ISSN 2618-5628
 
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Autismo  
Diagnóstico, Epistemología, Prematuridad, Trastorno del espectro de autismo  
     

 
Prevalencia del trastorno del espectro autista en niños nacidos prematuros. Revisión narrativa
 
Alter, Alejandro
Hospital Héroes de Malvinas
 

 

Introducción

La prematuridad representa un desafío significativo en la salud neonatal e infantil a nivel mundial, con un impacto profundo en las familias. Según un estudio epidemiológico realizado por Torchin et al. en 2015, aproximadamente 1 millón de neonatos fallecen cada año debido a la prematuridad, convirtiéndose en la segunda causa principal de mortalidad infantil antes de los 5 años, después de las enfermedades infecciosas(Torchin, et al, 2015).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como prematuros a los recién nacidos cuya edad gestacional (EG) es inferior a 37 semanas, lo que corresponde a menos de 259 días desde la fecha del último período menstrual de la madre (OMS, 1976). Según estimaciones de 2012, la tasa de natalidad prematura se ha elevado al 10% a nivel global, con casi 15 millones de bebés prematuros naciendo anualmente y esta cifra en constante aumento (OPS, 2012).

Investigaciones recientes han arrojado luz sobre las graves consecuencias que enfrentan los bebés prematuros en su desarrollo neurológico, incluyendo la posibilidad de trastornos del espectro autista (TEA) (Mohammed et al., 2016) que podrían afectar considerablemente la vida de estos individuos a lo largo de toda su vida (Zhao et al., 2023).

Esta situación se documentó en el 'Estudio ELGAN', dirigido por Kuban et al. en 2009, cuyo objetivo principal era identificar las características y exposiciones que aumentan el riesgo de trastornos neurológicos. En este estudio, se extendió una invitación a participar a mujeres que dieron a luz antes de las 28 semanas de gestación. Los resultados revelaron que, incluso entre los niños que no presentaban deterioro motor, visual, auditivo o cognitivo, el 10% dio positivo para TEA, lo que representa casi el doble de la tasa esperada (Kuban et al., 2009.

A nivel internacional, se ha observado un aumento en la prevalencia de TEA en los últimos años, pasando de 2 casos por cada 10000 personas a cifras que varían entre 2 y 6.7 casos por cada 1000 personas, lo que equivale a aproximadamente un caso de TEA por cada 150-500 niños (Gutiérrez-Ruiz, 2016) De esta manera, los TEA constituyen uno de los trastornos graves más frecuentes que afectan el desarrollo de los niños desde edades tempranas (DeFilippis & Wagner, 2016)

A pesar de los avances en la comprensión de estos riesgos, la prevalencia de nacimientos prematuros sigue siendo alarmante, y continúa siendo un factor de riesgo para el desarrollo a largo plazo de trastornos del neurodesarrollo, como el espectro autista. Estos hallazgos subrayan la importancia de la atención y el seguimiento adecuado de los neonatos prematuros y el desarrollo de estrategias efectivas para abordar este desafío de salud pública.

Frente a lo expuesto, la presente revisión narrativa se propone analizar críticamente la evidencia científica disponible en los últimos 5 años respecto a la prevalencia de trastorno del espectro autista en niños recién nacidos prematuros.

 

Objetivos

-Narrar la epidemiología de los nacimientos de niños prematuros mediante el análisis de la evidencia recopilada en los últimos cinco años (2018-2023).

-Explorar la relación entre el parto prematuro y la mortalidad neonatal, identificando patrones y factores de riesgo asociados.

-Indagar las consecuencias a lo largo de la vida en los sobrevivientes de parto prematuro

-Describir exhaustivamente la prevalencia del Trastorno del Espectro Autista (TEA) a nivel mundial y específicamente en Argentina.

-Identificar las consecuencias del nacimiento prematuro asociados al TEA

 

Metodología

Diseño de investigación

El presente estudio corresponde a una revisión narrativa (Salinas, 2020). La misma intenta presentar una visión actualizada respecto de la literatura disponible en los últimos 5 años (2018 a 2023) acerca prevalencia de trastorno del espectro autista en niños recién nacidos prematuros.

 

Búsqueda bibliográfica

Fuentes de búsqueda

Para elaborar esta revisión se realizó una búsqueda y selección de la literatura en las bases de datos Pubmed y Biblioteca Virtual de Salud, en los idiomas español e inglés. La búsqueda bibliográfica se limitó al período de tiempo comprendido entre los años 2018 al 2023. Además de abarcar publicaciones de las bases de datos mencionadas anteriormente, se han utilizado otras fuentes de información para conceptualizar TEA y nacimiento prematuro y describir características de dicha población.

Estrategia de búsqueda

Los términos controlados de búsqueda (tesauros) utilizados fueron previamente identificados como terminología Medical Subject Headings (MeSH) y Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) en español como en inglés: Trastorno del Espectro Autista (Autism Spectrum Disorder), Nacimiento Prematuro (Premature Birth), Recién Nacido Prematuro (Infant, Premature).

En una segunda instancia se llevó adelante la combinación de los tesauros mencionados anteriormente, utilizando operadores booleanos como: AND; OR y comillas (""); así como filtros de búsqueda de edad, fecha de publicación y tipo de diseño propios de las diferentes bases de datos.

Criterios de inclusión

Los criterios generales que se tuvieron en cuenta para la elegibilidad de los artículos que conforman la presente revisión narrativa se basaron en las siguientes características:

1.Tipo de publicación: Para realizar esta revisión se consideraron Metaanálisis, Revisión Sistemática, Ensayos Clínicos Controlados, estudios de cohortes, casos y controles y de prevalencia. Adicionalmente se utilizó literatura gris de organismos gubernamentales e internacionales. El acceso a las publicaciones debió ser libre.

2.Unidad de análisis de los estudios revisados: prematuros que sigan diagnóstico de la OMS (OMS, 1976)

3.Idiomas de búsqueda: inglés y español.

4.Año de publicación: Las fuentes de búsqueda estuvieron limitadas al período de tiempo comprendido desde el año 2018 hasta el 2023.

5.Título y/o resúmenes relevantes al tema.

6.De acceso libre y estudios completos

Del total de artículos que la búsqueda arrojó, se seleccionaron aquellos que abordaban el tema de interés, teniendo en cuenta tanto el título como el resumen de cada uno y descartando los artículos duplicados y de bajo nivel de evidencia según las directrices de Preferred Reporting Items of Systematic Reviews and Meta-Analyses 2020 (PRISMA 2020), y The Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology (STROBE). Se excluyeron los estudios cuando se centraban en otros trastornos, o cuando se centraron en estimar la prevalencia del TEA en otras condiciones, por ejemplo, discapacidad intelectual, psicosis, etc. O cuando el estado de salud de la madre presentaba algún trastorno como ser trastornos hipertensivos o exposición gestacional a fármacos como antipsicóticos, benzodiazepinas y/o al fármaco Z del embarazo o alteraciones epigenéticas o presencia de enfermedades autoinmunes.

 

Resultados

79 publicaciones fueron identificadas en una primera búsqueda a partir de la combinación de tesauros y booleanos. De estos estudios, luego de aplicar filtros de búsqueda (año de publicación, tipo de diseño, idioma, variables de interés, disponibilidad de publicaciones de libre acceso) se redujo la búsqueda a 16 publicaciones.

Además, cinco publicaciones identificadas como bibliografía gris fueron incluidas, a fin de estimar las pautas del diagnóstico en trastorno del espectro autista y concepciones de nacimiento prematuro (APA, 2018; OMS, 2023; Sociedad Argentina de Pediatría, 2022; Chawanpaiboon et al, 2019; Ministerio de Salud de la Nación, 2019).

 

Clasificación y epidemiologia de nacimientos de niños prematuros

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como prematuro a un bebé nacido vivo antes de completar las 37 semanas de embarazo. Las subcategorías de recién nacidos prematuros, clasificadas según la edad gestacional, son las siguientes: prematuro extremo (menos de 28 semanas), muy prematuro (de 28 a 32 semanas) y prematuro entre moderado y tardío (de 32 a 37 semanas). Es relevante señalar que las vías de vulnerabilidad que conducen a la muerte fetal y neonatal son similares (OMS, 2023).

De acuerdo con nuevos análisis, aproximadamente tres cuartas partes de los mortinatos después de las 22 semanas son prematuros en entornos de ingresos altos y medianos altos. Sin embargo, estos problemas rara vez se abordan de manera integral. La Figura 1 ilustra las definiciones de parto prematuro y los resultados relacionados con el embarazo (OMS, 2023) {ver figura 1}.

El reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), titulado 'Born Too Soon' revela que, a nivel mundial, 1 de cada 10 bebés nacen prematuros, es decir, antes de alcanzar las 37 semanas de gestación. Se estima que este acontecimiento ocurre a razón de un bebé cada dos segundos. A pesar de la relevancia de esta problemática, las tasas de nacimientos prematuros apenas han experimentado cambios durante la última década, e incluso en algunas regiones, muestran un preocupante aumento (OMS, 2023).

En 2020, la incidencia de nacimientos prematuros varió considerablemente, abarcando desde el 4% hasta el 16% de todos los niños nacidos, registrando aproximadamente 13,4 millones de nacimientos prematuros, lo que corresponde a más de 1 de cada 10 nacimientos según Ohuma et al. (2023).

Estas tasas divergentes se observan de manera marcada en distintas regiones, siendo el sur de Asia el área con la prevalencia más elevada, con un 13,2% de bebés nacidos prematuramente en comparación con menos del 8% en Asia oriental, el sudeste asiático, América del Norte, Europa, Australia y Nueva Zelanda. No obstante, es esencial destacar que incluso dentro de estas regiones se presentan notables variaciones a nivel nacional. En América Latina, por ejemplo, las tasas de nacimientos prematuros fluctuaron desde el 5,8% en Nicaragua hasta el 12,8% en Surinam. Vale destacar que casi la mitad (45%) de todos los nacimientos prematuros en 2020 se concentraron en solo cinco países: India, Pakistán, Nigeria, China y Etiopía. India, con más de 3 millones de nacimientos prematuros en 2020, lideró este grupo, representando más del 23% de todos los nacimientos prematuros a nivel mundial (OMS, 2023).

Los altos índices de nacimientos prematuros en estos países no solo reflejan su considerable número de nacimientos totales, sino también tasas más elevadas de nacimientos prematuros en comparación con otras regiones {ver figura 2} {ver figura 3}.

 

Parto prematuro y mortalidad neonatal

Se estima que aproximadamente 1 millón de recién nacidos perdieron la vida debido a complicaciones derivadas del parto prematuro, lo que equivaldría a un bebé falleciendo cada 40 segundos. Lamentablemente, entre los millones de bebés que logran sobrevivir, se enfrentan a discapacidades que no solo impactan sus vidas, sino también las de sus familias a lo largo de su existencia (OMS, 2023).

El nacimiento prematuro, se posiciona como la principal causa de muerte entre niños menores de 5 años. Representa más de una tercera parte de todas las muertes neonatales, especialmente en el primer mes de vida (OMS, 2023; Chawanpaiboon et al,, 2019).

 

Impactos de por vida para sobrevivientes de parto prematuro

El nacimiento prematuro conlleva consecuencias a largo plazo para los sistemas respiratorio y cardíaco, destacándose especialmente los impactos en el desarrollo neurológico de los sobrevivientes. Estos abarcan desde discapacidades significativas, como la diplejía, más común en los bebés extremadamente prematuros, hasta resultados menos graves. Es relevante señalar que investigaciones recientes indican que incluso nacer unas pocas semanas antes del término puede desencadenar trastornos del espectro del aprendizaje y del comportamiento. Dado que la mayoría de los bebés prematuros llegan al mundo entre las semanas 32 y 36,9, esta es una consecuencia frecuente. De hecho, incluso aquellos nacidos entre las semanas 37 y 39,9 presentan un riesgo ligeramente elevado de experimentar resultados adversos en el desarrollo neurológico (OMS, 2023).

En virtud de lo expuesto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que la prevención del nacimiento prematuro es crucial. Este esfuerzo podría intensificarse al centrarse en factores de riesgo específicos del contexto y al abordar tanto los nacimientos prematuros espontáneos como aquellos iniciados por el proveedor, como los partos prematuros no médicos.

En resumen, la evidencia actual indica un incremento continuo en la prevalencia e incidencia de nacimientos prematuros, presentando variabilidad entre distintas regiones. La falta de intervenciones preventivas contribuye al aumento de la tasa de mortalidad y, para aquellos que sobreviven, a consecuencias a largo plazo en su calidad de vida, como trastornos del desarrollo neurológico.

 

Prevalencia y diagnóstico de TEA

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) se caracteriza por un deterioro en la interacción social, déficits en la comunicación y comportamientos estereotipados (APA, 2018). A nivel mundial la tasa de prevalencia del TEA ha aumentado de forma constante (Yoo et al., 2022). Una revisión sistemática del 2022 reveló una prevalencia global variable del autismo, con un promedio de 100 casos por cada 10000 personas (rango: 1,09/10.000 a 436,0/10.000), indicando un aumento en la prevalencia a nivel mundial (Zeidan et al., 2022).

Estas tasas varían entre distintas regiones, oscilando desde un 13,2% de casos diagnosticados en América hasta un 28,7% en Europa. Dentro del continente europeo, Escocia destaca al informar la prevalencia más alta de autismo en niños hasta los 15 años, registrando un promedio del 1,9% (17.348/916.331) (Rydzewska et al., 2019). En contraste, en Corea, de los 473.494 niños nacidos en 2002, 2.467 (5,2 por 1.000 nacimientos) fueron diagnosticados con TEA hasta 2010. La prevalencia de TEA fue 2,6 veces mayor entre los niños (1.839; 7,4 por 1.000 nacimientos de niños) que entre las niñas (628; 2,8 por 1.000 nacimientos de niñas). Asimismo, de los 467.360 niños nacidos en 2012, 4.378 (9,4 por 1.000 nacimientos) fueron diagnosticados con TEA hasta 2020 (Yoo et al., 2022).

En Argentina, aunque aún no se dispone de estadísticas nacionales, se estima que la prevalencia del Trastorno del Espectro Autista es del 1%, lo que implica que más de 500 mil argentinos experimentan algún grado de trastorno del espectro autista (TEA). Este trastorno afecta a personas de todos los estratos sociales, mostrando un mayor predominio en varones en comparación con mujeres, y no presenta diferencias significativas en términos raciales (Sociedad Argentina de Pediatría, 2022).

En relación al diagnóstico, Zeidan et al. sugiere que es viable diagnosticar el autismo entre los 18 y 24 meses de edad, periodo en el que los síntomas distintivos pueden distinguirse del desarrollo típico y de otros retrasos o condiciones del desarrollo (Zeidan et al., 2022). Sin embargo, la sensibilidad de las metodologías de detección, incluso con herramientas válidas y confiables, rara vez alcanza el 100%, lo que resulta en la falta de identificación de algunos casos reales.

La variabilidad en la prevalencia resalta la complejidad del proceso de diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA), un proceso influenciado por factores como la detección temprana, el uso de herramientas de evaluación, la experiencia de los profesionales de la salud y la evaluación clínica. Además, es crucial tener en cuenta la falta de especificidad de los síntomas y las clasificaciones diagnósticas existentes (Ministerio de Salud de la Nación, 2019).

 

Escalas de diagnóstico de TEA

Existen múltiples baterías de detección y diagnóstico basadas en el relato del padre y/o cuidador, incluidas el Cuestionario de comunicación social, la Escala de capacidad de respuesta social, la Lista de verificación para el autismo en niños pequeños, la lista de verificación modificada para el autismo en niños pequeños (CHAT/M-CHAT), la Escala de calificación del autismo infantil (CARS) y la Evaluación del Desarrollo y Bienestar (DAWBA). También se han desarrollado herramientas de diagnóstico individualizadas para proporcionar información más detallada necesaria para identificar el TEA. El Programa de observación de diagnóstico de autismo, segunda edición (ADOS/ADOS-2) y la Entrevista de diagnóstico de autismo revisada (ADI-R) son los estándares de oro actuales que respaldan y confirman el diagnóstico clínico de TEA (Nagai et al., 2022).

En el análisis de los artículos durante esta revisión, se identificaron al menos dos escalas de calificación para evaluar el espectro autista. A nivel nacional, en Argentina, se dispone del Consenso sobre Diagnóstico y Tratamiento de Personas con Trastorno del Espectro Autista existentes (Ministerio de Salud de la Nación, 2019) el cual establece que el diagnóstico generalmente se realiza siguiendo los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) y de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 11). Por otro lado, se observó que la batería empleada con mayor frecuencia fue la escala de observación para el diagnóstico del autismo (ADOS-2).

En síntesis, el diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un proceso complejo. La variabilidad en la prevalencia a nivel mundial, con elevadas cifras en países como Escocia, sugiere la influencia de factores como la realización de un censo nacional de personas con TEA. Este panorama resalta la importancia de establecer criterios de diagnóstico unificados para una comprensión más precisa y consistente del TEA a nivel global.

Las Tablas 1 y 2 resumen los datos de prevalencia y escalas de diagnóstico de TEA {ver tabla 1} {ver tabla 2}.

 

Prematurez y TEA

A pesar de las mejoras de la supervivencia de los bebés pretérmino gracias a la medicina moderna, los resultados a largo plazo en el desarrollo neurológico no han experimentado progresos, y el nacimiento pretérmino sigue siendo un factor de riesgo para los trastornos del desarrollo neurológico (Zhao et al., 2023).

La evidencia actual señala que, entre las diversas morbilidades en niños prematuros, la prevalencia del Trastorno del Espectro Autista (TEA) es más elevada en comparación con los bebés nacidos a término (Nagai et al, 2022; Zhao et al., 2023).

Persisten incertidumbres acerca de si la tasa de prevalencia de TEA en nacidos muy prematuros, evaluada mediante baterías individualizadas, difiere según antecedentes como origen étnico, cultura, cuidados intensivos prenatales y neonatales. Además, no está claro cómo la incidencia de TEA en niños nacidos prematuros se ve afectada por su función cognitiva y habilidades de comunicación verbal (Nagai et al., 2022).

La teoría de que una exposición temprana al entorno extrauterino tiene un impacto en el proceso inicial de desarrollo neurológico está ganando cada vez más relevancia. Esto se debe a que dicha exposición podría representar sustratos biológicos e indicadores de resultados futuros de desarrollo neurológico deficiente, ofreciendo así la posibilidad de un diagnóstico temprano (Zhao et al., 2023). En contraste, los individuos con trastornos del desarrollo neurológico suelen presentar anomalías biológicas desde la etapa fetal, que incluyen alteraciones en la proliferación de células progenitoras neurales, la generación de neuronas y la formación de sinapsis. Estas alteraciones se han observado en bebés pretérmino y podrían dar lugar a aberraciones morfológicas y funcionales del cerebro, como el desequilibrio entre las funciones excitadoras e inhibidoras (Zhao et al., 2023).

También se ha planteado la hipótesis de que la inflamación sistémica neonatal podría aumentar el riesgo de desarrollar alteraciones cerebrales y, por ende, contribuir a un mayor riesgo de Trastorno del Espectro Autista (TEA) (Korzeniewski et al, 2018). Las proteínas involucradas en este proceso inflamatorio fueron objeto de estudio en el Estudio ELGAN, una investigación observacional prospectiva multicéntrica sobre el riesgo de trastornos neurológicos estructurales y funcionales en bebés nacidos antes de la semana 28 de gestación. En este estudio, que empleó el programa de Observación de Diagnóstico de Autismo, Segunda Versión (ADOS-2) como criterio de medición del TEA. La distribución de la concentración de cada proteína se dividió en cuartiles entre los niños de cada uno de los 15 grupos definidos por categoría de edad gestacional (23–24, 25–26, 27 semanas) y el día posnatal de recolección de sangre (1, 7, 14, 21 y 28).

El análisis reveló que el mayor riesgo de TEA se asociaba con una alta concentración de amiloide A sérico (SAA por sus siglas en ingles) en los primeros días (OR (IC del 95%): 2,5 (1,2, 5,3)), así como con IL-6 en el cuartil superior en ambos días de la etapa tardía (OR (IC del 95%): 2,6 (1,03–6,4)). Cabe destacar que el riesgo elevado de TEA, vinculado a una concentración recurrente del cuartil superior (concentraciones elevadas) de SAA en la etapa temprana y con una concentración del cuartil superior de IL-6 en ambos días de la etapa tardía, se vio modulado de manera prominente por proteínas tanto neurotróficas como antiinflamatorias (Korzeniewski et al, 2018).

 

Prevalencia de TEA en nacidos prematuros

Investigaciones recientes lideradas por Méndez et al. (2023) han revelado similitudes en las presentaciones clínicas entre bebés prematuros y aquellos posteriormente diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Sin embargo, también se identificaron diferencias en la presentación clínica entre la prematuridad y el TEA, lo que podría conducir a diagnósticos equivocados de TEA o la omisión de dicho diagnóstico en bebés prematuros.

En un metaanálisis realizado en 2018, que incluyó 18 estudios con 3366 bebés prematuros, se encontró que la tasa de prevalencia general de TEA era del 7% (intervalo de confianza del 95%: 4% a 9%). La mediana de gestación, peso al nacer y edad en el momento de la evaluación fueron 28,0 semanas (rango: 25,1-31,3 semanas), 1055 g (rango: 719-1565 g) y 5,7 años (rango: 1,5-21 años), respectivamente (Agrawal et al., 2018).

En Asia, el estudio transversal liderado por Yukiyo abordó la evaluación de recién nacidos con una edad gestacional inferior a las 32 semanas el Hospital Nagoya Daini de la Cruz Roja Japonesa. La evaluación inicial, realizada entre el 1 de abril de 2011 y el 31 de marzo de 2015, empleó el Módulo 3 de ADOS-2, seguido del Módulo 2 y, según necesidad, el Módulo 1. Las clasificaciones diagnósticas ADOS-2 para autismo, espectro autista y no espectro se asignaron en función de las evaluaciones totales, respaldadas por los informes parentales y preguntas del K-SADS-PL (Nagai et al., 2022).

De los 77 niños evaluados con una edad gestacional inferior a las 32 semanas, el 26,0% fue identificado con TEA positivo según el DSM-5. Las clasificaciones positivas para autismo y espectro autista según ADOS-2 fueron del 64,9% y 20,8%, respectivamente. Dentro del grupo de niños con TEA positivo según DSM-5, el 20,8% recibió un diagnóstico confirmado de autismo según ADOS-2, mientras que los 4 niños restantes fueron clasificados como espectro autista por ADOS-2 (Nagai et al., 2022).

Por otro lado, el estudio de cohorte liderado por Li et al. (2022) se enfocó en bebés prematuros con una edad gestacional de 28 a 33 + 6 semanas nacidos entre el 1 de marzo de 2018 y el 28 de febrero de 2019 en cuatro hospitales terciarios de Shenzhen, República Popular China. Para establecer comparaciones, se seleccionaron 263 bebés nacidos a término del mismo sexo y en el mismo período en los cuatro hospitales, emparejados en una proporción de 1:1 como grupo de control. El diagnóstico del trastorno del espectro autista se basó en los criterios del DSM-5. En la cohorte de prematuros, el 93,10% (189/203) y en la cohorte de término, el 92,31% (180/195) completaron la evaluación Gesell a los 6 meses.

Al corregir la edad gestacional a los 18 meses, de la cohorte de 139 bebés prematuros que completó la evaluación de Gesell, 107 casos presentaron un estado de neurodesarrollo normal, mientras que 22 casos mostraron diversas anomalías en el neurodesarrollo. La tasa positiva de cribado para el trastorno del espectro autista fue del 7,19% (10/139). Es importante destacar que no se observaron diferencias significativas en las tasas positivas de detección de trastornos del espectro autista entre la cohorte de prematuros y la cohorte de término, según la prueba de chi-cuadrado (χ2 = 0,333, p= 0,564) (Li et al., 2022).

A la edad gestacional corregida de 24 meses la tasa de detección de TEA fue menor. De los 172 bebés prematuros de la cohorte que completaron la prueba de Gesell, 154 casos exhibieron un desarrollo neurológico normal y 18 casos que presentaron diversas anomalías en el desarrollo neurológico. Se identificó un solo caso de trastorno del espectro autista, lo que representó una tasa de detección del 0,58%. Es relevante señalar que al igual a lo ocurrido a los 18 meses, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas, según la prueba de precisión de cuatro cuadrículas de Fisher (p= 1,000) (Li et al., 2022).

En contraste, en Occidente se observó una prevalencia menor de Trastorno del Espectro Autista (TEA). En un estudio llevado a cabo entre 1998 y 2015 en el Boston Medical Center, Estados Unidos, se invitó a madres a participar con el objetivo de investigar los determinantes ambientales y genéticos asociados al parto prematuro. De las 8,509 madres participantes, 1,031 recién nacidos fueron incluidos, de los cuales 363 tuvieron un desarrollo neurotípico y 77 fueron diagnosticados con TEA. Al comparar estos grupos con los niños nacidos a término, se observó que los nacidos prematuros presentaban una mayor probabilidad de desarrollar TEA (OR: 2,06; IC del 95 %: 1,22; 3,49) (Raghavan et al., 2019).

Por otro lado, en Bélgica, se estimó la prevalencia de TEA en una cohorte de niños muy prematuros de 3 años (n=55). Se utilizaron dos cuestionarios, SRS-P y SCQ, para medir la sintomatología del TEA, una evaluación adicional por ADOS-2 y, una evaluación del desarrollo cognitivo y del lenguaje mediante las Escalas de Mullen de Aprendizaje Temprano (MSEL), sumado a observaciones informales de juego libre entre madre e hijo. Según criterios clínicos basados ​​en el DSM-5, el 12,7% recibió un diagnóstico de TEA, y un 14,5% adicional fue clasificado con un fenotipo de autismo más amplio. El ADOS-2 identificó a todos los niños con TEA, mostrando una especificidad justa (Vermeirsch et al., 2021).

 

Consecuencias del nacimiento prematuro asociados al TEA

La literatura enfatiza que, a menor edad gestacional, aumenta el riesgo de complicaciones graves, particularmente disfunciones en el sistema nervioso, como parálisis cerebral y trastornos emocionales, conductuales, cognitivos y psicológicos, que impactan significativamente en el pronóstico. El parto prematuro salta un periodo crucial del desarrollo cerebral en los últimos tres meses del feto, lo que resulta en una reducción de la cantidad de células nerviosas y afecta la formación de sinapsis, la ramificación dendrítica y el engrosamiento de la corteza (Li et al., 2022).

Investigaciones recientes han revelado, que además de las situaciones expuestas, las comorbilidades comunes en personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) a menudo están asociadas con exposiciones pre y posnatales relacionadas con el TEA. En Estados Unidos, mediante el análisis de la base de datos SPARK, se examinaron variables para entender estas asociaciones. El estudio SPARK reclutó familias con uno o más niños diagnosticados con TEA en 21 centros clínicos en todo Estados Unidos, limitando la muestra a personas nacidas entre 1999 y 2019 que tenían menos de 18 años al registrarse en el estudio. La muestra final incluyó 51,971 participantes (40,582 con TEA y 11,389 hermanos sin TEA) nacidos de 34,929 madres (Khachadourian et al., 2023).

Las exposiciones asociadas con el mayor número de comorbilidades incluyeron el parto prematuro, hipoxia al nacer y el síndrome de alcoholismo fetal. Al estimar las asociaciones entre las exposiciones y las condiciones comórbidas con TEA entre los hermanos sin TEA, se observó que, al igual que en las personas con TEA, la baja estatura, la dificultad para ganar peso y el retraso motor tuvieron la asociación más fuerte con el parto prematuro (Khachadourian et al., 2023).

En este contexto, resulta relevante explorar marcadores tempranos de Trastorno del Espectro Autista (TEA) en otros dominios. Vlaeminck et al. (2020) sugieren que el temperamento y las características sensoriales podrían ser candidatos prometedores, ya que desempeñarán un papel crucial desde el nacimiento. Estudios han señalado diferencias entre niños con TEA y aquellos con desarrollo típico en estos constructos, sugiriéndolos como predictores del funcionamiento cognitivo.

A pesar de la limitada investigación sobre la relación entre las características temperamentales de los niños prematuros y el Trastorno del Espectro Autista (TEA), Vlaeminck et al. (2020) sostienen que estudios en otras poblaciones, como hermanos y niños con TEA, podrían proporcionar información valiosa sobre la asociación entre el temperamento y el TEA en prematuros.

En ese estudio (Vlaeminck et al. 2020) se evaluaron a 50 niños nacidos antes de las 30 semanas de gestación en dos hospitales belgas entre mayo de 2012 y junio de 2013. El temperamento se evaluó utilizando instrumentos basados ​​en el enfoque psicobiológico de Rothbart (1981), que define el temperamento como las diferencias individuales en reactividad y autorregulación. Los resultados revelaron que el temperamento a los 18 meses predijo el desarrollo cognitivo a los 36 meses, mientras que el temperamento a los 18 y 24 meses se equiparó con síntomas de TEA a los 36 meses. Se advirtió, sin embargo, que dado que los síntomas del TEA surgen en el segundo año de vida, se debe tener precaución al considerar como predictivos los marcadores a los 18 y 24 meses (Vlaeminck et al, 2020).

 

Conclusión

La variabilidad en la prevalencia del Trastorno del Espectro Autista (TEA) subrayó la complejidad del proceso de diagnóstico, afectado por factores como la detección temprana, herramientas de evaluación y experiencia de profesionales de la salud. La heterogeneidad en las prevalencias, especialmente entre Oriente y Occidente, sugirieron posibles factores regionales. Las tasas elevadas de TEA en prematuros resaltaron la necesidad de reducir los nacimientos prematuros a través de una gestión sistemática, promoción temprana, supervisión y la intervención temprana para bebés nacidos antes de las 34-37 semanas de gestación con anomalías del desarrollo. La exposición temprana al entorno extrauterino se postuló como un indicador de deficiencias posteriores en el desarrollo neurológico, subrayando la importancia del diagnóstico temprano.

 

Referencias

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