, u otras. Los refuerzos positivos son motivadores, incluso aunque las metas que se consigan sean pequeñas.

La capacidad funcional

Es un término que se refiere a la capacidad de realizar de manera autónoma las actividades, más o menos complejas, que permiten al sujeto vivir de manera independiente. En general, dentro de estas actividades se incluyen las básicas, las instrumentales, la capacidad para tomar decisiones y para cuidar de la salud propia. Si el sujeto no es capaz de realizarlas por sí mismo y necesita de una tercera persona, entonces hablamos de Dependencia.

Las actividades básicas de la vida diaria

El concepto de actividades básicas de la vida diaria ha ido evolucionando desde considerar como tales a las denominadas 'intrínsecas' o realizadas sobre uno mismo (alimentarse, bañarse, asearse, continencia de esfínteres, desplazarse, vestirse) hasta el concepto actual que establece que son las necesarias para mantener una vida independiente; en este caso, se incluiría la capacidad de cuidar de la propia salud o de tomar decisiones, además de ser capaz de realizar algunas de las instrumentales.

Las actividades instrumentales de la vida diaria

Las actividades instrumentales de la vida diaria son más complejas que las básicas, por lo que se necesita una mayor capacidad para realizarlas. Generalmente, los pacientes pierden antes la capacidad para realizarlas que las básicas. Se incluyen entre ellas las siguientes: telefonear, comprar, cocinar, cuidar la casa, utilizar transportes, manejar la medicación o manejar el dinero. Pudiendo sostener por un tiempo cierta autonomía yes parcialmente la asistencia hasta pasar a dependencia en las actividades de la vida diaria.

¿Alguna de las actividades se considera peligrosa?

Las actividades peligrosas serían las referidas a los aspectos laborales, caso de que la enfermedad sea diagnosticada durante la vida laboral del sujeto, o el conducir; mientras que en la casa los lugares considerados como peligrosos serían espacialmente la cocina (gas, electricidad, fuego, objetos cortantes, etc.) y el cuarto de baño (caídas, quemaduras por agua muy caliente, cortarse al afeitarse). La actitud sería el tratar de convencer al paciente del peligro que encierran algunas actividades y supervisarlo, en caso de que las realice aun a pesar del peligro inherente a las mismas. En cuanto a la actividad laboral, si es de riesgo, debe evitarse.

Con respecto al coche, tratar de no dejarle las llaves y con respecto a la cocina, utilizar dispositivos de segundad para evitar fugas de gas o termostatos para controlar la temperatura del agua.

¿Cómo puedo evitar que haga actividades peligrosas?

En las fases iniciales de la demencia, cuando el paciente todavía es consciente de algunas cosas puede ser posible sugerirle hacer otras actividades que resulten seguras la conducta a seguir es continuar comunicándose, basarse en la búsqueda de argumentos que le permitan alejarse del riesgo. Ocasionalmente hay que ser inflexible, colocando límites necesarios para evitar daños evitables.

¿Qué se debe hacer ante el diagnóstico de la enfermedad?

Lo primero informarse sobre la enfermedad, ya que, posiblemente, la información que nos ha dado el médico de cabecera o el especialista no sea suficiente para despejar todas las dudas que nos van a surgir. Para informarse, un primer paso sería acudir a la asociación de familiares más cercana a nuestra residencia, ellos nos darán las primeras pautas de actuación, basadas sobre todo en su experiencia de cuidadores. Pero, además, tenemos que planificar el futuro, ya que algo ha cambiado y debemos tratar de resolver algunas preguntas obvias, pero que no podemos dejar para más tarde, que son las siguientes ¿Cómo va a vivir el enfermo?, ¿Con quién va a vivir?, ¿Quién le va a cuidar?, ¿Está adaptada la vivienda? y ¿Con qué recursos económicos contamos?

¿En qué puede perturbarse la convivencia?

Cuando una persona es diagnosticada de demencia, posiblemente, la familia ya ha pasado una larga temporada observando algunos cambios conductuales. Además, si el paciente presenta síntomas psicológicos y/o conductuales, el impacto será mayor, generando tirantez, conflictos en las relaciones familiares y repercusiones sobre la salud de los cuidadores, presentarán trastornos físicos, psíquicos y por supuesto sociales. La familia recibe el diagnóstico como la pérdida inevitable de un ser querido, la cotidianidad, muy afectada.

Un paciente con demencia no puede vivir solo, ya que su autonomía se afecta y no le permitirá cuidar de sí mismo, por lo que deberá de ser supervisado.

¿Se le puede beneficiar realizando actividades?

El apoyo a los enfermos con demencia ha de establecerse únicamente cuando es estrictamente necesario, evitando la sobreprotección. Poder ayudarle con efectividad, construir un vínculo seguro.

Es necesario que los cuidadores realicen programas de formación que les permitan afrontar el futuro desde lazos cuidados. Aprender a cuidarse es el primer paso en este proceso arduo y complejo.

¿En qué puede verse impactada la vida laboral?

La evolución del deterioro cognitivo conlleva la pérdida de capacidad para realizar las funciones ejecutivas. En este sentido, aunque la enfermedad suele aparecer en edades avanzadas de la vida, no se descarta que los primeros síntomas, en algunos pacientes, aparezcan en plena vida laboral, con lo cual se añade un problema más, sobre todo, si la persona realiza una actividad de riesgo, en donde un error pueda ocasionar daños a sí mismos o a un tercero. El especialista cargo determinará el riesgo de la actividad y asesorará al paciente y a la red de apoyo acerca de las estrategias a tomar. La incapacidad laboral será el paso previo a la desvinculación laboral.

¿En qué puede verse impactada la vida social?

En pacientes con impacto conductual y en estado de ánimo puede ser frecuentes pasar por situaciones extrañas. Si el enfermo muestra una conducta tranquila, sin sobresaltos, no habría ningún inconveniente en que participe de actividades sociales (cine, teatro, espectáculos), sobre todo, si le gustan. Otro tipo de actos sociales (fiestas), es conveniente valorarlas antes de decidirnos a que participe, sobre todo, si le van a generar malestar o ansiedad. Evaluar el tiempo del evento y si percibe la reunión como presión social. O sentirse de alguna manera evaluado.

 

Midfulness para el cuidador

La práctica de Midfulness se presenta y se suma como una intervención no farmacológica necesaria para los cuidadores y pacientes según estadio de su enfermedad.

En trabajos de investigación se podrá objetivar los datos una vez obtenidas las correlaciones entre por ejemplo calidad de vida y prácticas de atención plena en los cuidadores principales.

Práctica de Mindfulness sugerida al cuidador

El mindfulness es un tipo de meditación que no está asociado a ninguna religión. Mindfulness significa "atención plena". Su objetivo es centrar la atención en el presente para que la mente deje de darle vueltas al pasado y de preocuparse por el futuro. Cuando tu atención está en el presente, en el aquí y el ahora, sientes más serenidad y también más seguridad.

Está basada en técnicas de respiración, visualización, observación y relajación. Al inicio es recomendable que las meditaciones sean más breves y a medida que lo practiques progresivamente podrás alargar la duración de estas meditaciones.

En el mindfulness para principiantes es muy importante contar con meditaciones guiadas. Aunque las personas que ya llevan mucho tiempo meditando pueden hacerlo solas, si eres principiante necesitas aprender una serie de técnicas para conectar contigo mismo y no dejarte llevar por tus pensamientos. Más adelante en el artículo te recomendaré vídeos de meditaciones guiadas y cursos de mindfulness.

¿Cuánto tiempo tengo que meditar?

En el mindfulness para principiantes es mucho más importante meditar cada día o casi cada día que meditar mucho tiempo. Es fundamental que te fijes un momento del día para meditar y que seas constante. Puedes empezar con meditaciones guiadas cortas de 5 a 10 minutos. Poco a poco, tú mismo notarás que te ha sabido a poco y necesitarás meditar más tiempo.

¿Cuál es el mejor momento para meditar?

El mejor momento para meditar es aquel en el que estés tranquilo y puedas comprometerte a hacerlo. Pueden ser esos minutos en los que te quedas solo en casa, cuando viajas en transporte público o durante la pausa del mediodía en el trabajo. Pero si puedes elegir yo te recomiendo muchísimo que medites por la mañana, justo después de levantarte o al final de tu rutina de yoga matutino. Es el Es el momento en el que la mente está más despejada.

Cuando empezamos a hacer algo, intentamos hacerlo lo mejor posible y no siempre resultara igual la experiencia. El mindfulness consiste en observar y aceptar lo que sentimos, así que no hay dos prácticas iguales. Puede que un día te sientas sereno y concentrado, pero que al siguiente te cueste mucho centrar tu atención. Las dos prácticas son igual de válidas, porque cada día necesitarás observar sensaciones distintas.

Lo único que te recomiendo es que intentes no moverte. Al principio, tu mente no va a entender por qué tu cuerpo está tan quieto, y va a reaccionar de muchas maneras. Notarás picores, dolor y nervios. Oirás todos los ruidos posibles. Pasará una mosca por tu lado y te despistarás. Haz un esfuerzo por concentrarte en el ejercicio y verás que poco a poco todo esto deja de molestarte.

Comenzar a practicar mindfulness de forma metódica y disciplinada, te recomiendo construir tú programa y crearás tu propia rutina de meditación.

Hay muchos y variados estrategias para empezar en la meditación mindfulness, es de señalar que el iniciar y tomar esta práctica consciente en la vida diaria puede ayudar con calidad de vida para afrontar con efectividad el proceso que lleve el acto de cuidar.

 

Referencias

Davidson RJ, Kabat-Zinn J, Schumacher J, Rosenkranz M, Muller D, Santorelli SF, Urbanowski F, Harrington A, Bonus K, Sheridan JF. Alterations in brain and immune function produced by mindfulness meditation. Psychosom Med. 2003 Jul-Aug;65(4):564-70. doi: 10.1097/01.psy.0000077505.67574.e3. PMID: 12883106.

Iturry, M., Leis, A., Allegri, R. (2019). Abordaje neurocognitivo del adulto mayor: un modelo integrador. En Enciclopedia Argentina de Salud Mental. Recuperado en: http://www.enciclopediasaludmental.org.ar/trabajo.php?idt=60&idtt=46

Kabat‐Zinn, J. (2003). Mindfulness-Based Interventions in Context: Past, Present, and Future. Clinical Psychology-science and Practice, 10, 144-156.

 

 
9na Edición - Diciembre 2022
 
 
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