ISSN 2618-5628
 
HOME   INDICE   AUTORES   EDICIONES   LEGISLACIONES VIGENTES   CONTACTO      
 
Jorge Thénon  
Biografía, Historia  
     

 
Biografía Jorge Thénon (1902-1985)
 
Glikman, Liliana
 

 

Nota editorial: Este artículo fue originalmente publicado en la Revista Argentina de Clínica Psicológica VI (1). Agradecemos el permiso para su reproducción.

 

Hay personas cuyas vidas muestran claramente como el entramado histórico y político de su tiempo señala los límites y las posibilidades de su acción y pensamiento.

Jorge Thénon es una de ellas. El hombre. El psiquiatra. El maestro. El revolucionario de ideas silenciadas.

Nació en Buenos Aires, en 1902, en una familia de origen francés que alentó su infancia y juventud con el amor al estudio y la inquietud por el arte y el deporte, intereses a los que dio intenso protagonismo durante toda su vida.

Ya casado y con una hija dedicada a la poesía, consolidó un núcleo familiar siempre participativo de la cultura. Reuniones, conferencias e intercambios con otros intelectuales y artistas eran habituales en la vida cotidiana de los Thénon. Gozó de la amistad de eminentes pintores como Castagnino, Berni y Policastro, entre otros. En lo personal, poseía un especial talento para el dibujo; de hecho, sus gráficos serían famosos aclaradores didácticos en sus enseñanzas de anatomía.

Cursó la carrera de Medicina en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, y en ese recorrido se perfilaron tres de sus ejes vitales: la psiquiatría, la docencia y la actividad política, siendo alumno ayudante de la catedra de Anatomía y activo representante de las ideas izquierdistas en el Centro de Estudiantes.

Enérgico e idealista, defendió a ultranza su pensamiento marxista con altos costos personales y profesionales. Conoció el elogio, el reconocimiento, el poder convocante de su sabiduría, y también la prisión, la clausura y la prohibición de su actividad, haciendo de cada obstáculo la oportunidad para una búsqueda de alternativas.

Thénon se graduó de médico en 1925. Ejercería durante 44 años, con una vastísima experiencia de contacto con el padecimiento humano.

Con la firme decisión de formarse en la psiquiatría, en 1928 nació su interés por la hipnosis y la legitimación de los recursos psicoterapéuticos en la medicina general. Valoro para ello las propuestas clínicas del psicoanálisis, aplicándolas empíricamente al tiempo que descalificaba lo que entendía como sus fallas especulativas. Para realizar rigurosamente tal selección, se ubicó en el paradigma opuesto al que fuera generador del dispositivo analítico, esto es, partió de la consideración de la conciencia como reflejo del modo de vivir y ser social del individuo. Y no fue esta la única re-versión que operó en los conceptos. También aposto, inspirado en Pulitzer, a explicar la psicología desde la historia y la sociología, invirtiendo los modelos explicativos tradicionales.

En su camino intelectual le fue imprescindible el respaldo de una garantía científica. Confió para ello en el materialismo dialéctico y se hizo vocero de la escuela de Pavlov. De hecho, aspiró a sostener con tales teorías una suerte de encuentro psicoanalítico-marxista. Thénon intentaba superar cualquier representacion que desplazara del centro a un hombre vivencial entrelazado en concretas relaciones sociales.

Thénon marxista era inseparable de Thénon profesional.

Y esta coherencia tuvo su costo; al compás del devenir político, debió permanecer en la sombra gran parte de su labor.

 

El camino profesional. Sus postas.

Recibido de médico, se dedicó a la Clínica General en el Instituto Modelo del Hospital Rawson y en el Hospital Vélez Sarsfield.

En esta práctica se vio impresionado por la cantidad de enfermos cuyas emociones parecían generar o, al menos, alterar sus síntomas. Eran las órgano-neurosis, un avance conceptual de lo que constituiría más tarde la medicina psicosomática.

El estudio psicológico y la encuesta biográfica de sus pacientes comenzaron a apasionarlo, al tiempo que advertía la influencia de las condiciones de vida en el determinismo de las enfermedades.

Era notorio por entonces el contraste entre los avances de la clínica médica y la cirugía y la escasa evolución de la psiquiatría, pese a los esfuerzos de los humanistas Domingo Cabred, José Ingenieros y Aníbal Ponce.

La psiquiatría estaba desalentada en todos sus frentes. El medio universitario no la amparaba, sumado al hecho de que la practica psiquiátrica -lejos de configurarse como ciencia- se reducía a investigaciones de laboratorio y a la catalogación estática de cuadros. Más allá de lo descriptivo, no había contacto alguno con la vida del enfermo. En el marco de las disciplinas teóricas, la psicología, la sociología y la historia parecían funcionar independientes y hasta antagónicas de la medicina.

Recordando tal estado de situación, Thénon expresaría años más tarde que para lograr avanzar en el auxilio de los enfermos neuróticos, los jóvenes psiquiatras de entonces no tenían otro recurso que el autodidactismo para orientarse intelectualmente.

Avanzando en ese camino público en 1930 su ler. Libro, Psicoterapia comparada y Psicogenesis, trabajo tesis de su doctorado y distinguido con el premio Accesit en la Facultad de Medicina de Buenos Aires. Tal fue la resonancia, que recibió el aval epistolar de Freud, quien le proponía su publicación en la Revista Internacional de Psicoanálisis. Curiosamente, junto a una cuidadosa exposición de la neurosis y su posibilidad psicoterapéutica, ya se esbozaban allí líneas críticas a los aspectos especulativos del psicoanálisis. Tal carta fue una de las primeras desapariciones que sufrieron las acciones de Thénon, ya que la imprenta de la revista que la publicaría fue allanada -por otras causas-y junto a otros valiosos materiales, destruida.

Entretanto, acrecentaba su experiencia hospitalaria como médico honorario del Hospicio de las Mercedes.

En 1935, Thénon fue becado por la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, con destino a estudiar psiquiatría en la Universidad de Paris. Allí fue, en busca de maestros y experiencias que serían determinantes en los giros de su vida profesional. Francia representaba además su ascendencia cultural, lo que intensificó aún más las vivencias que se plasmaron años más tarde en su libro Robespierre y la Psicopatología del Héroe, en el que con riqueza ideológica y literaria critica la interpretación psiquiátrica de la historia.

En Francia trabajo en los Hospitales de Sainte Anne y Paul Brousse de Villejuif y junto a la enseñanza de Cristofredo Jakob, profundizó en la histología del sistema nervioso central, la reflexología y las teorías pavlovianas, de lo que surgirían producciones diversas.

Thénon investigaba procurando encontrar alternativas terapéuticas más alentadoras que los tratamientos que se prestaban en los asilos.

Para entonces, su firme humanismo racionalista reforzó su decisión de no separar la práctica psiquiátrica de la medicina general, camino que to apartaría para siempre del desempeño excluyente del psicoanálisis, y más tarde de este en general.

Regresó a Buenos Aires con más conocimientos y experiencias, tanto en to referido a su compromiso científico como a sus vivencias de luchas populares. Corrían los años de la década del 30 y la tensión generada por la posibilidad del fascismo era la medula del devenir mundial. Thénon asumió un activo rol a favor de la democracia, lo que le significaría un pasaporte a dificultades en diversos órdenes.

Para contextuar los desenlaces, es preciso citar que en 1935 había publicado su libro Neurosis Obsesiva, y con su por entonces propio manejo del psicoanálisis se había erigido como contra figura de la práctica oficial de la psiquiatría del Hospicio de las Mercedes. A ello se sumaba su firme posición popular de izquierda en el marco político de aquellos tiempos. La ecuación arrojo un duro resultado: pidieron su alejamiento del establecimiento, lo que marco su vida y también el desarrollo de la psiquiatría argentina. A ese alejamiento seguiría el de Pichón Riviere y el de cualquiera que procurase hacer psicoanálisis.

Se negaba así la oportunidad del encuentro entre doctrinas distintas para intentar una mejora en la asistencia manicomial, afinándose aún más la rígida estructura asilar.

Diría el propio Thénon (1969 pp. 383). al recordar aquellos tiempos: "...Mi honroso prontuario de entonces ostentaba títulos como el de reformista y firmante de cuanto manifiesto defendiese la libertad de opinión y las garantías jurídicas del ciudadano tan frecuente-mente conculcadas en nuestro país... ". Su historia, su camino y cada una de sus elecciones, implicaban un desafío a cualquier intento opresor. Tenía además un enorme poder de convocatoria; bastaba mencionar que Thénon estaría presente para que una multitud de jóvenes intelectuales concurriera a un evento.

Al cerrarse la posibilidad en hospitales de asistencia pública y en la catedra porteña, multiplico su actividad privada y reinicio su labor docente en la democrática Universidad de La Plata como Profesor libre de Anatomía Topográfica; también en el Colegio Libre de Estudios Superiores, donde con múltiples cursos instauró una suerte de valiente catedra paralela, resistiendo a la alienación obligada por el poder político. Su impulso no cedió en los tiempos duros, y en 1946, por justo reconocimiento a su labor, fue nombrado miembro del Consejo Directivo, lo que sostuvo hasta 1952.

Para Thénon la docencia vertebraba su profesión, de manera que traslado luego su catedra paralela a la Casa de la Cultura, enseñando en esas circunstancias las bases de una concepción científica de la psicología. Cuando la institución debió cerrar sus puertas, Thénon, infatigable, decidió conducir un curso de Fundamentos de Clínica Psiquiátrica en la Alianza Nacional de Intelectuales.

Recuerda el eminente Dr. Cesar Cabral (1969, pp. 368) -amigo, colega y elocuente transmisor de su historia- que "... (Thénon)... hacia un todo armónico entre su labor profesional, sus deberes de ciudadano consciente y su vocación de ensenar." "... sus lecciones eran un nexo imprescindible entre el conocimiento anatómico y la clínica neurológica y psiquiátrica ". "(En ellas) resplandeció el respeto por la persona y su afán inquebrantable de elevar la dignidad de quien sufre en la enfermedad". También expresa, categórico: " la Universidad Argentina se automutiló al no contar en el claustro de profesores titulares con un hombre del talento y la envergadura científica de Thénon".

Allá por 1950, Thénon impactaba en la psiquiatría nacional. Su afán de impulsar cambios en lo teórico y asistencial se encontraba ahora con una perspectiva distinta: la estática realidad asilar era conmovida por la resonancia de una inclinación opuesta: desdeñar lo somático en favor de lo psicogenético. Más allá de lo reductivo, se abría el surco por el que transitar...

Con tales despertares se realizó el primer Congreso Mundial de Psiquiatría, en el que se coincidió en los problemas de estancamiento, falta de recursos y de formación y dispersión de esfuerzos.

Nada en el país la intención de un encuentro constructivo entre tendencias diferentes. Allí fue Thénon, junto a Bleger, Cabral, Pichón Riviere y otros, representando a Buenos Aires. A partir de entonces, en las sucesivas jornadas psiquiátricas, Thénon era expositor aplaudido de diferentes ejes temáticos.

En 1960 se constituyó la Federación Argentina de Psiquiatras. Thénon fue uno de sus fundadores y miembro de la Comisión Directiva.

Por aquellos tiempos, también vivencio la experiencia de prisión por "sospecha de subversión", rotulo que para el Plan CONINTES del gobierno de entonces legitimaba la privación de la libertad de cualquier ciudadano. Como si las dificultades no violentaran su fortaleza, o más aún, la inspiraran, continúa su camino integrando la Comisión Permanente de Congresos, desde la que impulsó encuentros científicos de envergadura.

Siempre firme en sus ideales, disponía de cada una de estas posiciones como un claro frente de trabajo y lucha para lograr la creación de servicios psiquiátricos en los hospitales genera les, modificar la estructura asilar y vincular -en todos los espacios- la enfermedad con las condiciones de vida y de trabajo.

 

Las obras: reflejos del camino de sus ideas

Su inicial interés en la psicoterapia tuvo su muestra en el trabajo titulado La sugestión y la hipnosis, sus alcances terapéuticos, publicado en 1928. Asimismo, desde sus primeros años de profesión le preocupaba vincular el conflicto psicogenético al medio social y sus contradicciones. Producto de ese racionalismo es su libro Neurosis Obsesiva -1935-, en el que valora el dispositivo analítico para reconstruir la historia de la obsesión y así darle tratamiento, dado que considera revolucionariamente que tal trastorno es psíquico en su totalidad.

Con pareja asertividad, se opone a cualquier enfoque excluyente de la psicopatología, sosteniendo que la psiquis siempre expresa la manera de ser social del sujeto.

Desde tales premisas ideológicas, cuestiona también la construcción univoca del Complejo de Edipo. Thénon lo sostiene como símbolo de poder y del deseo de libertad del oprimido, encarnado en un Edipo que surge de un sistema patriarcal. Y su hipótesis va más lejos aún: si hubiera un cambio en el entramado social, podría hablarse de otra estructura del Complejo.

Analiza de igual modo los sentimientos religiosos, alertando sobre posibles engaños manipulados por los poderosos, homologándolos con los mecanismos de enseñanza-aprendizaje que vehiculizan el poder entre adultos y niños.

La psiquis como expresión del ser social. Tal seria su principio epistemológico. Para sostenerlo científicamente, habría de recurrir a las teorías de Pavlov. Las posibilidades de tal integración de ciencias constituyeron una búsqueda intelectual y empírica tan compleja como sus dificultades. Pero Thénon creía auténticamente en ese horizonte.

Más allá de la lejanía de la meta, a esa búsqueda se debe cl valioso objetivo de comprender al enfermo en sus mecanismos biológicos, psicológicos y sociales.

El profundo estudio de lo biológico se capitalizó en diversas publicaciones clínico-neurológicas: Infección en las úlceras gastroduodenales (1926); La estructura de la fibra mielínica con el dispositivo de Kohler (1929); Estructura de la célula nerviosa a la luz ultravioleta (1932); Estudio del virus rábico a la luz ultravioleta e infrarroja (1932); Estructura de la célula nerviosa normal y patológica (1936).

El compromiso histórico y social que siempre lo caracterizo tuvo una de sus muestras en el libro Robespierre y la picopatología del héroe, cuya aparición coincide con la caída del nazi fascismo en Europa y la sucesión de gobiernos de facto en nuestro país. Estudia allí como los procesos históricos se enlazan con hechos azarosos y los sectores de privilegio van determinando como héroes o sus opuestos a determinados personajes. Obviamente, se desmorona cualquier intento de sostener lo divino como señalador de seres extraordinarios. Lejos de ello, héroes o gente del común solo lo son en tanto y en cuanto las relaciones sociales lo permiten.

Resultado en cambio de su inquietud científica pavloviana fue su exposición en 1954 sobre La esquizofrenia y el estado hipnoide, en las Jornadas de Psiquiatría del Litoral. La hipótesis central era la esquizofrenia como un estado hipnoide crónico, cuyas fases podían estudiarse por las técnicas de reflejo condicionado.

En 1956, expuso en el Primer Congreso Argentino de Psiquiatría una modificación de la técnica clásica del electroshock que reducía la zona del impacto eléctrico y los posibles riesgos de fractura. Lo llamo Electroshock Monolateral. Una vez más, su compromiso con el padecimiento trascendía lo teórico.

En 1957 publicó El analizador periférico y la teoría de la estructura, desplegando la fertilidad de las ideas de Pavlov para explicar lo psicológico, lo que hasta entonces se creía excluido del concepto materialista de sensación.

En el mismo año, también se editaron sus Reflexiones sobre el Delirio. El delirio es definido allí como un juicio que, aunque patológico, expresa las relaciones entre el ser y el pensar. Plantea Thénon que su contenido surge de la vida social y, convencido de que la conciencia del perturbado refleja -como la de todos- su existencia, concluirá expresando que el delirio es la extrema y critica expresión del hombre derrotado. Para su tratamiento, indica la psicoterapia para desanudar el significado delirante, apuntando en última instancia a modificar la ideología que lo sostiene.

Otras contribuciones originales de Thénon quedaron disperses. Algunas pudieron rescatarse y se publicaron en revistas de Clínica Médica y Psiquiátrica, como fue su estudio sobre Neurosis y Psicosis del embarazo y puerperio, en el que describió la peculiaridad de este trastorno y su factibilidad psicoterapéutica en las sucesivas etapas.

En 1959 editó Neurosis juveniles. En este caso, la descripción de esta entidad le facilitó una dura crítica a los condicionamientos pedagógicos y sociales. Habla allí de factores pedagógicos neurógenos, de manera que para la solución de tales padecimientos propone tanto la psicoterapia individual como la reforma de planes de estudios y las estructuras de enseñanza.

La magnitud de su pensamiento culmina en el libro Psicología Dialéctica, publicado en 1963. Aborda allí los problemas centrales de la psicología desde la crítica racional y el materialismo científico, aspirando a una Psicología Científica que responda por el hombre en su desarrollo histórico, enlazando lo necesario y lo casual, lo individual y lo general por vía de la dialéctica.

Opone sistemáticamente la reflexología al psicoanálisis, ya distante de pensar posible su integración. Consecuente con ello, desarrolla también el concepto de "ideología" describiendo las implicancias psicológicas de los diferentes modos de pensar, sentir y creer. Y explica sus razones: se trata para el de una toma de posición en el mundo, en la filosofía de la sociedad humana. Asimismo, advierte sobre la significativa igualdad de circunstancias posibilitadoras del surgimiento tanto del capitalismo como de la ciencia moderna, con lo que abre sus sospechas acerca de la distribución de las riquezas, los mercados y la posibilidad o el obstáculo para el progreso genuino de las ciencias.

Thénon sostenía que los acontecimientos del mundo obligaban a definirse claramente, dado que detrás de las diferentes teorías se hallaban intereses sociales contrapuestos. La contradicción de clases en el orden nacional y mundial impulsaba su firme defensa de los sectores populares y de la cultura subsidiaria que arriesgaba su disolución.

Para Thénon no había limites estancos entre la visión del engranaje del sistema mundial y la comprensión de cada vida en su contexto. Su premisa era que nada en la cultura tiene un curso independiente de los procesos sociales, políticos y económicos de la humanidad. Tampoco el padecimiento de las personas.

 

Anuncio de sus últimos pasos

En 1969 Jorge Thénon fue homenajeado en la Sociedad Argentina de Escritores con el premio "Aníbal Ponce". No pudo asistir.

Eran los comienzos de una enfermedad que con toda su dureza determinaría su retiro profesional pocos años más tarde. El maestro de la palabra vio cada vez más limitadas sus posibilidades de escribir y de hablar. Por decoro personal, evitaba exhibirse públicamente, rehusándose incluso a desempañar cargos de eminencia para los que sus colegas seguían postulándolo.

Jorge Thénon eligió el aislamiento como último resguardo.

La enfermedad encarnaba la metáfora de lo que había sido su batalla permanente. Pero no pudo esta vez contra el silencio obligado. Por los estragos sufridos, debió ser internado en una clínica psiquiátrica, donde murió en 1985.

Vaya para él nuestro homenaje en las palabras que le dedicara a continuación el Dr. Cesar Cabral, a quien agradezco pro fundamente su generosa disposición para la realización de este escrito.

Ser amigo de Thénon fue un premio para mí.

La amistad con Jorge Thénon me permitió vivir experiencias enriquecedoras y conmocionantes.

Lo evoco ahora al cabo de los años, más como un intelectual ejemplar de amplia y brillante cultura humanística que como psiquiatra. Me apresuro a aclarar que esto no significa en modo alguno desconocer sus méritos indiscutibles en el ejercicio de la profesión que cultivo con singular talento y eficiencia. Por su consultorio de la calle Córdoba pasaron artistas, escritores, políticos, médicos, científicos y hombres comunes que encontraron en él, primero el respeto por sus personas y luego la comprensión y el alivio de sus dolencias. Las patologías más complejas fueron tributarias de sus sagaces dotes clínicas porque Thénon fue un eminente consultor de psiquiatras y psicólogos de todo el país. Quiero si destacar lo que representó Thénon para la cultura argentina. Su vasta erudición filosófica, científica y artística unida a sus excepcionales condiciones para expresarse tanto con la palabra hablada como escrita, nutrió a una falange de jóvenes y adultos que se destacaron no solo en la psiquiatría y la psicología clínica, sino también en otras disciplinas científicas y artísticas.

Thénon era un maestro de raza, conmovía y cautivaba por su saber ecuménico y la galanura de su discurso a los vastos auditorios que convocaba en los congresos psiquiátricos, en sus clases magistrales y en conferencias en Instituciones de alto nivel académico.

Su pluma dio prestigio a revistas, diarios y periódicos por el contenido y el estilo de sus trabajos y ensayos.

Recuerdo sus memorables cierres de Congresos Psiquiátricos incitando con elocuencia a los jóvenes a estudiar al lado de lo especifico de la profesión, lo valioso de la cultura universal y la peripecia humana con sus múltiples contradicciones; solo así -decía- se puede estar armado para comprender y ayudar al hombre humillado por el trastorno de aquello que lo singulariza como persona: la psiquis.

Sus disquisiciones sobre la locura del Quijote, que se escuchaban con arrobamiento constituyen una Bella prueba de su amor al prójimo sufriente y su empeño por restituir al hombre lo que alienó en la áspera disputa cotidiana por sobrevivir sin mengua de la dignidad.

Con Thénon se podía dialogar con la certeza de adquirir conocimientos vertidos con calidez y ricas imágenes que otorgaban veracidad convincente a sus dichos y anécdotas. Ameno y cordial, atento y solicito era un anfitrión excepcional. No olvidare nunca algunas veladas en su casa y en su quinta de Del Viso compartiendo manjares exquisitos y nobles vinos -era un refinado gourmet- y disfrutando del encanto de su palabra y de la amable compañía de Dorita, su esposa y Susana, su hija.

Ser amigo de Thénon fue un premio tal vez demasiado grande para mí.

Cesar Augusto Cabral

 

La historia fue su continuo entre la posibilidad y el límite.

La dignidad fue su continuo entre la salud y la enfermedad.

Es de justicia que las ciencias de la salud mental evoquen el nombre de Jorge Thénon para dar cuenta de su trayectoria conceptual.

 

Referencias

Cabral, C. (1969). Jorge Thénon y la psiquiatría argentina. Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, XV, Nro. 4, pags. 367-381.

Thénon, J. (1969). Thénon visto por Thénon. Acta Psiquiátrica y Psicológica de America Latina, XV, Nro. 4, pags. 381-385.

Thénon, J. (1955).La esquizofrenia y el estado hipnoide. Acta Neuropsiquiátrica Argentina, 1, pag. 369.

Thénon, J. (1956). Electrochoque monolateral. Acta Neuropsiquiátrica Argentina, 2, pag. 292.

Thénon, J. (1957). Reflexiones sobre el delirio. Acta Neuropsiquiatrica Argentina, 3, peg. 357. –

Thénon, J. (1958). Robespierre y la psicopatología del héroe (1945). Buenos Aires: Editorial Meridion.

Thénon, J.(1963). Psicología Dialéctica. Buenos Aires: Editorial Platina.

Thénon, J. (1969).Thénon visto por Thénon. Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, XV, Nro. 4, pags. 381-385.

Vezzetti, H. (1996). Aventuras de Freud en el país de los argentinos. De José Ingenieros a Enrique Pichon-Riviere. Buenos Aires: Paidós.

Vidal, G.; Alarcón, R. y Lolas Stepke, F.(1995). Enciclopedia lberoamericana de Psiquiatria. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana.

 

 
1ra Edición - Diciembre 2018
 
 
 
©2024 FUNDACION AIGLÉ  -  Av Federico Lacroze 2056 (CABA)  -  Tel.: (54 11) 4775 1061  -  enciclopedia@aigle.org.ar  -  DEVELOPED BY