Introducción
Todos los procesos mentales, incluyendo los más complejos,
derivan de operaciones del cerebro. Históricamente la ciencia
se basó en este supuesto y hoy día existe coincidencia
en afirmarlo desde distintas disciplinas.
Una de las dificultades con las que tropezó experimentalmente
la búsqueda científica para establecer las conexiones
entre la mente y el cerebro, tuvo que ver con la complejidad del
cerebro humano. A partir de los griegos y hasta la actualidad, se ha
mantenido vigente el interés `por profundizar el conocimiento
de los procesos de la mente y de las conexiones que se producen en
el funcionamiento cerebral. Desde Galeno en el siglo II hasta
Descartes en el siglo XVII, en que la fantasía o imaginación
se localizaba en la glándula pineal, hasta los aportes de
Freud en el siglo XIX, distintos científicos y pensadores
buscaron las localizaciones anatómicas de las funciones
mentales (Hustvedt, 2011).
No obstante las dificultades, asistimos hoy al desarrollo de nuevos
hallazgos neurobiológicos que implican el comienzo de un
camino de revolución científica para la comprensión
de los procesos cerebrales, lo que permitiría explicar muchas
de nuestras funciones mentales y su sustrato biológico
subyacente, entre ellas la de nuestras memorias tanto explícita
como implícita, las acciones de la percepción, las
respuestas motoras no conscientes y las respuestas emocionales. Estos
nuevos hallazgos significan una superación de la idea de la
división mente-cuerpo sustentada durante varios siglos
generando, en cambio, una visión más dinámica
e integradora del comportamiento y sus alteraciones que permitirían
echar luz sobre algunas de las formulaciones de Hermann Rorschach
(1921/1969) para su test de las manchas de tinta.
En este último caso, la percepción, la memoria y la
subjetividad, que confluyen en la elaboración de las
respuestas al test, reafirmarían que se trata de un
instrumento poderoso que contribuiría a integrar lo
psicológico y lo biológico, como un gran microscopio
capaz de mostrarnos las conexiones entre el cerebro y la mente.
Articulando la relación
entre la mente y el cerebro
Para su época, uno de los principales aportes de Freud lo
constituyó, sin lugar a dudas, el pensar que la mente humana
está gobernada no sólo por la razón, tal como lo
planteaba la filosofía racionalista de la época, sino
también por aspectos emocionales irracionales, destacando que
gran parte de nuestra vida mental es inconsciente y que únicamente
se vuelve consciente a través de palabras e imágenes.
Ya muchos siglos antes, Anaxágoras (500 años a.C.)
había destacado que era importante prestar atención a
"los fenómenos de la expresión visible de lo que
se esconde debajo" (Kandel, 2012, p. 27), para estar alerta
respecto al "real" y, probablemente, "escindido"
significado de nuestra acciones. Es posible que estas ideas
estimularan a Freud, quien justamente se inspiró en las
creencias acerca de que "los misterios del presente se harán
más transparentes si podemos buscar sus huellas en el origen
en el pasado, quizás aún en el pasado más
remoto" (Robinson, 1993, p. 271).
También Platón, en el siglo IV antes de Cristo,
discurrió acerca del conocimiento inconsciente, destacando que
mucho de nuestro saber es inherente a aspectos latentes de lo
psíquico (Kandel, 2012).
Otros científicos de la época también habían
retomado estos pensamientos de los griegos. Así, por ejemplo,
Von Helmholtz, gran físico y fisiólogo del siglo XIX,
que a su vez influenció a Freud, se adelantó a éste
en la formulación de la idea respecto al lugar importante que
lo inconsciente juega en los procesos de percepción visual
(Kandel, 2012)
En función de esta búsqueda y articulando conceptos
integradores de la psicología y de la neurología, Freud
redactó el "Proyecto de psicología para
neurólogos".
La hipótesis buscaba relacionar los procesos psíquicos
con la actividad neuronal, o sea analizar la estructura y el
desarrollo de las neuronas, así como su función. La
intrínseca relación entre la actividad psíquica
y las funciones del cerebro, lo llevaba a afirmar que "la
actividad del alma se liga con la función del cerebro como no
lo hace con ningún otro órgano" (Freud,
1915/1992b, p. 170).
Los conceptos de la
neurología en la época de Rorschach
Habiéndose iniciado originalmente como interesado en la
anatomía y la neurología, Freud enfatizó el
valor de las neuronas, a las que se refería como "los
ladrillos del cerebro", su cantidad y el modo de interacción.
Afirmaba que para que el cerebro lleve a cabo sus procesos
importantes, "sólo eran necesarios tres sistemas
interrelacionados: la percepción (información sensorial
procedente del mundo exterior), la memoria (evocación de la
información del inconsciente) y la conciencia (despertar de
la memoria)" (Kandel, 2012, p. 54).
En relación a estos puntos prestaba especial atención
a los "sistemas mnémicos" o "engramas",
temas que la neurofisiológía actual vuelve a debatir,
estableciendo que hay tres aspectos que guardan estrecha relación
entre sí: los sueños, la memoria y el aprendizaje.
Freud (1895/1992d), considera que el tejido nervioso se
caracteriza por poseer memoria, es decir, …en términos
generales, la aptitud para ser alterado duraderamente por un proceso
único, presenta una llamativa diferencia en oposición
a la conducta de una materia, que deja pasar un movimiento de onda,
tras lo cual regresa a su estado anterior" (p. 343).
En el ser humano y a diferencia de lo anterior "tras la
excitación, las neuronas serían duraderamente distintas
que antes, al par que es imposible no admitir que las excitaciones
nuevas tropiezan, en general, con idénticas condiciones de
recepción que las excitaciones anteriores (Freud,
1895/1992d, p. 343).
Algunas neuronas cumplían funciones sensitivas o receptivas
y otras, las motoras, la función de descarga. Además,
puntualizaba que si bien una neurona transmitía a otra la
información, también existía una especie de
selección, que se expresaba en la presencia de barreras o
resistencias. En estos casos, destacaba que la "imagen
mnemónica hostil" era abandonada rápidamente por
la catexia, aludiendo a la represión o rechazo (Freud,
1895/1992d).
Si bien se daba cuenta de que la investigación lo llevaba
irrebatiblemente a sostener la hipótesis de que la actividad
psíquica estaba vinculada a las funciones del cerebro,
coincidiendo con Hipócrates para quien "todas las
funciones mentales son derivadas del cerebro", abandonó
el intento de avanzar en la búsqueda de una explicación
neurofisiológica y diseñó en cambio un modelo
que permitió dar cuenta del funcionamiento del "aparato
psíquico" que esbozó en el capítulo 7 de
"La Interpretación de los sueños" (Freud,
1900/1992a).
El "Proyecto" escrito como un borrador en 1895, fue
objeto de sucesivas lecturas, enmiendas, rectificaciones y
finalmente su autor lo desechó, quedando así como un
esbozo inconcluso y desautorizado por su creador. Dado que Freud
destruyó el texto original, pudo publicarse gracias a las
comunicaciones que había enviado a si íntimo amigo
Fliess. Recién se editó en 1950, casi medio siglo
después de haber sido escrito. El informe fue exhumado de los
archivos de la Universidad de Viena y gracias a la colaboración
de los Archivos Sigmund Freud de Nueva York. De hecho, el artículo
no tenía nombre y el título fue escogido por quienes
tuvieron a su cuidado la edición en alemán.
Hoy día, los conceptos basados en las localizaciones
anatómicas de Gall (1824), quien consideraba que las
diferentes areas de la corteza cerebral cumplían con
determinadas funciones específicas (lenguaje, visión,etc),
aun conservando algunos principios, ha sido reemplazada por una
visión más dinámica, pensada en términos
de redes neuronales.
Según Damasio (2010) la
arquitectura del cerebro, basada en la convergencia y la
divergencia de los circuitos neuronales, constituye una visión
no de localizaciones sino de integraciones cerebrales en las que el
cerebro desempeña un papel de coordinación de alto
nivel de las imágenes, lo cual es esencial para la
construcción del sí mismo y de aspectos centrales de la
función mental tales como la memoria, la imaginación y
la creatividad. Según el autor, ni en sus niveles más
modestos ni en los más firmes, el sí mismo y la
conciencia ocurren en una sola área o lugar del cerebro. Se
trata más bien de una articulación de varias o muchas
zonas cerebrales.
El rasgo distintivo de los cerebros humanos es justamente su gran
complejidad y la habilidad para crear mapas. Sobre la base de las
múltiples informaciones que procesa, tanto del exterior como
del interior, el cerebro genera mapas y se informa a sí mismo.
Habitualmente esta información puede permitir manipular
imágenes muy variadas y aplicarles el razonamiento Los mapas
se elaboran con los datos de los "bancos" de la
experiencia y de la memoria y el cerebro es el organizador.
Rorschach se dedicó
a la búsqueda de un método
Antes de que los gestálticos formularan su teoría
acerca de las reglas que organizan los procesos de la percepción,
y en la que Rorschach también se apoyó," los
psicólogos habían asumido que los datos sensoriales que
dan lugar a nuestra percepción de una imagen, son la suma de
los elementos sensoriales derivados del ambiente" (Kandel,
2012, p. 196).
En función de los desarrollos de la teoría de la
Gestalt, además de los aportes de Freud, Jung y de los
neurólogos rusos con quienes se formó cuando se
estableció en Zurich, entre 1904 y 1906, en donde estableció
relaciones con la colonia rusa de dicha ciudad, a la que pertenecían,
entre otros, el famoso neurólogo Constantin Von Monakow,
(Rorschach, 1967, p.30). Rorschach intentó diferenciar las
imágenes evocadas en los sueños de aquellas que, aunque
también pertenecen a lo intrapsíquico, pueden ser
evocadas y exteriorizadas en la realidad externa, y es de ahí
que surgió la idea de utilizar las manchas de tinta como
estímulo proyectivo perceptual.
Dado que la forma en que se percibe el mundo incide en las formas de
comportamiento que adoptan los sujetos en su interrelación con
la realidad, la presentación de los estímulos visuales
reactivarían, según Rorschach, las "huellas
mnémicas" expresivas del funcionamiento psíquico
de quienes produjeran las respuestas.
Actualmente, autores como Damasio (1994) y LeDoux (1996) consideran
que al momento de percibir hay señales de afecto anticipado
que operan automáticamente y que surgen de estructuras
adaptativas aprendidas durante las fases del desarrollo.
Nuestra percepción de la realidad está influenciada no
sólo por los aspectos biológicos propios del
funcionamiento de los órganos de los sentidos, y en particular
del aparato visual y del sistema nervioso en general, sino por las
experiencias vivenciales de la historia vital. De este modo, es
necesario incluir nuestras experiencias tempranas, aprendizajes y
subjetividad para observar dichos procesos. También se debe
tomar en cuenta las cualidades formales de los estímulos, por
ejemplo, según sean los bordes del estímulo más
o menos precisos, esta condición va a incidir en el
reconocimiento perceptivo del tipo de objeto. Cuando el estímulo
no es tan estructurado, claro o definido, el cerebro reestructura la
percepción de una imagen a través de dos mecanismos: la
proyección y la inferencia. La primera, de origen
inconsciente son "las reglas automáticas que se
construyen en el cerebro y guían nuestra visión",
y la segunda, la inferencia, se basa en el conocimiento adquirido y
puede ser a la vez consciente e inconsciente" (Kandel, 2012).
A su vez, un aspecto parcial de una imagen puede constituir una
importante fuente de información y utilizarse para resolver
la ambigüedad.
Asimismo, los elementos del contexto también pueden ayudar al
observador a identificar el significado del objeto, tal como se
define en función del contenido de la escena en la que se
produjo (Albright, Jessell, Kandel y Posner, 2000).
Coincidiendo con formulaciones previas de Von Helmholtz, la
percepción "también está basada en un
proceso de adivinanzas e hipótesis testeadas por el cerebro,
sustentado en experiencias pasadas" (Kandel, 2012, p. 203) e
imágenes recordadas.
Estos conceptos aparecerían como implícitos en la
formulación de Rorschach en su consigna para la tarea del test
de las manchas de tinta, que consiste en preguntar "¿qué
es esto?" coincidiendo con el supuesto de que "antes de
percibir el objeto nuestro cerebro tiene que inferir qué
podría ser ese objeto, basándose en la información
que nos proveen nuestros sentidos" (Kandel, 2012, p. 203).
Por otra parte, ya que básicamente su test es de percepción,
para Rorschach el proceso de respuesta, "se construye por la
integración de huellas mnémicas con las impresiones
creadas por la figura estímulo. Según él, esta
integración o trabajo de ajuste de esas impresiones
procedentes del estímulo con engramas ya existentes, es una
operación realizada conscientemente" (Exner, 1994,
p.27).
En cuanto a la elección de las manchas como estímulo
visual de características poco definidas o ambiguas, la misma
se basaba en que cuanto más ambiguo fuera el estímulo,
más posibles elecciones surgirían en el observador e
incluso más distorsiones o errores perceptuales podrían
producirse, dado que para Rorschach, (1921/1969) la percepción
se construye de manera interpretativa y personal.
El autor se sorprende pensando además que las imágenes
y las percepciones pueden "transformarse". Las
percepciones ópticas, sugiere, pueden estimular reminiscencias
de registros cenestésicos, o las imágenes acústicas
pueden asociarse con las visuales, etc. Parecería que estas
posibilidades asociativas dependen de capacidades potencialmente
dadas y que, en el momento de percibir, se puede jerarquizar un
sentido o sensación, aun cuando otras sensaciones pueden
estar actuando en "simultáneo" y que, de esta
forma, pueden permanecer en otro nivel de "sucesión
grabada" de registros perceptivos, que quedan en un nivel más
latente.
Por ello, destaca que "los procesos son complejos, imbricados
con otros mecanismos y fenómenos asociativos"
(Rorschach, 1921/1969, p. 55). Para el autor, el estímulo
directo incluso puede ser sustituido por otro, como, por ejemplo la
palabra, y desencadenar de este modo las asociaciones perceptivas de
imágenes. En realidad, hoy día la visión está
integrada de muchas maneras con otros sistemas como los responsables
de la memoria, las emociones y el control motor (Albright et al.,
2000).
Tratando de encontrar la secuencia de construcción perceptiva
y las activaciones cerebrales, Rorschach pensaba que la percepción
o la sensación puede devenir en una "separación
del estímulo de su localización habitual a una nueva
localización" (Rorschach, 1921/1969, p. 140). Este
comentario lo realiza en relación a la teoría de las
localizaciones cerebrales que ya había formulado Gall,
aludiendo a que los registros no se producen de manera sucesiva sino
simultánea.
En la actualidad, coincidiendo con esa hipótesis, existe
consenso científico en que la corteza cerebral es
equipotencial.
El estímulo elegido por Rorschach, permitiría observar
los fenómenos de la percepción y otras funciones
cognitivas. Si bien se continúa aceptando que el centro de la
visión se localiza en los lóbulos occipitales, también
se afirma que el procesamiento visual puede incluir otras múltiples
regiones visuales de los lóbulos parietales, temporales y
frontales, teniendo en cuenta que además hay distintos
sistemas de decodificación de los estímulos visuales.
Algunos de estos sistemas están relacionados con el control y
guía del movimiento visual y otros con el reconocimiento del
estímulo u objeto (Lapuente, Sánchez López &
Rabadán Pardo, 2010).
Estas formulaciones coincidirían entonces con las de Rorschach
en el sentido de que la psique dispone libremente de la cualidad de
una impresión sensorial "y que ésta pueda
localizarse en un lugar cualquiera" (Rorschach, 1921/1969, p.
141)
Al respecto, considera que al hacer referencia a sensaciones
óptico-cenestésicas, "no habrá de pensarse
en un centro óptico y cenestésico en el sentido en que
se pensaba antiguamente sino que óptico o cenestésico,
tan solo expresan una continuidad funcional de la esfera óptica
y cenestésica, sin prejuzgar nada localizatoriamente"
(Rorschach, 1921/1969, pp. 108-109).
Rorschach (1921/1969) también aludió a las
sensaciones "fisiológicamente imposibles",
refiriéndose, probablemente, a fenómenos de distorsión
ideativo- perceptuales como las alucinaciones, que sólo
pueden entenderse si se admite que en el acontecer psíquico
surgen condiciones tales que las sensaciones se desprenden de sus
localizaciones habituales para ubicarse luego en cualquier otro
lugar, por causas somáticas y psíquicas. La presencia
de este fenómeno le permite hipotetizar que quizás se
trataba de "una transición del estímulo a través
de vías de conducción que nos son desconocidas"
(Rorschach, 1921/1969, p. 55).
Es probable así que surja
la posibilidad de que el registro de las respuestas al método
incluso puedan dar cuenta de estos fenómenos perceptivos
distorsionados. La ambigüedad de las imágenes de las
manchas favorece más de una elección posible como
respuesta por parte del observador, e incluso da lugar a
distorsiones o errores perceptuales que podrían producirse,
propias de más de un único lugar de registro mnémico.
Insistiendo en cómo construye el hombre la representación
de la realidad y también, por qué no, el mundo de la
fantasía, Rorschach insiste en afirmar que el aparato con el
que vivencia el hombre la realidad "es un dispositivo mucho
mayor y más extenso que aquel que utiliza para vivir"
(Rorschach, 1921/1969, p. 55). Esta concepción coincide
también con Aristóteles, para quien la construcción
de las percepciones se da dentro de fenómenos asociativos que
superan los datos que provienen de los sentidos y constituye un
aporte enriquecedor para la comprensión de los fenómenos
creativos en ciencia y arte (Kandel, 2012).
Las percepciones actuales reactualizan y resignifican los registros
de memorias perceptuales pasadas y de asociación de
significados, algunos conscientes y otros no conscientes. Por ello
para Rorschach es relevante tanto el contexto como la constitución
del estímulo y que el sujeto evocará al enunciar su
respuesta, por asociación con experiencias pasadas, a través
de la memoria.
Estas aseveraciones coinciden con las propuestas reiteradas por el
autor respecto a la complejidad de construcción de las
percepciones y a la idea de pensar en un modelo de la mente no
limitado a las áreas corticales. Por ello,
proponía manejarse con
el concepto de "localización moderada".
Aunque las láminas del test de manchas pueden constituir como
experiencia un nuevo estimulo perceptual, no obstante, el estímulo
no sería totalmente nuevo, ya que en la formulación de
las respuestas también surgen evocaciones de imágenes,
hechos o estímulos anteriores.
Al percibir, por efecto de la evocación, el objeto no es
reproducido en su totalidad de significantes y puede, al igual que la
psique, "bajo determinadas circunstancias (y sobre todo bajo la
influencia de tendencias inconscientes) ser capaz de extraer"
separadamente, reunir, o condensar elementos ópticos de
múltiples y variados modos", y puede también
"bajo idénticas circunstancias, cambiar la fijación,
propia de las cualidades sensoriales distintas de las ópticas
por otras fijaciones cualesquiera" (Rorschach, 1921/1969, p.
55).
La visión actual entiende que las respuestas a las manchas,
así como nuestras respuestas a los estímulos de la
realidad, surgen tanto de aspectos conscientes incorporados, como
aspectos inconscientes que movilizan los estímulos. Estos
conceptos coincidirían con formulaciones más
recientes de Slavney (1993) para quien "la mente y el cerebro
no pueden estar plenamente integrados ni completamente separados"
(p. 59).
A ello habría que agregarle las influencias de las nuevas
experiencias que modelan y modifican los registros de la memoria,
dado que "el cerebro se halla en estado de cambio dinámico
constante, el cual ocurre como consecuencia de la experiencia. Esta
modifica las funciones y estados mentales" (Abdala, 2002, p.
12).
Puntualmente sobre el tema de los "engramas mnémicos",
en las últimas décadas se profundizó en su
conocimiento y mientras la memoria inmediata produce modificaciones
en la sinapsis, la memoria a largo plazo puede incluso producir
cambios anatómicos en la constitución de la célula
neuronal (Kandel, 2006).
Hoy día también se diferencian otros tipos de memoria.
Según Kandel (1999) hay aspectos de la memoria inconsciente
que "tiene que ver con hábitos y habilidades motoras y
perceptivas, que se halla incluido dentro de la "memoria de
procedimiento" (p. 509). En esta concepción el
inconsciente no es exclusivamente asimilable al papel que juega
dinámicamente para la teoría freudiana.
La reiteración de ciertas respuestas a determinados estímulos,
es producto de la experiencia, la repetición y el aprendizaje,
ya que "las células se disparan y sintonizan juntas"
(Schatz, 1992).
En cada individuo existe una cierta tendencia o recurrencia en los
modos de percibir la realidad que son tanto más facilitados
cuanto más han sido estimulados. Otro factor que incide en
este proceso de formación de la memoria, según
Rorschach, es el nivel de atención que se presta al estímulo,
ya que, cuanto más intensamente se ha grabado la experiencia
sensorial inicial, "más fuerte se proyecta luego",
dando lugar a cierta "facilitación". De esta forma
las manchas impactarían en cada sujeto según el "grado
de facilitación".
Rorschach buscaba profundizar en la comprensión de la
complejidad del alma humana, mezcla de componentes genéticos,
somático -funcionales y psíquicos a través de la
creación de una lente privilegiada para focalizar en sus
funciones, expresiones y resultados.
Rorschach y la
neurobiología actual
Según Caputo (1999), Rorschach en sus
primeros años pensó que su método podría
ser utilizado para detectar enfermedades neurológicas en sus
estados incipientes, tal como la epilepsia. El hecho de que incluyera
varios casos clínicos en su "Psychodiagnostik" en
1921, expresa claramente su interés por los pacientes con
trastornos neurofisiológicos. Es probable que su experiencia
hospitalaria y sus observaciones clínicas, fueran parte de la
motivación para intentar buscar un método accesible
para la detección y diagnóstico y quizás para
observar los cambios en el proceso de evolución. Después
de su muerte, la invención del electroencefalograma limitó
las experiencias realizadas con la práctica del Rorschach y y
el test fue reemplazado por esta nueva herramienta como primera
opción para el diagnóstico de los trastornos de
origen orgánico.
La publicación que realizó
Oberholzer en 1931 de un primer artículo sobre el tema,
titulado "Para el diagnóstico diferencial de las
secuelas mentales de un traumatismo a través del Rorschach",
en el que incluyó los datos de pacientes orgánicos a
los que se había aplicado el método de Rorschach y los
signos identificatorios encontrados de los aspectos neurológicos
afectados, permitió que Piotrowski (1936), pocos años
después, formulara en su primer artículo científico,
los diez signos o códigos de organicidad que pudo aislar y que
permiten inferir la posible existencia de los trastornos orgánicos
a través del test de Rorschach (Piotrowski, 1936).
Entre los años 1930 y 1950 muchos estudios
fueron llevados a cabo pero sólo en muestras pequeñas.
Se considera que aproximadamente más de 400 estudios
intentaron encontrar datos claves en patologías de compromiso
neurológico.
No obstante, entre 1960 y 1980, los hallazgos y el
método fue cuestionado como herramienta básica de la
Medicina en el diagnóstico de pacientes orgánicos.
Más recientemente, Muzio, Andronikof,
David, Di Menza y otros (2001) retomaron la investigación
sobre el tema pero encontraron dificultades relacionadas con que no
se podían explicar claramente si los indicadores encontrados
eran causa o consecuencia de las posibles lesiones y si los cambios
de los rasgos de personalidad observados, podían atribuirse a
una reacción ante la lesión padecida. Probablemente en
Medicina, hasta ahora estas dificultades también aún
se mantienen sin poder resolverse (Muzio, 2004).
En el presente, los nuevos conocimientos de la neurociencia y los
recursos tecnológicos con que se cuenta en la actualidad
para acceder a imágenes del cerebro (como PET y SPECT
scans), permiten abordar desde una perspectiva interdisciplinaria
más abarcativa, los fenómenos de la relación
cerebro-mente.
Recientemente han aparecido algunos artículos científicos
relacionados con intentos de correlacionar resultados por imágenes
(como PET y SPECT scan) o registros electroencefalográficos,
focalizándose en observar las relaciones entre las
localizaciones y la funcionalidad de las áreas cerebrales con
indicadores Rorschach, como por ejemplo, el trabajo de Jimura,
Konishi, Asari y Miyashita (2009) quienes escribieron acerca de
estudios de neuroimagen que llevaron a cabo con pacientes que eran
invitados a simular algunos rasgos o comportamientos para tratar de
asociar la actividad cerebral y la incidencia de la emoción en
los mismos. También sobre la base de la simulación con
feedbacks positivos y negativos, se utilizó la técnica
para administrarla a nivel individual y observar si existe relación
entre las respuestas y el análisis de las imágenes
paramétricas, para aislar la actividad cerebral asociada a la
emoción. Estudios más recientes con el test y
neuroimágenes se utilizaron para evaluar las diferencias de
actividad cerebral frente a las láminas acromáticas y
cromáticas (Ishibashi y cols, 2016) y también para
observar la asociación con respuestas de Movimiento Humano
(Giromini y cols.2016).
En otro estudio, Asari y colaboradores (2008)
encontraron que la respuesta de calidad formal única,
estudiada por Rorschach, se presenta con mayor frecuencia en la
población que desarrolla actividades artísticas cuando
lo compararon con respuestas de la población no consultante.
La asociación positiva encontrada en las imágenes en
las que la amígdala presenta un alargamiento mayor que lo
observable en la población normal, podría justamente
estar relacionado con la actividad mental creativa.
También se intentó relacionar algún
indicador específico, como las respuestas de Movimiento
Humano, con aspectos cognitivos más elaborados, tales como la
creatividad y la empatía, en este caso, comparando la
respuesta M de Movimiento Humano, en este caso con registros
electroencefalográficos (Porcelli, Giromini, Parolin, Pineda y
Viglione, 2013). Otros estudios han intentado comparar mediciones
psicométricas usando los indicadores de Rorschach que denotan
recursos cognitivos comparándolos con resultados del WISC, o
WAIS, en adultos y niños (Meyer, G 2016).
En todos estos estudios es importante reparar en
las autocríticas de las conclusiones, donde lo que se señala
es que los niveles hallados en la correlación no logran llegar
a ser lo suficientemente significativos y que requieren de nuevas
revisiones y más estudios para profundizar en los diferentes
procesos mentales.
Dados los avances de las neurociencias y aún
con las limitaciones de los hallazgos actuales, autores, como
Zillmer, Spiers y Culbertson (2008), piensan que, más allá
de implementar el test de Rorschach, es necesaria la complementación
entre varias ciencias para lograr diseñar un nuevo marco
teórico de conocimientos que permita entender y explicar las
correlaciones entre los aspectos emocionales y el sustrato orgánico
en la formulación de las respuestas, entendiendo a las mismas
como las expresiones manifiestas en la conducta.
Volviendo a la visión de Rorschach como investigador,
recordemos que incluso preveía planificar futuras
experiencias en las que se pudiera observar qué influencia
podría tener en la percepción el hecho de utilizar como
estímulo imágenes asimétricas, y dentro de esta
búsqueda, focalizarse en los aspectos neurocognitivos que
hoy constituyen un tema central, para avanzar en el conocimiento de
las relaciones entre el cerebro y la mente. Esto indica que ya, en
aquel momento, el autor cifraba esperanzas en que su
Psychodiagnostik contribuyera a arrojar luz sobre la articulación
de estos aspectos en la constitución de la personalidad
(Guinzbourg, 2008).
Todas estas ideas indican que Rorschach buscaba con su método
una lente que permitiera profundizar en la investigación de
las relaciones entre los aspectos psicológicos y el sustrato
biológico de la conducta humana. Es probable que actualmente
la actividad interdisciplinaria acerca de los procesos del
pensamiento y la colaboración entre neuropsicólogos
clínicos e investigadores de Rorschach, contribuyan a que el
método vuelva a florecer.
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