Introducción
En
el marco del Modelo Integrativo de Aiglé, evaluar implica una
Competencia
Terapéutica
que permite realizar un adecuado diseño de tratamiento,
monitorear el curso del mismo y ponderar adecuadamente los
resultados. Dicha Competencia, se entrena y es necesaria desde el
inicio hasta el final del proceso (Fernández-Álvarez,
Kirszman, Vega, 2015).
La
transformación de la psicoterapia impactó en forma
directa en el uso de instrumentos de evaluación. En los
inicios, el proceso psicodiagnóstico cobró una
relevancia significativa, centrándose en el diagnóstico
de la personalidad. Las pruebas que se desarrollaron durante este
periodo eran extensas y complejas de administrar, codificar e
interpretar por ejemplo: Rorschach, MMPI-2 (Hogan, 2015). Cuando se
comenzó a estudiar la eficacia de los procesos
psicoterapéuticos, surgió una “explosión”
en la construcción de pruebas para la investigación. El
desarrollo de la investigación en psicoterapia durante los
últimos cincuenta años ha transformado la práctica
clínica. Uno de los puntos de mayor transformación ha
sido la incorporación de sistemas de evaluación del
proceso terapéutico. Las pruebas no solo se administran en el
inicio, son pruebas breves, de alta transferencia y de monorasgo que
se administran además durante el proceso y por los mismos
terapeutas.
La
Evaluación
Instrumental
no solo incluye el clásico psicodiagnóstico, sino que
también implica el uso de instrumentos que complementan la
visión del clínico a lo largo de todo el proceso
psicoterapéutico. La utilidad de los instrumentos en la
actualidad, no se limita exclusivamente al momento de inicio de la
psicoterapia, sino que acompaña el “durante” y el
fin de tratamiento (Fernández Álvarez, 2006, Maristany
y Fernández Álvarez, 2015).
El
objetivo de este artículo es centrarnos en el uso de
instrumentos para la evaluación de variables familiares, que
en esta última década se expandió y afianzó
como un área específica.
Evaluación
Familiar
El
uso de instrumentos para la evaluación familiar, durante mucho
tiempo fue rechazado, ya que se consideraba un modo de
estigmatización y rigidez, en la conceptualización de
la disfunción familiar. Asimismo, podía interferir en
las intuiciones y representaban un enfoque positivista que impedían
“acercarse a la verdad”.
En
la actualidad, en cambio, se ha estudiado la evidencia clínica
de muchos instrumentos desarrollándose inclusive, técnicas
para la evaluación de procesos y resultados en terapia
familiar (Carr y Statton, 2017; Hamilton y Carr, 2016; Sperry, 2019).
En
el momento de la consulta de niños y adolescentes, el clínico
deberá tomar en cuenta una serie de variables para que el
diseño de tratamiento permita dar una respuesta consistente
con el motivo de consulta y su diagnóstico (Fernández
Álvarez, 2015; Vega, 2015).
El
clínico deberá decidir: 1) personas que estarán
involucradas (familia,
adolescente, niño, escuela), 2) terapeutas involucrados
(terapeuta individual, familiar y psiquiatra, psicopedagoga, etc.),
3) combinación de dispositivos: individual, grupal, familiar,
psicofarmacológico, etc. y 4) Secuencias de implementación:
breve, intermedio, prolongado (Maristany, 2011).
Razones
para utilizar técnicas
-
Tallar
la demanda
Los
padres de Francisco de 12 años, concurren a la consulta
derivados por la escuela, ya que tiene problemas de conducta y con
las figuras de autoridad. Sus padres atribuyen el problema a una
falta de comprensión de los profesores hacia Francisco por lo
que ninguno de ellos se encuentra motivado a realizar dicha consulta.
El
proceso de evaluación a través de las técnicas
colabora en tener un “juez externo” (las técnicas)
que pueden ayudar a generar una demanda de ayuda tomando contacto con
aspectos familiares e individuales que favorezca el tallado de la
demanda.
-
Redefinir
el problema
Más
del 75% de tratamientos (adolescente-padres- terapeuta) no acuerdan
en por lo menos un objetivo y la mitad fracasa en poder realizar un
acuerdo.
Es muy usual que los padres concurran porque el niño o el
adolescente presenta un problema y no se muestran involucrados:
“Josefina se porta mal”, “Pedro es un vago, esta de
mal humor todo el día”, “Jonathan es un mal
educado”. Con
frecuencia atribuyen a factores externos la causa de dichos
problemas: “no
se a quien salió, no parece de esta familia”, “solo
se porta mal en la escuela, en casa es muy obediente”.
Frente
a esta forma de rotular el problema, formular la necesidad de
realizar una Evaluación Familiar implica realizar una
intervención en donde se involucra a todos los miembros de la
familia, favoreciendo la representación de que todos se
encuentran ligados al problema.
-
Ahorrar
tiempo y aumentar efectividad
Las
pruebas familiares permiten la exploración simultánea
de información ya que padres e hijos pueden completar las
pruebas en un mismo momento, aumentando la información con la
que contamos. Facilitando además la posibilidad de expresar
pensamientos y sentimientos que de otra manera podría llevar
mucho tiempo.
-
Brindar
información de los miembros de la familia y su interacción
Las
pruebas de evaluación familiar, facilitan la obtención
de información en torno a variables de la dinámica
familiar. El FACES-III,
adaptado en Argentina, (Olson,
2000, Leibovich y col. 2010)
es
una prueba que facilita dicho objetivo explorando por ejemplo niveles
de cohesión y adaptabilidad familiar. Otro ejemplo es la
Grilla
Familiar
(Maristany, 2010) que
explora las representaciones de cada uno de los miembros de la
familia, respecto de las características positivas y negativas
de la forma de ser de cada uno. Se administra de forma individual.
Puede utilizarse durante la evaluación de inicio o como
intervención familiar.
-
Generar
diálogo sobre cuestiones relevantes
Las
pruebas pueden favorecer el dialogo acerca de información que
es plasmada en los instrumentos generando un dialogo colaborativo. Un
ejemplo de ello es un caso en el que los padres consultan por su hija
adolescente, que ha consumido alcohol y pastillas y ha tenido que ser
internada. Preocupados, concurren a una entrevista para que un
especialista les pueda decir qué deben hacer con su hija. Se
sugiere una evaluación familiar y en una de las pruebas
administradas, el padre se describe como alguien que ha sido agresivo
con su esposa, “aunque
actualmente ya no lo soy”.
Esta información fue explorada durante las siguientes
entrevistas como un aspecto muy relevante que no había surgido
hasta el momento.
-
Puede
ser terapéutica
Las
respuestas obtenidas en los instrumentos de evaluación, no
solo aportan datos para complementar el juicio clínico sino
también pueden ser utilizadas como herramienta de
intervención. El clínico puede iniciar un dialogo
apoyado en los resultados que favorezca el cambio de la narrativa del
paciente y la familia en torno al problema planteado. Permiten
realizar un abordaje empático y colaborativo, co-construyendo
los objetivos y las metas planteadas (Finn
y Martin, 2013).
-
Evaluar
procesos y resultados terapéuticos
Contamos
con un amplio desarrollo para la evaluación de procesos
y resultados en psicoterapia (Lambert, 2013). En los últimos
años, se han creado pruebas de evaluación de procesos y
resultados en terapia familiar. Una de las pruebas más
reconocida y estudiada es la
Systemic Clinical Outcome Routine Evaluation (SCORE) que
más adelante desarrollaremos en detalle (Carr. y Stratton, 2017).
Multipersona-Multirasgo-Multimétodo
La
evaluación familiar considera tres componentes: Multipersona,
Multirasgo, Multimétodo. Carlson y col. (2013) representaron
los tres aspectos {ver figura 1}.
El diseño de la batería de evaluación familiar
implica pruebas que se pueden administrar a cada uno de los miembros
de la familia (multipersona). Por otro lado, se pueden considerar los
diferentes dominios a evaluar (multirasgo). Por ejemplo podemos
explorar perturbaciones de la personalidad de los padres y del niño
o el adolescente por el que consultan, además del nivel de
cohesión o disfuncionalidad familiar.
Por
ultimo podemos seleccionar diferentes tipos de métodos de
evaluación (multimétodo), como escalas de observación,
autoinformes, heteroinformes y pruebas expresivas (Maristany y
Fernandez Alvarez, 2015; Maristany, 2008, 2015).
Técnicas
de evaluación familiar
Evaluación
clínica
Aunque
en la bibliografía encontramos una gran cantidad de pruebas
para la evaluación familiar. Hamilton y Carr (2016) destacan
cinco medidas de evaluación familiar que mostraron ser las más
adecuadas para su uso clínico:
1. Recursos
de Evaluación Familiar (McMaster
Family Assessment Device, FAD)
2. Escalas
del Modelo circumplejo de Adaptabilidad y Cohesión Familiar
(The
Circumplex Model Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scales,
FACES)
3. Inventario
Familiar de Autoreporte (Beavers
Systems Model Self-Report Family Inventory, SFI)
4. Medida
para la Evaluación Familiar (Family
Assessment Measure III, FAM III)
1)
Recursos
de Evaluación Familiar
(Miller,
Ryan, Keitmer, Bishop & Epstein, 2000) implica un modelo teórico
familiar para la comprensión del sistema. El objetivo es la
evaluación de la efectividad en el funcionamiento familiar,
incluye las siguientes dimensiones: resolución de problemas,
comunicación, roles, respuesta emocional, compromiso afectivo
y control de la conducta.
Desarrollaron
diferentes cuestionarios:
-Family
Assessment Device
(FAD) (para la familia)
-McMaster
Clinical Rating Scale (MCRS)
(para el terapeuta y la familia)
-McMaster
Structured Interview of Family Functioning
(McSIFF) (entrevista estructurada)
2)
Escalas
de Cohesión y Adaptabilidad Familiar (FACES
I, II, III y IV) (Olson,
2000)
La
escala FACES fue creada originalmente por basándose en un
modelo circumplejo {ver figura 2}.
Es una de las técnicas que ha sido más estudiada en
países hispano parlante (Martínez Pampliega y col.
2011., Costa Ball y col. 2009) y contamos con estudios locales que
aseguran su validez (Leibovich y col., 2010).
3)
Inventario
Familiar de Autoreporte
(Beavers y Hampson, 2000). Este
modelo implica la evaluación del funcionamiento de una familia
a través de la competencia familiar (estructura, información
disponible y flexibilidad para la adaptación del sistema).
Define el estilo familiar como centrípeto, mixto o centrífugo.
La técnica desarrollada es Beavers
Interactional Scale
(BIS).
4)
Medida para la Evaluación Familiar
(FAM)
(Skinner, Steinhauser, Sitarenios, 2000). Desarrolla
un modelo de evaluación a través de siete dimensiones
derivadas de las categorías familiares de Epstein. El FAM está
compuesto por cuatro cuestionarios:
-Escala
general,
focalizado en el sistema familiar
-Escala
de relación diádica,
centrado en las díadas familiares
-Escala
autoreporte,
focalizado en la visión individual de su propio funcionamiento
en la familia
-FAM
Breve,
es una versión abreviada que incluye ítem de los tres
cuestionarios anteriores
Evaluación
de procesos y resultados
1)
Systemic
Clinical Outcome Routine Evaluation (SCORE)
(Carr y Staton, 2017).
Se
desarrolló en Europa para monitorear el progreso y los
resultados en la terapia sistémica y ha sido adoptado por la
Asociación Europea de Terapia Familiar como el principal
instrumento para evaluar el resultado en la terapia familiar y de
pareja. Actualmente hay seis versiones principales de este
instrumento: SCORE-40, SCORE-15, SCORE-28, SCORE-29, Child SCORE-15 y
Relational SCORE-15. También se ha traducido a varios idiomas
europeos. Actualmente hay evidencia suficiente de la confiabilidad y
validez de SCORE para justificar el uso de versiones breves de este
instrumento para monitorear el progreso y los resultados en la
práctica habitual de la terapia sistémica.
2)
Systemic
Therapy Inventory of Change (STIC)
(Zinbarg et.al., 2018).
Fue
diseñado específicamente para rastrear el cambio en la
terapia familiar y de pareja, es un instrumento recientemente
desarrollado más elaborado y completo, que muestra una promesa
considerable como instrumento de evaluación familiar y como un
sistema para proporcionar retroalimentación de rutina a los
terapeutas sobre el progreso terapéutico.
Proceso
de evaluación familiar
Entrevista
inicial - ¿Cuál es el problema o el motivo de consulta?
El
proceso de evaluación inicial tiene por objetivo realizar un
diseño de la intervención que será lo que
permita resolver la demanda del paciente. El modelo integrativo de
Aiglé considera múltiples dimensiones a explorar que no
detallaremos en este punto ya que nos centraremos específicamente
en la aplicación de pruebas de evaluación (Fernández
Álvarez, Pérez, Miguez 2015; Vega, 2015).
Cuando
la consulta es familiar, el admisor realiza las entrevistas de
exploración con el niño o el adolescente y su familia.
En ese proceso puede tomar diversos caminos respecto de la
utilización de instrumentos:
1)
Realizar una evaluación
exhaustiva individual
del niño o adolescente, de los aspectos que se encuentran
ligados a la consulta (funciones cognitivas, maduración,
aspectos emocionales, etc.).
Las
consultas en las que el principal motivo de malestar se encuentra
ligado a problemas de aprendizaje o madurativos pueden ser un buen
ejemplo, especialmente cuando no se observa una disfuncionalidad
familiar que interfiera en el desarrollo del niño o del
adolescente.
2)
Incluir
a los padres y/o a los hermanos para
evaluar aspectos de la dinámica familiar.
Este
camino, se realiza cuando el entrevistador necesita indagar aspectos
de la dinámica familiar, disfuncionalidad individual o de
pareja.
3)
Incluir
a otros jueces externos
como docentes y tutores escolares.
Usualmente
en consultas donde se observan dificultades que se manifiestan en el
ámbito escolar es muy recomendable incluir en la evaluación,
a las personas que están en contacto con el niño o el
adolescente en dicho ámbito.
Pregunta
de evaluación – ¿Qué evaluar?
El
clínico debe formular la pregunta
de evaluación,
que facilitará el camino para la selección de la
batería de pruebas. Dicha pregunta es esencial ya que se
diferencia del motivo de consulta. Implica la formulación de
hipótesis respecto de la disfuncionalidad y las dudas en torno
a dichas hipótesis, por ejemplo: ¿el niño
presenta un trastorno de ansiedad? ¿Cuáles son los
factores de mantenimiento del síntoma del niño? ¿La
madre presenta un trastorno de personalidad severo? ¿Cuál
es el nivel de conflicto parental?
¿Cómo
evaluar? – Batería de pruebas
La
evaluación familiar implica conocer técnicas de
evaluación de dimensiones familiares (cohesión,
alianzas, comunicación, flexibilidad, etc.), de parejas, de
niños y de adolescentes (Maristany, 2008).
1)
Técnicas para el evaluador:
Se
han desarrollado guías prácticas para la observación
y categorización de las familias según su
funcionamiento, definiendo el grado de disfuncionalidad. El clínico,
luego del proceso de admisión de una familia, puede puntuar en
una escala el funcionamiento familiar, según diferentes
dimensiones: comunicación, alianzas, clima emocional, etc.
La
Escala de Salud Familiar (Family
Health Scale)
(Kinston,
Loader y Miller,
1987) es un ejemplo de este tipo de técnicas. Es un tipo de
pruebas muy útil para sistematizar la observación de
las complejas dimensiones implicadas en la disfunción
familiar.
2)
Para los sujetos a evaluar:
2.1)
Inventarios autoadministrables
Las
escalas desarrolladas para la evaluación de las relaciones
interpersonales pueden dividirse en dos tipos: autoinformes o
heteroinformes.
2.1a)
Los autoinformes
incluyen los cuestionarios autodescriptivos que evalúan
patrones de apego o problemas interpersonales, en los que el sujeto
describe las características de sí mismo en los
vínculos que establece. Este tipo de cuestionarios son muy
útiles para indagar las representaciones acerca de sí
mismo en las relaciones interpersonales que establece. Un ejemplo de
estas técnicas es el
Inventario de Problemas Interpersonales (IIP),
de Horowitz et.al.(1988).
Asimismo,
se puede administrar un inventario que evalúe el perfil
psicopatológico de personalidad para evaluar el grado de
disfuncionalidad de los miembros de una pareja o a los padres de una
familia.
2.1b)
Los heteroinformes
son cuestionarios que incluyen la descripción de otro miembro
de la familia. El
cuestionario CBCL (Child
Behavior Checklist), de
Achenbach y col. (1983), es una de las técnicas más
utilizadas.
2.2)
Técnicas expresivas, cualitativas
Es
muy usual en la práctica clínica de nuestro país
la utilización de técnicas gráficas para la
evaluación. El test de La Familia, Familia kinética,
Dos personas, son algunos ejemplos de evaluación gráfica
de la experiencia interpersonal (Frank de Verthely, 1985).
La
Grilla
Familiar (Maristany, 2008), es
una técnica que permite recabar de forma sencilla qué
piensa cada uno de los miembros de sí mismo y de los demás.
Se le solicita a cada uno por separado que describa muy
sintéticamente los aspectos positivos y negativos de la forma
de ser de cada uno de los miembros de la familia y de sí
mismo. Se denomina “Grilla Familiar” ya que el sujeto
completa una grilla que se presenta vacía, según la
cantidad de miembros que compongan el grupo familiar. El Cuadro 1 es
un ejemplo {Ver Cuadro 1}
Test
de las bolitas (Usandivaras, 2004) y el Juego de Interrelaciones
Familiares (Colombo, 2013), son
otras pruebas argentinas que se pueden tener en cuenta para la
evaluación de vínculos familiares.
2.3)
Genograma
La
utilización del genograma es también una técnica
utilizada para la evaluación y exploración familiares
(Mc Goldrick y Gerson, 1987).
Ilustraremos
a continuación con un caso clínico lo antedicho.
Caso
Clínico
Javier
tiene 11 años y hace un año que concurre de forma
intermitente a la escuela. No puede sostener la escolaridad ya que
tiene “nervios”. Realiza sus tareas de forma
domiciliaria. Es hijo único y sus padres concurren a la
consulta para que sea tratado con una “orientación
cognitiva y breve”.
Se
decide realizar una Evaluación Familiar para involucrar a los
padres en el problema y así, explorar los factores de
mantenimiento familiares. Las preguntas de evaluación fueron:
Javier, ¿presenta dificultades de aprendizaje? ¿Cuál
es el diagnostico? ¿Ansiedad por separación, ansiedad
social? ¿Cómo es la dinámica familiar?
Concurren
los tres en el mismo horario y cada uno de ellos realiza la
evaluación de forma individual. Luego se realizan dos
entrevistas adicionales de evaluación con el niño.
Técnicas
administradas:
Niño:
grilla familiar, dos personas, escala revisada de ansiedad y
depresión (RCADS), Test gestáltico visomotor, PROLEC,
WISC IV.
Padres:
grilla familiar, FACES-III, SCL-90-R (lista de síntomas), CBCL
(Achenbach)
Nos
centraremos a continuación el análisis
de la grilla familiar
de cada uno de los miembros:
A
cada uno de los participantes, se le solicita que describan la forma
de ser de los miembros de su familia con características
positivas y negativas. Asimismo si quisieran pueden agregar
familiares que les resulten significativos por la relación que
tienen {Ver Cuadro 2},{Ver Cuadro 3} y {Ver Cuadro 4}.
La
grilla del niño nos aporta cuán importante es para él
su abuela “mi
segunda mamá”,
que la incluye como una de sus personas significativas e idealizada
ya que solo puede expresar aspectos positivos. Resalta además
la compañía de su madre. Su padre trabaja
es bueno y juega con el perro.
Si
duda en todas las grillas aparece como aspecto negativo el manejo de
la hostilidad y el enojo. El padre reconoce su enojo como negativo y
tanto su esposa como su hijo también resaltan su reactividad.
La madre también presenta como negativo su malhumor y Javier
según su madre, es medio
gritón.
El
análisis de todas las pruebas permitió llegar a la
siguiente Síntesis
e informe final:
Los
padres expresan ser una familia con un alto nivel de cohesión.
Se sienten muy bien en familia y parecería ser un ámbito
muy satisfactorio para todos. Describen ciertas dificultades para la
regulación de la hostilidad especialmente por parte de su
padre.
Asimismo
es muy consistente la visión que ambos tienen de Javier
respecto de sus dificultades para tolerar la frustración. La
presencia de tics y muecas (que no se observaron durante la
administración de las pruebas). Signos de baja autoestima y
nerviosismo.
Por
el contrario, Javier se muestra excesivamente tranquilo. En las
pruebas no expresa ninguna emocionalidad ansiosa ni depresiva. No
puede reconocer ni referir ningún aspecto del ámbito
académico que le de nervios. Solo dice que el colegio le da
nervios. Su nivel de autoestima es muy elevado en todas las áreas
evaluadas. Se considera un niño inteligente, sociable, que se
porta bien y que no muestra signos de ansiedad. Muestra una adecuada
imagen corporal. No puede reconocer ningún aspecto negativo de
sí mismo.
Parecería
ser ambicioso y desea que todo le salga bien en el primer intento.
Cuando esto no ocurre abandona, tranquilamente, no expresa malestar
ni nervios. Afirma que no le sale y no continúa con la tarea.
Muestra poca tolerancia a la frustración. Su rendimiento
disminuye.
Muestra
cierto déficit en el razonamiento abstracto y en la
comprensión lectora especialmente con textos de mayor
complejidad. Asimismo puede presentar ciertas dificultades de
concentración. Es factible que alto grado de perfeccionismo
afecte significativamente su tolerancia a la frustración
frente al déficit encontrado.
Recomendaciones:
Se
recomienda un dispositivo individual con el niño para aumentar
el nivel de percepción de la ansiedad en la escuela y
favorecer la exposición para que pueda concurrir sin
interrupciones.
Asimismo
un dispositivo que llamamos colaboración para el cambio (nivel
2), en el que los padres puedan afrontar los sentimientos hostiles
expresándolos de forma funcional. Es factible que dichas
reacciones de enojo exacerben el perfeccionismo en Javier. Es una
familia que tiene recursos para el trabajo terapéutico por lo
que podemos afirmar que el pronóstico es favorable para el
afrontamiento de la escuela.
Conclusión
En
la actualidad existe una gran cantidad de instrumentos que permiten
que la evaluación familiar sea posible. Permite sistematizar
los datos que el clínico puede recabar durante el proceso de
admisión y complementar el juicio clínico.
Parecería
que el debate acerca de la utilidad de la evaluación en el
contexto familiar ya dio un paso adelante confirmando que es posible
y necesario.
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