Introducción
En
el siglo XXI la humanidad está inmersa en una red global de
información, cultura y tecnología que atraviesa su
realidad cotidiana. La omnipresencia de la tecnología ha
transformado no solo la forma en que se vive, sino también los
modos de aprender, socializar y de trabajar (Lamas y Lamas, 2017). La
conectividad global da lugar a un entorno híbrido donde los
mundos físico y virtual se entrelazan y crean una dinámica
social compleja y multifacética. Los dispositivos, que alguna
vez fueron simples herramientas operativas, se han convertido en
extensiones de la identidad, cuya no disponibilidad produce
obstáculos en la comunicación y en las actividades
diarias (Granic, 2020; Tanhan et al., 2022).
Los
fenómenos que emergen a partir del uso de las nuevas
tecnologías resultan de interés para la investigación
psicológica, entre ellos se destacan los estudios sobre el uso
de las redes sociales virtuales, RSV, que amplían y fusionan
los intercambios fuera de línea y en línea. A pesar de
su capacidad para favorecer la interacción, también han
suscitado inquietudes y malestar, particularmente entre grupos de
jóvenes y adolescentes. El fenómeno conocido como Fear
of missing out, FoMO, miedo a perderse algo, ha llamado la
atención de los investigadores en la última década
por su alcance global, con estudios en países de Europa, Asia,
Oriente medio. EE. UU., Australia y, en menor medida, América
Latina (Oberst et al., 2017).
FoMO
se define como la creencia de perderse experiencias gratificantes que
otros tienen y de las cuales no se participa, que impulsa la
necesidad de conectarse a las redes sociales para verificar
actividades y mensajes (Przybylski et al., 2013; Gil et al., 2015).
Se trata de una vivencia subjetiva basada en la discrepancia entre
las experiencias individuales actuales o posibles y las que tiene el
entorno social inmediato o extendido (Browne et al., 2018). Tiene dos
componentes: cognitivo-emocional y conductual. El primer componente
se refiere a la rumiación de la creencia y la activación
de emociones, mientras que el segundo se asocia con la implementación
de estrategias para aliviar el temor a sentirse excluido, mediante la
verificación de las actividades de otros. Esta verificación
puede ser activa, de navegación por las redes, o reactiva, es
decir, de respuesta a notificaciones recibidas. Aunque las
notificaciones alivian el FoMO y contribuyen a la vida social,
desenfocan la atención y pueden afectar actividades laborales,
escolares u otras (Elhai et al., 2021).
A
partir de la delimitación del constructo, la investigación
de Przybylski et al. (2013) diseñó y validó una
escala para la medición de FoMO; luego evaluó el papel
de las RSV en la activación del síndrome y, finalmente,
estableció correlaciones entre el comportamiento y los
aspectos cognitivo-emocionales involucrados. La escala FoMOS,
instrumento de autoinforme, establece diferencias individuales de
FoMO en niveles bajo, moderado y alto. Fue validada empíricamente
mediante un estudio multicéntrico de usuarios de RSV entre 18
y 65 años. Los resultados mostraron correlación entre
presencia del síndrome y malestar psicológico en
general, relación inversa entre FoMO y satisfacción con
la vida e identificación de niveles más altos en
población joven, especialmente varones (Przybylski et al.,
2013).
Para
comprender la actividad en las RSV, su posible relación con
las diferencias individuales en torno a la satisfacción de
necesidades psicológicas básicas, los autores se
basaron en la Teoría de la Autodeterminación, Self
Determination Theory, SDT,
desarrollada por Decy y Ryan en la década del '80. A
partir de la SDT, identificaron que los sujetos con menor
satisfacción de las necesidades psicológicas de
competencia para actuar en el mundo, de
autonomía personal y de
relación con los otros,
presentaban niveles más altos de FoMO. Mientras que quienes
que percibían satisfechas dichas necesidades mostraron niveles
más bajos (Przybylski et al., 2013).
Aunque
no constituye un trastorno, el FoMO es predictor del
uso problemático de las redes sociales junto a otros factores
de riesgo, como el miedo a la evaluación negativa (Wolniewicz,
et al., 2018) y bajas habilidades de presentación personal
(Casale et al., 2018). Se han reportado
efectos negativos asociados al malestar psicológico (Baker et
al., 2016; Varchetta et al., 2020; Wolniewicz, et al., 2018)
sentimientos de soledad, aislamiento por comparaciones en las redes
(Reer et al., 2019); compulsión a mantenerse conectado,
reacciones negativas hacia usuarios en línea (Fabricis et al.,
2020).
Se
ha encontrado correlación significativa, negativa y
moderadamente fuerte entre FoMO y autoestima en españoles
entre 18 y 30 años y entre polacos jóvenes y adultos.
Es decir que, a mayor nivel de FoMO, las puntuaciones del nivel de
autoestima tenderían a descender (Torres Serrano, 2020; Uram &
Skalski, 2020); correlación negativa entre FoMO y Bienestar
Psicológico en las dimensiones autoaceptación, dominio
del entorno en población de Indonesia entre 17 y 22 años
(Sutanto et al., 2020). Pero, por otro lado, se sostiene que FoMO
tendría papel mediador entre la intensidad de uso de las RSV y
la conexión social, con efectos positivos indirectos sobre el
bienestar (Roberts & David, 2019) y, modulador de la ansiedad
social en quienes, por percibirse menos deseables y atractivos,
evitarían eventos de la vida y aumentarían su actividad
en las RSV para satisfacer necesidades de contacto (Ashwini &
Bharathi, 2021).
También
se han observado modificaciones en el ritmo del sueño,
incremento del tiempo de vigilia (Adams, et al., 2017; Błachnio
& Przepiórka, 2017; Rogers & Barber, 2019);
desmotivación y disminución del rendimiento académico
(Alt, 2015; Alt & Boniel-Nissim, 2018; Widyana, 2020), en la
productividad laboral (Rozgonjuk et al., 2020), variaciones de FoMO
según momentos del día y actividades, con predominio en
horarios nocturnos, entre jueves y sábados o durante
actividades como trabajar/estudiar, según edad y género
(Milyavskaya
et al., 2018).
Los estudios de Przybylski et al. (2013) reportaron mayores niveles
de FoMO en jóvenes y varones, coincidentes con los de Reer et
al., (2019). Sin embargo, otras investigaciones hallaron niveles más
altos de FoMO en mujeres jóvenes (Elhai et al., 2018; Stead &
Bibby, 2017), similares a los resultados de una investigación
argentina que identificó niveles altos de FoMO en mujeres
jóvenes y también en sujetos mayores de 50 años
(Luque et al., 2019). Otros estudios no hallaron diferencias entre
varones y mujeres (Casale & Fioravanti, 2020; Rozgonjuk et al.,
2020; Santana-Vega et al., 2019).
Las
investigaciones sobre FoMO en población latinoamericana son
escasas, pese al uso masivo de dispositivos móviles y de la
participación en RSV de la población general. Oberst et
al. (2017) realizaron un estudio sobre una muestra adolescente de
1468 usuarios de RSV de habla hispana, residentes en 17 países
latinoamericanos, con edades entre 16 y 18 años, en su mayoría
mujeres. El porcentaje de participantes argentinos fue de 1,5%. Se
empleó la adaptación española de la escala FoMOS
(Gil et al., 2015) que mostró índice aceptable de
confiabilidad. Los resultados confirman el rol del FoMO en el uso no
adaptativo del teléfono móvil por parte de los
adolescentes con efectos de malestar psicológico
principalmente entre adolescentes mujeres. Los adolescentes
presentarían más riesgo, para compensar sentimientos de
exclusión de experiencias gratificantes de sus compañeros
(Oberst et al., 2017).
En
Latinoamérica se ha validado, por un lado, la versión
española de escala FoMOS en universitarios peruanos entre 16 y
27 años (Correa-Rojas et al., 2020) y, por el otro, la versión
original en población colombiana entre 18 y 60 años
(Cano-García, et al., 2022) y en población argentina,
entre 25 y 65 años, residente en la provincia de Córdoba
(Luque et al., 2016), con buenos índices de consistencia
interna. Los resultados del estudio peruano, sobre un N=357; M=21.12
años, mostraron que la escala FoMOs tiene una estructura
unidimensional coincidente con la versión original de
Przybylski et al. (2013) y con la versión adaptada al español
de Gil et al. (2015). Los resultados del estudio colombiano muestran
correlación aceptable de los factores para medir el
constructo, de modo coincidente con el planteamiento inicial.
Sugieren no modificar los 10 ítems de la escala original por
posibles efectos negativos sobre las variables de medición y
en el rendimiento de la prueba (Cano-García et al., 2022). Sin
embargo, la validación y adaptación argentina redujo a
8 los ítems de la escala original, que mantuvieron buenos
índices de confiablidad (Luque et al., 2016).
Luego
de la adaptación y validación argentina, se administró
la escala a una muestra de 273 adultos, de 25 a 65 años
(M=42.5), de ambos sexos (52% mujeres), usuarios activos de RSV en la
provincia de Córdoba. Los resultados obtenidos para la
variable FoMO muestran una media=23.40 (D.S.=10.49). Los niveles de
FoMO registrados se distribuyeron de la siguiente manera: sin
presencia de temor: 17.9%; nivel leve: 37.0%; nivel moderado: 27.5%;
nivel severo. el 17.6%. El estudio halló correlación
estadísticamente significativa y moderada entre FoMO y uso de
RSV. Los datos mostraron mayor uso problemático de las RSV en
varones y mayor FoMO entre mujeres; menor uso problemático de
RSV, pero mayor nivel de FoMO en adultos a partir de 53 años
(Luque et al., 2019).
De
modo que, aunque abundan publicaciones argentinas sobre el uso de RSV
(Correa y Vitaliti, 2018; Dogliotti et al., 2020; Luque et al., 2015;
Tarullo, 2020) sobre problemas asociados como ciberbullying, sexting
(Resett, 2016; Resett et al., 2022), los estudios sobre FoMO
publicados son los realizados por Luque y su equipo de colaboradores
(Luque et al., 2016; Luque et al., 2019). Existe otro proyecto de
investigación en curso sobre la relación entre las
variables FoMO y RSV sobre una muestra de 421 casos, con una edad
promedio de 28 años, pero sin publicación de resultados
(Martín y Fernández Rendina, 2021).
Por
ello, esta investigación se propuso analizar la presencia y
nivel de FoMO entre jóvenes y adolescentes argentinos. El
primer estudio, iniciado en 2020, con datos recogidos durante la
pandemia y, los siguientes, entre 2021 y 2023, brindan aportes sobre
niveles de FoMO así como su relación con otras
variables: autoestima, bienestar psicológico, ansiedad social,
regulación emocional en jóvenes y necesidades
psicológicas satisfechas e insatisfechas en adolescentes
argentinos. Se plantearon como hipótesis: 1) FoMO se presenta
en niveles moderado/alto entre los jóvenes y adolescentes
argentinos; 2) En los jóvenes se observan relaciones inversas
entre a) FoMO y autoestima; b) entre FoMO, y bienestar psicológico;
c) entre FoMO y regulación emocional en jóvenes
especialmente en edades entre 18 y 21 años y en el sexo
femenino; 3) La relación entre FoMO y ansiedad social es
positiva y más frecuente en jóvenes entre 18 y 21 años;
4) En adolescentes, existe relación inversa entre nivel de
FoMO y de las necesidades
psicológicas satisfechas/insatisfechas.
Método
La
investigación tuvo un diseño metodológico
empírico de corte transversal, con alcance descriptivo y
correlacional.
Participantes
La
muestra fue no probabilística. En primera instancia, los
participantes voluntarios fueron seleccionados por conveniencia, y
los siguientes, seleccionados por bola de nieve a partir de los
primeros. Criterios de inclusión: jóvenes entre 18 y 25
años, adolescentes entre 12 y 17 años, argentinos y
residentes en el país. Criterios de exclusión: otras
edades, argentinos residentes en el exterior, extranjeros residentes
en el país.
El
primer estudio (2020) evaluó presencia de FoMO en una muestra
de 104 jóvenes argentinos con un rango de edad de 18 a 25
años, de ambos sexos, compuesta por 70 mujeres (67,3%) y 34
hombres 34 (32,7%).
El
segundo estudio (2021/22), evaluó presencia de FoMO y niveles
de autoestima en una muestra de 190 jóvenes argentinos con un
rango de edad de 18 a 25 años, de ambos sexos, compuesta por
137 mujeres (72,1%) y 53 hombres (27,9%).
El
tercer estudio (2022/23) evaluó presencia de FoMO y bienestar
psicológico en una muestra de 146 jóvenes argentinos,
con
un rango de edad de 18 a 25 años, de ambos sexos, compuesta
por 113 mujeres (77.4%) y 33 varones (22.6%).
El
cuarto estudio (2023) evaluó presencia de FoMO y ansiedad
social, en una muestra de 351 jóvenes usuarios de Instagram
residentes en CABA y en la provincia de Buenos Aires, con
un rango de edad de 18 a 25 años
de ambos sexos compuesta por 238 mujeres (67.8%) y 113, varones
(32.2%). 93 participantes residentes en CABA (26,5%), 160
participantes residentes en el Gran Buenos Aires (45,6%); 98
participantes residentes en el interior de la Provincia de Buenos
Aires (27,9%).
El
quinto estudio (2023), evaluó presencia de FoMO y regulación
emocional en una muestra de 121 jóvenes universitarios de CABA
con
un rango de edad de 18 a 25 años
de ambos sexos compuesta por 77 mujeres (63.6%) y 44 varones (36.4%).
El
sexto estudio (2021/22), evaluó presencia de FoMO y
necesidades psicológicas básicas
satisfechas/insatisfechas en adolescentes argentinos, en una muestra
de 114 adolescentes entre 12 y 17 años, 63 mujeres (55,3%), 50
varones (43,9%) y 1 respondió "otro" (0,9%).
Instrumentos
Cuestionario
Ad hoc para recolección de datos sociodemográficos:
género,
edad, lugar de residencia en el país, nivel de escolaridad.
Cuestionario
FoMOS adaptación española (Gil et al., 2015), de la
escala original de Przybylski, et al. (2013).
La escala presenta 10 ítems con 5 posibles respuestas tipo
Likert que van de 1 (nada) a 5 (mucho) que evalúa miedos y
preocupaciones experimentadas por estar fuera de contacto con las
experiencias del entorno social, percepción de emociones
relacionadas. La adaptación española tiene una
consistencia interna de α = .86. Al emplearse la adaptación
española en las muestras, se observó una consistencia
interna similar, de α = .82. Cabe aclarar que, si bien existe
adaptación argentina de la escala FoMOS, de la original de
Przybylski et al, (2013) realizada por Luque et al., (2016) que dejó
8 de los 10 ítems, no se tuvo acceso a ella, por lo cual en
todos los estudios se empleó la versión española.
Otros
instrumentos administrados
Escala
de Autoestima de Rosenberg, aplicada
en el estudio 2.
Validada
en población argentina
por
Góngora y Casullo (2009), consta de 10 ítems con 4
opciones de respuesta: desde extremadamente de acuerdo (4) a
extremadamente en desacuerdo (1). Cinco ítems son directos y
cinco inversos. La escala ha demostrado ajustarse a un modelo
unidimensional, es decir, evalúa autoestima global con una
consistencia interna de α =.78.
Escala
de Bienestar Psicológico de Ryff (1995)
administrada en el estudio 3. La
adaptación
argentina realizada por Aranguren & Irrazabal (2015) a partir de
la versión de van Dierendonck (2005) y de Díaz et al.
(2006), mostró buenos niveles de confiabilidad y mejores
índices de ajuste, con variaciones de α de Cronbach
entre .86 y .93. Los ítems se presentan con 6 posibles
respuestas tipo Likert con puntuaciones comprendidas entre 1
(totalmente en desacuerdo) y 6 (totalmente de acuerdo), para un total
de 234 puntos como máximo. Se evalúan las dimensiones
de: autoaceptación, relaciones positivas con otros, autonomía,
dominio del entorno, crecimiento personal y propósito en la
vida. Se obtiene información subjetiva sobre el nivel de
bienestar general.
Inventario
de ansiedad y fobia social - versión breve SPAI-B,
para
el estudio 4.
El inventario fue adaptado a población argentina por Morán
et al. (2019) de la
versión
breve del Inventario de Fobia y Ansiedad Social, o SPAI-B, a partir
de la adaptación española de García-López
et al. (2008) del Inventario de fobia social del
y
ansiedad social, SPAI, de Turner et al.(1989). El SPAI-B evalúa
aspectos conductuales, psicofisiológicos y cognitivos de la
ansiedad social. Presenta una consistencia interna de α = ,86 y
está formado por 16 ítems, con opciones tipo Likert de
cinco puntos (de 1=nunca a 5= siempre) en los cuales se indica la
frecuencia de experimentación de diferentes síntomas.
Las
puntuaciones elevadas son indicativas de mayor grado de ansiedad
social.
Escala
de Dificultades en la Regulación Emocional (DERS), para
el estudio 5, en la versión adaptada para población
argentina por Medrano y Trólogo (2014) para la evaluación
de factores de la regulación emocional cuya versión
original es de Gratz y Roemer (2004). Consta de 36 ítems con
una escala Likert de cinco puntos, 1 'casi nunca' (0-10%),
2 'a veces' (11-35%), 3 'casi la mitad del tiempo'
(36-65%), 4 'la mayor parte del tiempo' (66-90%) y 5 'casi
siempre' (91-100%). Presenta buenas propiedades psicométricas,
con alta consistencia interna (α de Cronbach = 0.93), así
como una confiabilidad test–retest adecuada (r = 0.88). Los
puntajes más elevados indican menor regulación
emocional.
Escala
de Necesidades Psicológicas Básicas,
para el estudio 6, versión adaptada de Gagne (2003) para el
ámbito educativo en una muestra de adolescentes argentinos
realizada por Schönfeld y Mesurado (2020). Es una escala tipo
Likert que evalúa la satisfacción de necesidades
psicológicas básicas en adolescentes argentinos y
consta de 15 ítems con 7 posibles respuestas que van de 1
(nada verdadero) a 7 (muy verdadero).
El
grado de consistencia interna que se obtuvo mediante el índice
Omega fue de .89.
Procedimiento
para la recolección de datos
El
contacto con los participantes se realizó a través de
las RSV. Se presentaron los objetivos de la investigación a
los participantes y se les envió enlace para ingresar al
formulario. En la carátula del formulario se explicitaban
objetivos, solicitud del consentimiento informado de participación
voluntaria y anónima. Se garantizaba la confidencialidad de
los datos, en el análisis de las respuestas y que no se
emplearían para otro propósito. A partir de la
aceptación, se accedía a los cuestionarios. Se realizó
prueba piloto con pequeñas muestras en los estudios 1, 2 y 6
para verificar la consistencia interna de la versión española
de la escala FoMOS en población argentina. Según los
estudios, el período de recolección de los datos varió
entre una y cuatro semanas.
Análisis
de Datos
Los
datos obtenidos en cada estudio se replicaron de forma automática
en planilla Excel, se exportaron al software SPPS,
y se realizó el procedimiento estadístico, de
porcentaje y frecuencia para comprobar presencia y nivel de FoMO en
población juvenil y adolescente. Se utilizaron la prueba t de
Student para analizar diferencias de grupos según género
y edad, Coeficiente r de Pearson para medir el grado de relación
con otras variables y la prueba U de Mann-Whitney.
Resultados
Los
resultados que se presentan aquí corresponden a los estudios
1, 2 y 6. Se brindan análisis preliminares de los restantes.
El
Estudio 1
evaluó
presencia de FoMO en una muestra de 104 jóvenes argentinos con
un rango de edad de 18 a 25 años, de ambos sexos, compuesta
por 70 mujeres (67,3%) y 34 hombres 34 (32,7%), con M= 21,93; DE=1,9.
A partir de la prueba piloto para explorar la consistencia interna de
la escala española en población argentina, se
eliminaron 2 ítems, por ejemplo: "A veces me pregunto si
dedico demasiado tiempo a estar pendiente de lo que está
pasando" ya que se observó la confusión y
relación con el contexto de pandemia. Los
resultados se clasificaron en 3 grupos: entre 0-13,25 puntos nivel
bajo de FoMO, entre 13,26- 26,5, nivel moderado de FoMO y entre
26,6-40 nivel alto de FoMO. Los jóvenes argentinos presentaban
en 2020, durante la pandemia, nivel moderado de FoMO (M=2,3;
DE=2,03), con una media de 20 puntos (M=20,32; DE=5,63), una mínima
de 11 puntos y una máxima de 36 puntos.
No
se observaron diferencias significativas de FoMO según el sexo
(t (104) =1,182; p=,240. Mujer=20,77; Varón=19,38) ni la edad
(t (104) = -,759 p=,450. Grupo 1=19,68 Grupo 2=20,59). No hubo
diferencias significativas respecto del sexo sobre sentir que se
pierden de algo si no chequean las redes sociales (t (104) =,122;
p=,903. Mujer=3,06 Varón=3,03) ni edad (t (104) =-,301; p=764.
Grupo 1=3; Grupo 2=3,07).
Se
observaron diferencias significativas entre quienes presentaban nivel
moderado y alto de FoMO con respecto al uso del celular, ambos
empleaban alrededor de 6:30 horas (t (104) =,170; p=,865. Nivel
Moderado=6,47; Nivel Alto= 6,31), y con respecto a la presencia en
redes sociales, de 5 horas ambos (t (104) =-,108; p=9,14. Nivel
Moderado=5,12; Nivel Alto=5,23).
El
Estudio 2 evaluó
presencia de FoMO y niveles de autoestima en una muestra de 190
jóvenes argentinos con un rango de edad de 18 a 25 años,
de ambos sexos, compuesta por 137 mujeres (72,1%) y 53 hombres
(27,9%). La media de la muestra fue de
22 (M=21; DE= 6,47). Dado que la recolección fue durante 2021,
a diferencia del estudio 1, se administraron los 10 ítems de
FoMOS, cuyos resultados se clasificaron en 3 grupos con diferencias
respecto del primer estudio en los puntos de corte: entre 0 - 16,6
puntos nivel bajo de FoMO, entre 16,7 - 33,3 nivel moderado de FoMO,
entre 33,4 - 50 nivel alto de FoMO. La
consistencia interna de la escala con sus 10 ítems resultó
adecuada: α = 0.82. Se
observó nivel moderado de FoMO (M= 2; DE= 0,49) con una media
de 22,07 puntos, DE= 6,47) una mínima de 11 puntos y una
máxima de 42 puntos. La prevalencia del nivel moderado fue de
73,2% de la muestra, con 21,1% de nivel bajo/ausencia de FoMO y 5,8%
nivel alto de FoMO. No se hallaron diferencias estadísticamente
significativas en el nivel de FoMO según sexo: t
(190)
= -1940;
p =
,054. Mujer= 1,89; Hombre= 1,74, ni edad: t
(190)
= 247; p=805.
Grupo 1=1.86;
Grupo 2= 1,84. Se
identificó una relación
inversa significativa de fuerza baja entre presencia de FoMO y
niveles de autoestima: r
(190) = -155;
p=
0,03.
El
Estudio 6 evaluó
presencia de FoMO y su relación con las necesidades
psicológicas satisfechas/insatisfechas
en 114 adolescentes argentinos, entre 12 y 17 años, 63 mujeres
(55,3%), 50 varones (43,9%) y 1 respondió "otro"
(0,9%). Con una media de 23,3 puntos, (DE=6,78). una mínima de
10 puntos y una máxima de 41 puntos.
Los
resultados mostraron nivel moderado de FoMO en esta población:
74,6%, 15,8% correspondieron a nivel bajo/ausencia de FoMO y 9,6% a
nivel alto. Con mayor prevalencia entre 12 y 14 años:
t
(114) = 1,16 p=,12. Grupo 1=2,03 Grupo 2=1,90), sin diferencias
respecto al sexo:
t (113) =-,206; p=,837. Mujer=1,92; Varón=1,94).
Se
halló correlación negativa no significativa entre el
nivel de FoMO y satisfacción de la necesidad psicológica
básica de autonomía r (114) = -,078; p > ,412;
competencia r (114) = -,161; p > ,088 y afinidad r (114) = -,182;
p > ,053. Es decir que si bien a mayor nivel de FoMO se observa
menor nivel de necesidades psicológicas básicas
satisfechas, la relación no es significativa.
El
Estudio
3
evaluó presencia de FoMO y bienestar psicológico en una
muestra de 146 jóvenes argentinos, de
ambos sexos: 113 mujeres (77.4%) y 33 varones (22.6%). Con
una media de 27,9 puntos y DE=
7,2,
con una mínima de 10 puntos y una máxima de 42 puntos.
Los datos preliminares darían cuenta de prevalencia de nivel
alto de FoMO (54.1%) seguido de nivel moderado (44.5%) y, finalmente,
bajo nivel de FoMO (1.4%). Sin diferencias significativas entre
varones y mujeres. Al relacionar FoMO con las dimensiones de
Bienestar Psicológico se observan: correlaciones negativas
significativas y moderadamente fuertes entre FoMO y Autoaceptación
(r = -0,244, p < 0,01); entre FoMO y Dominio del Entorno (r =
-0,335, p < 0,01); entre FoMO y Propósito en la Vida (r =
-0,165, p < 0,05). Es decir que quienes presentan alto nivel de
FoMO tienden a menor autoaceptación, sentimientos de menor
control sobre su entorno y un sentido de propósito en la vida
más bajo.
El
Estudio
4,
evaluó presencia de FoMO y su relación con ansiedad
social, en una muestra de 351 jóvenes argentinos, con
un rango de edad de 18 a 25 años
de ambos sexos: 238 mujeres (67.8%) y 113, varones (32.2%). La media
de la muestra fue de 24 y DE= 6,84. Los puntajes se clasificaron en
tres grupos: entre 0 - 16.6 puntos: nivel bajo de FoMO, entre 16.7 –
33.3 puntos: nivel moderado de FoMO y, por último, entre 33.4
-50 puntos: nivel alto de FoMO El 77,5% de los participantes muestra
presentó nivel moderado de FoMO, 11,4% nivel bajo y, 11,1%
nivel alto de FoMO. Para el análisis de la escala SPAI-B, se
diferenciaron también tres grupos: entre 0 - 26,66 puntos:
nivel bajo de ansiedad social; entre 26,67 - 53,32 puntos: nivel
medio de ansiedad social; y por último, entre 53,33 - 80
puntos: nivel alto de ansiedad social. Los jóvenes
participantes presentaron en mayor medida un nivel medio de ansiedad
social (66,1%) mientras que 28,8% presentó nivel bajo y 5,1%
presentó nivel alto de ansiedad social. La correlación
de las variables está en proceso.
El
Estudio 5 evaluó presencia de FoMO en 121 jóvenes
universitarios de CABA, entre 18 y 25 años; 63,6% mujeres (n =
77) y 36,4% varones (n = 44). La media de edad del total de la
muestra fue de 22,02 (ES = 1,68; Mínimo = 18; Máximo =
25). Los puntajes se clasificaron en tres grupos: entre 0 - 16.6
puntos: nivel bajo de FoMO, entre 16.7 – 33.3 puntos: nivel
moderado de FoMO y, por último, entre 33.4 -50 puntos: nivel
alto de FoMO. Los jóvenes se ubican en nivel moderado de FoMO
(78%), seguido de nivel alto (12,1%) y bajo (9,9%). La correlación
con regulación emocional está en proceso.
Discusión
A
lo largo de la última década, desde que se delimitó
como constructo, la exploración sobre FoMO se
ha expandido, principalmente por la investigación del uso de
las RSV y por factores relacionados con el uso problemático de
ellas: baja autoestima, disminución del bienestar psicológico,
ansiedad, desregulación emocional, necesidades psicológicas
básicas insatisfechas, entre otros. La atención
científica, no solo ha
permitido su caracterización, sino que también, ha
brindado comprensión sobre los aspectos psicológicos
presentes en la conectividad.
El
objetivo de esta investigación, evaluar presencia y nivel de
FOMO entre jóvenes y adolescentes argentinos, comprobó
presencia de FOMO en nivel moderado en 5 de los 6 estudios, en forma
coincidente con Oberst et al. (2017). La excepción fue el
estudio 3 cuyos
datos preliminares muestran presencia de FoMO en niveles alto y
moderado que, sumados, constituyen casi la totalidad de la muestra
(98.6%). No está claro el motivo de este resultado, por lo
cual se realizan nuevos análisis que permitan su
interpretación.
En
los estudios no hubo diferencias según el sexo en consonancia
con los de Casale & Fioravante (2020) en población
italiana; Rozgonjuk et al. (2020) en población alemana;
Santana-Vega et al. (2019) en adolescentes españoles y en
contraste con los que hallaron prevalencia en varones jóvenes
(Przybylski et al., 2013; Reer et al., 2019) o en mujeres (Elhai et
al., 2018; Luque et al, 2019; Stead & Bibby, 2017). Tampoco hubo
diferencias respecto de las edades, aunque en el estudio 6 se observó
mayor prevalencia en el grupo adolescente entre 12 y 14 años,
respecto del grupo entre 15 y 17 años, que obedecería a
la fuerte necesidad de pertenencia y validación de los pares
(Gil et al., 2015).
La
asociación de FoMO con los constructos autoestima (estudio 2)
y bienestar psicológico (estudio 3) permitió
identificar
relaciones
inversas significativas: de fuerza baja entre FoMO y niveles de
autoestima y de fuerza moderada entre FoMO y Bienestar Psicológico
en las dimensiones autoaceptación, dominio
del entorno y propósito en la vida. Los
resultados de la relación FoMO-autoestima difieren del estudio
de Torres Serrano (2020), que halló correlación inversa
de fuerza moderada. De modo que, pese a que, a mayor nivel de FoMO,
disminuye el nivel de autoestima, la fuerza baja de la relación
obliga a considerar otros factores intervinientes. La relación
inversa de fuerza moderada entre FoMO y las dimensiones de Bienestar
Psicológico coinciden con los resultados de la investigación
de Sutanto
et al. (2020). Pero si se considera que casi la totalidad de la
muestra del estudio 3 puntuó entre niveles alto y moderado, la
fuerza moderada de la relación inversa con bienestar
psicológico podría indicar también que el FoMO,
al impulsar la participación en las RSV y fomentar la conexión
social, podría tener efecto positivo indirecto sobre el
bienestar en una relación más matizada, como sostienen
Roberts & David (2019).
La
asociación entre el síndrome FoMO y las necesidades
psicológicas básicas reveló una relación
inversa no significativa en sus tres dimensiones: autonomía,
competencia y afinidad. A pesar de coincidir con los hallazgos
previos de Przybylski et al. (2013), quienes vincularon la presencia
de FoMO con la insatisfacción de estas necesidades, la falta
de una relación inversa significativa plantea nuevas
interpretaciones sobre la conexión entre FoMO con ésta
y otras variables.
Desde
la delimitación del constructo en 2013, las Redes Sociales
Virtuales (RSV) se han multiplicado, convirtiéndose en
plataformas de narrativas multimedia donde participan usuarios de
todas las edades, especialmente jóvenes y adolescentes. Esta
evolución requiere una reconsideración del nivel
moderado de FoMO que se observa en la mayoría de las muestras
de esta investigación, así como de las diferencias
entre el uso esperado y problemático de las RSV en un contexto
en el que se entrelazan la vida real con la digital. Cabe destacar
que los jóvenes y adolescentes son naturalmente propensos a
participar en las RSV pues han crecido inmersos en este nuevo
ecosistema híbrido. En este sentido, el FoMO no solo
constituye un constructo psicológico relevante, sino que
también podría ser la puerta de entrada a la
exploración de contenidos de las narrativas de usuarios de
RSV, un campo de estudio prometedor que ofrecería mayor
comprensión de la psicología de la conectividad en el
nuevo siglo.
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