ISSN 2618-5628
 
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Psicología de la salud  
Síndrome del intestino irritable  
     

 
Un modelo  de abordaje psicológico para el tratamiento del síndrome de intestino irritable... “De esto se hace necesario hablar..."
 
Bernstein, Silvia
 

 

El porqué de un tratamiento psicológico para estas afecciones

En  la vida de las personas, las enfermedades, y más aun las que cursan en forma  crónica y recidivante, pueden ser vividas como “calvario”, o bien representar un camino y una  oportunidad para cambiar y crecer en valores personales.

Como psicóloga y entusiasta de mi profesión y servicio, al recibir muchos pacientes funcionales digestivos que no podían manejar su sintomatología únicamente con tratamiento médico, decidí ya pasada la década de los 80, sintetizar un modelo de abordaje psicológico para poder manejar los molestos síntomas del colon o intestino irritable.

En la última década denominé a esta rama de la psicología de la salud, PSICOGASTROENTEROLOGIA, en la línea de abordar específicamente a esta población amplia de pacientes aquejados de los vastos trastornos funcionales gastro-intestinal (TFGI), entre los cuales figuran primordialmente el Síndrome del Intestino Irritable (SII) y la Dispepsia Funcional (DF).

Dada la estrechísima relación entre el Sistema Nervioso Central (SNC) y el llamado “Segundo Cerebro” o Sistema Nervioso Entérico (SNE), nació esta disciplina de la psicogastroenterología, decidida a complementar el tratamiento médico, y para trabajar la comorbilidad psicológica y psiquiátrica existente en estos pacientes.

Los estudios muestran que en la franja de pacientes aquejados y que consultan por su grado refractario realizando sólo tratamiento médico, alrededor de la mitad de ellos padecen de un altísimo índice de trastornos emocionales (ansiedad y depresión en todas sus variantes).

Tal como sucede con las especialidades de Psicocardiología, Psicooncología, u otras, la Psicogastroenterologia viene a cubrir un interesante aporte para trabajar la “digestión emocional”, ahondando el compromiso psicosocial con los pacientes funcionales digestivos.

 

Base epistemologica 

Mi síntesis resulta de un abordaje integrativo centrado en el modelo de la terapia cognitiva conductual, incluyendo técnicas psicodinámicas, bioenergéticas, gestálticas, Programación Neurolinguística (PNL), terapia transpersonal, Hipnosis Ericksoniana, Psiconeuroinmunoendocrinología (PINE), terapias tercera ola (Bernstein, 2003).

 

Introducción

Uno de los trastornos funcionales gastrointestinales más común y difícil de abordar en la clínica médico-psicológica, es el síndrome del intestino irritable (irritable bowel syndrome-IBS), ampliamente definido como una combinación variable de síntomas gastrointestinales crónicos (GI) que comprenden el dolor abdominal, y el cambio en la forma de las heces y la frecuencia de la evacuación. Dichos cambios no están explicados por las anomalías estructurales o bioquímicas y se presentan al menos tres días por mes en los últimos tres meses.

Las características adicionales incluyen un alto predominio del sexo femenino, la heterogeneidad de los síntomas en relación con el hábito intestinal que predomina: estreñimiento o diarrea o alternancia entre ambas modalidades evacuatorias; y los síntomas extra intestinales comunes (digestivos, urinarios, sexuales, emocionales y otros) así como la comorbilidad psiquiátrica y psicológica.

 

Eje cerebro-intestino

A los trastornos funcionales gastrointestinales se los conceptualiza actualmente como una desregulación del eje cerebro-intestino. 

El Sistema Nervioso Entérico (SNE) también llamado “segundo cerebro” es un complejo sistema de neuronas y células de sostén capaces de generar información, integrarla y producir una respuesta. Sin embargo, tiene conexiones con el Sistema Nervioso Central (SNC), lo cual crea respuestas de tipo aferente y eferente que permite el intercambio de información entre ambos sistemas.

En el caso particular del aparato digestivo,  es indispensable tener en cuenta una lectura psiconeuroinmunoendocrinológica (funcionando en red el sistema nervioso, el sistema endócrino, el sistema inmunitario, así como el mundo de las emociones).

Un factor central lo constituye la prevalencia de serotonina en las terminaciones nerviosas intestinales, en las cuales encontramos un noventa y cinco (95%) de las que se hallan en todo el organismo. Esto explicaría por qué la actividad intestinal afecta la percepción del dolor cerebral, el estado de ánimo y el comportamiento secundario; así como la actividad de las emociones afectan la sensibilidad gastrointestinal, la motilidad, las secreciones y la actividad intestinal. 

De lo referido anteriormente, se deduce que la desregulación serotoninérgica trae aparejado tanto trastornos digestivos funcionales como trastornos emocionales.

 

Estrés y SII

- Alrededor de tres cuartas partes de los pacientes con SII informan que el estrés les causa dolor y cambios en la motilidad intestinal. De acuerdo con una historia de experiencias adversas tempranas, los pacientes con SII informan de un número significativamente mayor de acontecimientos estresantes de la vida (Enriquez-Blanco et al., 2010). 

- Los pacientes con SII perciben los acontecimientos estresantes con una mayor  gravedad que aquellos enfermos aquejados de enfermedades digestivas inflamatorias - colitis ulcerosa (CU) o enfermedad de Crohn (EC) -. Ambos grupos de pacientes tienen niveles bajos similares de calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), denotando ambos grupos niveles similares de estrés psicológico (Hahn et al., 1999).

El SII puede ser conceptualizado dentro de los llamados Trastornos Sensitivos Somáticos o Síndrome Sensitivo Somático (SSS) también llamados Síndromes de sensibilidad central, neuroquímicos múltiples y somático funcionales, debido a que su inicio, evolución y respuesta a los tratamientos se haya ligado al estrés y factores psicosociales (Longstreth et. al., 2006). Dentro de esta entidad también se hallan comprendidos el dolor miofascial, el síndrome de piernas inquietas, las cefaleas, las cistitis intersticiales, la vejiga irritable, las fibromialgias (muy comórbidas con el SII), la disfunción temporomandibular (ATM). 

 

Perfil cognitivo de los pacientes aquejados - el rol de las emociones

Para entender cuáles son las técnicas psicológicas asequibles para ayudar a estos “pacientes difíciles “se hace necesario primeramente describir su perfil  cognitivo.

La investigación muestra que los pacientes con SII presentan mayores niveles de ansiedad y depresión que las personas sanas. 

A su vez la condición de la enfermedad crónica potencia la ansiedad y la depresión. (Xie et al., 2015).

Una reflexión interesante que calza perfectamente con la población que nos consulta es que es siempre más importante conocer qué tipo de paciente tiene la enfermedad que conocer qué tipo de enfermedad  tiene el paciente.

 

Ansiedad intestinal

El rasgo predominante en estos pacientes es la ansiedad GI específica,  es una construcción importante que abarca claves contextuales o factores de estrés, además de los interoceptivos.

Ansiedad Específica GI es una sensibilidad intensificada que denota miedos y sensaciones GI relacionadas con la ansiedad tales como palpitaciones o mariposas en el estómago. Constituyen un importante predictor de reacciones de ansiedad en la línea de los ataques de pánico y/o trastorno por pánico (Drossman, 2018).

Anticipación y trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

Resulta frecuente oír a los pacientes que sufren estas alteraciones aseverar verbalizaciones de este tipo: “No puedo ir a un restaurante”, “No puedo ir a un viaje”, “No puedo ir a un desayuno de trabajo”, “No puedo ir a un casamiento”, “No puedo porque seguro me sentiré mal”. Son algunas de las tantas cogniciones comunes en estos pacientes. 

Hay a priori una anticipación y una catastrofización, una afirmación con respecto a algo que los limita y que está relacionada con el miedo que sienten con respecto a sus propios intestinos o esfínteres y cómo estos les responderán.

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y trastorno funcional gastro intestinal (TFGI)

En estos pacientes funcionales digestivos existe una altísima comorbilidad con el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) cuyo rasgo central es el exceso de preocupación permanente y continua. Es como si tuvieran todo el tiempo la señal de alarma encendida. Y de este modo, la vulnerabilidad que acarrean puede ser extrema. Observamos en ellos como cogniciones disfuncionales una hipervigilancia y catastrofismo del dolor. 

Sin lugar a dudas, esta es la entidad psicopatológica que con más prevalencia observo en mis pacientes junto al trastorno por pánico (TP) y  la depresión (Ali et al., 2000).

Por ende, la terapéutica propuesta es enseñar al paciente a que pueda decodificar sus sensaciones viscerales (dolorosas, disfuncionales) sin incrementar un círculo vicioso de pensamientos y sensaciones catastróficas y anticipatorias.

Se trabajan sus preocupaciones incrementadas con respecto al síntoma, desensibilizándolas y reformulando sus creencias básicas con respecto a la sintomatología y a la vida.

Síndrome de intestino irritable (SII) y  trastorno por pánico (TP), agorafobia tipo “colon irritable”

 Más de un tercio de los pacientes que me consultan presentan asociación entre Trastornos funcionales gastrointestinales (TFGI) y Trastorno por Pánico (TP) (Jonsohn et al., 2014).

Vivencian un miedo anticipado y catastrófico a generar nuevamente síntomas gastrointestinales tales como espasmos – dolor – o no poder escapar de aquellas lugares en los que están y se sienten encerrados si no tienen a mano un baño próximo.

A esto último lo denominamos “agorafobia tipo colon irritable”, siendo esta una de las causas de consultas más frecuentes y se manifiesta con evidencia frente a las siguientes situaciones:

- Traslados. Les cuesta mucho y temen trasladarse en autos propios o ajenos, buses, trenes y en especial viajar en subtes y aviones.  

- Lugares prohibidos. Nuestros pacientes temen y con frecuencia evitan ir a playas, piletas, eventos deportivos, estadios, conciertos, recitales, transitar embotellamientos de tránsito y autopistas, así como los jóvenes muchas veces dejan sus facultades a propósito de esta problemática.

- El circuito del temor en el SII es el mismo que existe en el trastorno por pánico: sobre una vulnerabilidad biológica y un evento estresante hay una reacción de alerta, se desencadenan pensamientos catastróficos del tipo “no llego al baño” o “no puedo ir a tal lugar”, y es precisamente donde debemos trabajar sobre esta  conducta de evitación, para que el paciente la supere y afronte adaptativamente. 

 

Control excesivo

SII y rasgos obsesivos (TOC)

He notado en los pacientes que debido a su sufrimiento, se hallan permanentemente observando a sus intestinos los cuales pasan a ser el foco de su atención. Es decir que se preguntan constantemente cómo están sus vísceras, si arrojan síntomas etc, y desarrollan un mecanismo de control excesivo al sentirse inseguros con sus esfínteres.

Son pacientes con características muy perfeccionistas y controladores. 

Resulta útil, en consecuencia, abordar y trabajar la temática del control que tan relacionada está en sus fuentes con la ansiedad.

El paciente, ante este cuadro, dependiente del sistema nervioso autónomo, siente impotencia al no poder controlarlo y que pierde autoeficacia en sus funciones cotidianas.

 

Vergüenza

SII - Rasgos  de ansiedad social (TAS)

La vergüenza, como elemento característico de la ansiedad social, entidad por la cual se teme ser mal juzgado por los otros, es un rasgo de suma importancia en quienes lo padecen. 

Sabemos que estos temas intestinales generan vergüenza y no son fácilmente tratados en lo social. No gozan del prestigio del corazón o del cerebro.

Resulta incómodo referirse a las heces y a la defecación, no sólo en situaciones sociales comunes, sino también frente al médico.

La persona siente vergüenza cuando percibe que no tiene control sobre las propias funciones corporales. Por ende, se siente inadecuada.

Puede vivir como algo humillante el tener que compartir baños en el trabajo y se encuentra muy pendiente de los demás y del olor que produce. Suelen tomar precauciones como ir a baños alejados, evitar ir a baños ajenos o públicos.  

Muchos pacientes manifiestan vergüenza para compartir la cama y el baño con sus parejas, más aún si son relaciones nuevas. Hay todo un ritual y disfraces alrededor del tema. Ayudarlos en estos aspectos también resulta muy gratificante.
Deberá quitarse peso y solemnidad a este factor. 

 Resulta útil preguntarle al paciente cuál es la diferencia entre tener SII de otras tantas enfermedades como asma, diabetes, artrosis.

Es importantísimo el poder humanizar el padecimiento y trabajar su aceptación y adaptación.

En mi experiencia, esto se logra frecuentemente en los grupos terapéuticos con pacientes que sufren de la misma dolencia. Debido a la vergüenza en la práctica cuesta mucho formar estos grupos aun siendo extremadamente operativos. La mayoría de los pacientes demandan tratamiento individual sin darse el permiso a transitar esta modalidad grupal.

La consulta por excesiva flatulencia y cómo convivir con ella considerando que tiene que desempeñarse en ámbitos sociales es otro de los motivos de consulta más frecuentes y que generan especial vergüenza.

 

Enojo

Irritabilidad central e intestinal

El enojo es otro síntoma capital. Cuando nos referimos a Colon o Intestino Irritable, si bien hacemos alusión al mismo, debemos destacar que éste se extiende a una personalidad irritativa (Blackwell, 2019).

Muchos de nuestros pacientes se sienten impotentes con sus cuerpos, no pudiéndolos manejar y esto les genera gran enojo e irritabilidad. 

A su vez, si trabajamos con ellos otras fuentes de enojo en sus vidas podremos enseñarles cómo canalizar mejor esta emoción sin explotar en sus vínculos ni implotar incrementando sus síntomas.

SII y depresión 

Debido a las limitaciones del cuadro y lo crónico de la afección que cotidianamente toca las funciones de alimentación y digestión diarias necesarias, no resulta sorprendente encontrar alta comorbilidad en los pacientes con intestino irritable con grados de depresión significativos.

De hecho, una persona que sufre de SII tiene 5 veces más probabilidades de tener un episodio depresivo que un individuo control (Lackner., 2009). 

Con estos pacientes trabajaremos todo lo concerniente a elevar su autoestima y seguridad personal. Apuntaremos a trabajar los valores centrales de su vida y que puedan concretar sus objetivos vitales, más allá de los síntomas digestivos y con las dificultades que los acompañan.

SII y trastorno por estrés post traumatico (TEPT) 

Abuso sexual

Se observa que entre la gran población que consulta por padecer de SII, un gran porcentaje ha sido víctima en su infancia de abuso sexual, emocional o físico que posiblemente haya quedado grabado en el paciente a modo traumático (TEPT) (Mearín, 2011).

La metodología EMDR (desensibilizacion y reprocesamiento por el movimiento ocular) es precisamente un tratamiento de primera elección y altamente efectivo y recomendable para el estrés agudo y en especial el estrés postraumático (TEPT) (Shapiro, 2018).

Según estudios realizados con TEPT -sean niños, adolescentes o adultos- se observan los mejores resultados al ser tratados con EMDR (Bergmann, 1998).

Mediante la aplicación de este modelo integrativo, se pretende ayudar a que los pacientes, al reelaborar sus traumas vitales, puedan verse sumamente beneficiados en el alivio de la sintomatología funcional digestiva (diarreas, dolores espasmódicos, desregulación del eje cerebro-intestino).

De este modo podrán encontrarse, en un breve período de tiempo, reanudando funciones y actividades que han tenido largamente postergadas.

Dolor y sufrimiento

El dolor intenso es otro de los ítems que nos convoca a médicos y psicólogos. 

Es interesante ver cómo el paciente preferiría una solución quirúrgica antes que tener que transitar este padecimiento crónico. 

También es muy frecuente la consulta por distensión abdominal lo cual inhabilita a la persona para el desarrollo de una buena calidad de vida (bloating). 

El dolor desde lo psicológico se trabajará con técnicas conductuales, para disminuir el dolor emocional asociado al cuadro y no incrementar a modo de círculo vicioso el dolor físico  (Ortiz. 2017).

 

Escuelas psicológicas

Entre los lineamientos que acercan un modelo de tratamiento para su abordaje, se encuentran:

- Terapia cognitiva - comportamental 

- Terapia dinámica – interpersonal

- Hipnoterapia

- Entrenamiento en relajación

- E.M.D.R (modelo que incluyo en mi propia experiencia clínica a lo largo de casi 20 años de práctica con esta franja de pacientes)

La terapia cognitivo conductual se centrará en cambiar la cognición y el comportamiento al modificar los pensamientos y sentimientos distorsionados.

La dinámica interpersonal incorpora elementos del Psicoanálisis en lo que hace a la lectura histórica y del enfoque sistémico, en cuanto a la lectura de las relaciones interpersonales.
La
hipnoterapia ha mostrado grandes beneficios en la posibilidad de ayudar a calmar el dolor y en la modalidad diarreica. Hay investigaciones que sustentan los logros a partir de seguimientos en los que se conservan los cambios.

La modalidad de entrenamiento en relajación y de paquetes multicomponentes corresponden a la Terapia cognitiva conductual.

 

Pilares del tratamiento 

El modelo reside en un trabajo sobre los significados personales, las emociones y el entrenamiento en técnicas de autodominio, así como la superación de los traumas subyacentes a los fines de incrementar un mejor poder de manejo y afrontamiento para los síntomas y obviamente para la vida.

1. Psicoeducación 

Esta continúa a la que ya dio el médico. La buena psicoeducación cumple una función informativa ya que tranquiliza y permite derribar mitos y fantasmas sobre el miedo a que su condición derive en un cáncer (cancerofobia). 

2. Técnicas de autodominio e hipoactivación. 

Incluyen un bagaje de recursos para enseñar al paciente a que logre disminuir su ansiedad a la hora de su sintomatología e incremento emocional.

El entrenamiento en relajación es uno de los pilares capitales del modelo. Consiste en un entrenamiento en respiración consciente (para ellas se utilizan distintas técnicas que incluyen la respiración diafragmática, abdominal, alternada, entrenamiento autógeno, relajación muscular progresiva y otras) y aprendizaje de distintas meditaciones, visualizaciones curativas, técnicas dirigidas a despejar la mente y a apelar a la calma interior (Bernstein, 2003).

El entrenamiento en relajación y respiración tiene como objetivo enseñar el control de la ansiedad periférica y favorecer y desarrollar sensaciones agradables, que permitan contrarrestar los anclajes corporales negativos y catastróficos. 

A posteriori, resultará fundamental que los pacientes apliquen estas técnicas regularmente en condiciones de reposo y al comienzo, recomiendo que los practiquen  en aquellos momentos que estén asintomáticos, de forma tal que estén habituados a los recursos para utilizarlos en situaciones de alta ansiedad y dolor.  

3. Reestructuración cognitiva

Aplicado este modelo en pacientes con SII, queremos detectar  cuáles son las creencias que potencian la ansiedad catastrófica y aumentan sus sensaciones viscerales dolorosas.

Al trabajar con ellas, buscaremos disminuir o cortar el círculo vicioso en el cual está encerrado el paciente (síntoma - aumento de hiperalgesia - creencia catastrófica-aumento del síntoma).

 A partir de implementar la reestructuración cognitiva se buscará revisar y cuestionar las creencias maladaptativas para reprocesarlas y modificarlas por otras más funcionales.

Para ello nos valdremos de los Registros Diarios de Pensamientos Disfuncionales (RDPD)  que son automonitoreos solicitados al paciente como tarea para el hogar y en los cuales este deberá registrar la correlación existente entre síntomas, pensamientos, sentimientos y conductas. El objetivo final es que pueda transformarlos en otros más

4. EMDR

Elaboración de los traumas subyacentes y/o perpetuantes de la sintomatología

Aplicando este modelo integrativo encontré un camino para ayudar a los pacientes a reelaborar sus traumas vitales, reflejándose sus resultados en una disminución o alivio de la sintomatología funcional digestiva (diarreas, dolores espasmódicos, desregulación del eje cerebro-intestino) y en la ansiedad y depresión asociada a dichos malestares. 

Pudieron inscribirse como traumáticos en el enfermo, tanto  hechos vitales pasados –abandonos, maltratos, separaciones de los padres, enfermedades de seres queridos, muertes- como  sintomatología digestiva en si inmanejable y crónica, a modo de dolores, urgencia evacuatoria, diarreas debilitantes, bolos fecales, imposibilidad de asistir a reuniones sociales, laborales, afectivas, etc debido a la limitación y vergüenza que acompañan a quienes sufren colon irritable o dispepsia funcional.

Sintetizando, la implementación de esta técnica, permite disminuir la sintomatología digestiva al destrabarse los hechos traumáticos, en toda su cadena neuronal.

Así, frente a nuevos episodios, no se le dispararán en automático las sensaciones de pánico y el catastrofismo que acompañaban al síntoma en el pasado, ni potenciarán el evento presente, aportándole un rápido descenso de las quejas somáticas.

5. Hipnoterapia

En mi clínica, cuando no observo cambios en la mejoría de los síntomas, después de trabajar los traumas y la reestructuración cognitiva, suelo incorporar la hipnoterapia como recurso, en especial en los pacientes refractarios.

La Hipnoterapia ha demostrado en las investigaciones publicadas (Palsson, 2010) sobre su implementación en SII; que con  protocolos totalmente estandarizados, se pueden acceder a mejorías sostenidas durante años después de finalizados los tratamientos.

En el caso de nuestros pacientes consigue mejorar el bienestar psicológico, reduciendo la cantidad de medicamentos y visitas al médico  (Blanchard, 2002).

- Terapias de la tercera ola

Si bien los enfoques cognitivo-conductuales son claramente beneficiosos en el tratamiento de SII y DF, hoy en día contamos con nuevas terapéuticas, que al igual que el modelo EMDR citado, resultan útiles para comprender cómo funciona la mente y aportan grandes beneficios a la hora de implementarlos. 

En mi clínica incluyo Mindfulness (MFN) o Consciencia Plena, Terapia Dialéctica Conductual (DBT) dado el alto porcentaje de pacientes con estructura límite de la personalidad que acuden a la consulta con sintomatología digestiva y también  Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), dado que los valores y metáforas que este lineamiento nos provee de recursos útiles para permitirle al paciente valorar su condición total de persona y no de “intestino caminando”. 

Estos nuevos enfoques pueden implementarse con alto grado de beneficios  para los síndromes médicos crónicos ya que se centran en el cambio de conciencia y la creciente aceptación del propio estado personal.

 

Instrumentos psicométricos

En la evaluación de estos pacientes resulta útil la aplicación de dos cuestionarios: 

1. El SCL (o check list 90). (Derogatis, 2000)

2. El Cuestionario IBS-QOL (Drossman, 2000)

1. El cheqlist 90 o SCL, es una evaluación basada en síntomas, que es subjetiva y mide 9 dimensiones psicológicas: somatización, relaciones interpersonales, depresión, ansiedad, Trastorno Obsesivo Compulsivo, hostilidad, fobias, paranoia y psicosis.  

Es una  evaluación basada en síntomas  que es subjetiva. 

Es notoria la diferencia que suele haber entre test y post-test después de aplicado el tratamiento, lo que se refiere a una mejoría en todas las dimensiones. (Bernstein, 2008)

2. El cuestionario IBS-QOL (Intestino Irritable Síndrome Calidad de Vida)  (Wong y Drossman, 2010) consta de 34 constructos acerca de cómo el paciente percibe que el SII le perturba la vida. Este test está traducido  al español, siendo validado y adaptado lingüísticamente en Argentina y en México y otros países de Latinoamérica.

 

Evidencias científicas 

Las conclusiones a las que han distintas investigaciones acerca de la eficacia del tratamiento psicológico en esta patología son las siguientes:

1. La psicoterapia disminuyó la cantidad de síntomas somáticos inexplicables y  también la convicción de tener una enfermedad seria, tal como el miedo al cáncer. 

Asimismo, se obtuvo una menor atribución somática, menos  cogniciones catastróficas, menor utilización de servicios de salud (Creed et.al., 2005).

2. Estudios cerebrales han mostrado que los antidepresivos trabajan en áreas subcorticales como la corteza cingulada anterior y la ínsula para mejorar la conectividad hacia la corteza prefrontal y otras áreas corticales (efecto “botton-up”) (Drossman, 2009).

Mientras que el tratamiento psicoterapéutico trabaja en áreas prefrontales o cognitivas (ejecutivas) (efecto “top-down”).

3. El tratamiento médico psicológico combinado puede beneficiar en un 50% o más  que la monoterapia.

 

Derivacion a psicólogos

Cuando los médicos gastroenterólogos formulan la pregunta acerca de cuándo derivar al psicólogo, la mejor respuesta sería que se pueden ver beneficiados aquellos casos severos o refractarios al tratamiento, los pacientes con modalidad diarreica y dolor intenso y básicamente quienes sientan que el cuadro les trae una gran alteración en su calidad de vida y no logran un afrontamiento eficaz para convivir con él. 

 

Conclusiones

El impacto del síndrome del intestino irritable (IBS) y otros trastornos gastrointestinales funcionales (FGID, TFGI) en la calidad de vida de los pacientes ha sido subestimado a menudo por los médicos y los investigadores, porque las personas con estos trastornos no se enfrentan a una amenaza directa en sus vidas. 

Por las mismas razones, los amigos y los familiares de las personas con trastornos gastrointestinales funcionales pueden subestimar el impacto que estos trastornos suelen  tener en una persona que lo sufre. Pero, de hecho, la investigación ha demostrado ahora que estos trastornos a menudo tienen un impacto muy sustancial en la calidad de vida de los pacientes. 

Este paciente “difícil”, desafiante para el médico y para el psicólogo, resulta altamente gratificante a la hora de poder ayudarlo a mejorar su calidad de vida. 

El tratamiento psicológico, en mi experiencia, coincidiendo con las evidencias científicas anteriormente citadas, puede ser muy eficaz pero necesita sin excepción del trabajo interdisciplinario (conjuntamente con el médico, la nutricionista, el psiquiatra).

El centro de nuestro tratamiento consiste en enseñarle al paciente herramientas para poder incrementar su locus interno de poder en relación a su patología, así como conectarlo con los altos valores de su vida, logrando salir de la obsesión que le ocasionan sus intestinos.

En estos desórdenes funcionales, la clínica demuestra que al trabajar sobre los estados afectivos y los estados de ánimo comórbidos al cuadro (ansiedad y depresión), la sintomatología disminuye y/o se espacia. 

De igual forma, el trabajar sobre los traumas subyacentes ya sean vitales o que han quedado grabados en sus redes neuronales a propósito de la sintomatología digestiva per-se, facilita que estos traumas lejos de perpetuar los síntomas permitan que el paciente se mejore. 

 

Referencias

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3ra Edición - Diciembre 2019
 
 
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