Desde
hace muchísimo tiempo los psicólogos nos preguntamos
dos cuestiones fundamentales:
1-
¿Es útil la psicoterapia?
2
- ¿Cuáles son los factores que influyen en la ayuda a
un paciente?
3
- ¿Qué diferencias hay entre distintos enfoques?
Frank
ya planteaba en 1982 que las formas de psicoterapia que perduran
deben hacer algún bien, puesto que de lo contrario
desaparecerían. Las investigaciones actuales corroboran que la
psicoterapia es útil.
Identificaba
cinco factores comunes a todas las psicoterapias, dos de ellos
vinculados al tema que nos convoca: - una importante relación
entre terapeuta y paciente, y - una significativa cuota de confianza
y esperanza.
A
lo largo de mis 45 años de trayectoria clínica,
incursionando en distintas líneas psicoterapéuticas,
comenzando por el psicoanálisis, y ubicándome desde
hace 30 años en una línea cognitiva, siempre me
acompaño la fascinación por este tema.
Una
de las creencias centrales que forma parte de mi paradigma
profesional, es que la relación terapéutica es
fundamental para ayudar a los pacientes en su sufrimiento
psicológico.
En
las últimas décadas la investigación ha avalado
esta creencia, hasta el punto de considerar que la persona del
terapeuta es varias veces más influyente que su orientación
teórica y/o el uso de técnicas específicas
terapéuticas.
Dos
destacados investigadores aseguran que:
"El
psicoterapeuta es un factor significativo en el proceso y resultado
de la psicoterapia" (Lambert, 1989).
"La
magnitud del beneficio en psicoterapia está asociada más
estrechamente con la identidad del terapeuta que con el tipo de
psicoterapia que este emplea" (Beutler, Machado y Neufeldt,
1994).
Un
descubrimiento que impactó a los profesionales de la clínica
psicológica fue:
"La
cualidad de la alianza terapéutica es el predictor más
fuerte en el éxito de los tratamientos"
(Horvath y Luborsky, 1993).
Pero
la alianza también tiene sus complejidades. Estas están
claramente expuestas en un párrafo destacable:
"Rupturas
y dificultades en la alianza terapéutica son inevitables. Por
lo tanto una de las habilidades terapéuticas más
importante consiste en el manejo terapéutico de estos procesos
negativos y la capacidad de reparar rupturas de la alianza"
(Safran, 2000).
Uno
de los resultados que más asombraron fue que múltiples
aportes científicos refieren a que distintas terapias
pueden producir beneficios terapéuticos similares.
Si
estas conclusiones son contundentes ¿Cuáles son las
variables a estudiar responsables del éxito en los procesos
terapéuticos?
Un
renovado interés en los elementos comunes a todas las
psicoterapias, conduce a identificar una variable importante en todos
los enfoques psicoterapéuticos: la
alianza (Corbella
y Botella, 2003)
¿Qué
es la alianza terapéutica?
Bordin
(1976) la define como: Encaje y colaboración entre cliente y
terapeuta. Sus 3 componentes son: 1.
Acuerdo en las tareas / 2.
Vinculo positivo / 3.
Acuerdo en los objetivos.
Luborsky
(1976) estudia los tipos de alianza:
Diferentes
fases: Alianza de tipo 1 en el inicio de la terapia / Alianza de tipo
2 en fases posteriores del proceso.
La
"revolución cognitiva" ha llegado a considerar la
alianza terapéutica como un aspecto central del proceso
terapéutico
(Arnkoff, 1995, Raue y Goldfried, 1994; Newman, 1998; Safran, 1998).
La
alianza terapéutica explica entre el 36% y el 57% de la
variancia del resultado final de la terapia.
Considero
que el tema de la alianza terapéutica es fundamental para la
investigacion, siendo las variables muy claras.
Sin
embargo, es posible que el término alianza
constituya un aspecto de lo que es la complejidad de la relación
terapéutica,
tema crucial pero donde las variables no son tan observables ni
posibles de investigación.
Quisiera
destacar a continuación aportes relevantes al tema de la
persona del terapeuta y la relación terapéutica.
Larry
Beutler:
Considera el cambio terapéutico es mayor cuando el terapeuta
es hábil y provee al consultante de confianza, aceptación,
reconocimiento, colaboración y respeto en un medio ambiente
que al mismo tiempo tolere el riesgo y otorgue máxima
seguridad (Beutler, Machado y Neufeldt, 1994).
David
Barlow:
La importancia de considerar los factores vinculados a la relación
terapéutica y de no quedarse solo en la investigación
de los procesos de tratamiento (Barlow, 1985, 2015).
John
Norcross:
Considera la relación terapéutica como sustancial,
independientemente del tipo de terapia, y siendo el corazón de
la terapia (Norcross, 2011).
Resultados
positivos en psicoterapia se asocian a terapias basadas en la
evidencia más relación terapéutica (cualidad del
vínculo).
Aaron
Beck: Destaca
3 características del terapeuta (Aceptación, Empatía,
Autenticidad) y 3 características de la interacción
terapéutica (Confianza, Rapport, Colaboración) (Beck,
1993).
Vittorio
Guidano:
Plantea que el requisito esencial que facilita un cambio terapéutico
parece ser el acontecer simultáneo de dos procesos:
A.
Un efecto discrepante proveniente de las intervenciones del
terapeuta, capaz de gatillar una modificación apreciable en la
visión que el paciente tiene de sí mismo. Tal
re-evaluación implica una modificación en los niveles
de autoconciencia.
B.
Un nivel de compromiso emocional en la relación terapéutica.
De
esta manera se podría hablar del rol del terapeuta como
perturbador estratégicamente orientado (Guidano, 1983, 1987,
1994).
Jeremy
Safran y Leslie Greenberg:
Enfatizan una perspectiva integrada que toma en cuenta: el rol de los
sentimientos del terapeuta y sus reacciones jugando en el sistema
interpersonal creado por el terapeuta y paciente, así como la
articulación técnica de los mismos al servicio de la
terapia (Horvath y Greenberg, 1994, Safran y Muran, 2000).
Michael
Mahoney:
Desarrolla cuatro grandes sub-temas sobre los que se puede organizar
la discusión:
1.
Los
múltiples motivos y significados de convertirse en
psicoterapeuta.
2.
Los privilegios y enriquecimientos que brinda la práctica
profesional.
Según las investigaciones los principales beneficios que
brinda la práctica psicoterapéutica son:
a)
Aumento en la capacidad reflexiva.
b)
En la autoestima.
c)
En la seguridad personal y en la sensibilidad interpersonal.
3.
Las responsabilidades y riesgos de ser un agente de salud mental.
4.
La importancia de cuidar al terapeuta.
El papel de cuidado de los terapeutas es fundamental, tanto para la
prevención de su salud como para una tarea profesional más
efectiva, ya que la persona del terapeuta es la herramienta
fundamental en el trabajo (Mahoney, 1991, Mahoney y
Fernández-Alvarez, 1998, Guy, 1995).
Robert
Leahy:
La relación terapéutica incluye los procesos personales
e interpersonales que suceden en la relación entre paciente y
terapeuta:
-
Esquemas personales acerca de si mismo
-
Esquemas interpersonales acerca de los otros
-
Procesos intra-psíquicos
-
Estrategias interpersonales
-
Historia pasada y actual de relaciones que afectan como la relación
terapéutica actual es experimentada (Leahy, 2003, Gilbert y
Leahy, 2007).
Aportes
al tema de la persona del terapeuta y la relación terapéutica
(Baringoltz,
1998, 2012, 2015)
Los
desafíos de la relación terapéutica incluyen
diversos aspectos que se encuentran representados en Figura 1 {ver figura 1}.
Con
el objetivo de esclarecer en parte estos desafíos realice hace
unos años una encuesta a terapeutas cognitivos del Centro de
Terapia Cognitiva de Bs As vinculada a la autoimagen
profesional.
Se
plantearon dos preguntas:
a.
¿Cuáles serían sus tres características
más valiosas en el rol profesional?
b.
¿Cuáles serían sus tres características
más débiles en su rol profesional?
El
97% de los encuestados jerarquiza la empatía
como característica valiosa en el rol profesional {Ver figura 2}.
Evidentemente
constituye una variable a jerarquizar en el entrenamiento de
psicoterapeutas.
Como
características débiles en el rol profesional dos
variables adquieren relevancia: demasiado
involucramiento emocional y dificultad para poner límites.
En
el 92% de los encuestados aparece la empatía como valiosa y
simultáneamente como debilidades: la sobre involucración
y la dificultad para poner límites.
Mi
hipótesis es la siguiente: Los mismos profesionales que tienen
como aspecto valioso la empatía, suelen involucrarse mucho y/o
tener dificultad para poner límites. Se trata de caras de una
misma moneda.
Por
lo tanto no deben considerarse aspectos buenos o malos sino que
forman parte de la personalidad típica de los terapeutas y lo
importante es su balance equilibrado.
En
este sentido la supervisión es una herramienta muy valiosa
para afrontar esta complejidad (Watkins, 1997).
El
espacio de la supervisión
Un
espacio de supervisión debería incluir:
1.
La conceptualización del caso supervisado que permita
clarificar objetivos y estrategia para alcanzarlos.
2.
El estilo cognitivo del terapeuta y su interrelación con el
paciente. Entrecruzamientos.
3.
Otros aspectos del contexto profesional del terapeuta que puedan
influir en su quehacer profesional.
4.
El cuidado del terapeuta en su desgaste profesional.
Después
de muchos años trabajando en supervisión, estoy
convencida de las ventajas de un espacio grupal. Trataré de
explicarlas así como su denominación surgida con
naturalidad por los integrantes de los primeros grupos: supervisión
terapéutica.
Conceptualización
de grupos de supervisión terapéutica.
Como
su nombre lo indica cumplen la función de supervisión
de los casos, pero simultáneamente provocan cambios
terapéuticos en los profesionales que participan de la
experiencia grupal (Baringoltz, 2015).
-
La temática central de estos grupos es el eje de intersección
en el cual se cruzan las creencias del terapeuta y las de paciente.
El objetivo, es provocar en el terapeuta una disonancia que le
permita desempantanar aspecto del caso supervisado y una
reestructuración de áreas de su sistema de creencias.
-
La modalidad grupal permite la aparición de alternativas a
través de la visión de los distintos integrantes que
aportan sus propias construcciones. Estas alternativas promueven en
el terapeuta sobre el que se está trabajando, momentos de caos
y otros de reestructuración en un constante desarmado y armado
de construcciones.
-
El grupo permite también compartir las ansiedades que la labor
profesional y la movilización personal que promueve.
-
Otro beneficio del trabajo grupal es el aprendizaje vicario desde el
momento en que cada persona enriquece y amplía su espectro
cognitivo a través de los otros, en un proceso de observación
con involucración emocional.
-
El rol del coordinador es el de orientar la tarea manteniéndola
en el punto óptimo de balance entre un trabajo terapéutico
y de supervisión movilizando solo aquellas creencias del
terapeuta que influyen directamente en la labor clínica.
-
Es fundamental que este trabajo tan delicado pueda desarrollarse en
un clima grupal, contenedor y confiable. Es también condición
para que el mismo pueda ser enriquecedor, la disposición de
los integrantes a comprometerse con sus características
personales, su historia, su situación actual, sus vínculos,
etc.
¿Cuáles
son los múltiples entrecruzamientos que pueden ser trabajados
en estos grupos de supervisión terapéutica?
Estilo
cognitivo del terapeuta y su interrelación con el paciente
(maternal, capaz de poner límites, afectuoso, rígido,
etc.).
Entrecruzamiento
de sesgos de terapeuta y paciente sobre temas específicos
-
Sexualidad
-
Temas de Género
-
Religiosos
-
Políticos
-
Sociales, etc.
Temas
profesionales entrecruzados con el rol profesional
-
Institución en la que se trabaja
-
Presiones laborales
-
Honorarios
-
Carga horaria excesiva
-
Casos graves, etc.
Temas
personales entrecruzados con el rol profesional:
-
Crisis vital
-
Problemas familiares
-
Conflictos personales
-
Rasgos de carácter
-
Enfermedades
-
Sistema de valores, etc.
Estos
múltiples entrecruzamientos pueden:
-
Facilitar el vínculo terapéutico y
-
Promover el cambio buscado
-
Dificultar el vínculo terapéutico y
-
Obstaculizar el cambio buscado
Reflexiones
sobre el terapeuta como persona: influencia y entrecruzamientos
En
los grupos de supervisión terapéutica se puede
focalizar en los entrecruzamientos entre
terapeuta
y paciente (Baringoltz, 2009).
Estas
son algunas de las preguntas que surgen como reflexiones cuando la
supervisión no solo se
centra
en el paciente:
-
¿Reconoce el terapeuta sus propios patrones básicos de
creencias que se activan constantemente en la relación
terapéutica?
-
¿Cuáles son los sesgos cognitivos del terapeuta que lo
llevan a percibir cierta información y no otra?
-
¿Qué pasa cuando los sistemas de valores de terapeutas
y pacientes son muy opuestos?
-
¿Los cambios en algunos pacientes no están muy
influenciados por lo que el terapeuta cree que es lo más
adecuado?
-
¿Cómo actúan las creencias vinculadas al género
en la relación terapéutica?
-
¿No asignamos a veces, a errores de conceptualización o
técnicos lo que en realidad son entrecruzamientos de estilos
cognitivos en los protagonistas de la terapia que están
actuando nocivamente?
-
¿Puede darse cuenta el terapeuta de que se ha establecido en
la psicoterapia un estancamiento si hay una importante concordancia
en los estilos cognitivos de ambos?
-
¿No vemos cotidianamente que distintos terapeutas provocan
efectos terapéuticos distintos en los pacientes según
las construcciones que cada profesional hace de la vida?
-
Cuando derivamos a un paciente: ¿Cómo elegimos: el
enfoque teórico, la experiencia clínica o factores
difíciles de identificar del tipo de: ·"Fulanito
va a andar con Zultanito"
-
¿Reconocemos que distintos pacientes despiertan en nosotros
distintos pensamientos, emociones y conductas?
-
¿Qué determina que algunos pacientes sigan presentes en
nuestro mundo interno, mas allá de la hora del consultorio? ¿Y
el que otros no tengan ninguna presencia?
-
¿No tratamos a veces de que los pacientes vivan como nosotros
no vivimos, o que no repitan nuestras malas experiencias?
-
¿Es importante que el terapeuta haya vivido una experiencia de
vida similar a la que atraviesa el paciente? ¿Cómo
influye?
-
¿Qué factores personales del terapeuta influyen en la
continuación o cierre del proceso terapéutico?
-
¿Existe una verdad del terapeuta que sea más verdad que
la del paciente?
Algunas
respuestas-supuestos que surgen del trabajo con esta
modalidad
(Baringoltz,
2009)
El
terapeuta nunca es totalmente neutral. Puede intentar ser lo más
objetivo posible. Pero no se puede negar la existencia de sesgos
cognitivos que llevan a seleccionar la información del paciente.
-
Persona y terapeuta constituyen una unidad, en la cual el ser
terapeuta es el rol desempeñado por ese ser humano; por lo
tanto la búsqueda de una "disociación
instrumental" que permita trabajar mejor, es deseable pero
tiene sus límites.
-
El terapeuta en sí mismo, como persona, es la herramienta
esencial del tratamiento, lo cual no descarta sino incluye la
necesidad de una buena formación teórica y clínica
del mismo. Pero no debe olvidar que su persona es observadora y
participante activa del proceso, siendo instrumental básico
para el objetivo.
-
Entrecruzamientos de esquemas del terapeuta y paciente ocurren
constantemente, constituyendo el corazón de la terapia, y
cuanto más consciente sea el terapeuta de los mismos, mayor
habilidad tendrá en su rol.
-
Situaciones específicas en ciertos pacientes activan patrones
básicos de los terapeutas y llevan a respuestas terapéuticas
que están altamente teñidas por la conflictiva del
terapeuta.
-
Consonancias significativas entre los sistemas de creencias de
terapeuta y paciente, o alto grado de complementaridad de los mismos
provoca estancamiento en los tratamientos.
-
Disonancias importantes, provocan falta de empatía, rechazo,
irritabilidad y frecuente abandono del tratamiento.
-
El estilo personal del terapeuta: sus características (Rial et
al., 2006, Castañeiras et al, 2006, García y Fernández
Alvarez, 2007, Corbella et al, 2009), valores (Consoli, 1995),
conflictos, etc. tienen una enorme incidencia en la direccionabilidad
del cambio.
-
Las creencias del terapeuta vinculadas al "género"
actúan constantemente en la interacción con el
paciente.
-
Las situaciones vitales por las que atraviesa el terapeuta y el
contexto social en el que está inmerso (familiar, amigos,
etc.) inciden fuertemente en las características de cada
vinculo terapéutico tanto positiva como perturbadoramente.
-
En algunas situaciones, el haber vivido una experiencia de vida
similar a la del paciente facilita la comprensión del
terapeuta y el sentirse entendido por parte del paciente. Sin embargo
no siempre es condición necesaria para la ayuda.
-
No existen "verdades" sino "alternativas".
Estas conducen a cambios cognitivos, afectivos y conductuales. El
vínculo de compromiso emocional apropiado en la relación
terapéutica es el vehículo que facilita el cambio.
-
La supervisión tiene la ventaja de ser una visión
alternativa a la del terapeuta, valiosa además en función
de una mayor experiencia clínica, y la desventaja de ser una
palanca más en la dirección del cambio. Tenemos así
sobre el paciente una doble influencia: lo que el terapeuta cree que
le pasa al paciente y lo que el supervisor cree que le pasa al
paciente y al terapeuta con el paciente. Por eso es tan importante el
grupo con sus múltiples visiones.
Algunas
variables a considerar en los entrecruzamientos terapéuticos
(Baringoltz,
2012)
-
La influencia del derivador.
-
Consonancias importantes en los estilos de paciente –
terapeuta: la gran ventaja es la empatía. La gran desventaja
es la poca perturbación que operara el terapeuta.
-
Disonancias significativas en los estilos de paciente –
terapeuta: pueden llevar al abandono de la terapia o por lo menos a
la incomodidad de los protagonistas.
-
Terapeuta jugando un rol complementario: por ejemplo, un terapeuta
jugando un rol parental como sustituto de su percepción de
indefensión del paciente. A veces resulta muy útil y
otras impide el logro de la autonomía.
-
Influencia del entorno del paciente: las creencias de la familia,
pareja, amigos, constituyen un factor decisivo a veces en el curso y
finalización de la terapia.
-
Activación de esquemas del terapeuta: algunos pacientes
activan esquemas dominantes en el terapeuta, provocando un malestar o
una preocupación especial.
-
Emociones alteradas y conductas atípicas del terapeuta: son
síntomas de que hay que revisar que le pasa al terapeuta e
identificar la problemática.
-
Situaciones personales del terapeuta: no son ajenas a la terapia
situaciones personales tales como: duelos, divorcios, enfermedades,
conflictos, etc.
-
Situaciones conflictivas con pacientes vinculados entre sí: a
veces los pacientes se conocen y esto conlleva múltiples
problemáticas, que el terapeuta tiene que afrontar.
-
Problemas con otros profesionales: cuando un caso es visto por más
profesionales, el trabajo en equipo es muy positivo, pero si hay
dificultadas en la relación de los profesionales, esto redunda
en desventaja para el paciente.
-
Soledad del terapeuta: a veces resulta muy agobiante el trabajo en
soledad. La posibilidad de intercambiar visiones es fundamental.
-
El tema de los honorarios: es un tema que no se suele tocar entre
profesionales, pero es fundamental los malestares que provoca.
-
Balance vida profesional – vida privada: es importante para la
salud del terapeuta plantearse este tema para vivir con mayor
bienestar y trabajar mejor.
-
Necesidad de derivar al paciente: múltiples causas pueden
llevar a esta necesidad. Hay que identificarlas y hacerlo de la
manera más estratégica.
-
Aburrimiento del terapeuta: es un signo de atención para
reflexionar acerca de sus causas.
-
Dudas respecto a que su conducta sea terapéutica: a veces los
terapeutas tienen dudas al respecto. Las clásicas: "¿esto
es terapia o tomar el té?", "mi intervención
no fue buena".
-
Vínculo más allá de la terapia: cuál es
el límite del vínculo terapéutico más
allá de la hora de terapia. Ventajas y peligros.
-
Dificultades para regular la distancia emocional con el paciente:
tema fundamental que necesita ser trabajado constantemente,
especialmente cuando el terapeuta se sobreinvolucra.
¿Qué
técnicas de la terapia cognitiva pueden ser útiles para
los terapeutas?
(Baringoltz,
2015)
Quisiera
hacer referencia a algunas técnicas cognitivas que usamos
habitualmente con los pacientes y que con ciertas modificaciones
pueden resultar muy útiles a los terapeutas para reflexionar
sobre si mismos en relación a sus pacientes, permitiendo la
identificación de los problemas de entrecruzamiento vincular.
Agenda
del terapeuta
Resulta
muy beneficioso revisar la agenda semanal no en función de los
horarios, sino con el foco en las siguientes preguntas:
-
¿Qué pacientes me provocan motivación por el
encuentro y cuales me provocan: ansiedad, rechazo, gran esfuerzo,
ganas de no verlos? Tratar de identificar el problema no solo
focalizando al paciente sino a mí mismo.
-
¿Qué pacientes me provocan una preocupación muy
intensa que excede el ámbito del consultorio y acompañan
en la vida privada a través de pensamientos perturbadores y
emociones intensas? Preguntarme si esto tiene que ver con la gravedad
del paciente u otras variables tales como: mi estilo personal o mis
creencias.
-
¿Qué pacientes están empantanados en su
tratamiento? ¿Cuánto depende de la gravedad o
cronicidad del cuadro? ¿Cuánto de factores que me
involucran?
-
¿Qué otros temas me preocupan de mi agenda: presiones
laborales, falta de trabajo, exceso de trabajo, conflicto entre mi
trabajo y otras áreas de mi vida, etc.?
Técnica
de registro del terapeuta
En
la tabla 1 se ilustra con un ejemplo esta técnica {Ver tabla 1}
Uso
de Metáforas
"Motor
Oxidado". La
paciente tiene dificultad para volver a trabajar después de 10
años. En la terapia pone trabas para las alternativas que
permitan destrabar el motor.
"Cinta
transportadora". Paciente pasivo que deja llevar por las
circunstancias. También en la terapia se cronifica este
patrón, ya que no se logra que se agencie de sus decisiones.
"Surfeando
las olas": paciente con historia difícil y dificultades
actuales para afrontar la realidad. El terapeuta se siente llevado
por las olas. La metáfora refiere tanto la situación
del paciente frente a la vida como a las características de la
relación terapéutica. Excelente herramienta para
trabajar en la terapia.
Diálogo
Socrático
Terapeuta:
Hace 5 años que atiendo a Clara, no sé porque sigue
viniendo. Me parece que no soy la terapeuta para ella. No cuento con
los recursos para lograr mejoría.
Grupo
de Supervisión: ¿Los terapeutas anteriores lo han
logrado?
Terapeuta:
Parece que no. Hizo 5 terapias nunca permaneció más de
4 meses.
Grupo
de Supervisión: ¿Por qué crees que permanece en
terapia?
Terapeuta:
Ella dice que si no viniera estaría peor, y que le hace bien
venir porque es un lugar de paz para su vida de pesadilla.
El
dialogo socrático entre terapeuta y otro miembros permite
cuestionarse las creencias del primero. Las preguntas bien hechas que
no impliquen un juicio, amplía la visión y permite
conceptualizar de otra manera al paciente y al rol del terapeuta.
Algunos
mitos a ser revisados por los terapeutas (Baringoltz,
2015)
-
Creer que toda problemática es psicológica y que una
buena terapia cura todo.
-
Creer
que lo estudiado es suficiente y nunca cuestionable.
-
Creer
que el modelo al que se adhiere es el mejor y superior a los demás.
-
Creer
que la forma en que vemos las cosas es la única real y
verdadera.
-
Creer
que hacer psicoterapia es sólo aplicar una buena teoría
y técnicas eficaces.
-
Creer
que un buen terapeuta debe poder atender a cualquier tipo de
paciente.
-
Creer que el propio estilo de personalidad, el sistema de valores y
los conflictos personales del terapeuta pueden ser totalmente
neutralizados.
-
Creer que el poder del terapeuta le permite superar el poder de otros
grupos de pertenencia y referencia.
-
Creer que los buenos resultados se deben siempre a la capacidad del
terapeuta y los malos a las dificultades del paciente.
-
Creer que la ética es ajena a la psicoterapia.
Pacientes
difíciles - un desafío para los terapeutas
(Baringoltz,
2015)
"¿Qué
puedo hacer con este paciente que no mejora?"
"¿Qué
no hice bien?"
"Me
siento mal de que pase el tiempo y no logremos los objetivos"
"Ya
no tengo ganas de atenderlo y esto me produce culpa"
Estas
frases forman parte de lo que los terapeutas llevan a supervisión
cuando se sienten frustrados por el no cambio en el proceso
terapéutico.
¿Por
qué algunos pacientes no cambian a pesar de que el terapeuta
utilice los recursos más apropiados para la patología
que tienen?
¿Incluso
con una alianza terapéutica buena?
Variables
que intervienen para el no cambio
Actitud
oposicionista:
"No
creo que escribir sirva para algo" "Estas tareas me
parecen ridículas"
Actitud
negativa frente a la vida: "Mi
hijo me comunico que consiguió trabajo en Alemania, así
que decidió casarse y aceptar la propuesta ya que acá
no tiene muchas posibilidades un biólogo. Me sentí
destrozado, era lo que me faltaba, perder un hijo"
No
concuerdan objetivos
A
veces no concuerdan desde el comienzo y otras después de un
tiempo se vuelven opuestos.
"Yo vine para que me ayude a cambiar a mi marido". Cuando
el terapeuta se da cuenta de esto y lo explicita aparece la razón
del no cambio.
Creencias
incompatibles
"Si
dejo de pensar que algo malo va a pasar, tengo miedo de que pase"
"pero quiero parar mi cabeza"
"Quisiera
tener una pareja, casarme, tener hijos, pero se que no se puede
confiar en los hombres, siempre te hieren"
Factores
de mantenimiento de cuadro
"Mi
mujer está preocupada porque nuestro hijo de 15 años
toma mucho alcohol, a veces algún porro, probó la coca
y otras cosas, pero todos los chicos lo hacen. Además yo
también tuve la experiencia y aquí me ve, no me pasó
nada grave"
Queja
crónica
"Mi
vida es puro dolor, mis hijos puede pasar una semana y no llaman,
puedo morirme y no se enteran. Los amigos están para ser
invitados, pero ¿ellos cuando invitan?. Y en las malas
desaparecen. Mi marido trabaja y trabaja, ¿esto es vida? Ya
tuve 4 terapias y ninguna me soluciono el problema"
Ofensa
y resentimiento
"Mi
nuera me dijo que hoy no vaya a cuidar a mi nieta porque tienen que
hacer otra cosa. Claro, a una la llaman cuando la necesitan. La
próxima vez no voy y le digo que tengo otra cosa que hacer"
Cronicidad
del malestar
"Siempre
me sentí mal, toda la vida angustiada, preocupada por todo,
desde chiquita, nada me calma"
Ideas
sobrevaloradas
Fugen
Neziroglu (New York University) investigó las ideas
sobrevaloradas llegando a la conclusión de que son creencias
rígidas de mal pronóstico para el TOC.
"Yo
creo como decía mi papa que si no la peleas en la vida no
conseguís nada". "es verdad que soy peleador, pero
quiero seguir siéndolo, sino te pisotean".
Poca
motivación para el cambio
"El
cigarrillo es mi mejor amigo. El médico me manda porque tengo
antecedentes familiares para que una terapia me ayude a dejarlo.
Capaz que me muero de otra cosa. ¿Por qué tiene que ser
de cáncer de pulmón?"
Limitaciones
en los recursos del paciente
Paciente
con trastorno Bipolar serio:
Terapeuta
y paciente acuerdan como objetivos terapéuticos:
-una
vida más normal
-que
pueda sostener un trabajo
-menos
bajones anímicos
-mejor
relación con la familia.
Después
de dos años de tratamiento farmacológico y terapéutico,
el paciente mantiene el trabajo con dificultad, la relación
con la familia tiene periodos buenos y otros malos y los bajones son
menos intensos pero continúan. El terapeuta está
insatisfecho con lo logrado.
Homeostasis
que protege de algo peor
Juana
presenta un cuadro de fobia social que aparece como muy sintomático
en los últimos años. El cuadro cede en pocos meses,
pero aparecen conductas impulsivas de actuación: sexualidad no
protegida, relaciones de riesgo, etc. La fobia social parece haberla
protegido de una tendencia al descontrol peligrosa.
Respuestas
del terapeuta frente a la frustración – algunos
pensamientos ligados a emociones (Baringoltz,
2012)
Desánimo
"no
tengo ganas de atenderlo" "ojala no venga"
Desvalorización
"Qué
no hice bien" "Otro puede hacerlo mejor"
Bronca
"Estallo
de bronca" "¡Como no se da cuenta!" "No
lo aguanto"
Sobreinvolucración
"Me
preocupa y ocupa mucho espacio en mis pensamientos" "hago
con él lo que no hago con otros" "estoy siempre
dispuesto a que me llame en cualquier momento" "me
angustia muchísimo"
Dificultad
para poner límites
"No
puedo decirle no"
"No
me ánimo a subir honorarios"
"Me
cambia horarios todo el tiempo"
"Suspende
sesiones con cualquier excusa"
Herida
narcisista
"No
puedo aceptar que no mejore"
"¿Cómo
no encuentro la forma de ayudarlo?"
Culpa
"¿Qué
no hice?"
"En
que me equivoqué"
"No
soy lo que el necesita"
"Le
hago daño con mis intervenciones
Evitación
"¿Cómo
puedo sacármelo de encima?" "Ojalá no venga
hoy"
Help!
¿Qué se puede hacer?
Regulación
de la involucración emocional
Trabajar
con uno mismo para regular la distancia y manejar las emociones.
Recursos: auto reflexión, terapia personal, supervisión,
compartir con otros, etc.
Poner
límite en el encuadre
Reconocer
los propios límites y los que el paciente necesita. Actuar
aunque cueste, sabiendo que lo estamos ayudando y nos estamos
protegiendo.
Conceptualización
del caso
La
conceptualización del caso permite una mayor regulación
de la distancia. Cuando entendemos mejor la patología y
dinámica del paciente, podemos recuperar el eje y rol
profesional.
Evaluar
alcances y limitaciones del paciente
Tanto
de los recursos del paciente como de los propios. A veces pedimos lo
que el paciente no puede. A veces nos exigimos más allá
de lo posible.
Compartir
con otros
El
compartir las dificultades con otros profesionales ayuda a escuchar
diferentes voces y encontrar alternativas. El trabajo en equipo baja
los niveles de sobrecarga personal. La inclusión de redes
sociales (familia, institución, etc.) es muy importante
también para compartir la responsabilidad y carga emocional
que provocan algunos pacientes.
Derivar,
no echar.
Si
uno siente que no puede con el paciente, que está desbordada
su capacidad para atenderlo adecuadamente, o que no cuenta con los
recursos, entonces es necesario derivarlo de la mejor manera. Es
importante que el paciente no se sienta echado.
Sesiones
menos frecuentes
Cuando
la cronicidad del caso muestra que los cambios son muy lentos pero
que el paciente necesita mantener el vínculo terapéutico
se puede apelar al distanciamiento de las sesiones.
Aceptación,
no resignación
Trabajar
con el paciente y con uno mismo la aceptación de no cambio o
poco cambio. Los médicos de cualquier especialidad saben que
no todos los pacientes mejoran. Los profesionales "psi"
no lo aceptan.
Evaluar
si el cese de la terapia empeorará el cuadro
A
veces el terapeuta cree que no está actuando como tal, pero
para el paciente es un espacio muy importante, y si no lo tuviera
seguramente estaría peor. Es recomendable evaluar
conjuntamente esta decisión.
Registro
de situación, cognición, emociones. Alternativas
Utilizar
para el terapeuta en relación a este tipo de pacientes la
misma técnica cognitiva que ha resultado tan útil a los
pacientes.
Balance
y reevaluación de expectativas
Es
muy necesario después de un tiempo en el que evaluamos
dificultad para el cambio, plantearse un balance. Qué se
logró, qué no se logró, reatribución de
responsabilidades, recontrato para cambio de estrategia, reevaluación
diagnostica, etc.
Reflexión
final
Terapeuta
– paciente acuerdan recorrer un camino conjuntamente.
El
objetivo: ayudar al paciente con su sufrimiento.
El
terapeuta maneja los conocimientos para conceptualizar la
problemática y llegar supuestamente a la meta.
Conoce
el mapa, pero otra cosa es la experiencia de recorrer el camino.
A
veces aparecen cruces, y se pierda la dirección.
No
siempre el gran desafío para un terapeuta es un paciente
difícil.
La
relación terapéutica con su multiplicidad de variables
en juego suele constituir un sistema vincular complejo, difícil
de destrabar.
Es
fundamental la habilidad y entrenamiento del terapeuta para
involucrarse en los enigmas de la relación terapéutica,
con el fin de lograr un vínculo que permita llegar a los
objetivos acordados.
El
viaje terapéutico puede tener distintas etapas, y los
objetivos pueden ir cambiando, al igual que el viaje de la vida.
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