Introducción
En
el planteo que se despliega a continuación se reconstruye el
mundo de la Contrarreforma y la participación activa de
Galileo en el diseño de la representación barroca en
ciernes en literatura y pintura. Rechaza su imprecisión y las
antítesis distorsivas abogando por el lenguaje de ideas
matemáticas. Se reconstruye las interlocuciones e influencias
del mundo de la filosofía, la ciencia y la religión
-por el diseño de la luz y del cielo- y se consideran las
escenas argumentativas precedentes, focalizadas en Giordano Bruno.
1.
Galileo
y su mundo: el tenso marco de la Contrarreforma
En
el capítulo Del
libro de los hombres al libro de la naturaleza
se aprecia cómo se fragua el concepto de representación
barroca en la literatura y la pintura: Galileo participa y se expide
categóricamente respecto del sistema representacional: se
refiere personalmente a la retórica de la Jerusalén
libertada
de Torcuato Tasso criticando sus imágenes por ser
artificiosas, imprecisas, vacuas. Insensible a la fascinación
retórica, Galileo disiente con la distorsión de las
imágenes que dilatan y deforman la realidad del mundo natural
como una pintura esfumada, una literatura colorida, carente de rigor
conceptual. No tolera las antítesis del mundo poético,
ni cómo combina los opuestos de un lenguaje de disyuntivas en
un teatro intelectual.
Galileo
admira el orden, la racionalidad, el decoro del Orlando
el furioso
del Ludovico Ariosto, que, sin poner velo a la verdad, propone
directo una fantasía inverosímil.
Galileo
separa el mundo de la ficción -el libro de los hombres, de la
realidad racional de la ciencia- del libro de la Naturaleza que habla
en lenguaje matemático.
En
el cuadro Los
embajadores (1533)
de Hans Holbein el joven (1497-1543), el objeto es descubierto en su
verdadera dimensión recién cuando el observador logra
el justo ángulo visual para descifrar la Anamorfosis de la
calavera (una forma que abre a diversidad de imágenes según
la perspectiva - "toda mirada es una perspectiva", dirá
Marcus Aurelius).
Habría
una verdad oblicua contrapuesta a lo inmediatamente perceptible:
"hecha para un mirar torcido", asevera Galileo.
Como
la poesía del Tasso, la excesiva proximidad de imágenes
conexas, permite bascular de una perspectiva a otra, propiciando la
analogía.
En
el Reino de las dos Sicilias (reinado español) domina la
literatura española que ronda la misma problemática:
Calderón de la Barca en La
vida es sueño
muestra una imagen que es, a la vez, duda imprecisa, recuerdo,
sentir, percepción, fusionadas en una incerteza basculante,
borrosa de la posición subjetiva. El cuadro Las
Meninas de
Velázquez muestra la arquitectura de la representación:
lo que los reyes ven, lo representado, son las Meninas. El intrincado
laberinto de rebotes e itinerarios ópticos sitúa el
anclaje del resorte de la representación en la mirada de los
reyes- punto ciego de la imagen, solo rastreable en el reflejo
pequeño espejo-. Las Meninas: lo representado. La mirada de
los reyes, el poder de definir lo real, artífices de la
operación constituyente. Velázquez – el pintor
que retrata a los reyes – se refleja incluyéndose,
pintándose en el cuadro que, como el caballero retirándose,
miran mirar a los reyes- legitimando la operación, testigos
del acontecer. El resultado: la representación.
2.
En
Francia, Renée Descartes (huérfano educado por los
Jesuitas de la Fleche) presenta ante el poder real de Luis XIV el
Discurso
del Méthodo (1638),
el pensar autónomo de toda aucthoritas.
Autónomo hasta de lo real: el primero, diferenciado
tajantemente de lo real en la oposición Res
cogitans- Res extensa.
Dos
originalidades: el Pensar autónomo, punto de partida en
ciencia. La Conciencia, su sede psicológica. El Método:
el análisis. Todo aquel que se entrene, puede. Ejercible por
cualquiera que se entrene en aplicar las ideas matemáticas a
lo extenso, el mundo natural. Dios garantiza el encaje y
aplicabilidad de las ideas a lo extenso. De esa colisión
resulta un producto, la Representación: un "como si",
producto intelectual. La clave del dualismo cartesiano consiste en
diferenciar la representación gnoseológica (un "como
si", un simulacro del objeto natural), lo representado (copia
fiel que se aloja en la Conciencia: dimensión psicológica
subjetiva que la contiene).
La
Ciencia: la mecánica. Ambos, Descartes y Galileo, hombres de
ciencia. Sus objetos en litigio, el cielo y la luz. Descartes
científico: trabaja en física óptica, descubre
los itinerarios de la luz, su carácter rectilíneo;
Galileo es físico, su objeto: la observación
telescópica del cielo. Descartes retrasa significativamente la
publicación de su escrito, el Tratado
de la luz y su dióptica. Tratado de los meteoros
(la luz, el cielo) cuando se entera del juicio a Galileo.
Galileo
como hombre de ciencia es equiparado por De Asúa (1996) a la
tradición de los físicos matemáticos griegos
clásicos, como Arquímedes. Arquímedes, como
Leonardo, es ingeniero: construye "El Siracusa" primer
crucero fastuoso con jardines; e ingeniero militar – estratega
en griego, lentes y laberintos permiten vencer invasiones. Los tres
tienen un abordaje experimental y explican con matemáticas las
regulaciones que descubren.
Galileo
aplica la matemática a lo fáctico. Explica los
fenómenos físicos en términos matemáticos,
asevera: "la Naturaleza habla en lenguaje matemático".
Desenmarca la física aristotélica; considera "natural"
el movimiento y la caída libre, un caso especial: un
movimiento uniformemente acelerado que explica con una fórmula
matemática. También Kepler lo desafía: aplica la
data astronómica heredada de Tycho Brahe. Se acomoda a la
elipse: un círculo estirado, desdoblado en 2 centros: uno
visible, otro oscuro, aunque determinante (como las analogías
del Tasso y la anamorfosis del cuadro de Hoderlein, el lugar de los
reyes en las Meninas y el lugar borroso del sujeto en Calderón:
vacilantes, basculantes, imprecisos, inestables).
3.
La
escena antecedente: Rudolf II de Habsburgo, un Austria Rey de
Checoslovaquia en Praga (sobrino de Felipe II, siempre vestido en
seda negra), llamado "el Mercurial", reunía en su
corte numerólogos, cabalistas, alquimistas, astrólogos
de diversas procedencias (sefardíes). Cuando la Inquisición
lo inspeccionaba, los escondía en torres y en la campiña
para traerlos nuevamente a palacio. Su objetivo: trastocar el
mercurio en oro. Así, entre 50 a 60 mentes brillantes
trabajando en conjunto permiten despliegues originales y originales
en un lugar periférico – sutil puerta de entrada a las
ideas árabes como muestra el triple reloj de Praga, que delata
esa conjunción: 12 horas, los 12 signos zodiacales y los 12
apóstoles y la reedición del Tarot egipcio de Praga.
Sus figuras descollantes: Tycho Brahe, Copérnico, Kepler,
Comenius y Giordano Bruno. Astrólogos, numerólogos,
cabalistas sefardíes, hacen proclive el desplazamiento de la
numerología a la matemática y de la astrología a
la astronomía.
El
pintor: El milanés Giuseppe Archimbaldo preanuncia una pintura
surrealista compuesta por pedazos de naturaleza –frutas,
verduras – impactados en collage en la imagen humana. Collages
vegetales prefiguran retratos como el Vertummus
(1590): la naturaleza en transformación impresa definiendo el
rostro del emperador, los 4 elementos y las 4 estaciones. Elementos
alquímicos y naturales.
Por
eso hemos considerado como caso antecedente a Giordano Bruno.
Protagonista de esta escena que propone "el alma en todas las
cosas- es una vitalidad persistente que habita todo". "El
espíritu permea todo, mueve la materia". "La
Materia y Forma en transmutación perpetua combinan
infinitamente". "Todo es uno en alma, vida y espíritu
y a la vez cosmos infinitos". Y acá lo desafiante,
cuando lo pronuncia en Roma: "El furor cognoscente heroico
permite como un dios la captura absoluta y total del espíritu
profundo del universo, inmerso en la vida total y eterna del
universo" (Ferroni 384-231). Sus exposiciones descollantes y
admiradas en Praga ante su grupo, resultan tanto en su discurso como
en sus escritos, juzgado herético por la Inquisición
en Roma. Es condenado a la hoguera como hereje (como Savonarola, el
fiorentino) en la Piazza del Fiore. Galileo, muy al tanto de este
episodio, como muestra su estrategia mesurada y prudente, se cuida de
lo Total y de ocupar el lugar de Dios en lo infinito.
Argumentación
de Galileo
El
libro del Universo está escrito en lengua matemática.
La literatura, la filosofía son fantasías humanas. La
verdad es lo observable.
Cuando
Galileo corrige al jesuita Grassi por sus errores de medición
en la aparición del cometa (aún basados en la data de
Tycho Brahe), lo hace utilizando un recurso retórico: simula
una comedia dialogada. El contrapunto de la argumentación
transcurre como un baile de máscaras en una comedia. Objeta a
Grassi por sus impresiones incompletas, parciales, por no considerar
la totalidad del sistema cósmico (los jesuitas acotan sus
indagaciones astronómicas a los círculos sublunares
para evitar confrontaciones; el cometa iría más allá).
La totalidad refiere al sistema cósmico de Copérnico y
sus movimientos anticipan las regularidades de Kepler. Al dedicarle
el escrito al Papa, Galileo estratégicamente advierte que se
abre a la posibilidad del estudio del movimiento celeste. Entra en
zona controversial: el diseño de los cielos y de la luz no es
discutible. Sin embargo, la indefinida perfectibilidad del
conocimiento científico -nunca definitivo- abre a la
perspectiva experiencial humana relativa. Cuando refiere a la
cualidad de los cuerpos, taxativamente las clasifica en "objetiva":
cualidades primarias que pertenecen al mundo, el espacio físico
mensurable por cuantificación numérica, cuyos objetos
están regulados por fórmulas matemático-geométricas,
leyes; y "subjetiva": cualidades secundarias
pertenecientes al sintiente- el mundo sensible, pictórico rico
en imágenes: apariencia engañosa, ficticia-, la divina
omnipotencia y la debilidad de ingenio humano.
Proemio.
En febrero de 1616, el Santo Oficio condena la teoría
copernicana de inmovilidad del Sol y movimiento de la Tierra. Galileo
argumenta que ese sistema es hasta el momento pura hipótesis.
Que hay algunas observaciones en su favor experiencias en la Tierra,
las astronómicas y las mareas. Se afianza en lo empírico.
En
cuanto al límite y posibilidad del intelecto humano, afirma:
"En la naturaleza se manifiesta la infinita sabiduría
divina del cual el humano solo conoce la una pequeña parte. El
conocimiento humano tiene doble modalidad: Hay un conocimiento
extensivo que refiere al infinito de lo inteligible y uno intensivo
particular. El matemático permite conocer las verdades
necesarias de la sabiduría divina, aunque en forma limitada.
El límite del conocimiento humano es pretender tener la clave-
pero si, tiene la posibilidad de comprender en forma rigurosa sus
leyes, verificables por la matemática. La infinitud es divina.
La agudeza del ingenio humano complejo y versátil está
referido a la invención humanizante".
La
mente humana es obra de Dios
Pivoteando
entre límite, imperfección e infinito, Galileo aprende
del error de Giordano, evitando sigilosamente sus afirmaciones
exultantes: unidad con infinitud de formas materiales, total y
absoluta. Infinito capturable. Giordano se identifica y se arroga el
lugar de Dios. Galileo habla de lugar humano parcial, relativo.
Infinito solamente en su genio creativo. 100 años después
Espinoza hablará de los infinitos modos de la sustancia.
Despersonaliza a Dios y lo panteíza en la naturaleza: la ley
Natural.
Lo
ficcional, el "como sí", el simulacro, es
argumentación jesuita y parte de la "representación"
gnoseológica, resultado de aplicar las ideas matemáticas
a la multiplicidad de lo "extenso". La ficcionalidad está
presente en el punto oscuro de la elipse. Galileo crea un estilo
literario: el científico. El lenguaje de la ciencia,
retratando la naturaleza como Archimbaldo.
Finalmente
contrastaremos al Arquímedes clásico en su física
empírica y matemática con el Galileo científico
que, apoyado en lo experimental, las deducciones formales de la
matemática ("la materia es forma", decía
Giordano; "la Naturaleza habla en lenguaje matemático",
dice Galileo; "los infinitos modos de la sustancia –
Dios como Leyes naturales", dice Spinoza), para notar el
contraste de su argumentación. No todo, el límite del
conocimiento humano. La mente humana es creación divina.
Galileo:
contrapunto de ideas y publicaciones
Físico
en la línea de Leonardo. Establece la Ley
de inercia:
el movimiento es natural: no necesita motores. En movimiento se
mantendrá mientras no haya impedimento. Explica la aceleración
con una forma matemática. Describe con experimentos y explica
matemáticamente la relación de velocidad y distancia en
la Ley
de la caída libre.
Se trata de un movimiento acelerado. La composición de los
movimientos. En su cinemática compara la trayectoria de la
bala de cañón (desagregada geométricamente) y la
caída en la Tierra.
Diálogos
entre los dos sistemas del mundo (1632).
Galileo era un matemático con enfoque empírico "ideal"
busca dar una imagen matematizada del mundo imagina el fenómeno
en condiciones ideales que posibilitan su matematización.
Kepler, ayudante de Tycho, aplica la data heredada a los 5 sólidos
pitagóricos y la música de las esferas celestes. Sus
resultados se publican en Mysterium
cosmographicum (1596).
Arriba a su Segunda
Ley:
"la recta que une un planeta con el sol barre áreas
iguales en tiempos iguales". La
primera Ley: "los
planetas recorren órbitas elípticas", publicada
en Astronomia
nova
(1609) (mueren los círculos, las esferas celestes). La
tercera:
"el cuadrado de los tiempos de revolución de un planeta
es proporcional al cubo de su distancia media al sol", aparece
en Armonicus
mundi (1619).
Galileo,
preocupado por argumentar a favor de Copérnico, nunca
consideró a Kepler. Nunca abandonó la idea de círculo.
Sus contribuciones fueron observaciones telescópicas
astronómicas: los satélites de Júpiter, las
fases de Venus, la aparición de una estrella nueva y de un
cometa (luego los cielos no serán inmutables ni perfectos). En
el momento de la defensa argumentativa, las observaciones eran
parciales. Circunstancia que juega a su favor. Había algunos
indicios del "i pur si muove"; pero no la regularización
explicativa del funcionamiento del sistema en su totalidad: las
leyes de Kepler. Galileo:
Dos nuevas ciencias
(1638).
Ese
año Descartes publica El
discurso del método (para conducir la razón y buscar la
verdad en las ciencias) y la Dióptica de los meteoros y la
geometría (que son los efectos de ese método)
(1638). Allí reduce lo cualitativo a lo cuantitativo en línea
con Galileo.
Cuando
se entera del juicio a Galileo, retiene la publicación del
Tratado
de la luz Le Monde de M. Descartes (ou le Traité de la Lumiere
y otros principales objetos de la ciencia. Con un discurso de la
Acción de los cuerpos y otro de las fievres compuestos según
los principios del autor).
Conclusiones
El
discurso original de Galileo muestra la prudente y cuidadosa
relatividad que atribuye al conocimiento humano. Su perspectiva
finita, ya que no ficcional. Su respeto por las esferas celestes
aristotélicas. Aporta al Papa con sus observaciones fácticas
parciales en favor de la tesis copernicana. Desconoce a Kepler y sus
hallazgos elípticos. Lo fáctico y lo matemático
lo definen como hombre de ciencia- físico experimental y
astrónomo. Interviene en el debate por lo ficcional de la
representación barroca. Es prudente y humilde. Polemiza con
los jesuitas, aunque en su defensa, lo ficcional de su argumentación
está impregnado sutilmente e indirectamente.
Selección
de publicaciones de Galileo Galilei
Beltrán
Marí, A. (Ed.) (1995).
Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo
ptolemaico y copernicano,
Alianza.
De
la Fuente, P., Granados X. & Reus, F. (Eds.) (1986). Cartas
del Señor Galileo Galilei, Académico Linceo: escritos a
Benedetto Castelli y a la Señora Cristina de Lorena, gran
duquesa de Toscana.
Alhambra, Madrid.
González,
M. (Trad., Introd.) (2006). Carta
a Cristina de Lorena y otros textos sobre ciencia y religión.
Alianza.
Solís,
C. & Sádaba, J. (Eds.) (1981).Consideraciones
y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias Editora
Nacional.
Revuelta,
J. M. (Trad. y Ed.) (1980). Diálogo
sobre los sistemas máximos: Jornada primera.
Aguilar.
Revuelta,
J.M. (Trad. y Ed.) (1984). El
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Aguilar.
Referencias
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Fondo de Cultura Económica.
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Asúa, M. (2022). Science
and Catholisism in Argentina (1750-1960). A study of scientific
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89; Groyter Eds., University of Berlin.
Ferroni,
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Storia e teiti de la letteratura italiana. La Societá di
antico regime (1559-1690),
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The theatre of the world. The mercurial Emperor. The magic circle of
Rudolf II in Renaissance Praga,
London Pimlico Random.
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Gabinete hermético, alquimia y mística,
Taschen.
Rossi,
L. (2020). Lecturas psicológicas. El Joven Kant: "Las
enfermedades de la cabeza" 1760 y el anciano Kant "La
antropología empírica". Psicopatología
y pathos.